jueves, julio 05, 2018

Dos restaurantes en Plasencia (Cáceres)


Como decía en el post que hice del restaurante Succo hace cerca de seis años, Plasencia es una de mis paradas de fin de semana favoritas. Precioso casco antiguo, muy buen ambiente, innumerables zonas dignas de conocer en los alrededores y buenas comunicaciones hacen que sea un destino al que volver relativamente a menudo.




Precisamente como habíamos tenido una experiencia agradable en el restaurante Succo, repetimos en esta visita.









 Reitero las disculpas por la calidad de las fotos, pero entre que había poca luz en el comedor, que no hago fotos con flash para no molestar al resto de comensales y sumado a mi reconocida falta de habilidad en la fotografía con móviles, salieron manifiestamente mejorables sobre todo las tomadas en Succo. De todas formas para hacerse una idea de los platos, sirven.






Mientras esperábamos por lo pedido nos pusieron un aperitivo consistente en hojaldre relleno de pollo resultón para abrir boca.









Como entrante solo pedimos el jamón ibérico de bellota D.O. Dehesa de Extremadura. 23€.  E-s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r. Podía parecer caro a priori, pero con la calidad y cantidad nos acabó pareciendo barato. De los mejores que recuerdo en años junto a uno de Los Pedroches tomado en Montoro (Córdoba).






Para los platos principales tomamos carne y más de un comensal pidió el entrecot de retinto con patatas aliñadas y moje extremeño. 17€. Lo menos bueno las patatas, mejorables, pero la carne magnífica de calidad y punto y muy rico el moje, basado, como no, en el pimentón. Simple pero efectivo y satisfactorio.








El otro plato fue una brocheta de presa ibérica, parmentier trufado y cebolla caramelizada, 16€. Muy bien también la presa aunque yo le hubiera quitado la cebolla caramelizada , que me gusta, pero que está alcanzando el nivel de plaga en muchos restaurantes.








El postre fue un milhojas de bizcocho borracho, mousse de perrunilla y crema de limón, 5€, que estaba un pelín empalagoso para mi gusto, para otros comensales no, pero que por el precio que tiene cumplía más que de sobra.









Como no podía ser otra cosa, tomamos un tinto extremeño: Xentia de Juan Carrillo, 22€, que mostró un nivel muy apreciable, además de costar lo mismo que en las tiendas de vino de la ciudad.

Una botella de agua pequeña, 2,50€, pelín cara, y el pan, mejorable, 1,50€ c/u, lo que me hace cada vez recordar más que debemos ser el único país de Europa que cobra el pan en los restaurantes...

Esta vez el ritmo de salida de platos fue normal, no como la anterior vez que tardaron mucho, aunque tampoco llenaron.






Buena página web a la que solo le falta incluir el precio de los platos y la carta de vinos.

La conclusión es prácticamente la misma que en nuestra anterior visita. Un restaurante que no te va a impresionar por su cocina pero del que dificilmente saldrás descontento y en el que no te vas a dejar la cartera.  Nosotros, en nuestra próxima visita, repetiremos sin duda.



La siguiente noche fuimos al restaurante del Palacio Carvajal-Girón que está situado en una plaza anexa a la calle que va de la Plaza Mayor al Parador. También habíamos estado cenando aquí en la anterior visita pero el equipo de cocina no tiene nada que ver con el de aquella vez por lo que en la práctica es como si fuera un restaurante nuevo para nosotros.



Ya sentados en el bonito comedor, con empaque, tardaron algo más de lo normal en traer las cartas, algo que se repetiría a la hora de servir los platos y eso que solo tenían otras dos mesas, una de ellas ya en el postre. Si llegan a llenar no sé como lo hubieran hecho...



Esta vez tomamos dos entrantes. El huevo poché sobre migas de pastor y pimentón verde, 10€, llegaron templadas tirando a frías y la verdad, no vimos que mejoraran en nada a cualquiera que venden hechas en un supermercado. Incluso lo comentó mi sobrino de 13 años que fue el que las quiso pedir...






El otro entrante fueron unas verduras estivales de la huerta con cremoso de bonito, 12€.
Traducido: una ensaladilla rusa, y del todo normalita. Ni fu ni fa.








 Para los principales volvimos a darle a la carne. Correcto el confi-frito de cochininllo, 19€, aunque ni se lucieron con la cantidad ni se esmeraron en la presentación. Caro.







Parecido se puede decir del tartar cremoso de pato y soufflé de yema, 18€. Aparte del hecho que no me acabó de convencer esa textura cremosa para el tartar, la foto en este caso engaña porque la cantidad era casi ridícula. En poco más de dos bocados se comía.
Por lo menos estaba bastante bien se sabor, eso sí.




Como la cena no estaba resultando muy lograda, no pedimos postre para no estropearla más.

Para beber tomamos un vino de la Ribera del Guadiana, Carabal Cavea 2013, 22€, que como estábamos hablando no nos dimos cuenta al ver la botella de que iba a estar caliente, como así fue. Estaba a temperatura ambiente, ventipico grados, por lo que necesitó de cubitera después de comprobar que el enfriador que le pusieron tampoco estaba frío...   No se puede tener este tipo de fallos en un restaurante que se supone es de cierta categoría.

El pan, aún más caro que en Succo, 1,80€ c/u y tampoco era bueno, en cambio una botella de agua de 1,5l, 2€, que no es que sea barato pero sí bastante más que el día anterior.


El personal de servicio muy cordial pero algo sobrepasado por la situación. Al final salió el cocinero a preguntarnos que tal todo pero no pareció muy concernido por lo que le dijimos.

La página web del hotel, en cambio es bastante buena, con la carta colgada en la parte del restaurante.

En resumen, fue una cena manifiestamente mejorable. No es que nada de lo comido estuviera mal, pero tampoco bien en general y sumado a esos fallos imperdonables en un buen restaurante hace que probablemente no repitamos y que no pueda recomendarlo.


Succo

C/ Vidrieras, 7, Plasencia (Cáceres)
927 412 932  www.restaurantesucco.es


Palacio Carvajal - Girón


Plaza Ansano, 1, 10600 Plasencia, Cáceres 
927 426 326  www.palaciocarvajalgiron.com/es/restaurante

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