La segunda noche de nuestro fin de semana en Santander poco
nos y de prueba obligatoria. Magnífica.ovimos con respecto a la primera ya que Cañadío está a poco más de
100 metros de la Bodega Cigaleña
Al entrar en el comedor reconocimos el
local y nos acordamos de que ya habíamos estado allí hace
casi 20 años y
curiosamente de aquella cenamos un sábado solos, todo lo contrario a esta vez en
la que el lleno era absoluto.
Después de pedir la comanda nos pusieron un aperitivo de la
casa consistente en un salmorejo con lascas de atún, muy rico y perfecto
para la calurosa, para ser abril, noche santanderina.
Como esta vez sí teníamos intención de tomar postre, de entrante solo pedimos las anchoas de Santoña, 15,50€. Realmente notable su calidad, pero la cantidad para lo cobrado se antoja escasa…
Para los platos principales pedimos los pescados del día y le
dimos al chef la libertad a la hora de prepararlos. El lenguado, 24€,
bien de cantidad y perfecto de punto y jugosidad. Nada novedoso y ni falta que
le hacía.
Lo mismo se puede decir de la lubina, 24€. En este
caso tal vez algo escasa en cantidad pero con las mismas virtudes que el
lenguado. Muy bien ambos.
Habíamos leído que la tarta de queso, 7,50€, en esta
casa era magnífica. Doy fe. De las mejores que
recuerdo junto con la del
restaurante El Seto de Motilla del Palancar.
Si de Motilla del Palancar de Motilla del Palancar llegamos a saber que la tarta de queso venía acompañada de
una bola de helado de queso no hubiésemos pedido también el helado de queso
de Liébana. 7,50€. Y no porque no estuviera muy bueno, que lo estaba, sino
porque pidiendo la tarta pruebas ambas cosas.
La carta de vinos, bastante bien en tintos y muy escasa en
blancos, típico fallo de tantos restaurantes. Tomamos un De Ladoucette
2013, Pouilly-Fumé, 38,50€.
El pan, de varios tipos, 2€ p/p, muy bueno y sin racanearlo.
Servicio joven pero bien adiestrado y mención especial a la cocina que sacó los
platos rapidísimo y más teniendo en cuenta el llenazo del
comedor.
La página web, como tantas otras de restaurantes, carece de
lo más importante que son las cartas. Detalle a revisar.
Otra buena velada en un restaurante santanderino, con cocina
reconocible, sabrosa y placentera. Eso sí, tal vez deberían revisar algunas raciones muy parcas y mejorar la carta de vinos.De todas formas, recomendado.
Cañadío
Gómez Oreña, 15, 39003 Santander
942 31 41 49 www,restaurantecanadio.com