lunes, marzo 18, 2013

StreetXO (Madrid), por Toni



Una de las cosas por las que me gusta ir a grandes ciudades como Madrid, es por la enorme oferta gastronómica de la que disponen, imposible de encontrar en ciudades más pequeñas. Un claro ejemplo es StreetXO, el apéndice del afamdo y reconocido restaurante DiverXO, de Daviz Muñoz.

StreetXO se encuentra en el espacio Gourmet Experience de El Corte Inglés de Callao, abierto a finales del año 2012. La verdad es que da la impresión de que no pega allí ni con cola ya que parece uno de esos restaurantes de cocina callejera que se pueden ver en Asia. Esto lo digo por lo visto en televisión ya que no he tenido la suerte de visitar el continente asiático.

Leí sobre StreetXO que era la estrella del Gourmet Experience y el local que más gente atraía. No lo pongo en duda en general pero en nuestra visita fue precisamente el local menos concurrido de todos y con diferencia. Desconozco los motivos de ese día en concreto pero después de un buen rato allí me los puedo imaginar. Primero, la propia oferta gastronómica poco accesible en su concepto para mucha  gent. Durante nuestra comida vimos desfilar a un montón de personas que se paraban a hojear la carta y que luego se iban. Incluso escuchar a alguna comentar algo así como: "Qué cosas más raras tienen aquí. Vamos al mexicano.!".
Otro handicap es que no tienen asientos y hay que comer de pie, y otro es que por lo menos durante nuestra estancia, hacía un calor considerable y eso que nos pudimos poner en la zona exterior de la barra. Cuando entré hacia el interior para coger una de las hojas que tienen como carta comprobé que hacía un calor de camiseta y bermudas, incompatible con la comodidad que requiere comer  y más estando de pie. Es el problema que tiene una barra que rodea la cocina.

Por lo que nos contaron, muchos de los platos están pensados para comer con las manos, pero disponen de cubiertos de plástico en la barra para quien lo desee. No olvidemos de que se trata de un local de comida rápida, aunque viendo las preparaciones yo no lo diría tanto.


 Pedimos tres platos y comenzamos con el cocido "Hong-Kong - Madrid" con tamarindo al carbón, taro y chiles escabechados. 9,50€. Uno que no dejará siempre de ser un diletante en esto del comer, me resulta difícil comentar algo sobre composiciones tan "atómicas" y con ingredientes casi desconocidos. Era más o menos un caldo del cocido sobre el que ponían unas empanadillas rellenas de pollo o gallina, no sabría decirlo, con el toque picante de una salsa de chiles que unido al sabor agridulce del que supongo son responsables el tamarindo y el taro, componían un bocado excelente con una paleta de sabores absolutamente original. Excelente.


 Seguimos con los ñoquis de arroz glutinosos con boloñesa con chorizo ahumado de León y jugo de mandarinas. 12€. Los ñoquis de excelente textura, llevan una estupenda boloñesa con carne de cerdo y chorizo picante, que el camarero que acababa y explicaba el plato nos contó que trañia de su pueblo, La Robla, el toque agridulce del jugo de mandarina y coronado por unos fideos de corteza de cerdo y albahaca espolvoreada. Contundente pero para comer media docena seguidos. Muy bien.


 Y acabamos con el espeto de pollo pekinés y bonito ahumado, tobiko y yoghout pasión-5 especias chinas. 12€. El pollo a la plancha muy especiado con el tobiko y coronado por lascas de bonito ahumado que al contacto con el calor del pollo se expandían y parecía que estaban vivas, todo ello aligerado con el yoghourt agridulce. Otro plato estupendo.



Para beber tomamos cerveza, 3€, carillas y más al no estar muy frías, normal con el calor que hacía. Tenían varios vinos por copas, casi todos tintos que no me parecen los más adecuados a este tipo de comida. Desconozco si tenían carta de vinos.

Como decía antes, un diletante en esto del comer queda descolocado ante este tipo de cocina fusión, más bien ultrafusión, de la que me cuesta hablar ya que carezco de referencias. Pero al final lo importante es lo que hay en el plato, o en el mantel-servilleta de papel parafinado en algún caso, y estos tres ejemplos son absolutamente convincentes, tanto que su casa matriz DiverXO se convierte en objetivo para el próximo viaje si es posible ante los llenos que registra al parecer desde hace tiempo. Pero si se pasa por la zona de Callao sin importar la hora porque está abierto todo el día, no cabe duda de que StreetXO, a pesar de las incomodidades comentadas, es de obligada visita para un aficionado a la gastronomía que quiera probar cosas diferentes.


StreetXO

El Corte Inglés de Callao (Madrid)



lunes, marzo 11, 2013

Paralelo Cero (Madrid), por Toni

 


A pesar de la numerosa comunidad ecuatoriana residente en España no parece muy habitual ver restaurantes de cocina ecuatoriana dentro de nuestras fronteras. Sí en cambio, han aparecido muchos de cocina peruana aprovechando la expansión que ha tenido ésta en los últimos años.


Como dije en su momento de la cocina peruana, desconocía totalmente la cocina ecuatoriana por lo que al enterarme de la existencia de Paralelo Cero y sumado a que nos quedaba bastante cerca de nuestro hotel en Madrid no dudé ni un momento en reservar mesa.




Se encuentra situado en el barrio de Salamanca, concretamente en la calle Villanueva. A la entada tiene una zona de barra, luego un pasillo con mesas altas y taburetes en las que al parecer situan a los comensales que aprovechan algún cupón de descuento de los que se encuentran en Internet y finalmente el sobrio y minimalista comedor.

La carta, con el IVA incluído, se compone de platos ecuatorianos y también de cocina española, incluso jamón, lomo y varios mariscos, aunque evidentemente lo que íbamos buscando era la desconocida cocina ecuatoriana.

Después de un considerable desbarajuste con el vino que relataré más adelante, pedimos la comanda. De aperitivo, ya puesto en la mesa, había un poco de queso y jamón, ambos resecos. Creo que no deberían tenerlo en la mesa ya que vete tu a saber cuanto tiempo llevaba. También una botella de aceite de oliva virgen extra. Sirvieron también una cesta con diferentes tipos de pan, yuca, cristal, etc, de bastante buen nivel. Por cierto, este es otro de tantos restaurantes que inexplicablemente ponen en la cuenta el concepto "pan y aperitivo" , 2,99€ c/u, con lo fácil que es quitar lo de "aperitivo" ya que da una imagen bastante mala el cobrarte por algo que no has pedido.
 
 

Muy notables las croquetas de gallo de corral, 1,50€ c/u, con coco rallado, crujientes y con un relleno contundente. Nos gustaron mucho aunque son potentes como para comer muchas.





En otro entrante fueron los llapingachos, 12€, que son como unos huevos rotos con un puré de patata que deben de pasar por la sartén, longaniza ibérica y una salsa de cacahuetes un poco picante. Eran dos, y como se puede imaginar el lector, bastante contundentes. No fue lo mejor de la cena pero cumplieron de sobra y estaban buenos.

 
 
 
De principales seguimos con la potencia. El seco de gallina, 16€, fue lo que más encarecidamente nos recomendó el maitre y está claro que acertó. Es un guiso de pintada, naranjas, cilantro y chicha y todo envuelto en una crepineta de cordero y con el inevitable puré de patata. Estupendo de textura y sabor y eso que me da la impresión que casi seguro que está aligerado con respecto a la receta original. Merece la pena probarlo.

 
 
También tomamos el hornado de cerdo ibérico, 16€, que consiste en carne de cerdo marinada en especias, horneada y acompañada de mote , cebolla roja y papa chola azul.  Seguimos con una preparación exótica a nuestro paladar que si bien no alcanzó el nivel del seco de gallina no desmereció en absoluto. Bien.
 
 
 
 
Después de estos platos contundentes no llegamos al postre.
 
La parte surrealista de la cena fue con motivo del vino. Primero habíamos pedido un Champagne de André Clouet. Sus buenos 10 minutos después de pedirlo vuelve el maitre con una botella abierta y nos dice que no le queda nada más que por copas. Cambiamos la elección y pedimos un Cava, Juve i Camps. Pasan otros cinco minutos y vuelve a decirnos que tampoco les quedaba y que solo tenían un Cava rosado. Increíble. Le decimos que nos traiga la carta y el asombro se disparó al ver que los precios de esta segunda carta eran entre un 15 y un 20 por ciento más baratos que los de la primera carta que nos dio. No recuerdo algo así en mi vida en ningún restaurante y eso que ya uno tiene una edad y kilómetros recorridos.
Finalmente pedimos un Ossian 2010 que en la segunda carta marcaba a 26€, buen precio para restaurante, pero como nos imaginábamos que pasaría nos lo quisieron cobrar a 30€ que es lo que marcaba la primera carta. El caso es que se lo dijimos al maitre y no tardó ni un minuto en volver con la cuenta rectificada. Una de dos, o ni siquiera lo consultaron para no empeorar el desastre del servicio del vino o es algo que les pasa a menudo al tener cartas de vinos con distintos precios. Cualquiera de ambas opciones es de tarjeta roja y expulsión.
 
 
Obviando este detalle, el personal de servicio fue discreto y eficiente. Bastante tienen con bregar con ese desastre de organización en todo lo relacionado con el vino.

 
Al final un detalle bueno fue que nos dijeron que nos invitaban a un chupito de limoncello Villa Massa, que está bastante bien pero nos extrañó que no tuvieran algún licor o aguardiente ecuatoriano.
 
 
La página web del restaurante es como si no la tuvieran, ya que lleva semanas, por lo menos, remodelándose.
 
 
A pesar del detalle del vino, la cena fue satisfactoria por lo comido. Buen producto, preparaciones notables, precios aceptables para la zona y el toque de exotismo que aporta una cocina desconocida para nosotros. Sin duda, merece la pena conocerlo.
 
 
Paralelo Cero
 C/ Villanueva, 21 28001 Madrid
915 77 69 26 www.paralelocero.es
 


lunes, marzo 04, 2013

Este servicio es una ruina, por Toni


Andábamos dando un paseo por el barrio madrileño de Salamanca  con la intención de tomarnos un vino antes de cenar cuando nos encontramos a la puerta de un afamado restaurante abierto el pasado año y que por lo leído en la red está de moda en el ambiente gastronómico capitalino. Volviendo a recordar lo leído, al parecer en la zona de barra tenía una amplia referencia de vinos por copas y sumado esto al cuidado interiorismo y la humana curiosidad por un sitio de tanta actualidad, no dudamos un segundo en entrar.

Nada más traspasado el umbral de la puerta, nos sale al paso un camarero ya veterano, por edad, y directamente nos suelta:
 -¡¡¿Qué quieren?!!-con un tono de sargento chusquero en plena resaca de pacharán.

 Aquí, mi señora, que era la que evidentemente había entrado en primer lugar, estuvo rápida de reflejos y contestó:
 - Pues lo que se suele querer en estos sitios, tomar algo.
 - ¡Ah!, pues pasen por allí - dijo señalando hacia la barra.

Empezamos bien, pensé yo. Menos mal que de este sitio se cuenta que el servicio es de primera categoría, incluso con un maitre que es premio nacional de gastronomía. No parece que impartiera un curso sobre el servicio a alguno de sus subordinados.

Nos acodamos en la barra, muy "fashion" el ambiente y tal y tal, y le pregunto al camarero, esta vez muy joven:

 -¿Qué vinos por copas tienen?.
 - Ribera y Rioja.

¡Joer!, empezamos bien y seguimos mejor, pensé. Igual que en tantas vinaterías de tercera que tanto abundan últimamente. Espero que a Robert Parker no le hayan dicho lo mismo en su visita a este sitio. Solo faltaba que si le pregunto por los blancos me suelte que albariño y Rueda...

 -Bueno, ¿y en blancos?.
 -Rueda y albariño.

¡Vaya!, fallé en el orden, volví a pensar.

En este momento mi señora casi me tiene que dar una colleja para que mis ojos dejaran de estar en blanco.
Al final nos ponen un Rueda que prefiero no recordar, de esos que es un zumo de frutas tropicales y un Ribera del Duero, con una tapita de aceitunas.

Llega la hora de pagar y le digo a una camarera, también muy joven, que por favor me cobre. Hace la nota, la trae, y en vez de dejarla en la barra e irse a hacer otra cosa hasta que el cliente deje el dinero en la bandejita, allí se quedó a pie firme con los ojos fijos en nosotros y solo faltándole enseñarnos los dientes cual cancerbero guardian de las puertas del averno, hasta que deposité el dinero en la bandeja.

Encima, para acabar de rematar la jugada, nos cobró mal, ya que en vez del Rueda marcó un Rioja, Robatie, a 2,75€.

Y aunque no nos pasó a nosotros no pudimos dejar de observar el detalle que les pasó a una pareja extranjera que se sentó a una mesa alta justo detrás de donde estábamos, con el montaje de vajilla, cubiertos y copas para comer ya dispuesto, que nada más sentarse, otro camarero diferente lo primero que les pregunta es que qué querían beber. ¡Hombre!, que no estamos en la tasca de Paca, que si se sientan a la mesa se supone que es con intención de cenar. ¡Llévales primero la carta de platos!.

No sé, será que como dije en otros post, tenemos una especial puntería para dar con el día malo de muchos sitios, aunque también cabría pensar en cuantas horas diarias trabaja el personal y lo que cobran finalmente. El caso es que la impresión que se lleva el cliente es todo menos buena.

Y por si alguien se está preguntando de qué sitio estoy hablando, no tengo problema alguno en decirlo: Álbora.

lunes, enero 21, 2013

Vino natural de la Axarquía, de Cómpeta o vino’l terreno.







Con los últimos racimos de la moscatel del año, a primeros de septiembre,  feos , pequeños, en gran parte pasificados , numerosas familias en la Axarquía elaboran su vino dulce, que ayudará a pasar el invierno. Siempre ha tenido fama el de la zona de Cómpeta , de forma que normalmente se conoce como vino de Cómpeta o, en caso de rivalidad cainita , vino´l terreno.  Un terreno que son terrazas de pizarra y monte bajo, por darle un barniz de terroir al vino. Uva pisada, fermentada , trasegada y embotellada (frecuentemente en botellas reutilizadas de Pet de 5 lts), de forma totalmente natural y  artesanal, con fortuna , lógicamente, desigual, aunque raramente fallida.  Para los roscos de vino de navidad siempre subimos unos cuantos  litros, de los que siempre sobra la mayor parte . Este año el vino vino especialmente redondo. Escribo esto mientras apuro las últimas gotas…es un vino que se pica según se va acercando el verano.  Sorprenderá a algunos el frescor que tiene en nariz, su gracia  en la boca. El enigma se soluciona con sencillez: prueben una auténtica pasa moscatel de Málaga ,secada al sol,  y verán que , al contrario que esas abúlicas pasas sultanas, en la carnosa uva malagueña palpita aún con vida ese frescor.  Con matices claro, pero el hecho de que exista, y la naturalidad del proceso, dan viveza y complejidad a un aroma que diría de un Kracher aligerado,ese aroma almizclado y de miel propio de la moscatel pasa. El paso en boca es ligero, no llega a empalagar, aunque le ayuda sobremanera ser acompañado de unas migas, a ser posible con sus coquinas y su ensalada ajoarriera. Prometo después  unas siestas memorables. El precio es variable : la garrafa de 5 lts suele andar entre una bolsa de aguacates o una caja de tomates . En todo caso, nunca es caro. Si van por la zona , hay quien embotella de forma presentable esta modesta maravilla. Cómprenla, seguro que no se arrepentirán

viernes, enero 11, 2013

Azafrán (Villarrobledo, Albacete), por Toni



 A veces acabas recalando en un sitio por pura casualidad. Hasta hace unos días no tenía ni idea de la existencia del restaurante Azafrán de Villarrobledo pero fue precisamente buscando información turística de esta localidad manchega la que me llevó a un enlace en el que se comentaba que Azafrán estaba entre los candidatos a restaurante revelación del próximo Madrid Fusión. Aún así tampoco tenía pensado ir ya que en teoría no me cuadraba la hora de la visita a Villarrobledo con la comida, pero por circunstancias que pasan, al final sí que llegamos a la localidad manchega justo a la hora de comer por lo que no dudamos en visitar el restaurante.


 A los fogones está su responsable, Teresa Gutiérrez, formada con grandes cocineros y en restaurantes como su casi vecino Las Rejas de Las Pedroñeras.

La situación del restaurante no es céntrica, aunque sí es muy accesible en coche y con aparcamiento en la misma puerta. La sala es muy luminosa y con una decoración sencilla pero con empaque. Nosotros como pensábamos comer a base de raciones nos pusimos en una de las mesas enfrente de la barra.


Mientras hojeábamos la carta, precios con IVA incluído, nos pusieron unas fantásticas cortezas caramelizadas como aperitivo que resultaron totalmente adictivas. ¡Madre mía que buenas estaban!. Me hubiera comido un kilo, con eso lo digo todo. Una excelente idea es que  muchos de los entrantes se pueden tomar por medias raciones, con la ventaja que tiene  poder configurarte casi un menú degustación de entrantes a un precio muy ajustado.

Todo tenía una pinta muy apetecible pero estando en La Mancha y previendo que íbamos a tardar en volver por la zona nos decidimos a comer a base de entrantes típicos de la parte de la carta de "Del recetario de mi abuela".



Pero primero la propia Teresa Gutiérrez nos trajo una sartén de migas del pastor con panceta y mermelada de uvas, cortesía de la casa, muy ricas para abrir boca y comenzar a sumergirnos en la cocina manchega.




Todos los platos nos los presentó Teresa Gutiérrez y el siguiente fue el lomo de orza casero con salmorejo, alioli y pan tostado. Media 6,50€. Excelente la calidad del lomo, de sabor potente, intenso y elegante, con un suave alioli que se combinaba muy bien con la carne sin anularla y un fino y sabroso salmorejo en forma de mermelada, con el toque crujiente de las migas de pan tostado. Teresa nos comentó que era la receta de una de sus abuelas aunque imaginamos que puesta convenientemente al día. Excelente.


Seguimos con unas croquetas caseras de atascaburras manchego y pan de ajo tostado, media 5€. El atascaburras es una pasta hecha a base de patatas y bacalao, muy típica de Albacete y Cuenca. Se suele comer frío o a mi por lo menos siempre me lo han servido así pero aquí cobra otra dimensión como relleno caliente de las croquetas, con una masa magnífica y el conjunto con un sabor intenso al bacalao. Muy buenas.



El tercer plato fue el "ajopringue" albaceteño de matanza con manzana y piñones. Media, 6€. El ajopringue  es como un paté hecho de casquería de cerdo y matanza parecido al morteruelo y venía acompañado de un buen pan tostado. Plato condundente perfecto para el invierno y que queda sin duda clasificado en primer lugar de los patés de este tipo probados hasta la fecha en La Mancha. La ración entera como entrante para uno sería ciertamente un desafío.


Acabamos con otra receta de la abuela de Teresa, unas empanadillas de "desmigao" de cordero y asadillo de berenjena. Media, 6,50€. Extraodinarias. Plato con aires árabes, el relleno de cordero fínamente especiado estaba de matrícula de honor con la masa de las empanadillas magníficamente lograda y el asadillo de berenjena con un toque de comino merecía un desarrollo aparte como entrante por si mismo. El conjunto resultó un plato por el que casi se justifica la visita.


Viendo el nivel que había alcanzado lo probado no dudamos en probar un par de postres. Evidentemente uno tenía que ser la "Merienda manchega": bizcocho de azafrán con queso manchego, membrillo y sopa de romero con mistela. 6€. Directamente va a la candidatura de postre del año. I-m-p-r-e-s-i-o-n-a-n-t-e. No sabría decir qué estaba mejor, si el bizcocho, el queso, el membrillo o la sopa de romero. Ejemplo de libro de puesta al día de recetarios tradicionales con resultados espectaculares.






Después de la contundencia de todo lo probado nos vino de perlas el helado de lima-limón, limón confitado, sopa de lima y merengue quemado, 6€, perfecto equilibrio de dulzor y acidez.






La carta de vinos bastante bien escogida con 70 referencias de vinos de la tierra y 100 de otras partes del país. Pero en este caso había que conducir por lo que tomamos sendas cervezas, 2€, y medio litro de agua, 1,75€. Los postres los acompañamos con una copa de moscatel Finca Antigua, 2,50€.

Como concepto de "servicio cubierto" cobran 1,15€ c/u pero viene incluído el pan, bastante bueno, que además no escatiman. El servicio femenino, agradable y eficiente.

Y en este caso hasta la web del restaurante es buena: sencilla pero informativa. Solo se hecha de menos que no venga reflejada la carta de vinos y más información sobre la cocinera.

El lector deducirá sin mucho esfuerzo que salimos encantados, llenos y satisfechos y más habiendo pagado 48,55€ en total. Es una pena no haberlo sabido antes ya que hubiésemos cambiado la base del fín de semana de Alcázar de San Juan a Villarrobledo para haber probado otro día los platos principales u otros entrantes como los gazpachos manchegos con conejo de campo, el arroz meloso con perdiz y calabaza o los "gurullos" con mollejas de lechal y setas de cardo que llaman a gritos desde la carta.

Da gusto encontrar restaurantes así, con excelente producto, cocina autóctona puesta al día con sentido y, seamos prosaicos, precios muy contenidos. Aunque hayamos probado poco, la cocina de Teresa Gutiérrez convence. Sin duda. A ver si tiene suerte en Madrid Fusión ya que seguro que le supondría un salto en conocimiento de su restaurante y popularidad.

Y como siempre digo en estos casos de lejanía: lástima que nos quede tan lejos.


Azafrán

Avenida Reyes Católicos, 71, 02600 Villarrobledo (Albacete)
967 145 298   www.azafranvillarrobledo.com

martes, enero 01, 2013

Mantecados de aceite Cristina





Ya sé que a estas alturas andamos refalfiaos de productos navideños. A mi me gustan. No suelo perdonar cuatro subtipos: los turrones, en especial el “blando”. Los roscos con vino de Málaga que hace mi madre. El roscón de Reyes, alternando el de Peñalba y el de Santa Cristina.   Y mantecados y polvorones, sin ser demasiado escogido. Hasta este año, que probé estos mantecados de aceite Cristina. Lo de aceite es porque sustituyen la habitual manteca de cerdo por aceite de oliva, lo que hace que los podamos comer con menos cargo de conciencia (aunque la barriga la cargan igual). Están jugosos, menos secos de lo habitual, por lo que no hay que aplastarlos. Tienen almendra abundante, con ricos tropezones. Un tostado un poco  subido, que me gusta. Abundante ajónjoli. Un sabor a mantecado más integrado y fino de lo habitual. Seriamente adictivos. Tanto es así que ya me estoy acabando la segunda caja. Se encuentra por 17 euros (creo recordar, los vale), en lo de  Marisun (Umm qué rico)

1999 Domaine Henri Gouges Nuits St. Georges 1er Cru Les Saint Georges





Dicen las guías que la Pinot Noir es una uva difícil de cultivar y de interpretar,  que lleva a  la desesperación a numerosos viticultores. De lo que no hay duda es de que es  esquizofrénica, con dos caras opuestas: una femenina, que huele a cassis, violeta , frambuesas;  otra visceral, que huele a tierra , bosque, establo. No es fácil que las muestren de forma conjuntada. En los de cuerpo más ligero, suele primar , con la frescura de una elevada acidez, lo primero. Pero los grandes Pinot Noir , de los que habré tomado tres o cuatro, ese envoltorio de seda esconde un órgano vivo, telúrico, trascendental . La finura de sus taninos envuelve una negrura de bosque y entrañas. Este vino se queda a las puertas de esa grandeza, tan complicada. Diría incluso que es demasiado joven, si no fuera por  unos terciarios oxidativos  que lo hirieron de muerte. Como animal poderoso y noble que es , le saqué aún unos buenos capotes. Al natural claro. Pero la faena quedó lejos de merecer premio, aunque el animal presentaba hechuras para trabajarse las dos orejas. Desgraciadamente, no es la segunda vez que me pasa.