lunes, diciembre 16, 2019

Xtoria (Setúbal, Portugal)



Habíamos leido muy buenas opiniones sobre este restaurante en la red y sumado a esto que parecía que su propuesta era bastante más moderna de lo que se suele encontrar en Portugal y además con clara influencia brasileña, cocina que apenas conocemos, nos decidimos a ir.




Muy bonito el comedor pero con el recurrente problema en Portugal y en casi toda Europa de que la separación entre las mesas es mínima y casi estás codo con codo con los vecinos.





Para empezar tomamos el "couvert" que por 6€ te sirven pan de jengibre, pan de maíz, mantequilla de oveja, boquerones caseros en escabeche con hinojo y encurtidos y tabbouleh. Muy ricos ambos panes y la mantequilla, normalín el tabbouleh y prescindibles los boquerones.
Bien por la camarera que nos avisó que con un couvert para los dos bastaba.
 


De platos principales tomamos una moqueca de dorada, carabinero, gel de pimientos tricolor, farofa de banana y germinados. 15€. La moqueca es un cocido de pescado elaborado con cebolla, chile, tomate, hojas de cilantro y malagueta, todo ello elaborado con aceite de palma (azeite de dendê) y leche de coco.
La dorada era una ración minúscula y además falta de sabor. La farofa de banana no estaba mal y el carabinero no lo probé pero mi mujer comentó que estaba bien. Luces y sombras en el plato.
 

Tampoco briló el lomo de atún a la plancha con mantequilla de wasabi, baba ganoush y coliflor romanesca. 17€. Sin ir más lejos nos gustó bastante más el atún que comimos en otro restaurante de Setúbal: De Pedra E Sal.
Este estaba tirando a frío y encima por la parte superior lo quemaron en exceso. La mantequilla de wasabi, desaborida. 
Por lo menos el baba ganoush estaba bastante bien.


 
En los postres también luces y sombras. La tartelette de higos con crema de queso de cabra, crumble de nueces pecanas y chips de higos, 6€, cercano a la tomadura de pelo. Se comía todo de un par de bocados y encima sin gran sabor nada.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  Mejor resultó la tarta de queso con licor de whisky, merengue de limón, mantequilla de cacahuete y reducción de frutos rojos, 6€., probablemente lo mejor de la cena.






 
La carta de vinos bastante buena, aunque bastante inflada de precios, algo muy habitual en Portugal.

El personal de servicio, lo mejor de todo. Eficiente, rápido y sabiendo de lo que hablaban.
 
Tienen una página web minimalista pero por lo menos se puede consultar la carta. Teóricamente se puede hacer una reserva de mesa pero en la práctica o no funciona o no lo miran...

En resumen, un restaurante que sin ser horrible tampoco cumplió con las expectativas. De hecho, estuvimos 3 días más en Setúbal y no volvimos. Eso sí, si se está por la zona y cansado de la cocina habitual portuguesa de "grelhados" puede ser una alternativa válida aunque sea solo por variar.


Xtoria
 
Rua Guilherme Gomes Fernandes 17, 2900-558 Setúbal, Portugal
351 961 284 144   www.xtoria.pt/
 

lunes, diciembre 09, 2019

De Pedra E Sal (Setúbal, Portugal)




De Pedra e Sal se encuentra situado en pleno centro peatonal de la ciudad portuguesa de Setúbal. También tiene en el mismo edificio un hostel.

El restaurante se podría decir que es un híbrido entre restaurante tradicional, parrilla y gastrobar más moderno. Lo cierto es que se aparta claramente del típico restaurante tradicional portugués aunque su propuesta esté claramente basada en muchos de los platos que se pueden encontrar en ellos.





Lo malo del comedor es que como en casi todos los restaurantes portugueses, la separación entre mesas es mínima y estás casi codo con codo con el vecino. Digo portugueses como puedo decir europeos ya que es raro encontrar abundancia d espacio fuera de nuestras fronteras.



De todo  lo probado en las tres veces que fuimos se puede decir que el punto de las carnes y pescados presentado fue perfecto, algo que no es fácil y mucho menos en Portugal, donde acostumbran a pasar las carnes y los pescados bastante más de lo debido. Hay que felicitar al parrillero por su buena mano.

Pongo foto y una pequeña descripción del nombre del plato para mostrar lo comido porque como acabo de decir, el punto de todo estaba totalmente conseguido y todos  los platos tenían un sabor notable dentro de su sencillez.



En Setúbal son típicos los chocos fritos y aquí no podían faltar. 12,50€. Venían acompañados de unas patatas asadas, excelentes y una salsa de mayonesa y ajo bastante rica.







Estupendo también al atún con puré de mango y ensalada. 15,50€. Nos sorprendió gratamente ya que fue el mejor que recordamos en Portugal, incluso que los probados en las Azores.







El resto de lo degustado fueron carnes. Perfectas las costillas de cordero con patatas asadas y vegetales asados y en una buena ración.  16€









Estupendo el pernil de cerdo con migas de patata dulce, tomate y vegetales asados. 16€.









Y para rematar dos platos a la piedra de sal. Uno fue el magret de pato con con migas de patata dulce, tomate y vegetales asados. 17,50€. Mejor que casi tods los que he probado en Francia.








El otro plato a la piedra de sal fue un bife de ternera con patatas asadas y vegetales asados. 16,80€.










Para estos dos platos nos trajeron las guarniciones aparte que realmente estaban también muy buenas.










También probamos los postres que sin estar mal, su nivel fue claramente inferior al de los platos 
salados. Uno fue una crema de leche,4€.








 El otro un pastel de chocolate con helado de fresa. 4,80€.
Ambos correctos pero sin quedar para el recuerdo.







 El pan bastante bueno y servido sin racanería. 0,75€ c/u.


La carta de vinos reducida y sin demasiado interés. Precios bastante contenidos para el promedio portugués. Tomamos Esporão Reserva tanto el blanco como el tinto y el espumoso Murganheira Reserva Bruto.



El personal de servicio un tanto atropellado y con falta de espabilar un poco. Un día confundieron el vino blanco con el tinto y otro día encontramos a la probablemente única camarera portuguesa que desconocía lo que era un "fino" en Portugal (caña de cerveza).


Lo que si que es mejorable es la página web, una de Facebook. No parece que cutrear en estas cosas sea lo mejor para la imagen de un restaurante.

La verdad es que el sitio nos gustó. Impecable dominio de la parrilla, raciones generosas y buen sabor en todo lo probado. ¿Para qué más?


De Pedra E Sal

Largo do Dr. Francisco Soveral 2, 2900-214 Setúbal, Portugal
351 265 418 353




viernes, noviembre 29, 2019

Los Sentidos (Linares, Jaén)





El restaurante Los Sentidos se encuentra en la ciudad jienense de Linares, de la que desconociendo todo de su panaroma gastronómico a priori no parece plaza fácil para un restaurante de cocina creativa o por lo menos moderna. El caso es que el día que nosotros fuimos, un sábado noche, estaba lleno lo que no es de extrañar vista la calidad de la propuesta.

Al mando de los fogones está Juan Pablo Gámez que apuesta por renovar las recetas tradicionales de su tierra con técnicas actuales.




Después de pedir la comanda nos trajeron un AOVE jienense, como no podía ser de otra manera, Puerta de Las Villas de la variedad Frantoio, de la que yo como diletante declarado, desconocía su existencia y que nos gustó mucho.




 

 Después nos sirvieron un aperitivo invitación de la casa que consistió en unas regañás con morcilla, miel de caña y kikos, un bocado ciertamente delicioso y con una conjunción de sabores muy lograda.









Como entrante solo pedimos raviolis de gallina con boletus, crema de su pepitoria, piñones y trufa. 12,50€. 
La foto es la ración correspondiente para un comensal ya que lo emplataron para dos sin coste adicional, no como en otros sitios.
Magnífico sabor de los ravilois, redondo y potente, destacando la fantástica crema de su pepitoria. Un entrante de los mejores probados en los últimos tiempos.


Para los platos principales esta vez nos decidimos por la carne. Fantástico el lomito de gamo en adobo torrefacto y guiso de pasta al ajo negro de Jamilena, 18,50€. Perfecto tratamiento de la carne de caza con un sabor muy fino y perfectamente acompañada por el guiso y el toque acertado de la salsa.
Notable.




Muy buen nivel también el de presa ibérica de bellota del valle de Los Pedroches asada con ajilimójili colorao. 18,50€. Punto perfecto para la presa, algo que no siempre se ve, magníficamente realzada por un riquísimo ajilimójili digno de una barra de pan para mojar y mojar en él.
Lo sencillo puede llegar a ser sublime.




Después de varios platos contundentes aún nos decidimos por tomar un postre que fue una tarta de queso cremosa con mango a la pimienta y canela. 6,50€.
En este caso, estando bastante bien tanto la tarta como el helado, creo que está un punto por debajo de los platos salados probados.





La carta de vinos notable y superior en referencias a la que tienen colgada en su web. Disponen de una buena selección de tintos y blancos andaluces, algo no muy común. Tomamos un original  B&M Bobastrell Cuvée Mediterrráneo. 21,50€.

También acompañamos el postre con sendas copas de Nectar PX, 2,90€  y Noé PX, 7,50€.

El pan de muy buena calidad y a solo 1,10€ c/u.

El personal de servicio de lo mejor que nos encontramos hace tiempo. Eficientes, amables y conocedores de lo que se traían entre manos. Enhorabuena.

La página web del restaurante simplemente magnífica. Ejemplo de lo que debería ser una página web de restaurante. Incluso se puede reservar mesa en ella. Chapeau.

Si en el anterior post sobre el restaurante Oliva de Nerja escribía que por esa mala experienca tampoco era para juzgar negativamente para siempre al restaurante pero que daba una idea de por donde iban los tiros, en este caso de Los Sentidos se puede decir exáctamente lo mismo pero en sentido contrario. Aquí te encuentras una cocina convincente, de base tradicional pero perfectamente actualizada, de sabores nítidos e intensos y con todo lo que tiene que tener un restaurante perfectamente engrasado y en su sitio.

Como tantas veces digo, creo que tardaré en volver a pasar por Linares, pero sin duda Los Sentidos será de nuevo mi sitio de referencia y por supuesto lo recomiendo a todo el mundo.


Los Sentidos

 C/ Doctor 13, Linares (Jaén), 23700 España  
 953651072  www.lossentidos.net |

viernes, noviembre 22, 2019

Oliva (Nerja, Málaga)



Post corto para hablar de uno de ese tipo de restaurantes "quiero y no puedo" pero que a pesar de todo tienen un incomprensible éxito.

En muchos de mis posts suelo puntualizar que por una visita no puedo juzgar la trayectoria de un restaurante, y lo mantengo, pero a veces una sola visita sirve para hacerse una idea de lo que te vas a encontrar casi siempre como en el caso que nos ocupa ahora, el resturante Oliva de Nerja.

Este restaurante es uno de lo más recomendados por las diferentes guías y webs en la ciudad por lo que decidimos darle una oportunidad.

Lo primero que nos llamó la atención es que nosotros éramos los únicos españoles en el repleto comedor y lo segundo, que éramos por lo menos 10 años más jóvenes que el más joven del resto de comensales. Esto por si solo no quiere decir nada, claro, pero viendo el peloteo descarado a los comensales extranjeros por parte personal de servicio estilo Lani's Cafe  de Lanzarote se empieza a entender la condescendencia de estos respecto al restaurante.


Yendo a lo degustado, comenzamos con un tartar de atún de almadraba, aguacate, yuzu, porra y kikos. 15€.  Como se puede ver en la foto era una especie de canelón de aguacate con un poco de atún dentro, arrasado por todo lo demás.

Un auténtico despropósito que hicimos saber a la camarera para que se lo dijera a cocina y por lo que nos miró como si fuéramos marcianos, añadiendo que jamás se había quejado nadie y que el plato tenía mucho éxito.





Continuamos con una merluza, musgo de hierbas, trompetas de la muerte y puré trufado. 24,50€.
Cuando pides un plato evidentemente el enunciado te puede dar una pista pero lo último que nos hubiéramos imaginado era el engrudo que se puede ver en la foto y que hacía que la merluza estuviera al borde el ahogamiento. 
Lo único semi-decente resultó ser el puré asi qué...


Y para rematar la noche un plato delirante:  San Pedro, tempura negra, alioli de azafrán y espinacas. 24,50€. Sí, debajo de la mancha negra estaba el pescado.  

La camarera nos dijo que la tempura era con tinta de calamar lo que de por sí no parece muy buena idea porque el fuerte sabor de la tinta arrasaría con el pescado y sobre todo en esa cantidad pero lo más gracioso es que sabía a cualquier cosa menos a tinta. Vete tú a saber de qué estaba hecho.

Lástima de San Pedro y lástima de 24,50€ tirados a la basura.

Con estos antecedentes ni se nos ocurrió pedir nada más.

Al entregarnos la cuenta la maitre nos vino a preguntar muy extrañada el por qué no nos había gustado la cena y nosotros le dijimos que mejor viniera el jefe de cocina y se lo explicábamos. Aún seguimos esperando.

Si alguien lee el post y va a acercarse a Nerja, avisado queda.


Oliva
C/ Pintada nº7 Loc-5  29780 Nerja (Málaga)
 952 522 988 www.restauranteoliva.com

martes, octubre 08, 2019

La Corte de Pelayo (2019) (Oviedo)



Desde la visita que hicimos el año pasado a La Corte de Pelayo, la cuál se puede ver aquí, ya hemos ido varias veces más pero como en esta ocasión fueron varios los platos y postres probados me decidí a hacer un post para contar las impresiones que nos causaron.
No reitero los comentarios sobre situación, local, etc, que son más que conocidos y voy directamente a los platos degustados pidiendo disculpas anticipadamente por no poner el enunciado entero de los mismos ya que relato de memoria.

Como entrantes solo pedimos dos para compartir al centro de la mesa. División de opiniones sobre el chosco marinado en sidra, 12€, que para unos comensales estaba excesivamente fuerte el marinado, desvirtuando el sabor del choco, y para otros entre los que me encuentro nos pareció bien y en absoluto agresivo.
 
No hubo división alguna con las croquetas de jamón Ibérico 5 Jotas, 10€, de muy buen nivel, aunque yo tenga en el recuerdo unas extraordinarias probadas hace unas semanas en el asador Los Linajes de Arévalo, las mejores probadas en décadas.


 

Para los platos principales todos los comensales nos decidimos por la carne.
El único pequeño borrón fue la temperatura de servicio de la picaña de vaca, 16€, que podría haber estado más caliente. De sabor, textura y punto, nada que reprochar.
 


Buen nivel también la paletilla de lechazo churro, 22€, sin llegar al de los asadores castellanos, claro, pero muy sabrosa y con el añadido la excelente ensalada que la acompañaba, una sorpresa.
También bien el solomillo de ibérico 5 Jotas con salsa de trufa, 19€, bien de punto y con una salsa muy elegante.


Pero la mejor carne sin duda nos pareció de nuevo la costilla de Angus asada, 21€. Fantástica melosidad y textura y un gran sabor. Merece la pena totalmente.


Al contrario que en otras ocasiones, esta vez si llegamos al postre. Un poco empalagoso el tocinillo y helado, 6€, aunque probablemente sea una opinión muy subjetiva porque siempre me pasa con el tocinillo.



Parecido resultaron los higos confitados, 5€, aunque al comensal que lo pidió opinara mucho más benevolentemente de ellos.







Lo que más me gustó fue la tarta de mousse de turrón y helado, 6€,  aunque en general opino que el apartado dulce, aún cumpliendo, está a un nivel inferior al salado.






Para acompañar los postres tomamos sendas copas de El Maestro Sierra Cream, Andresen 10 Anos Tawny y Moscatel Emilín, a los que la casa nos invitó en un muy buen detalle.
¡Qué decir de la carta de vinos!  No conozco evidentemente todos los restaurantes asturianos, pero me sorprendería que hubiera una mejor en nuestra región.  Acompañamos la comida con La Rioja Alta 904 2009, 46€, un precio muy decente y poco más que en tienda.  Muy bien.

Un buen pan artesano, 1,50€, y acabar comentando el buen desempeño del personal de servicio, tanto los camareros como la sumiller.

La página web manifiestamente mejorable. Sorprende que un restaurante que cuida muy bien los detalles tenga una web bajo la responsabilidad de un intermediario siendo poco informativa y bastante tosca. Algo a mejorar.
En definitiva, La Corte de Pelayo me parece un restaurante “para todos los públicos” con cocina tradicional con ligerísimos toques modernos pero que probablemente contente a casi todos los comensales. El sitio perfecto para llevar a la familia y no quedar mal, porque comer, vas a comer bien con casi total seguridad. Por mi parte, seguiré frecuentándolo.


La Corte de Pelayo
Calle San Francisco, 21, 33003 Oviedo, Asturias


jueves, septiembre 19, 2019

Ejemplo de hostelero que intenta engañar al cliente y desprestigia a su gremio

Los hechos que voy a relatar ocurrieron el mes de septiembre de 2019 en el restaurante Crystal by La Caballería de Guardamar del Segura (Alicante).

Antes de cenar, tomamos dos vinos en la barra que costaron 3€ y nos dijeron que nos lo apuntaban en la cuenta de la cena.





Crystal by La Caballería tiene bastantes platos argentinos y para acompañarlos pedimos un malbec argentino que marcaba en carta 21€.

Cuando llegó la botella resultó ser el Reserva que en carta estaba marcado a 28€.
Le comento al camarero, que creo que era el jefe o por lo menos el encargado, que no es el vino que le había pedido, que este es el Reserva y me contesta: "sí, es el que usted pidió".






Cuando llegó la cuenta observo que no están incluidos los 3€ de los vinos que habíamos tomado en barra y como me temía, era el Reserva de 28€ el que venía cobrado y no el malbec básico de 21€ que yo había pedido. De todas formas, aunque nos tocara pagar más de lo debido en conjunto, decidimos no decir nada.

El total de la cuenta sumaba 53€ pero cuando el camarero pasó la tarjeta y me presentó el terminal compruebo que están marcado 56€. Al verme durante unos momentos mirando para el terminal me dice: "me había olvidado de incluir los 3€ de los vinos y se lo he sumado al total".


Como ya me parecía excesiva la tomadura de pelo, entonces le dije: "de acuerdo, pero yo le pedí el malbec de 21€ y usted me puso el de 28€ a pesar de avisarle cuando lo trajo de que ese no era el que le había pedido y encima me miente diciéndome que sí era ese el que le pedí".

Y ante nuestro asombro contesta: "sí, pero como no nos quedaba el básico le puse el Reserva bajo mi responsabilidad".

 "Ya, le dije yo, pero cobrar nos cobra el superior, cosa que no debería hacer sin avisar primero. Si nos pone el Reserva bajo su responsabilidad porque no le queda el básico debería cobrar el que se le pidió".




Al final, y sin pedir disculpas ni nada parecido, rectificó la cuenta y nos cobró lo debido como se puede ver en la foto de la derecha.






Un ejemplo perfecto de lo que nunca debería hacer un hostelero. Si nos lo intentan hacer a nosotros, españoles en España, qué no harán a la numerosa clientela extranjera y de edad avanzada que abunda por la zona. No me lo quiero ni imaginar.

viernes, julio 19, 2019

Cobo Vintage (Burgos)



 Cobo Vintage es el restaurante burgalés del chef Miguel Cobo, que se dio a conocer en uno de los concursos de cocina que tanto abundan en nuestra televisión. Está situado muy cerca del casco histórico aunque al parecer en noviembre se va a mudar a otro local ya en pleno centro.


Sorprende que la estética del local sea más de gastrobar o sitio informal que de un restaurante "Michelin", lo mismo que las mesas, sillas, mantelería, etc, pero si se van a mudar en breve se comprende que no se de más importancia al local.

Estuvimos dos noches consecutivas pero como suelo hacer, en el post lo reflejo como si de una cena hubiera sido.
Disponen de dos menús degustación pero afortunadamente también de carta, aunque con alguna particularidad que luego comentaré.






 Como aperitivos de la casa sirven dos distintos como invitación.  El primero son unas olivas rellenas de vermut, algas y su salmuera. Refrescante y resultón bocado.











 El otro fue un tomate ibérico, encurtidos y espuma fermentada.  Realmente el fantástico tomate casi merecía servirse en solitario de lo bueno que estaba. Pocas veces se come actualmente un tomate de tal intensidad de sabor aunque pudiera ser que acostumbrados a tomates anodinos e insípidos, cualquiera que destaque un poco nos parezca lo máximo. Destacar que los encurtidos y la espuma combinaban muy bien con el tomate.




La segunda noche cambiaron el aperitivos del tomate por una prueba que estaban haciendo que no recuerdo muy bien ya que no hice foto pero que era con mozzarella.
Buen detalle en servir dos aperitivos invitación de la casa pero se vio empañada por otro que no había visto nunca en ningún restaurante por más que hago memoria. El platillo de aceite de oliva virgen extra que suelen servir en casi todos los restaurantes de cierto nivel no era una cortesía de la casa y fue cobrado a 4€ con el concepto degustación de aceite. Cierto que la segunda noche nos fijamos que el concepto viene al final de la carta pero no me parece de recibo cobrar nada menos que 4€ por unos centilitros de aceite y menos cuando el cliente no te lo ha solicitado. Recuerda a antiguas prácticas de la hostelería portuguesa.



 
Si algo hay que reconocer a Miguel Cobo es su capacidad de persuasión y la pasión con la que habla de su cocina. Fue por eso por lo que pedimos las croquetas melosas de leche fresca de vaca e ibéricos, 2€ c/u, que sin duda van a la parte alta de la clasificación de croquetas probadas, pero por otra parte, 2€ me parecen algo excesivo por lo pequeña de tamaño que es la croqueta.






Otra cosa que no nos gustó del concepto de carta del restaurante y que creo que tampoco lo hemos visto nunca es que los entrantes hay que pedirlos a mesa completa. Es decir, que no puedo pedir yo un entrante y mi acompañante otro. Tienen que pedir los dos comensales el mismo entrante, algo que no reflejan en la carta que tienen colgada en la web y que me parece un poco chocante como poco.
Concepto extraño y en mi opinión, a revisar.


 
 
La primera noche tomamos la cebolleta de Fuentes, cecina de Burgos, emulsión de grasa de buey y su consomé. 9€.  Magnífica combinación de todos los ingredientes destacando lo menos esperado tal vez, que fue el fantástico consomé, de una profundidad y sabor excelentes.

En la foto no se aprecia la proporción pero la ración era demasiado pequeña para el precio...




 
Algo parecido se puede decir de las anchoas ecológicas de Santoña, sobao pasiego y pimientos a la llama. 9€. La calidad de las anchoas y sobre todo de los pimientos era espectacular y la combinación de aquellas con la tosta con los ingredientes de un sobao, fantástica, pero tal vez aquí se pueda ver la proporción de la ración aunque es cierto en la carta avisan de que son 2 unidades.  Ya sabemos que unas buenas anchoas son caras  pero ¿9€?







  La primera noche, en ese momento no sabíamos que habría una segunda, tomamos carne. Costilla de simental, puré Robuchon y nuestro jugo ahumado, 26€, fue una de nuestras elecciones. Carne de alta calidad, perfecta de punto y sabor, con un muy sabroso puré y el buen toque del jugo ahumdao. Sin duda, impecable, pero... sí: se comía literalmente de tres bocados.










 


Se puede aplicar la mayor parte del comentario anterior al plato de jarrete de lechazo lacado, queso de keffir de oveja ahumado, orejones y encurtidos, 27€, pero aquí la cantidad era aún menor y no de tres sino de dos bocados lo acababas.







Ya sabemos que a este tipo de restaurantes no se va a llenar la barriga sino a disfrutar de una cocina más elaborada de lo habitual, pero es que hasta nosotros, que somos actualmente de poco comer quedamos con algo de hambre.

Como dije antes, Miguel Cobo habla con verdadera pasión de su cocina y sabe venderla bien por lo que al día siguiente volvimos para probar el pescado del que tan bien nos habló y subrayó que era la especialidad de la casa.



Un plato emblemático según él es la merluza rebozada al estilo de El Vallés. 28€. El Vallés es el restaurante de Briviesca donde anteriormente Cobo ejerción de jefe de cocina. Nos explicó que lleva tres cocciones y que tiene su miga su elaboración. Realmente estaba magnífica, sin duda una de las mejores que recuerdo pero no mejor que la de Echaurren probada en el Tondeluna de Logroño con la doble ventaja para esta de que era considerablemente más barata y en una cantidad mayor.

Pero sin duda ninguna, merece la pena probarla.



 



Extraodinario también el bonito con piparras. 28€. Diría también que de las mejores preparaciones de bonito que haya probado, con un punto y sabrosidad extraordinarias. También merece la pena probarlo aunque aquí más que nunca te quedas con ganas de más...







 Precisamente porque no íbamos precisamente llenos, en ambas noches pedimos postre, algo no demasiado habitual.






Muy logrado  el postre de los chocolates (cremoso, galleta, espuma de toffe, jengibre, helado chocolate, bizcocho y ganache de chocolate blanco con AOVE, 9€, rayando a alto nivel todas las preparaciones.











Muy bien también la interpretación de un postre que vimos en bastantes pastelerías burgalesas,  galleta de almendra, cremoso de vainilla, pasta de avellana y helado de arroz con leche. 7,50€. El helado era lo menos destacable además de prescindible, pero el resto alcanzaba un sabor y textura muy fina y llamaba a repetir.












Acabamos con la fresca sopa de maracuyá, cremoso de naranja, mandarina, albahaca, yogurt y esponja de chocolate al AOVE. 8€. Un postre perfecto para una noche veraniega.








 Sirven dos tipos distintos de pan, asturiano al parecer. 3€ c/u.

La carta de vinos, bastante buena, sin apabullar pero con referencias más que de sobra para escoger y sin hinchar excesivamente los precios en general. Como en casi todos los sitios, bastante menos blancos que tintos, algo que choca al ser la especialidad del restaurante los pescados.
Tomamos Corimbo I, 54€ y Les Deux Rives, 34€.

También tienen unos cuantos vinos dulces por copas de los que probamos P.X. Tradición, 9€ y LVZ Tawny 10 Anos, 5€ y otros dos que no recuerdo por no venir en la cuenta ya que fuimos invitados la segunda noche.

El personal de servicio algo despistado sobre todo la segunda noche. Choca bastante que en un restaurante Michelin te pregunten qué vino vas a tomar cuando todavía no te han traído la carta de platos...

La página web es bastante buena en general con mucha información, la carta e incluso se puede reservar mesa en ella. Solo desmerece en la falta de información en algunos detalles de la carta.


A nivel gastronómico lo probado de la cocina de Miguel Cobo, convence. Cocina de base tradicional convenientemente actualizada pero sin extridencias, dominio de los puntos de cocción e intensidad de sabores.

Pero ciertamente también hay que criticar la parquedad de las raciones, excesiva en mi opinión, y esos detalles tan poco presentables, o como poco extraños, como cobrar por el platillo de aceite y tener que pedir el mismo entrante para todos los comensales.

A pesar de esto último, recomiendo su visita si se está por Burgos.

Cobo Vintage

Merced, 19, 09002 Burgos