Casi cuatro años después de mi anterior visita al restaurante Mestura repetimos, aunque en unas condiciones totalmente diferentes ya que si aquella vez era un sábado y con el comedor repleto, en esta ocasión cenamos solos, algo realmente triste, tanto para el restaurante como para la gastronomía en general y más viendo como en una calle cercana que todos conocemos, las sidrerías estaban abarrotadas...
Esta falta de comensales hizo que todos nuestros platos salieran a toda velocidad. En la anterior visita ponían un aperitivo de la casa y en esta ocasión fueron dos. El primero consistió en una crema de sabadiego con pan ácimo y almendras fritas. Excelente todo, tanto la crema de sabadiego de intenso sabor como el riquísimo pan y las magníficas almendras. Comenzábamos con nivel alto.
El segundo entrante no recuerdo exactamente el enunciado pero fue algo así como bocarte con pan de ajo y picada de tomate. Seguro que me falta algún ingrediente pero lo que no faltaba era sabor ya que el bocarte también era intenso y el pan también estaba muy conseguido. Notable.
No sé si pondrán siempre dos apertivos de la casa o fue porque estábamos solos pero en definitivamente es un detalle por el que felicitar al restaurante.
Menos mal que solo habíamos pedido un entrante y fueron las magníficas croquetas de sobrasada Astur-Celta con membrillo. 14,20€. Ciertamente puede parecer que están altas de precio pero realmente resultaron estupendas porque con el excelente producto de la empresa Gancedo
de Tineo, que suelo comprar habitualmente, a poco que el cocinero tenga buena mano difícil que salga mal.
Para los platos principales continuamos con la carne. Los lomitos de solomillos salteados con trigueros, ajetes y soufflés, 25€, estaban impecables de punto, textura y sabor. Sobresaliente.
También rayó a gran altura la paletilla de lechal asada, con calabaza y tamarindo, 27€, armonizando bastante bien los toques dulces que apartaban estos con la paletilla.
Solo pedimos un postre con el buen detalle de que fue emplatado para cada comensal por lo que lo que se ve en la foto es la mitad. Fue un mousse de choco-limón con mandarina helada y cremoso de café, 6,50€, del que si no fuera que tenemos ya una edad, con lo que eso supone, nos hubiéramos comido varios. Excelente.
Para beber tomamos un Mirto 2012, 28€. Como dije en el post de la anterior visita, los precios de muchos vinos, como este, inferiores al precio de tienda. Asombroso.
Eso sí, aquí estuvo el único borrón de la noche ya que fue servido caliente. Como digo en otras ocasiones, no sé si es que tengo una puntería increible o qué, pero es raro el sitio en el que pida tinto y me lo pongan a su temperatura correcta...
El pan de dos tipos distintos y de muy buena calidad sigue costando lo mismo que hace 4 años, 1,30€.
En cuanto a la mantelería han rectificado y ahora tienen manteles de calidad y no aquel horror de nuestra anterior visita.
El maitre, que fue el único que estaba en sala, y evidentemente no tuvo mucho trabajo, muy buen profesional.
La página web, mejoró con respecto a hace años y ahora es el ejmplo perfecto de como tiene que ser la web de un restaurante, con carta de platos y vinos incluida y además también todo traducido al inglés y al francés. Muy bien.
No se si es que tuvimos más suerte que en las dos visitas anteriores o que con el tiempo lógicamente el restaurante ha engrasado y pulido su maquinaria pero esta vez nos ha gustado mucho tanto en los diferentes detalles como en la cocina. Evidentemente jugábamos con ventaja al estar cenando solos pero al pasar a la parte de arriba de nuestra lista de restaurantes ovetenses probablemente tardemos poco en volver a probarlo. Recomendado.
Mestura
Gran Hotel España
C/ Jovellanos, 2, 33003 Oviedo
984 034 014
www.mesturarestaurante.es
Sorprende el precio del vino, desde luego. También me sorprende esa elección (mas por le perfil que otra cosa) para los platos elegidos. Tomo nota de la buena opinión porque me llegaban mas bien negativas - de diferentes personas-.
ResponderEliminar¿Solomillo y lechal no le van bien al Mirto?
EliminarEs una cuestión de gustos pero desde luego a un lechazo -graso- y a un solomillo - mas sutil que potente- no le pondría un vino maduro, maderizado y "corpulento". Al lechazo, a priori, un blanco barrica con cierto volumen y al solomillo un vino mas ligero. Otra opción sería burbujas con pinot noir mayoritario, para ambos. De todas formas lo que comenté, no critico su elección, sólo que yo haría otra
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