Lo primero que llama la atención del restaurante Maruja Limón
es su ubicación en un llamativo edificio de estética “Exin Castillos” pero con
el hándicap de estar bastante alejado del centro de Vigo, por lo que si se va a
beber vino requiere taxi obligatoriamente con lo que se añaden 15€ mínimo a la
cuenta final. Leyendo a posteriori en su web al parecer tienen un servicio de
recogida gratuito en taxi, pero solo debe de ser precisamente de recogida porque al acabar la
cena solicitamos que nos llamaran uno y la carrera hasta el centro fue cobrada en su
totalidad.
Tampoco es que esté bien señalizado ya que se accede por la parte
posterior del edificio. No conocí el antiguo local de la calle Victoria pero sin
duda la situación era mucho mejor.
El responsable de cocina es Rafa Centeno que al parecer es un
cocinero totalmente autodidacta, como se puede ver en la información de la web.
La que sí es cómoda y muy acogedora es la sala con una
amplitud de mesas y espacio difícilmente vista en muchos países europeos.
Disponen de dos menús degustación el corto por 48€ y el largo
por 68,50€ y una carta no muy amplia y algo escasa en los platos principales. Precios con IVA incluido.
Menos mal.
Como aperitivo de la casa nos pusieron un encurtido de
remolacha y fresa y una crema de anchoas.
Muy resultones ambos.
Como ir a Galicia supone casi siempre comer abundantemente y
nos apetecía cenar carne, solamente pedimos un entrante que fue el tartar de
ternera del país, hojas de mostaza, y queso curado de Arzúa. 19€. Aquí fue el mal detalle de la
noche. El propio maitre nos dijo que mejor nos emplataban el tartar para cada
uno, a lo que por supuesto dijimos que sí, pero lo que no nos dijo es que nos
cobraría 3,5€ de más ya que en la carta viene marcado a 15,50€. Hace unos años era
una práctica muy habitual cobrarte más si te emplataban un entrante para dos e
incluso algunos restaurantes lo indicaban en la carta (nada que objetar si te
avisan), pero en los últimos años era una práctica que no había visto en ningún
sitio hasta aquí. Creo que es un detalle bastante feo y cutre.
En cuanto al tartar, las comparaciones podrán ser odiosas
pero a veces son inevitables y éste, sin estar mal, era bastante inferior en
sabor, aliño y cantidad en relación al precio al que comimos hace un mes en el
restaurante Solana de Tenerife. Y como se puede ver en la foto, aunque se
supone que es la mitad de la ración, la cantidad es muy pequeña.
Como ya dije antes para los platos principales nos decidimos
por la carne. La pieza de vaca del país con patata Kennebec salteada y huevas de mostaza, 26,50€, nos gustó bastante, con excelente sabor,
textura y punto, unas patatas sabrosísimas y una mostaza tal vez demasiado domada. En mi opinión deberían preguntar al cliente el punto
deseado porque me temo que un alto porcentaje le daría la vuelta al plato de lo
poco pasada que estaba la carne. A nosotros nos gusta así pero me temo que no
somos mayoría en esto. Una pequeña crítica sería el precio, tal vez algo alto
para la cantidad ya que se comía de tres bocados. Las fotos tal vez no dan la idea ya que las tomé demasiado cerca.
Ya sabíamos en qué tipo de
restaurante estábamos pero no es muy lógico que las raciones que vimos del menú
degustación sean poco más pequeñas que un plato individual.
Cada vez que veo en una carta platos del tipo de carrilleras, rabo de toro, cochinillo, etc, inmediatamente me acuerdo de los platos de quinta gama de algunos fabricantes. Como las opciones de platos principales de carne no eran muchas más, pedimos la carrillera de ternera, estofado de piña y pimientos de Padrón. 21,50€. La carrillera se les pasó un poco de punto y la textura estaba algo seca aunque bien de sabor, con un fondo bien logrado y el contraste dulce de la piña, pero para ser franco, he tomado carrilleras en casa de productos de quinta gama que me han gustado más que esta...
Esta vez no pedimos postre pero nos sirvieron unos petit
fours bastante buenos, sobre todo los de chocolate.
Buen pan de dos tipos: integral y de pasas. El concepto de
servicio bastante moderado: 1,50€ p/p.
La carta de vinos aceptable pero algo rácana para un
restaurante de este tipo, sobre todo en tintos gallegos. Tomamos el fantástico
A Torna dos Pasás Escolma 2009, 38,50€, aunque 6,50€ más caro que en
Eirado da Leña.
La página web es bastante buena aunque les falta colgar la carta.
Evidentemente por tres platos no se puede nadie hacer una
idea general de la cocina de un restaurante pero ciñéndonos a ellos, lo comido
estuvo muy correcto pero sin nada que quede para el recuerdo. Está claro que habría que
probar el menú gastronómico para juzgar con más perspectiva. También mejoraría
la percepción eliminar detalles como el del sobreprecio del steak tartare y aumentar un poco la
cantidad de los platos.
Maruja Limón
Av de Galicia, 103, 36216 Vigo (Pontevedra)