lunes, noviembre 26, 2012

Ikea (Vitoria), por Toni



Ikea es uno de los restaurantes emblemáticos de Vitoria y se puede decir que del País Vasco. El nombre se presta a hacer el chiste fácil con la tienda de muebles sueca pero en realidad significa "pequeña colina" en vasco.



 Hace unos años fue totalmente reformado por Javier Mariscal y Fernando Salas y hay que reconocer que les ha quedado una sala muy llamativa y original con distintas maderas, piedras calizas y granito, que no pasa desapercibida para el comensal. Precisamente en la mesa que se ve en primer término fue donce cenamos.

A los fogones está Iñaki Moya, que según la propia web del restaurante "prefiere cocinar a experimentar, pero que no desdeña investigar sabores e incorporar materias primas que no pertenencen al recetario tradicional".











  Mientras ojeábamos la carta, que lleva el IVA incluído en los precios, nos pusieron unos palitos con una crema de queso muy resultona. 


 
 
Nada más tomarnos la comanda nos pusieron el primer aperitivo de la casa que consistió en una crema de vainas

 y finalmente nos sirvieron otro aperitivo doble: un salpicón de marisco que no probé pero que cosechó elogios y una croqueta de queso que 

no estaba mal pero inferior a la de Ca Suso.









  Como entrantes pedimos dos. Excelentes las 
alcachofas fritas con trigueros y 
escalope de foie, 21,15€. Hace unos meses habíamos tomado el mismo plato en el Treintaitrés de Tudela y nos había gustado aunque con un foie mejorable. Aquí nos gustó aún más, con unas alcachofas extraodinarias y un foie magnífico en cantidad y preparación. Precio más alto que en Tudela pero no díría que más caro ya que fue superior en todos los aspectos. Muy bien.





 También nos gustaron mucho los raviolis de rabo con crema de mascarpone y trufa, patata cremosa y crujiente de zanahoria, 24,50€. También precio alto, pero el conjunto era excelente. Nada nuevo ni innovador pero un plato satisfactorio en todos los sentidos.



 
 Para los platos principales nos decidimos por la carne. Digo platos principales por el orden ya que alguno podría haberse intercambiado como entrante con los raviolis de rabo por ejemplo que también podrían ser un plato principal.




La hamburguesa de pato azulón, con lasagna de piña-café y salsa de cacao, 17,40€, fue la sorpresa de la noche. Soy un fan declarado del pato en sus diversas preparaciones y esta nos gustó mucho, con una carne sabrosa e incisiva muy bien acompañada por los sabores dulce-amargos de la lasagna de piña-café, aunque un poco rácana en cantidad, y la salsa de cacao. Muy rico.




 Algo inferior resultó el lomo de corzo con higos caramelizados y aroma de mostaza de violetas, 25,90€, ya que sorprendentemente al corzo le faltaba intensidad en el sabor. No es que estuviera mal pero no tenía la fuerza que se espera de la caza y casi dominaban los higos sobre el conjunto.








Al final solo llegamos para pedir un postre que fue una espuma de crema catalana con helado de naranja y sopa de chocolate amargo,7€, muy correcta y sabrosa pero sin alardes. La acompañamos por chupitos de M.R. y un Oporto L.B.V. a 3€ cada uno.









 La carta de vinos, amplia y en general muy basada en Rioja, normal estábamos en Álava, y Ribera del Duero. Precios altos. Tomamos un La Vicalanda 2006 a 28,50€. Al hilo de La Vicalanda como curiosidad precisamente dos días después estuvimos visitanto Bodegas Bilbaínas en Haro y resulta que tenían La Vicalanda a 17,50€ y en una tienda de Haro lo vi a 12,80€, aunque con la entrada de la visita te hacían un descuento de 5€ en la bodega.


La mantelería, menaje, copas, etc, de nivel alto como se puede esperar en un restaurante de este tipo, y el personal de servicio profesional y eficiente.


Pero no todo fue positivo ya que al final de la cena nos estaba dando la impresión de que olía a tabaco lo que nos extrañó mucho, pero resultó que cuando ya nos íbamos se dejaron entreabierta la puerta de un comedor reservado unos momentos y vimos que efectivamente allí estaban fumando. No puede ser que a estas alturas volvamos a las andadas de viejos tiempos afortunadamente superados.


Obviando este mal detalle, el restaurante merece la visita. Buenas materias primas, elaboración sensata, pequeños toques de modernidad y como dicen ellos mismos, sentido común. No es de precio bajo pero tampoco se puede decir que sea excesivamente caro.

 Ikea


C/ Castilla, 27, Vitoria
945 144 747 www.restauranteikea.com