
sábado, mayo 31, 2008
Muchos vinos y un queso

sábado, mayo 24, 2008
Queso Cabrales



En cuanto al maridaje del Cabrales , aparte del membrillo (suelo tener por casa el de Santa Teresa), creo que lo mejor es acompañarse de agua. El resto de bebidas, incluyendo generosos, me provocan en la boca esos tonos fétidos que suelen acompañar a cualquier cosa que siga a un Cabrales.
Su origen comparte leyenda, porque ya la había escuchado referida a algún otro queso. Se ve que los campesinos y las pastoras sabían también inundarse del espíritu bucólico y aplicarse el Carpe Diem . Por si no la conocéis, la cuento:
Era por marzo, el aplicado campesino ordeñaba su ganado cuando acertó a pasar una hermosa pastora. Tras guardar con mimo los recipientes de leche en la cueva corrió el enamorado a retozar con la xana por los puertos.Llegó el invierno, la escasez, el hambre, tras nueve meses de abundancia y amor se acordó de la leche guardada en la cueva. El azar o la naturaleza o el milagro, según quien lo cuente, había transformado la leche en delicioso Cabrales.
Desde entonces ya ha llovido pero los queseros siguen llevando religiosamente su cuajada al seno de Covadonga y del Cuera para que el útero de la montaña obre el milagro del Queso de Cabrales.
sábado, mayo 17, 2008
Restaurante Galatea (Oviedo)
Tenía curiosidad por ver qué tal se comía en el restaurante Galatea del recientemente abierto Hotel Barceló , entre otras cosas porque me queda cerca de casa y no son muchas las opciones fiables por aquí cerca . Retrasé la visita porque un restaurante de hotel y puesto en plan fashion un poco "seventies" no invita precisamente a encontrarse una buena comida. Prejuicios de uno un poco tontos, supongo. El sitio de todas formas es amplio, diáfano, de tonos claros, con predominio del blanco y las mesas separadas y bien vestidas. O sea, agradable. Fui acompañado del cobloguero Toni, que hacía mucho que no copincidíamos. Como no había menú
degustación, optamos por tres primeros a compartir, un segundo a compartir y un postre cada uno. La carta de vinos es una de las más rácanas que he visto en mucho tiempo, con no más de veinte vinos de los que habría seleccionado, de vivir, mi abuelo: Protos, Marqués de Riscal, Pesquera, Viña Ardanza….. Elegimos un Freixenet Brut Barroco que al menos nos acompañaría agradablemente. Nos trajeron de aperitivos un ceviche poco peruano de atún, garbanzos, aguacate, aceituna , tomate, pimiento,…. cubierto con un ligero
crujiente, que cumplía muy bien su función de aperitivo refrescante, y una brochetita de solomillo de cerdo (no me gusta esta tendendencia de ponerle eufemismos- presa, ibérico, matanza- al glorioso gorrino) con tomate cherry y fresa, que a su vez hacía de aperitivo apetitoso. Aunque pedimos que nos los emplataran , nos trajeron los dos primeros a la vez. Un plato fue una xarda escabechada. La caballa gruesa, grasa, basta y sabrosa, un poco harinosa, con un escabeche ligero, acompañada de vegetales y de una mayonesa con mango muy fina, que no dominaba el plato. Muy resultón. El otro fue un revuelto cremoso con setas, con el huevo poco hecho, y abundante ¡perrechico fresco! , cortado solo en mitades, poco cocinado, con su algo de primavera y otro algo de otoño. De
contraste, unos daditos de papada bien churruscada con sal gorda, y una emulsión de aceite de oliva con peregil. Manjaroso, perfecto en su sencillez . Seguimos con un risotto de boletus con virutas de trufa ( y otro poco de aceite trufado), muy bien ligado, poco natoso/mantequilloso, con una punta de buen queso, el arroz entero, con un “turrón de foie”, que era una pasta un poco seca, concentrada y caramelizada de foie, que hacía de graso, fresco y dulce contrapunto. El conjunto quedó muy logrado y apetecible . De principal pedimos una paletilla de cabrito deshuesada , jugosa, melosa, con una limpia y agradable “expresión” de la carne, sobre un fondo concentrado de la misma, glaseado con un toque de glucosa, y unos trozos de mango
fresco ligeramente almibarados. Acompañaban unos chips de patata azul entre los que había una crema de queso fuerte , tipo La Peral. (que disonaba un poco). De postre un tocinillo cremoso, rebajado en densidad y empalago, con romero , y yo diría que un poco de azahar, un poco recargado, acompañado de un sorbete de uva, ligero , natural, y unas grosellas frescas, muy agradable.
Servicio amable y profesional por parte del jefe de sala, y un poco despistado por parte de los camareros. Panes precocidos un poco mejores que la media.Café normal.Precios razonables: 111 euros los dos
Resumiendo, una propuesta poco original, en la línea un poco monótona de una cocina creativa que se está convirtiendo en convencional (risotto, escabeche, boletus , foie, croquetas, bacalao,….), pero que levanta el vuelo por la calidad y minuciosidad del acabado, con platos que rezuman oficio y elegancia en las composiciones, sin olvidarse del sabor ni de la generosidad en las cantidades. Toda una sorpresa en el anodino panorama carbayón.
Servicio amable y profesional por parte del jefe de sala, y un poco despistado por parte de los camareros. Panes precocidos un poco mejores que la media.Café normal.Precios razonables: 111 euros los dos
Resumiendo, una propuesta poco original, en la línea un poco monótona de una cocina creativa que se está convirtiendo en convencional (risotto, escabeche, boletus , foie, croquetas, bacalao,….), pero que levanta el vuelo por la calidad y minuciosidad del acabado, con platos que rezuman oficio y elegancia en las composiciones, sin olvidarse del sabor ni de la generosidad en las cantidades. Toda una sorpresa en el anodino panorama carbayón.
Emoción: 7
Restaurante Galatea
C/ Cervantes nº 13, Oviedo
C/ Cervantes nº 13, Oviedo
985 255 000
sábado, mayo 10, 2008
Tarta Sacher del Hotel Sacher
Cuando me hablan de la ternura yo pienso en pan o en bizcocho. Su miniatura , la magdalena, transportó a Proust a su infancia y le hizo escribir casi cada minuto de ella en siete nutridos volúmenes. Y desde que vimos a Antón Ego transportarse a su infancia en una luminosa campiña francesa traída a la mesa en un ratatoille envuelto con la sonrisa protectora de su madre, sabemos que algo así debe ser el sumum en lo que a placer gastronómico se refiere. Un chuletón de buey sangrante también estará muy bueno pero es , sin duda, otra cosa. La ternura del bizcocho es pureza sin pecado concebida, pero no inocua, sino nutritiva, afectiva. ¿Cómo os imagináis el alimento más puro, que no puede ser otro que aquel caído del cielo por obra y gracia de nuestro Señor? Pues yo el maná siempre me lo imaginé como miga blanca abizcochada, pero con los superpoderes de las espinacas de Popeye. El pan, el bizcocho, debieran ser como ese maná que le cayó al pueblo elegido y hacernos así más livianos estas penosas travesías en el desierto de la edad adulta. Lo malo es que acabamos comprándolos en cualquier sitio y así nos va, desterrados del paraíso sin más que unas hojas de morera en la entrepierna.
Todo este rollo viene a cuento de una tarta Sacher que mi cuñado, sabedor de este vicio mío, me trajo de un reciente viaje a Viena. En mi caso era la tarta Sacher del Hotel Sacher, que lleva disputando desde hace décadas con la pastelería Demel lo que se llama La Guerra de las Tartas en Viena. La historia es la siguiente: la tarta fue creada por un imberbe Franz Sacher, a la sazón nada más que un aprendiz de cocina de 16 años, en honor del príncipe Metternich en 1832. Su hijo, Edouard Sacher, abrió un restaurante detrás de la Ópera que acabó siendo el Hotel Sacher, en el que servían la famosa tarta. Después de la 2ª Guerra Mundial el hotel pasó por dificultades económicas, por lo que acabó vendiendo la receta a la pastelería Dumel, que desde esntonces la comercializó con el nombre de Tarta Sacher Original (“Original Sachertorte”). Pero el Hotel Sacher salió de esas dificultades y entraron en litigios parar quién era dueño de la receta original de la tarta , lo que dividió a la ciudad de Viena en partidarios de uno (Hotel Sacher :dos discos de bizcocho separados por mermelada de albaricoque y glaseado de chocolate por encima) u otro ( Demel:un pastel cubierto de mermelada y encima directamente el glaseado de chocolate). Los tribunales acabaron dando la razón al Hotel Sacher, por lo que la pastelería tuvo que cambiar el nombre de su tarta por el de “Demeltorte”.
De la que me trajo mi cuñao destacaba en principio el envolvente sabor del bizcocho, extraordinario, con el que el chocolate amargo se funde en armonía sin perjudicarse mutuamente. Al revés que las habituales Sacher que he probado por aquí, empalagosos mazacotes inundados de almíbar y chocolate, esta es una tarta seca, masculina. Para compensarlo, el bizcocho tiene una delgada línea de mermelada de albaricoque en el medio y otra en la parte superior, debajo de una fina cobertura de buen chocolate entre amargo y dulce, sin decantarse por lo uno o por lo otro. Imprescindible acompañarlo de una nata recién montada. De rechuparse los dedos ,el tenedor , y la caja. Y si son llambiones como uno y van por Viena, no la dejen de probar.
Todo este rollo viene a cuento de una tarta Sacher que mi cuñado, sabedor de este vicio mío, me trajo de un reciente viaje a Viena. En mi caso era la tarta Sacher del Hotel Sacher, que lleva disputando desde hace décadas con la pastelería Demel lo que se llama La Guerra de las Tartas en Viena. La historia es la siguiente: la tarta fue creada por un imberbe Franz Sacher, a la sazón nada más que un aprendiz de cocina de 16 años, en honor del príncipe Metternich en 1832. Su hijo, Edouard Sacher, abrió un restaurante detrás de la Ópera que acabó siendo el Hotel Sacher, en el que servían la famosa tarta. Después de la 2ª Guerra Mundial el hotel pasó por dificultades económicas, por lo que acabó vendiendo la receta a la pastelería Dumel, que desde esntonces la comercializó con el nombre de Tarta Sacher Original (“Original Sachertorte”). Pero el Hotel Sacher salió de esas dificultades y entraron en litigios parar quién era dueño de la receta original de la tarta , lo que dividió a la ciudad de Viena en partidarios de uno (Hotel Sacher :dos discos de bizcocho separados por mermelada de albaricoque y glaseado de chocolate por encima) u otro ( Demel:un pastel cubierto de mermelada y encima directamente el glaseado de chocolate). Los tribunales acabaron dando la razón al Hotel Sacher, por lo que la pastelería tuvo que cambiar el nombre de su tarta por el de “Demeltorte”.
De la que me trajo mi cuñao destacaba en principio el envolvente sabor del bizcocho, extraordinario, con el que el chocolate amargo se funde en armonía sin perjudicarse mutuamente. Al revés que las habituales Sacher que he probado por aquí, empalagosos mazacotes inundados de almíbar y chocolate, esta es una tarta seca, masculina. Para compensarlo, el bizcocho tiene una delgada línea de mermelada de albaricoque en el medio y otra en la parte superior, debajo de una fina cobertura de buen chocolate entre amargo y dulce, sin decantarse por lo uno o por lo otro. Imprescindible acompañarlo de una nata recién montada. De rechuparse los dedos ,el tenedor , y la caja. Y si son llambiones como uno y van por Viena, no la dejen de probar.
viernes, mayo 02, 2008
Mesón del Mar La Arisueña (Candás)
El 1 de mayo decidimos celebrar el día del trabajo holgazaneando un poco, y acabamos dándonos un paseín por Luanco y Candás, para ver el mar con el guaje y aprovechar el buen tiempo tardío de esta primavera. En Candás, al lado de La Baragaña, nos fuimos a comer a un chigre que no lleva mucho tiempo abierto, del que sabía que manejaba un género muy fiable. El sitio es pequeño , con una barra a la derecha , unas mesas a la izquierda, y luego, en paralelo a la izquierda , con un ambiente diferenciado, un comedor
bien aprovechado con seis o siete mesas . Tienen pocas referencias, para darles rotación, que cambian según vaya dando el mar. Me gustan de aquí los percebes, entre otras cosas porque solo son asturianos. Los ejemplares más grandes se irán para La Zamorana o a El Puerto de Santander, pero los medianos tampoco están nada mal y esos son los que entran aquí, con la gran ventaja de poder tomarlos a un tercio del precio que uno paga en aquellos sitios. Lo malo es que tienen una semana sí y otra no ( o dos , si hay mala mar), que son los tiempos de veda para el percebe en Asturias, y esta semana tocaba que no. Así que empezamos con un par de andaricas. Estas eran de cetárea , una hembra más grande , y otra macho más pequeña. Venían recién cocidas, (buena costumbre que tiende a perderse) y bastante llenas y jugosas, así que las comimos con gusto (6 eu.). Nos habían dado de aperitivo un poco de
pulpo, y como nos gustó pedimos media ración, que estaba aún mejor. Cocido para el servicio, de buen género, cortado en trozos gordos por lo que no resecó, y sin el engaño de los cachelos (que por otra parte me encantan) para hacer bulto (6 eu.). De principal pedimos para dos una lubina que resultó de 1,2 kg (36 eu.). Pasa con la lubina lo mismo que con los percebes. Las de aquí no serán de piezas de 5 kg, pero tienen lo principal, que son la frescura y el apellido Cantábrico. La lubina vino bien marcada por la piel y sin pasarse de punto, y estaba de rechuparse los dedos, y las cabezas, y las agallas,…..¡qué rica está la buena lubina , con esa finura tan sabrosa!. Una vez que dejamos bien relamidas las espinas nos pedimos una tarta de queso a compartir. Casera, un poco mazacote pero rica, con una mermelada de frutos rojos que no conseguía aligerar su contundencia. De beber sidrina Trabanco (2,1 eu.), que no estuvo ni mal ni bien, pero que bebimos con ganas. Nos la fuimos sirviendo con un bicho de esos que la escancia metiendo presión. Con un agua de litro (2 eu.) y unos buenos cafés que corrieron por cuenta de la casa: 57,90 euros, lo que no deja de ser una alegría en estos tiempos de crisis. Pan normalín y servicio muy agradable y eficaz. Eso sí, está una chica en la cocina, y la que atiende el comedor es la misma que atiende la barra (por eso también lo de eficaz). Por ahora les vale, si tienen como fuimos tres mesas ocupadas en el comedor, más lo que tenga en las de la barra. En momentos de apuro supongo que habrá que tener un poco de paciencia, que en todo caso merecen. En resumen, un chigre honesto y de buena RCP , lo que no es tan fácil de encontrar.
Mesón del Mar la Arisueña
C/ Rosal nº 6 Candás
985 870035
Mesón del Mar la Arisueña
C/ Rosal nº 6 Candás
985 870035
jueves, mayo 01, 2008
Precios de atraco, por Toni
Un mini-post para denunciar los precios que cobran en algunos bares, en concreto uno que está a la entrada de Santillana del Mar.
Café solo: 1,40€
Caña tubo: 2,50€
Precios al nivel de Londres que se comentan por sí solos. Acabaremos como los europeos quedándonos en casa.
Café solo: 1,40€
Caña tubo: 2,50€
Precios al nivel de Londres que se comentan por sí solos. Acabaremos como los europeos quedándonos en casa.
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