viernes, marzo 28, 2008

Koldo Miranda


Después de su fulgurante aparición en Asturias, que le llevó al poco tiempo de abrir a conseguir la primera estrella Michelín, le llegan ahora a Koldo esos tiempos algo más grises de la consolidación, la regularidad, la profesionalidad,….aunque eso de lo gris es algo que le va poco a alguien como Koldo, que es capaz de organizar en su restaurante tertulias literarias , exposiciones de fotografías, conciertos de jazz o de flamenco fusión. O de atreverse a abrir un blog, aunque al poco lo abandonase. La carta presenta algunos cambios que parecen indicar que poco ha cambiado en su manera de concebir la cocina. Por lo visto, también tiene fueras de carta atentos a los cambios del mercado.
Sigue ofreciendo unos aperitivo generosos: unas tostadas con tomate picado y un buen aceite. Veo con alegría que depués de la arbequinitis padecida tantos años, se va generalizando el uso de la picual. Los palitos de un pan entre tierno y frito para mojar con salsa de queso (creo que afuega ‘l pitu), un alioli o una salsa picante. Ha reducido, afortunadamente , la cantidad de pan, porque es bastante viciosillo eso de ir mojando las salsas, y todavía quedaba otro aperitivo de la casa, un puré de patata con yema de huevo, taquitos de jamón frito, cebollino fresco y aceite de chorizo, sabrosote y bien ligado, pero que no es precisamente ligero
Éramos dos personas y compartimos tres primeros, emplatados en medias raciones:
Empecé tomando sus ya clásicas anchoas ahumadas, sobre una emulsión de tomate, que me siguen pareciendo estupendas. Ese sabor concentrado de pescado azul de la anchoa casa especialmente bien con el ahumado, y el tomate se hace necesario para refrescar con su acidez.(16,50)
Seguimos con el tiradito de pez mantequilla. El pez aporta más textura, tersa y la vez grasa, que sabor, en todo caso delicado. Venía aliñado con una “leche de tigre” muy ligera y un ají también algo rebajado. Acompañaba una crema de maíz ahumado. Una vinagreta de judías verdes frescas con un chorrín de aceite trufado , y un poquito de rúcola con un aliño potente. Un plato barroco que me gustó, aunque eché de menos un poco más de exhuberancia en lo principal (pez, ají, leche de tigre), y . (17,50)
Seguimos con unas colmenillas con foie , sobre una salsa de trufa y una crema de hongos muy concentrada. Deliciosas las colmenillas. Carnosas y de sabor delicado. Buen taco de foie, perfecto de punto. El fondo, con la salsa trufada, el puré de hongos , el caldo de las colmenillas y del foie lo rebañé sin dejar una gotita. Cojonudo. (17,50)

De principales optamos por compartir dos preparaciones sencillas:
Una lubina (perfecta, de pieza grande y noble estirpe) a la plancha, en mi punto, esto es, tirando a poco hecha, sobre verduras salteadas (24,5) y una chuleta de lomo alto de buey, que dijeron que era asturiano, con una buena maduracion (tirando a fresca), llena de grasa, y un buen punto de plancha (26,50). Raciones en ambos casos superabundantes para tratarse de medias raciones.
De postre una torrija de la que recuerdo sobre todo que estaba riquísima, y de la que olvido el resto: almibarada y plancheada y acompañada de un helado de lavanda, y de unas frutas con queso de La Peral, y más cosas,… Si van por allí pídanla y seguro que no se arrepienten.

Servicio de pan mejorable (buena selección, pero ese día estaba un poco chicloso), por el que cobraron 3 euros, que por otra parte paga uno a gusto acordándose de los aperitivos.

Servicio atento,eficaz y muy agradable.

Koldo sigue en su línea, ofreciendo una cocina creativa desenfadada, arriesgada, sabrosa. Le gustan las salsas, las cremas, siempre potentes, concentradas,…los ahumados, los aromas/aceites de trufa….acumular muchos elementos en cada plato. Gustará más o menos , pero seguro que no deja indiferente. Yo esta vez opté sobre todo por preparaciones sobrias que descubrían que detrás de su propuesta creativa hay también honestidad, es decir, buena materia prima.

Nota general: 7,5
Emoción: 7,75

La Cruz de Illas, 20, Castrillón
Tfno: 985 511446

martes, marzo 25, 2008

Fialho (Évora, Portugal), por Toni


Se dice en Portugal que Fialho es uno de los mejores restaurantes no sólo del Alentejo sino de todo el pais. Cocina tradicional y básicamente de producto.

La primera impresión al entrar no hace pensar en eso ya que hay varias mesas situadas enfrente de la barra por lo que los comensales deben de soportar la incomodidad de la gente que entra y sale y de los que tienen que esperar justo a su lado para que les den mesa, lo cual debe de ser de lo más común según vimos los dos días que fuimos.

Una vez nos pasan al interior comprobamos que nos situan en un comedor de fumadores sin habernos preguntado primero. Probablemente tenían todas la mesas ocupadas, pero es otro detalle a corregir.
Una de las costumbres de los restaurantes portugueses es que te traigan varias entradas que no has pedido, por lo que el turista que desconoce esta poco recomendable práctica se las come creyendo que son aperitivos de la casa y lo acaba lamentando en la factura. En Fialho hay una variación que consiste en que las entradas ya están en la mesa. Jamón, pulpo, croquetas, queso, pimientos, etc, que invariablemente hay que decir que te retiren.
Los precios en carta tienen incluído el I.V.A. (12%), como en casi todos los sitios exceptuando España.
La única entrada que comimos de las que estaban puestas en la mesa fue un queso "amanteigado" de Arraiolos, 4€. Al estilo de las tortas del Casar ó del Queijo de Serra pero algo menos intenso. Muy rico de todas formas.
Otra entrada fue "Farinheira" asada de cerdo ibérico. 7€. La farinheira es muy parecida al farinato de Ciudad Rodrigo y estaba magnífica, con el toque justo de anís y un sabor intenso pero elegante. Venía acompañada por varios vegetales que ayudaban a mitigar la potencia del plato.
De pratos princiopales, comimos unos medallones de cerdo ibérico con migas de espárragos. 15€. La carne estaba un poco más hecha de la cuenta para nuestro gusto pero no tanto como para estropear la buena calidad del producto y de todas formas bastante menos pasada de lo habitual en Portugal como pudimos comprobar de nuevo en otros restaurantes de Évora. Los medallones sabrosos y bien acompañados por los espárragos presentados como si de unas migas se tratase.
La otra carne fueron unos lomitos de jabalí con puré de manzana. 15€. El punto de la carne como describí en el plato anterior y el puré de manzana tal vez un poco falto de sabor. Raciones considerables.
Otro día probamos el pescado. La merluza a "Bulhao Pato", 14€, era ni más mi menos que una preparación clásica en una cazuela con salsa verde y almejas. Ración contundente de una buena merluza con una salsa bien conseguida.

También comimos un bacalao asado con patatas. 14€. El bacalao no era de la mejor calidad, más bien el típico bacalao amarillento tan habitual en Portugal. Además se les pasó más de la cuenta. No tengo suerte con los bacalaos en Portugal.
De postres probamos 4 distintos. Muy rico el turrón real de Évora, 4,25€, una especie de deconstrucción del turrón en forma de confitura con el sabor intenso y muy logrado. Un poco empalagosa la encharcada de Mourão, 4,25€, goloso y muy bueno el pudim de requesón, 3,75€, y también a buen nivel la mousse de avellana, 5,50€.
Buena carta de vinos portugueses con gran representación del Alentejo como no podía ser menos. Tomamos un tinto Montes Claros Reserva 2004 por 15,96€ y un magnífico blanco, Pera Manca 2005, 27,50€, ambos del Alentejo. Las copas eran mejorables pero correctas.
El servicio, veterano, competente y además simpático, con toda la pinta de tener varios miles de kilómetros de sala en sus pies. Los cubiertos y platos necesitados de una renovación urgente, en cambio la cocina se mostró muy ágil para la cantidad de comensales que había. Cuando llegamos nosotros el primer día a las 20:30 había comensales que estaban acabando el café y cuando marchamos todavía entraban algunos por lo que incluso triplican mesas. Negocio redondo.
Es difícil sacar una conclusión final. Evidentemente en conjunto nos gustó ya que repetimos visita, pero teniendo en cuenta que habíamos leído que es uno de los más famosos restaurantes portugueses y supuestamente uno de los mejores, salimos con cierta decepción. Sin lugar a dudas lo recomiendo totalmente si se está en Évora ya que está bastante por encima de los otros que probamos en la ciudad y alrededores que se mueven en precios casi similares, y también de otras partes de Portugal en cuanto a cocina tradicional, pero creo que es excesivo decir que es de lo mejor de Portugal ni por la comida ni por los detalles comentados. Y si sí lo fuera, bastante camino les queda por recorrer.
Nota general: 5,50
Emoción: 6
Fialho
Travessa dos Mascarenhas, 167000-557 Évora
266 70 30 79
toni

jueves, marzo 20, 2008

Queso "Margelet". Torta de queso "El Suspiro". Filetes de anchoa "Entreislas". "Requexón de Abredo".

Anda uno un poco azacaneado últimamente, obligado a cumplir con estos tiempos de sobriedad y cuaresma no tanto por fe sino por falta de tiempo y, sobre todo, de calma. En casa se prepara uno cualquier cosa entre las prisas y el hambre . Mala mezcla con la que uno acaba tragándose cualquier cosa que cumpla la función de acallar el estómago. Sin embargo, entre el colesterol rápido, embutidos de grasa que sabe siempre igual, o sea , a nada,las latas, las tortillas que acaban siendo revueltos,los sandwiches de restos, el abuso de lácteos y la socorrida pasta con lo que quede en la nevera (y un poquito de AOVE ), se ha encontrado uno que ha llenado el carrito del súper con alguna cosa que no estaba del todo mal:

Si alguna vez te encuentras por el Carrefour y te apetece un queso tipo Brie o Camembert ni se te ocurra coger un Président o similar, burdas imitaciones industriales. Merece más la pena cojerse directamentela la mantequilla, que está razonablemente bien. Desde hace unos meses tienen unos quesitos elaborados con leche de Oveja pasterizada llamados Margalet que , aunque no estén al nivel de los buenos quesos artesanos, están bastante bien. Son por lo general suaves y aunque suelen pecar de poca maduración, tienen una buena textura ( casi líquida en los bordes, tierna en el centro) y un buen sabor a leche fresca de oveja. El queso suele estar bastante equilibrado e integrado. El precio lo han subido bastante, porque el año pasado no llegaba a dos euros y ahora pasa de tres , pero la falta de otras opciones lo sigue convirtiendo en una buen elección, si estás en el Carrefour.

Si estás en el Hipercor a lo mejor tienes la suerte de poder comprar una torta de queso elaborada con leche de cabra pasterizada llamada “El Suspiro” , elaborada en los Montes de Toledo por una empresa llamada “La Merendera”. Tiene un sabor muy intenso pero sin aromas insidiosos, con los toques vegetales típicos del cardo usado como cuajo , y de la buena leche. Las dos que me tomé estaban perfectas de textura, y riquísimas. 20 euros la pieza de 1 kg, aprox.

Si andas por el Mas y mas puede uno encontrarse unas estupendas anchoas elaboradas en Tapia de Casariego por la empresa Entreislas. No serán cantábricas,porque, entre otras cosas, apenas hay, pero son bastante grandes, carnosas, están menos “quemadas” de lo que suele ser habitual , estan elaboradas con aceite de oliva, sin pecar tampoco de exceso de sal, y parece que le recuerdan a uno cierto dulzor marino. 2,60 euros la lata de 85 grs.

Y para quitarse el mal sabor de boca de una cena apresurada me gusta tener por casa el requesón de Abredo. Aquí leéreis que lo de artesano no es solo una etiqueta. Está muy concentrado, por lo que hay que prepararlo mezclándolo con leche. Es más fácil con batidora, pero yo os recomiendo ir añadiendo la leche poco a poco mientras se va removiendo con una cuchara. Quedará algún grumo, pero es que me encantan. Y si se le echan unas nueces asturianas, de esa pequeñinas y amargas, y una miel de las oscuras (también en Asturias hay buena miel), pues lo dicho, miel sobre hojuelas.

domingo, marzo 16, 2008

La Mala 2003, Flor de Pingus 2002, Gaja Barbaresco 2000


En la última cata nos trajimos dos Riberas de postín. Esta vez la hicimos a ciegas:

- La Mala 2003, con el que completamos la gama de la bodega Dominio de Atauta. Un vino elaborado con tempranillo de vides muy viejas (60-150 años), de poco rendimiento (1- 1,5 kg) , y siguiendo criterios ecológicos. En copa presentaba el carácter típico de los Riberas, con un color picota-negro de gran intensidad, muy cubierto. En boca, después de tenía un paso amplio, con notas alcohólicas no del todo bien integradas y una acidez suficiente pero un poco justa . Fruta negra madura. Ligeras balsámicos. Minerales (como a yodo /betadine) Notas tostadas y , fugazmente, de cartón mojado . Pero lo que dominaba el vino era una tanicidad, aunque noble, muy marcada y astringente, que pedía unos años en botella para redondearse.
Precio:77-78 euros
Puntuación: 78

-Flor de Pingus 2002. En la copa tenía una presencia turbia, fangosa. En la boca confirmó esa impresión, porque estaba deslabazado, avinagrado. Vamos , rana. ¿Defectuoso de fábrica o mala conservación?. Me parece que no lo sabremos en bastante tiempo.
Precio:75


Para intentar quitarnos el mal sabor de boca sacamos un Gaja Barbaresco 2000 que teníamos en la recámara, el famoso vino elaborado por Anjelo Gaja, con nebbiolo de 14 viñedos diferentes, hecho a la forma de un Barolo, con una crianza de 24 meses, 12 en roble francés de primer o segundo vino , y doce más en grandes toneles usados de 12.000 litros. Nada más servirlo nos surgió alguna duda sobre si estaba en buen estado, pero se fueron despejando según fue oxigenándose. Quizás fuese debido a que el vino estaba en las antípodas de los Riberas que habíamos catado antes, y a sertvirlo nada más abrirlo. D cuerpo ligero, color rojo rubí, ribete atejado/anaranjado. En la boca era de una finura extraordinaria (y un ligero amargor), pero sin perder una expresividad que si no era amplia sí era persistente, donde la fruta roja se mezclaba con agradables notas a tabaco, a especias , a avellanas, a una vejez elegante y bien llevada …. La acidez andaba un poco justa, anunciando, probablemente, que no le debía quedar mucha vida en botella.
No tardó en acabarse , mientras los Riberas seguían en las copas.
Precio: 120 euros
Puntuación: 88

lunes, marzo 10, 2008

"Contra los gourmets" M. V. Montalbán


“El gourmet jamás olvida el nombre del muerto”….”El gourmet devora dos veces: lo que come y lo que ha comido”,…. Comienza así Montalbán (la vida eterna de la palabra escrita) una brillante disquisición sobre ese bárbaro culto que es el gourmet , al que no le importará cocer vivos los caracoles o las langostas ( mutilación previa) o ahogar un pajarito en vino si aquello pudiera mejorar la sensación de placer , y al que termina definiendo como “experto que aprecia una buena comida, puede descodificarla y proponer nuevos códigos de conducta gatronómica”. Como yo solo cumplo la primera, me quedaré en tragaldabas, aunque comparado con aquellos (locos) romanos que “…al primer bocado distinguían una ostra de Circeo de Ikas de la roca de Lucrina, o de los fondos de Rutupia y eran capaces de dictaminar, al primer golpe de vista, en qué orilla había sido capturado un erizo” todos lo somos un poco. Dice que pretende normalizar el conocimiento gastronómico, según aquellas teorías tan en boga entre las izquierdas de la evolución historica y sociológica, y así desnudar a esos aprendices de teólogos que son los gourmets, “aunque no sea la suya la única ni la peor teología que se cierne sobre la operación de comer”, en lo que parece una excusa para poder meter de matute sin que le acusen de snob esta obra de todo un gourmet culto, que va a trazar la historia de la comida desde el hombre arbóreo hasta el fast food norteamericano, sin saltarse (casi) ningún paso:

Así aparecen los pueblos primitivos, que descubren del fuego, empiezan a cocer con la invención de las vasijas, estabulan el ganado, empiezan a usar la sal natural, a fabricar hidromiel y las primeras cervezas. La comida y el concepto de sacrificio en las religiones. La historia de la cocina, que empieza a tener memoria documental desde el antiguo egipto, donde nacen los banquetes : “se lavaban las manos y pies, los músicos tocaban la lira, las danzarinas regateaban por entre las mesas y al final, saciados los cinco sentidos, se enseñaba a los comensales un esqueleto para incitarlos a “cortar las rosas de la vida” mientras tuvieran tiempo. Los griegos, entre los que Aquiles agasaja a Ulises con el invento de la brocheta: unas carnes de lomo de cierva y de cabra y un espinazo de cerdo que ensarta con un pincho. Ya existían las aceitunas en Kalamata y su aceite, e inventaron el plato único obligatorio: la “sopa negra”, compuesta de sangre y carne de cerdo aderezada con sal y vinagre. Y que no hemos cambiado tanto en los últimos dos mil quinientos años lo demuestra que ya un tal Arquestrato hacía guías gastronómicas (en hexámetros ,eso sí) y aconsejaba “comer las carnes poco hechas con su propio sabor, sin adulterarlo de demasiado aceite, queso o grasa” .Tampoco faltaban los cocineros “estrella”, con tanta autoridad que “los errores del cocinero los paga el flautista”. Los sibaritas de Sybaris permitían a los cocineros patentar sus recetas .Platón demostró que las comilonas también servían para la más alta reflexión especulativa y en el Banquete habló del amor y sus sombras. Hacían una especie de morteruelo llamado myma, para aprovechar las carnes cocidas. Griega es también la palabra anfitrión, , de Amphitryon, mítico rey de Tirinto que ofrecía a sus huéspedes lo mejor que tenía, incluso a su propia esposa Alcmena, tan hermosa que enamoró al mismo Zeus, que bajó a la tierra y adoptó el aspecto del marido ausente para engañarla. Los romanos fueron sabios depredadores de otras culturas y construyeron la primera cultura sincrética conocida. “Todo se probaba, desde la cigarra hasta el avestruz, desde el lirón hasta el jabalí”....y con ellos llegaron las primeras escuelas de cocineros , y los sommeliers. Y romano fue Apicio , autor de “De re coquinaria” y leyenda gastronómica, que experimentaba con platos a base de talón de camello, de lengua de ruiseñor, de crestas cortadas a gallos vivos, que cebaba a sus hocas con higos y las mataba emborrachándolas con vino y miel. El Ketchup romano fue el garum, una apestosa papilla de pescado putrefacto especiado y en salmuera, y que se le echaba a casi todo. Legendarios son también los interminables banquetes romanos, y junto a sus excesos, comienzan también las primeras consideraciones y condenas morales.
El libro salta de Roma a la comida del indio americano, o más bien mexicano, y toda su riqueza precolombina, con su cocina de tortillas de maíz de nombre imposibles (tlascalli, tlacuelpacholli,veiltexcalli, ….), moles, tamales,chiles (el garum mexicano) además de judías, almendras, aguacate, pollos,….y de ahí a la revolución burguesa del siglo XIX, que sacó de sus cocinas aristocráticas a los buenos cocineros poniéndolos en la calle, es decir, en los restaurantes. Surgió la figura de Antonin Câreme, Rey de los Cocineros y Cocinero de Reyes, gran promotor de alta cocina francesa en las cortes del zar Alejandro, del príncipe de Inglaterra, del emperador de Austria o de los Rothschild. También la del padre espiritual de los gourmands tragaldabas : Brillat-Savarin y su “Fisiología del gusto” , que ofrecerá una filosofía avaladora de las grandes comidas, los prolongados menús, los muchos vinos y licores. De Alexis Soyer , capaz de cocinar para los ricos financieros y también grandes calderos de sopas de las que repartían en Dublín durante las hambres de mediados del XIX. De Auguste Escoffier y su capacidad enciclopédica. Y, de la mano de esta alta burguesía llegará el apogeo de los restaurantes mitológicos:el Ritz, Chez Maxim’s, Prunier, Lucas Carton, La Tour D’Argent, Le Café du Paris, Marvaux, Larue….En el siglo XX surge la figura de Curnonsky, que avaló la cocina alternativa que practicaban los maestros Ferdinand Point, Dumaine o André Pic, y que sacó de debajo del mantel la cocina de las abuelas , de las madres, las cocinas regionales más elementales, más dependiente de la naturaleza de los productos, haciendo de contrapeso a un escoffierismo que empezaba a decaer, y de base para la revolución de los Raymond Olivier, Bocuse, Troisgros terminaron por hacer y por llamar Nouvelle Cuisine.
Y seguirá con los cacharros de la cocina, los vinos, el queso , el pan y sus cocinas (migas, pizzas,…) , la cocina española (“una cocina de la necesidad”, “poco influenciada por la burguesía”), de las cocinas de las masas y de las teologías de la alimentación (vegetarianismos, crudívoros, frugívoros,…)…algo más deslabazado y con interés desigual.
El libro supone un excelente breviario de la historia de la gastronomía. Se nota el paso del tiempo, aunque eso no signifique, en su mayor parte, un defecto. Una lectura divertida a la vez que erudita, jugosa. Obligatoria para todo sibarita, gourmet, fartón o tragaldabas . Y perdonen el ladrillo.

viernes, marzo 07, 2008

El Puerto (Gijón, Asturias), por Toni

Hace unos días estábamos dando una vuelta por el barrio de Cimadevilla en Gijón y como se acercaba la hora de la comida fuimos hasta Casa Zabala. Chasco. Estaba cerrado por vacaciones. Entonces me acordé de El Puerto y como nunca habíamos comido allí para allá nos dirigimos.

Nos acomodaron en una mesa al lado del ventanal con lo que parece que comes encima mismo del agua. Si a eso le sumas un comedor en el que está prohibido fumar la sensación es inmejorable.

Tienen una carta muy extensa con preparaciones clásicas y sin aparentes complicaciones, predominando los pescados y mariscos, de los que dicen que serán servidos si sólo son del Cantábrico, pero con también unos cuantos platos de carne con preparaciones al estilo de la cocina francesa.

Como aperitivo de la casa nos trajeron una copina de cóctel de marisco que no probé y un pastel de cabracho correcto.

Sólo pedimos una entrada para compartir y menos mal. Consistió en una ensalada de perdiz escabechada con manzana reineta. 12,02€ + IVA. Digo lo de menos mal porque tuvieron el buen detalle de emplatarla para dos y cada una de las raciones era una cantidad considerable, así que si todo lo hubiera comido uno solo, pocas ganas de segundo plato hubiera tenido. La perdiz muy sabrosa y con el muy buen contraste dulce de la manzana con la acidez del escabeche. Notable.

Peor estuvo uno de los platos principales. Mero del Cantábrico con salsa de pimientos verdes. 27,05€ + IVA. El mero estaba demasiado hecho y la salsa de pimientos era demasiado fuerte y se imponía al pescado. Venía con una guarnición de patatas cocidas y vegetales un poco trasnochada. Plato fallido y más viendo el precio.

El otro plato fue rodaballo al horno "al Bouquet de Albariño". 24,04€ + IVA. Ración contundente de rodaballo pero también demasiado pasado. Aquí tengo que puntualizar que es mi opinión, ya que conozco a clientes habituales de este tipo de restaurantes clásicos a los que les gusta así el punto del pescado, más hecho que en restaurantes de cocina más moderna. Al probarlo me dió la impresión de que la salsa estaba hecha también con algún fondo de marisco. Si es así deberían avisarlo. Tenía la misma guarnición que el mero. En opinión de mi mujer, mediocre.

Como postres tomamos sendas tartas: de queso, floja de sabor y con una crema bastante empalagosa acompañándola y gijonesa, bastante mejor a la que también le sobraba la crema. 6€ + IVA c/u.

Para beber tomamos un Jean Leon Chardonnay 2003. 25€ + IVA. La carta de vinos, a tono con el restaurante, muy clásica. El pan lo cobraron a 2€ + IVA c/u.

Servicio algo rígido pero eficiente. Copas, menaje, etc de buena calidad.

Salimos decepcionados en conjunto. Tal vez una única visita no sea lo mejor para juzgar a un restaurante, pero esos precios para lo disfrutado no invitan demasiado a repetir. Por lo visto en esta comida, en esa línea clásica hay varios restaurantes en Asturias con mejor tratamiento del producto y en el resultado del plato.


Nota general: 5
Emoción: 4


El Puerto
C/Claudio Alvargonzález, s/n Gijón
985 34 90 96

toni

martes, marzo 04, 2008

Margaux 2004 , Mano a mano 2005 , Tras Da Viña 2004, Gran Juvé y Camps


A continuación , unos cuantos vinos que he ido tomando estos días. Los puntúo según apreciación personal y espero que tranferible, mezclando un poco lo que me parece calidad intrínseca del vino con el disfrute que me produce. De 20 a 100, donde 20 es un Don Simón abierto hace unos días y con contaminación aromática de la nevera. 50 suficiente, 60 bien,.... según nos hacían en el cole. Es solo parte de un juego que aunque valga poco quizás sirva para concretar donde coloco al vino, que no siempre queda claro con la "nota de cata", que paso a simplificar destacando lo que más (me) llama la atención del vino. Confío que vaya saliendo mejor con el paso del tiempo, y de los vinos.

- Margaux.- Este vino lo compré porque con ese nombre, vinificado por los Lurton de toda la vida, con el titulillo de Grand Vin de Bordeaux y porque no costaba más que 13 euros, pensaba uno que no podía estar malo. No lo estaba , pero tampoco estaba bueno. Sencillo, con muy poca expresión, con unos aromas de crianza poco nobles...no lo recomendaría.
Nota: 52

- Mano a mano 2005. Vino de Castilla La Mancha elaborado con tempranillo y con 6 meses de crianza en barrica. Vino fresco, sencillo pero con carácter, sabroso y con buena expresión de la tempranillo, con ligeros notas lácticas y de vainilla.Un poco alcohólico.No es lo que digamos elegante pero tiene cierto equilibrio y pulimento. Ofrece mucho para los 7 euros que cuesta. Nota: 64

- Tras Da Viña 2004.- De bonito color oro viejo-verdoso,un albariño criado 30 meses en depósitos de inoxidable. Nariz fresca , de buena intensidad, mayor aún en boca. Destaca una acidez muy viva y persistente. La complejidad que da la larga crianza no aturde el vino, que se desenvuelve con elegancia. La albariño se expresa de forma un poco austera, seca. Destacan las notas minerales, y me parece notar un poco de yodo. Un albariño singular, sobrio que no sencillo. No es fácil pero lo disfruté enormemente. 17 euros
Nota:81

- Gran Juve y Camps: Un cava elaborado con las variedades Macabeo (40 %), Xarel-lo (15%) y Parellada (45 %), con una crianza mínima de 42 semanas en botella. Color dorado intenso, algo verdoso, y burbuja fina. En boca presenta el carácter de un cava Juvé y Camps Reserva Familia, con abundancia de cítricos, pero más concentrado y equilibrado, con más peso y persistencia, aunque sin llegar a resultar pesado. Frutos secos y algo de mantequilla. Un buen cava que personalmente no me entusiasmó.
Nota: 77

sábado, marzo 01, 2008

Sport (Luarca, Asturias), por Toni



El Sport es uno de los restaurantes clásicos del occidente asturiano. Cuarenta años de historia lo certifican. Como no podía ser de otra manera, tienen una cocina básicamente marinera y de buen producto.
Aprovechando un día de excursión por la zona no dudamos en hacer parada en Luarca a la hora de la comida.
Al entrar nos fijamos que tenían el letrero de "Prohibido fumar excepto en zonas habilitadas", pero nos hicieron pasar al comedor de abajo y una vez sentados nos fijamos que era para fumadores. Imagino que querrían tener lo más lleno posible el comedor para que se fijaran los potenciales clientes, pero deberían haber preguntado en qué comedor preferíamos sentarnos. No había nadie fumando afortunadamente, pero es un detalle a corregir.
Nada más pedir nos trajeron un aperitivo de la casa que consistió en un paté de morcilla buenísimo con unas tostas. Muy rico y abundante para ser un aperitivo.
Sí hay un plato emblemático del Sport esa es la empanada de merluza. 8€ + IVA. Me encanta esta empanada, de un intenso sabor pero a la vez muy fina. Totalmente recomendable.
También tomamos unos calamares de potera fritos a la romana. 12€ + IVA. Estaban buenos pero hubieran estado mejor con algo menos de rebozado.
En los platos principales hubo variedad. Uno fue merluza del pincho a la plancha con salsa de ajos y limón. 20€ + IVA. Preparación sencilla pero perfecta para disfrutar la merluza, que venía con un guarnición de tomate y patatas asadas.
Otro plato consistió en lomo de bacalao "Royal" con cebolla confitada y crema de pisto asturiano. 20€ + IVA. El bacalao estaba algo falto de sabor para mi gusto, pero sí al de quien lo pidió. Buen acompañamiento el de la cebolla y el pisto.
La única carne que se pidió fue presa ibérca con salsa de ciruelas. 15,50€ + IVA. Contundente ración de una presa milagrosamente respetada por la plancha y en su punto. Digo lo de milagrosamente porque estoy cansado de que en muchos sitios casi la carbonicen aunque se diga que sea pocho hecha. La salsa de ciruelas magnífica.
Un postre fue un flan de queso con crema helada de canela. 4€ + IVA. Buenísimo flan, cremoso, untuoso, de un justo dulzor y largo sabor acompañado por una más discreta crema helada aunque sin desentonar.
Menos me gustaron los frixuelos rellenos de manzana con chocolate, 4€ + IVA, con relleno algo empalagoso.
La carta de vinos es bastante decente aunque peca de "tintitis". En un restaurante con muchos más platos de pescado y marisco que de carne, hay muchas más referencias de tintos que de blancos. Nosotros tomamos un José Pariente 2006, 16€ + IVA y un Pazo de Señorans 2006, 18,50€ + IVA.
Después de varias comidas fuera de Asturias en las que en ningun sitio habían cobrado el pan, aquí volvimos a la "normalidad" y pagamos 0,75€ c/u.
El servicio afable aunque demasiado apresurado. No se puede retirar una copa cuando todavía queda vino en ella y tampoco estar esperando a pie de mesa a que apures el contenido del plato. Son detalles a corregir urgentemente.
En los tiempos actuales, pienso que es importante para un restaurante tener página web con información actualizada y la del Sport es bastante cutre en este sentido.
Teniendo en cuenta que el Sport es un restaurante básicamente de producto, lo que es la comida en sí estuvo bien aunque también tengo que decir que las he tenido mejores anteriormente en esta casa. En cambio los detalles del servicio comentados no son propios de un sitio con cierto nivel y pretensiones. De todas formas, si se está por el occidente astur es un sitio recomendable para reponer fuerzas y de visita inexcusable para los amantes del marisco.
Nota general: 5,25
Emoción: 5,75
Sport
c/ Rivero, 8 Luarca (Asturias)
985 64 10 78
toni