En el anterior post hablaba de todo un clásico en la
restauración manchega como es el Mesón de Pincelín, representante de la cocina
más tradicional y de producto. Una ciudad pequeña como Almansa tiene la suerte
de tener otro restaurante de categoría como es el Maralba, en este caso
exponente de la versión más creativa de la cocina manchega y premiado con una
estrella de la guía Michelin.
En la cocina oficia Fran Martínez con una experiencia de 9
años en Mas Pau y en sala está Cristina Díaz de la que se puede decir que es la
simpatía personificada.
Para nuestra primera visita nos decidimos por el menú
gastronómico con maridaje de vinos que cuesta 60€ e incluye el pan, toda una
novedad que aunque siempre debería ser así ya que estás pidiendo un menú, por lo
general no suele ocurrir. Excelente pan hecho por ellos mismos . Disponen
también del menú gastronómico por 48€ y el menú sorpresa por 63. Precios siempre
con IVA incluído aunque no será así en la carta de platos y vinos como comentaré
más adelante.
Sería capaz de apostar que
Maralba si no es el restaurante
con estrella Michelin más barato, seguro que está entre los 3 más baratos de
Europa. Además en el maridaje de vinos no solo no se escatima la cantidad en la
copa sino que encima nos pusieron por lo menos 8 copas distintas, y digo por lo
menos porque tengo algunas lagunas ya que en una ocasión así no es cuestión de
dejar vinos sin acabar. Todo un lujo.
En este caso el enunciado de los snacks, tapas y platos es
una descripción en sí mismo. Pido disculpas por algunas fotos que no se por qué
salieron muy amarillentas.
Empezamos con 6 snacks . Las bolitas de calabaza con granos
de mostaza y polvo de ajo fueron muy resultonas. Parecían confitadas en aceite
con un punto de mostaza y el ajo espolvoreado.
A la vez vinieron
las tortas de gachamiga serrana con piel de
sardina salada. Magníficas. Original presentación en un tenedor , la torta de
gachamiga tenía incrustada la piel de las sardinas lo que le daba un sabor a mar
intenso y muy bien conjuntado con el de la gachamiga. Muy buen snack.
Para acompañar Cristina nos sirvió una copa de El Aprendiz
2011, vino leonés de Prieto Picudo. Sorprendente empezar el menú con un
tinto.
Depués llegó otro pase de cuatro snacks. El
ajopringue
machego con pan tostado nos gustó pero tengo que reconocer que no tanto como el
que comimos hace un par de meses en el
Azafrán de Villarrobledo que tenía más
intensidad. La
tajada de cerdo con manteca especiada, lima y menta también
estaba muy rica y es de esos bocados que incitan a pedir otro y otro. Muy
rico.
Seguimos con el cornete de atascaburras, que tenía una lámina
de ajo frito encima, otro guiño al recetario típico manchego y acabamos con los
pimientos secos y fritos, largos y dulces que se secan y luego se fríen,
excelentes de sabor y textura, todo un descubrimiento.
El vino en esta ocasión fue Rodríguez de Vera Merlot 2009, tinto
de Chinchilla de Montearagón.
Entre los snacks y el apartado "Tapitas sorpresa" nos
puesieron sendas cucharillas con su versión del gazpacho manchego en forma de
empanadilla que lo único malo que se puede decir es que se hace muy corto su
disfrute al tomarlos de un bocado. Notable.
En las tapitas nos pusieron unos
bombones de queso manchego
curado al romero. Los bombones tenían impregnado el sabor del romero pero tal
vez estaban algo fríos como para que el disfrute sea total. De todas formas nos
gustaron mucho.
Otra tapa fue la cucharita de mejillón con espuma y perlas de
Martini, acertada combinación en la que las esferificaciones de Martini realzan
el sabor del mejillón. Acabamos con otra cuchara de caballa semicurada en sal
con emulsión de tomate y olivas negras, con una caballa muy jugosa bien
combinada con la emulsión de tomate y las olivas. Acompañamos las tapas con
Treinta Mil Maravedies 2010, tinto madrileño.
Llegamos a los platos principales. El primero fue un pulpo de
roca con alcachofas confitadas en aceite de anchoas y caldo caliente de
alcachofas al fuego. Plato arriesgado pero que sale totalmente airoso con una
excelente armonía entre el pulpo y las alcachofas bien apuntalado por el
intenso aceite de anchoas. No suelen convencerme muchas de las preparaciones que
he probado del pulpo pero esta lo hizo completamente.
Seguimos con las habas repeladas con royal de michirones,
velo de panceta ibérica, tomates secos y consomé de Jabugo. Excelente
interpretación de un guiso típico de la zona de Murcia y Albacete aunque creo
que hubiera ido mejor antes del pulpo. De todas formas estaba buenísimo.
Estos dos platos los acompañamos de una copa de Picarana 2010
blanco madrileño que se enfrentó perfectamente con las difíciles alcachofas.
Seguimos con el salmonete de roca con carpaccio de galeras y
algas marinas, perfecto de punto y con intensos sabores marinos. El vino fue The
Flower and the Bee 2011 con diferencia el más discreto de toda la cena.
La carne fue vaca al brandy con tartar de setas de temporada
y jugo de asado, excelente también de punto y textura y muy bien acompañada de
las setas. El vino fue Tierras del Mediodía 2007, una garnacha de Almansa aunque
fuera de la denominación.
Llegaron los postres y el primero fue un flan de tarta de
queso, bizcocho de nueces, sorbete de lavanda, virutas de mango y caldo de mango
y maracuyá, todo un alarde de ingredientes y preparaciones del que destacaría el
flan. Estupendo. Lo acompañanos con una copa de MR, dulce de Málaga.
El otro postre fue el toffee con sorbete de pera, macadamia
garrapiñada y granizado de especias, magnífica conjunción de sabores donde el
sorbete matizaba la dulzura del tofee y muy bien acompañado por la macadamia y
el frescor del granizado. El vino esta vez fue un Domaine des Coqueries, dulce
de Coteaux de Layon del Loira.
No solemos tomar café pero esta vez sí, al bonito precio de
3€. Aquí no se notó la moderación de precios aunque también hay que contar con
los petit fours que fueron unos trozos de chocolate blanco con pipas saladas,
kikos bañados en chocolate, bombones de higo y gominolas de mango, todos de muy
buen nivel con sus contrastes dulce-salado.
Como decía al principio un excelente menú a un precio de los
que no se ven y menos en restaurantes de estas características.
Dos días después repetimos visita y esta vez con la intención
de comer a la carta y aquí tengo que criticar el punto negativo del restaurante.
Como los menús sí que tenían el IVA incluído en los precios, a la hora de pedir
por carta ni nos fijamos en ese detalle dándolo por descontado. Otra vez, error.
Al revisar en casa las fotos de la carta y las facturas, comprobé que ni la
carta de platos ni la de vinos tiene el IVA incluído. Si esto ya no cumple con
la legalidad vigente que obliga a tener los precios con el IVA incluído, choca
más al tener los precios de los menús correctamente. Quiero pensar que es un
despiste del restaurante porque no tiene lógica alguna que los menús lleven el
IVA incluído y los platos de carta y los vinos no, pero que se trate de un descuido no quita
para que sea un detalle a corregir urgentemente.
La noche era la del sábado de Semana Santa y nos encontramos
con que fuimos los únicos comensales de la cena. Deprimente que un sábado noche
y en fechas festivas solo tengan una mesa para cenar por mucha procesión que
hubiera. Menos mal que nos comentaron que al mediodía sí habían llenado.
Antes de que llegaran los platos de la comanda nos llamó la
atención que el pase incluyera los snacks y las tapitas sorpresa que nos habían
puesto la vez anterior por lo que pácticamente la cena se conviritió en otro
menú degustación aunque esta vez sin maridaje de vinos.
Después de dar buena cuenta otra vez de todos los entrantes
llegaron lo que habíamos pedido nosotros. Excelente el ravioli de morteruelo de
caza, con virutas de pichón, salvia y caldo caliente de caza, 13,30€. Potentes
sabores enraizados en la tierra.
El otro entrante fue el conejo de monte en escabeche con
hortalizas con infusión de jugo del conejo con aromáticas del entorno, 13,20€.
Muy sabrosa la carne con un suave escabechado y bien realzada por el jugo
infusionado con las hierbas.
Para los principales nos decidimos por la carne. Decir
primero que aquí las raciones nos parecieron algo escasas ya que los platos se
comían prácticamente en dos bocados. Fantástica la liebre al civet, ligado con
su sangre, enebro y setas, 24,20€. Extraodinario sabor, incisivo pero domado,
refrescado por el enebro y con el buen añadido de las setas. Excelente
plato.
Acabamos con el cabrito lechal manchego, con patata ahumada,
hinojos y jugo del asado. 19,80€. Una preparación clásica de un cabrito que se
deshacía en la boca pero de intenso y elegante sabor y unas ricas patatas. Muy
bien, pero como dije antes, algo escaso de cantidad.
Esta vez tampoco nos pudimos resistir a los postres. Uno fue
la torrija bañada en vino dulce, mantecado de vino, mousse de almendras y
granizado de vino blanco con toques de naranja y limón. 6,60€. El enunciado ya
lo explica perfectamente. Muy buena la torrija, impregnada del sabor del vino.
Lo mejor es comerlo todo a la vez para mezclar los sabores y las texturas
crujientes, heladas, cremosas y dulces.
Y acabamos con la ensalada de remolacha y fresas con sorbete
de yogur de cabra y bizcocho de especias al vapor, 6,60€, otro alarde de
diferentes preparaciones en un mismo plato, en un postre muy fresco y con
contraste dulce-ácido muy logrado.
Acompañamos los postres con copas de Casa del Inca, 3,93€, PX de Montilla y PX Monteagudo, 2,75€, de Jerez.
Para beber tomamos un PF 2010, tinto de Manchuela a 23,76€.
Buena y escogida carta de vinos con bastantes de la zona de Alamansa y
provincias vecinas y como curiosidad decir que tenían unos cuantos de Coalla
Gourmet.
El pan, 3,24€ c/u.
El personal de servicio está compuesto por la propia Cristina
y un chico muy joven pero con muy buenas maneras para su juventud.
La página web está bien pero estaría mejor con el añadido de
las cartas.
Sin olvidar el mal detalle del IVA y tal vez la parquedad de
algunas cantidades en los platos de carta , sin duda es un restaurante a
recomendar. Excelente puesta al día del recetario manchego y de provincias
vecinas, técnica, dominio de los contrastes, precios muy contenidos y buen
servicio hacen que no sean de extrañar los reconocimientos logrados. Y
parafraseando a la famosa guía roja, si se pasa cerca bien merece el desvío.
Maralba
C/ Violeta Parra, 5 Bajo.
02640 Almansa (Albacete)
967 31 23 26 www.maralbarestaurante.es