Parece que el término gastrobar, inventado por José Carlos
Capel, ha traspasado fronteras ya que nos encontramos con éste en Nazaré, pueblo
turístico costero a 100 km al norte de Lisboa y famoso por sus olas, al parecer
las más grandes del mundo.
La verdad es que es rara avis en un pueblo absolutamente
dominado por los restaurantes de pescado “grelhado” y muy orientados al rancho
para el turista. Esa diferenciación le hace ser muy popular entre el turismo
extranjero por lo visto en la web de viajes Tripadvisor.
De todas formas, el concepto que en España tenemos de
gastrobar no parece que sea el mismo que en Portugal, o por lo menos aquí, ya
que tenía bastante más de “gastro” que de “bar” porque uno espera poder tomar
vinos por copas aunque sea en la barra y no era el caso, además de que la barra
estaba prácticamente de adorno como en la mayor parte de establecimientos de
hostelería portugueses en los que te tienes que sentar a la mesa, sí o sí.
El local no es muy grande pero sí que está aprovechado al
tener las mesas al estilo francés, es decir, pequeñas y muy juntas entre sí. La
carta tiene unas cuantas cosas para picar con clara influencia gallega (chorizo
gallego, criollos, pimientos de Padrón, etc) y varios platos más elaborados.
IVA, 23%, incluído.
Esperaba que al ser un estilo de restaurante más moderno no
tuvieran la habitual costumbre portuguesa de ponerte varios aperitivos no
solicitados pero que no son invitación, pero sí lo hicieron. Bastante rica la
mantequilla de chorizo, 0,80€, y aceptable el paté de atún,
1,30€.
Como entrantes pedimos las albóndigas de “alheira” con
cebolla caramelizada, 3,80€. La alheira es una especie mezcla entre
longaniza y morcilla, típica del norte y oeste de Portugal y muy popular en todo
el país. Las albóndigas estaban sabrosas pero penalizadas por su dureza. Lo que
no pintaba nada era la cebolla caramelizada, ingrediente demasiado recurrente en
este tipo de sitios.
Resultonas las patatas bravas, 3,25€, que venían
espolvoreadas con pimentón picante y ricos los chorizos criollos con chimichurri, 2,95€.
De principales probamos varios platos. Los lomitos de
cerdo con salsa de ajo, 8€, simplemente pasables además de ser de una simpleza exagerada. La materia prima era mejorable.
Mejor resultaron los escalopines de ternera con salsa de
Maderia y champiñones, 9,40€, aceptable carne con una salsa bastante conseguida,
aunque los champiñones de lata los podrían haber obviado.
Acabamos la carne con un filete de vaca a la pimienta,
12€. La carne era de calidad media, para entendernos, aunque bien de punto y con
una salsa de pimienta bastante decente. Correcto.
Merecen mención aparte las patatas que acompañaban los
platos, excelentes, y la pequeña crítica a la repetición de las guarniciones en
todos los platos de carne como se puede ver en las fotos. Esa especie de puré amarillo parecía que era de mango. ¿¿??. Un poco de imaginación, por
favor.
También probamos los platos de pescado, aunque el pulpo es
más bien marisco, técnicamente hablando. El lomo de bacalao confitado
sobre pan de broa, 12,80€, afortunadamente de una calidad superior al típico
portugués, bien de punto y como suele ser habitual menos desalado que como
se pone en España. No estuvo mal pero algo parecido lo hago yo en casa...
Peor resultó el pulpo a la plancha con vinagreta y
mango, 12,80€, ya que estaba considerablemente duro. La vinagreta sí que
estaba rica y el conjunto con el mango le daba un sabor original pero lo
principal, el pulpo, se hacía difícil de masticar. Detalle a corregir.
Para los postres probamos una delicia de chocolate, 3,50€, una especie de
mezcla entre bizcocho y mousse bastante bueno
y un magnífico tiramissú, 3€, uno de los mejores que he probado en los últimos años. Lástima de la parquedad de las raciones. Creo que con los postres dejarían más satisfecho al comensal poniendo más cantidad aunque incrementaran el precio en consonancia.
Decía al principio que el sitio tenía bastante más de
“gastro” que de “bar” y se puede aplicar a la carta de vinos. Se espera que en
un sitio así tengan una carta de vinos amplia y no fue el caso. Tampoco tenían
armario para conservar los vinos, las copas eran manifiestamente mejorables
aunque no tan malas como la media en los restaurantes portugueses y las
cubiteras eran inexistentes. Enfriador y arreando.
Tomamos dos tintos, Duas Quintas 2010, 19,20, del
Douro y Syrah 2011 de Casa Ermelinda, 16,50€, de la penínusla de Setúbal.
El blanco fue un Vinha da Defesa 2012, 12€, del Alentejo.
También pedimos con los postres un Porto L.B.V. Taylor’s, 4€,
que fue servido en tan pequeña cantidad que se bebió en dos sorbos. Mal detalle
que puede empañar bastante la percepción que a un cliente le queda de un
restaurante.
En cambio, el café muy bueno como siempre en Portugal y al
razonable precio de 0,80€. Parecido a cómo lo cobran los restaurantes
españoles…
El personal femenino de servicio voluntarioso aunque algo
apresurado.
Un fallo considerable es que solo aceptan la tarjeta de crédito Multibanco portuguesa y no las extranjeras. Inexplicable en estos tiempos y más en un pueblo tan turístico.
Un fallo considerable es que solo aceptan la tarjeta de crédito Multibanco portuguesa y no las extranjeras. Inexplicable en estos tiempos y más en un pueblo tan turístico.
Otra crítica es a la ausencia de página web. Ya sé que no es
un sitio cuya potencial clientela vaya a consultar mucho una hipotética web,
pero en 2013 parece casi inexcusable su ausencia.
En resumen, un restaurante distinto de lo que se encuentra
habitualmente en Portugal, fuera de grandes capitales, con altibajos, pero que
sirve para arreglar una cena informal y para quien se quiera apartar un poco del
ABC de la mayoría de restaurantes medios portugueses. Sorprenden un poco las muy
elogiosas, y creo que excesivas, críticas que se encuentran en Tripadvisor sobre
todo por parte de turistas extranjeros aunque tal vez sea porque agradezcan
comer algo distinto después de días de pescado y carne “grelhados” y por parte
de clientes portugueses porque tal vez no estén muy acostumbrados a este tipo de
sitios.
Por nuestra parte sirvió para arreglar las cenas en Nazaré pero si estuviera en mi ciudad dudo que lo volviésemos a pisar.
Tosca GastroBar
Rua Mousinho de Albuquerque 4, 2450-255 Nazaré, Portugal