Después de su fulgurante aparición en Asturias, que le llevó al poco tiempo de abrir a conseguir la primera estrella Michelín, le llegan ahora a Koldo esos tiempos algo más grises de la consolidación, la regularidad, la profesionalidad,….aunque eso de lo gris es algo que le va poco a alguien como Koldo, que es capaz de organizar en su restaurante tertulias literarias , exposiciones de fotografías, conciertos de jazz o de flamenco fusión. O de atreverse a abrir un blog, aunque al poco lo abandonase. La carta presenta algunos cambios que parecen indicar que poco ha cambiado en su manera de concebir la cocina. Por lo visto, también tiene fueras de carta atentos a los cambios del mercado.
Sigue ofreciendo unos aperitivo generosos: unas tostadas con tomate picado y un buen aceite. Veo con alegría que depués de la arbequinitis padecida tantos años, se va generalizando el uso de la picual. Los palitos de un pan entre tierno y frito para mojar con salsa de queso (creo que afuega ‘l pitu), un alioli o una salsa picante. Ha reducido, afortunadamente , la cantidad de pan, porque es bastante viciosillo eso de ir mojando las salsas, y todavía quedaba otro aperitivo de la casa, un puré de patata con yema de huevo, taquitos de jamón frito, cebollino fresco y aceite de chorizo, sabrosote y bien ligado, pero que no es precisamente ligero
Éramos dos personas y compartimos tres primeros, emplatados en medias raciones:
Empecé tomando sus ya clásicas anchoas ahumadas, sobre una emulsión de tomate, que me siguen pareciendo estupendas. Ese sabor concentrado de pescado azul de la anchoa casa especialmente bien con el ahumado, y el tomate se hace necesario para refrescar con su acidez.(16,50)
Seguimos con el tiradito de pez mantequilla. El pez aporta más textura, tersa y la vez grasa, que sabor, en todo caso delicado. Venía aliñado con una “leche de tigre” muy ligera y un ají también algo rebajado. Acompañaba una crema de maíz ahumado. Una vinagreta de judías verdes frescas con un chorrín de aceite trufado , y un poquito de rúcola con un aliño potente. Un plato barroco que me gustó, aunque eché de menos un poco más de exhuberancia en lo principal (pez, ají, leche de tigre), y . (17,50)
Seguimos con unas colmenillas con foie , sobre una salsa de trufa y una crema de hongos muy concentrada. Deliciosas las colmenillas. Carnosas y de sabor delicado. Buen taco de foie, perfecto de punto. El fondo, con la salsa trufada, el puré de hongos , el caldo de las colmenillas y del foie lo rebañé sin dejar una gotita. Cojonudo. (17,50)
De principales optamos por compartir dos preparaciones sencillas:
Una lubina (perfecta, de pieza grande y noble estirpe) a la plancha, en mi punto, esto es, tirando a poco hecha, sobre verduras salteadas (24,5) y una chuleta de lomo alto de buey, que dijeron que era asturiano, con una buena maduracion (tirando a fresca), llena de grasa, y un buen punto de plancha (26,50). Raciones en ambos casos superabundantes para tratarse de medias raciones.
De postre una torrija de la que recuerdo sobre todo que estaba riquísima, y de la que olvido el resto: almibarada y plancheada y acompañada de un helado de lavanda, y de unas frutas con queso de La Peral, y más cosas,… Si van por allí pídanla y seguro que no se arrepienten.
Servicio de pan mejorable (buena selección, pero ese día estaba un poco chicloso), por el que cobraron 3 euros, que por otra parte paga uno a gusto acordándose de los aperitivos.
Servicio atento,eficaz y muy agradable.
Koldo sigue en su línea, ofreciendo una cocina creativa desenfadada, arriesgada, sabrosa. Le gustan las salsas, las cremas, siempre potentes, concentradas,…los ahumados, los aromas/aceites de trufa….acumular muchos elementos en cada plato. Gustará más o menos , pero seguro que no deja indiferente. Yo esta vez opté sobre todo por preparaciones sobrias que descubrían que detrás de su propuesta creativa hay también honestidad, es decir, buena materia prima.
Nota general: 7,5
Emoción: 7,75
Sigue ofreciendo unos aperitivo generosos: unas tostadas con tomate picado y un buen aceite. Veo con alegría que depués de la arbequinitis padecida tantos años, se va generalizando el uso de la picual. Los palitos de un pan entre tierno y frito para mojar con salsa de queso (creo que afuega ‘l pitu), un alioli o una salsa picante. Ha reducido, afortunadamente , la cantidad de pan, porque es bastante viciosillo eso de ir mojando las salsas, y todavía quedaba otro aperitivo de la casa, un puré de patata con yema de huevo, taquitos de jamón frito, cebollino fresco y aceite de chorizo, sabrosote y bien ligado, pero que no es precisamente ligero
Éramos dos personas y compartimos tres primeros, emplatados en medias raciones:
Empecé tomando sus ya clásicas anchoas ahumadas, sobre una emulsión de tomate, que me siguen pareciendo estupendas. Ese sabor concentrado de pescado azul de la anchoa casa especialmente bien con el ahumado, y el tomate se hace necesario para refrescar con su acidez.(16,50)
Seguimos con el tiradito de pez mantequilla. El pez aporta más textura, tersa y la vez grasa, que sabor, en todo caso delicado. Venía aliñado con una “leche de tigre” muy ligera y un ají también algo rebajado. Acompañaba una crema de maíz ahumado. Una vinagreta de judías verdes frescas con un chorrín de aceite trufado , y un poquito de rúcola con un aliño potente. Un plato barroco que me gustó, aunque eché de menos un poco más de exhuberancia en lo principal (pez, ají, leche de tigre), y . (17,50)
Seguimos con unas colmenillas con foie , sobre una salsa de trufa y una crema de hongos muy concentrada. Deliciosas las colmenillas. Carnosas y de sabor delicado. Buen taco de foie, perfecto de punto. El fondo, con la salsa trufada, el puré de hongos , el caldo de las colmenillas y del foie lo rebañé sin dejar una gotita. Cojonudo. (17,50)
De principales optamos por compartir dos preparaciones sencillas:
Una lubina (perfecta, de pieza grande y noble estirpe) a la plancha, en mi punto, esto es, tirando a poco hecha, sobre verduras salteadas (24,5) y una chuleta de lomo alto de buey, que dijeron que era asturiano, con una buena maduracion (tirando a fresca), llena de grasa, y un buen punto de plancha (26,50). Raciones en ambos casos superabundantes para tratarse de medias raciones.
De postre una torrija de la que recuerdo sobre todo que estaba riquísima, y de la que olvido el resto: almibarada y plancheada y acompañada de un helado de lavanda, y de unas frutas con queso de La Peral, y más cosas,… Si van por allí pídanla y seguro que no se arrepienten.
Servicio de pan mejorable (buena selección, pero ese día estaba un poco chicloso), por el que cobraron 3 euros, que por otra parte paga uno a gusto acordándose de los aperitivos.
Servicio atento,eficaz y muy agradable.
Koldo sigue en su línea, ofreciendo una cocina creativa desenfadada, arriesgada, sabrosa. Le gustan las salsas, las cremas, siempre potentes, concentradas,…los ahumados, los aromas/aceites de trufa….acumular muchos elementos en cada plato. Gustará más o menos , pero seguro que no deja indiferente. Yo esta vez opté sobre todo por preparaciones sobrias que descubrían que detrás de su propuesta creativa hay también honestidad, es decir, buena materia prima.
Nota general: 7,5
Emoción: 7,75
La Cruz de Illas, 20, Castrillón
Tfno: 985 511446