domingo, diciembre 19, 2010

Cráter 2005


Este vino estaba escogido para una cata que llevo posponiendo desde el verano. Un día de estos vi que lo estaban saldando en el Makro a 9,95 (+IVA), así que lo cogí y este finde me abrí la botella:

Creo que si alguien tiene alguna duda de lo que es mineralidad tiene que probar este vino, que las disipará en un santiamén. No es un olor, mezcla de tierra húmeda (como el substrato vegetal de las macetas) y carbón, que enamore al primer olfato. Pero poco a poco te va calando en su singularidad. Le viene bien un poco paciencia , para que ese olor penetrante se vaya suavizando (mientras uno se va acostrumbando) y deje aparecer , aunque tímidamente, un balsámico y una fruta que ayudan a disfrutarlo. Podríamos añadir unas notas de grafito , de rastrojo, de roble y regaliz,….aunque lo que sigue dominando es ese olor visceral y telúrico.

En boca muestra , sin embargo , un perfil amable, de paso ligero, frutoso, fresco y agradable, aunque un poco alcohólico.

Un vino sin duda singular, excesivo, trepidante, y por ello, en mi humilde opinión, muy recomendable . Perfecto para tomar ya.

Tienen página web, donde aparte de explicar, no mucho, sobre filosofía y viñedos, permite comprarse unas botellas a buen precio

Nota : 80


D.O./Zona: Tacoronte Acentejo
Graduación (vol): 13,5%
Varietales: Listán negro y Negramoll.
Precio aproximado: 16 euros

domingo, diciembre 12, 2010

Les Hauts de Gramenon 2007



La productora de este vino es Michelle Aubery-Laurent , que continúa el estilo tradicional y meticuloso de su marido Philippe, fallecido en un accidente en 1999, buscando la pureza y concentración de la a través del cuidadoso trabajo en viñedo viejo de garnacha y syrah, con dosis mínimas de sulfuroso.

¡Deja de hacer tonterías y tómate el vino!, me dijo mi hijo Rafa (algo más de tres años y medio),….y no le faltaba razón , porque no paraba de menear el vino en la copa, deleitándome con los aromas de bayas de la garnacha, matizados por esa mayor intensidad vegetal y floral de la syrah, sin darme a beberlo, por lo mismo que uno no quiere dejar de mirar el rostro que le tiene la vista enamorada.

El vino la había abierto ayer por la noche . Había mostrado entonces ciertos aromas reductivos, aunque en cosa de diez minutos ya empezaba a dar muestras de su potencial, que hoy al mediodía (conservado al vacío en un lugar fresco) se mostraba ya desatado, exhibiendo una fruta rica y pura, exuberante y madura pero nada empalagosa , dominando los aromas de bayas y fruta roja de la garnacha (80%), bien matizada por las notas más densas y vegetales de la syrah (20%). No dejé de beberlo: en boca se mostraba , sin ser contradictorio, rústico y pulido, sencillo y sabroso, fresco y alcohólico. La madera solo se notaba en un deje de regaliz que parecía una perfecta continuación de la fruta. Un vino que sin duda no es el más esbelto , el mejor parecido ni el más elegante, pero que no por ello deja de enamorar con su verdad franca y sabrosa.

Este vino me hace perseverar en la idea de que las zonas menores del Ródano, si uno sabe encontrar el productor adecuado (Combier, Graillot,…) muestran una extraordinaria RCP y son una forma afortunada de cruzar los Pirineos. Está en tienda en torno a los 20 euros en tienda , así que no tienen excusa los que esgrimen el precio como motivo.

Bodega: Domaine Gramenon
D.O./Zona: Côtes Du Rhòne Villages
Varietales: 80%Garnacha-20%Syrah

Precio: 20 euros

Nota: 84

sábado, diciembre 04, 2010

Gabietou




Aunque no sea el queso que más me gusta , resulta el único que nunca me falta cuando vuelvo de lo de Marisun.

Rabilando por el interné me encuentro que es un queso de creación reciente, ya que lo empezó a hacer en el 2001 Gabriel Bachelet , un conocido fabricante de queso en la ciudad pirenaica de Pau. La leche proviene de los pastos de las empinadas montañas de los Pirineos Occidentales, Hace una mezcla utilizando un tercio de leche de oveja y dos tercios de la leche de vaca . Bachelet lava suavemente el exterior del queso con una salmuera hecha de sal de roca caliente de los manantiales locales, lo que da a la corteza un resplandor de cobrede pasta elástica, y le da una maduración de tres o cuatro meses. O eso dice.

Pero en lo que nos importa, resulta un queso de pasta elástica que se derrite en la boca , logrando un sabor peculiar, equilibrado, muy agradable y "lácteo", persistente con suave amargor. No es un queso de gran potencia , por lo que resulta fñácilmente adictivo, sirve de aperitivo o de postre, y puede gustar lo mismo a un adulto aficionado a los quesos que a un niño

Pero lo que más me gusta de este queso es lo bien que huele, siempre con un frescor de leche que trae consigo el aroma de las estaciones. Solemos esgolifiarlo Marisun y yo, y si es primavera nos decimos que huele a hierba y a flores, si es verano cómo huele a pasto y se hace más especiado, en otoño cómo huele a hojas secas y tierra húmeda, y éste último que olía poco, y resultaba más concentradamente lácteo. Cosa del invierno.

lunes, noviembre 22, 2010

Uva pasa Moscatel de Málaga

*


Quizás influya el que me guste el vino a que me gusten las uvas . Aunque por otra parte me encanta el queso y apenas me gusta la leche. En todo caso, mi predilección por las uvas quizás venga de los jugosos veranos y doradas moscateles que se dieron en mi otra patria, la Axarquía malagueña, donde aún se da de forma incomparable la muy común moscatel de Alejandría. Y cuando llega el otoño y a uno le da el cólico de la señaldá pues le apetece tomarse una copita de moscatel, o , por qué no , tomarse unas uvas pasas. Lo malo es que esto de las uvas pasas es un sindiós : lo que suelen ofrecernos las estanterías de los supermercados son esas uvas esmirriadas aunque las llamen sultanas, que lo mismo vienen de California que de Turquía, y que en la boca dan fe de que a veces las aparencias no engañan, porque resultan insaboras y descolorías. Aunque también puede pasar lo contarario, y llegar a casa con unas moscateles grandes y oscuras como el carbón en noche de luna nueva, que siguen siendo igual de esaborías. Y es que hay que mirar en la etiqueta , aunque esté por la parte de abajo y escondida, y si nos encontramos que la sufrida uva viene de Chile o de otro país del cono sur, dejarla reposando en los altiplanos del supermercado. Ni punto de comparación con la pasa de moscatel malagueña oscura pero aún ambarina, seca pero aún carnosa, sabrosa y resalá como ella sola. Como de la noche al día o como del agua al vino. Y esto lo escribo porque el otro día me encontré en un Alimerka unas más que dignas uvas pasas malagueñas “El Pasero” y ahora ma las acabo de acabar. No todo está perdido.


*foto sacada de aquí

miércoles, noviembre 17, 2010

La Hostería del Estudiante (Alcalá de Henares, Madrid), por Toni


Es bien sabido que la cocina de los Paradores no tuvo nunca una gran consideración en general por parte de la crítica y el público. Mis anteriores experiencias datan de hace varios años y no habían sido precisamente satisfactorias.
Aún así, me decidí por la Hostería por dos motivos: la recomendación de las dos principales guías gastronómicas españolas y por la falta de recomendación de muchos más restaurantes en la ciudad.

Como se puede ver en la foto, el comedor tienen todas las características típicas que hace que les guste tanto a los extranjeros este tipo de restaurantes aunque en este caso el personal de servicio no iba vestido con los trajes regionales como en otros Paradores.

Mientras mirábamos la carta nos trajeron la típica crema tan de moda ahora y que no recuerdo de que era con un crujiente de chistorra al límite del punto de congelación. Mal empezábamos.


Nos decidimos por el menú degustación que hacía un repaso por la cocina típica alacalaína y manchega y que costaba el estúpido precio de 50,47€, IVA incluído. Menos mal.

Primero llegaron los aperitivos fríos servidos en un plato con 4 platillos en una idea parecida al restaurante Terraza Carmona . Los aperitivos consistían en un ravioli de cecina y queso de cabra un poco visto pero en el que los dos ingredientes eran de calidad, asadillo de verduras manchego con ventresca de bonito, rico pero la ventresca había que buscarla con microscopio, jamón ibérico D.O. Guijuelo sobre torta de pan de aceite con semillas de amapola y sésamo y tomate, en el que el cerdo no había visto una bellota en su vida, de cebo como mucho y no de la mejor calidad y con una torta pasable. Para acabar un foie de pato en pan de especias y mermelada de higos con reducción de Pedro Ximénez, mi cuit bastante bueno y sabroso.

Después pasamos a los aperitivos calientes que tuvieron el mismo defecto todos: estaban tirando a fríos. Bien de sabor la sopa boba alcalaína aunque mucho mejor seguro con unos grados más, pasables las croquetas de puchero en crujiente de sésamo y sobre fritada de verduras, debe ser que compraron sésamo por sacos, congeladas las migas del pastor con su guarnición, que debieron estar muy ricas cuando se hicieron ya que tenían "chicha" y bastante buenos los pimientos rellenos de rabo de toro que aparte de estar a una temperatura más presentable tenían un notable rabo de toro.

De principal tenía a escoger una carne y un pescado y elegimos cada uno de cada.
El medallón de solomillo con salsa suave de mostaza era de una carne de calidad media, digamos, aparte de que a pesar de pedirla muy poco hecha se les pasó considerablemente incluso quemando las esquinas. La salsa de mostaza era tan suave que no sabía a mostaza en absoluto.

Algo mejor estuvo el taco de rape en salsa verde con langostinos y espárragos. ¡Qué obsesión tienen con los langostinos en los comedores tradicionales castellanos! Es que no fallan en ninguno. Por lo menos el rape estaba bien preparado y en una buena ración.

El postre perfectamente olvidable: pastel de chocolate en distintas texturas. Empalagoso y a la vez desaborido. Todo un logro.

La carta de vinos de vergüenza ajena. Lo que coloquialmente se diría como 4 vinos y a unos precios de angina de pecho. Tomamos un Castell de Sant Antoni Gran Rosat Pinot Noir, 33,31€. Nada más que el doble de lo que lo puedes comprar en tienda.

También estaba incluído un café con el menú y los petit fours fueron unas almendras garrapiñadas. Nada menos.

El servicio simpático, pero con un despiste igual al de un beduíno en el polo.

Evidentemente para comer en este estilo y seguro que no peor vale más ir a cualquiera de los asadores y restaurantes típicos de la ciudad. Y más barato fijo.

Nota general: 3

Emoción: 3


Hostería del Estudiante

Calle Los Colegios, 3, Alcalá de Henares (Madrid)
91 888 03 30 www.parador.es


toni

domingo, noviembre 07, 2010

Marcel Lapierre MMVII



Con los vinos del recientemente fallecido Marcell Lapierre no había tenido suerte hasta ahora, por más que tenía ganas de que me gustaran. Su Morgon me pareció sucio en exceso las dos veces que lo probé, y su beaujalois básico me pareció intrascendente. Me ha gustado más cuando se ha puesto serio, como en este MMVII (2007) al que pone su nombre, de cuerpo ligero y color rojo escarlata. En nariz tiene un fondo de tierra húmeda y bosque umbrío,un especiado denso, y esa nitidez y franqueza que le supongo a las cosas honestas y bien hechas. El paso en la boca es ligero, equilibrado, con la acidez presente pero nada agresiva. Esa elegancia no va en contra de la expresión: pesa la fruta en la boca, con ese fondo goloso y algo indómito de la gamay, que aquí se viste de gala quiere mirar de igual a igual a sus linajudas primas del norte