El restaurante Narcissus Fernandesii se encuentra en
el hotel Alentejo Marmoris situado en la villa ducal de Vila
Viçosa a poco más de media hora de Badajoz. Es un hotel con spa inaugurado
recientemente y el restaurante está comandado por el chef Pedro Mendes.
En el luminoso comedor destacan las columnas doradas y la
ventana que se abre a la cocina pudiéndose ver a la brigada en plena faena, algo
que a mí personalmente no me gusta.
Mientras hojeábamos la carta nos pusieron unas sabrosas mantequillas, entre ellas de chorizo y de hierbas.
Una vez pedida la comanda llegó un aperitivo que consistió en una crema de aligote con migas muy rico para abrir boca.
Como no queríamos llenarnos demasiado, solo pedimos un
entrante a compartir aunque no sabíamos que iba a ser tan parco. Fueron unas
albóndigas de “farinheira” con bellota y compota de cebolla roja, 10€.
Exageradamente caro. Es lo que se ve en la foto: 3 albóndigas nada más. Sí,
estaban muy buenas, con el sabor intenso de la “farinheira”, embutido típico del
norte de Portugal, y la bellota y muy bien suavizado todo por la compota de
cebolla, pero por ese precio podrían ofrecer algo más y no dar tan mala imagen
de entrada que la materia prima no es trufa precisamente.
Para los principales nos sedujeron más los platos de carne.
No se aprecian bien en las fotos porque los platos aunque muy bonitos no son los
más adecuados para apreciar la comida que viene en ellos.
Magnífico el carré de cordero con reducción de vino de
Oporto, habas con chorizo y croqueta de patata, 22€, con una carne de
cordero excelente, perfectamente hecha, guarnecida por el salteado de unas ricas
habas verdes con chorizo y con la guinda de las croquetas de patata. Muy bien.
Pero incluso mejor estuvieron las plumas de cerdo
alentejano con carnes ahumadas, patatas fritas con encurtidos y mostaza de Dijon
y almejas a Bulhão Pato, 20€. Revisión en clave actual de un plato típico alentejano
como es el “porco à alentejana” al que al cerdo se le añaden almejas. Riquísima
la combinación de las plumas con las carnes ahumadas en forma de redondo con el
conseguido contrapunto de la especie de vinagreta con los encurtidos y mostaza y
el añadido de las almejas. Estupenda puesta al día del recetario regional.
Los postres están divididos en dos tipos: “De inspiración
conventual” y “Lo que el dulce nunca amargó”. Pedimos uno de cada
apartado. Difícil escoger qué parte del semifrío de requesón de oveja, dulce
de calabaza y helado de frambuesa con vino de Oporto,7€, estaba mejor. Muy
bien.
No le anduvo a la zaga la miel y la nuez con helado de
dulce de huevo y naranja de Vila Viçosa, 7€, donde la miel y la nuez venían
en forma de galletas, pero no crujientes sino con una textura más blanda pero en
todo caso muy ricas. También muy bueno el helado de dulce de huevo con el
refresco de la naranja. Buen nivel en los postres.
No vimos la carta de vinos ya que tomamos solo agua Luso, 4€.
Carísima. Un litro de agua, 4€, ya está bien cobrado.
El pan de tres tipos distintos, alentejano, de pasas y de
aceite, muy bueno y además servido sin escatimar. Viene en el concepto de
“cubierto” por 1,75€ c/u que en este caso al revés que el agua y los cafés nos
pareció barato. Sorprendentes oscilaciones de precios.
Como comentaba, tomamos café al “bonito” precio de 3€. Vale
que sea el restaurante de un hotel de 5 estrellas, que la vajilla fuera muy
moderna, que el servicio sea refinado, pero que cueste un 328,57% más que en la
cafetería más cara en muchos kilómetros a la redonda sin ser de mayor calidad no
tiene justificación posible. Detalle a corregir urgentemente.
El servicio, voluntarioso pero apresurado y bastante liado.
Menos mal que en total solo estábamos 3 mesas de dos personas que si lo llegan a
tener lleno no sé lo que hubiera pasado. Igual se puede aplicar a la cocina
puesto que fuimos los primeros en sentarnos a comer y salimos 2 horas después
con solo 6 comensales en total de los que los dos que llegaron después que
nosotros solo comieron un plato. Un restaurante de estas características y
precio, comparado con su entorno, no debe tener estas demoras.
La web del hotel es bastante completa aunque del restaurante
solo hay información genérica y falta la carta y más detalles.
Un consejo que les daría es que pusieran la carta en el exterior del local ya que solo la tienen en la puerta que comunica con los salones interiores. Sin carta, y precios, muchos comensales que no estén en el hotel pueden no llegar a decidirse a entrar.
Un consejo que les daría es que pusieran la carta en el exterior del local ya que solo la tienen en la puerta que comunica con los salones interiores. Sin carta, y precios, muchos comensales que no estén en el hotel pueden no llegar a decidirse a entrar.
Si miramos solamente lo degustado, el restaurante
Narcissus Fernandesii dio un buen nivel y más teniendo en cuenta el poco
tiempo que lleva abierto. Buena cocina regional actualizada con producto de
primera y respetuosamente tratado. En cambio si nos fijamos en otros detalles
como son algunos de los precios y las mecánicas de servicio y cocina, podríamos
afirmar que el margen de ajuste y mejora es amplio.
De todas formas, pienso que mejor nos quedamos con la primera
parte del comentario, por lo que es una visita recomendable y más en un país y
una región que no andan sobrados de restaurantes que se atrevan a innovar aunque
sea con la base de la cocina regional.
Narcissus Fernandesii
Largo Gago Coutinho, 11, 7160-214 Vila Viçosa, Portugal
351 268 887 010 www.alentejomarmoris.com