Después de haber ido la primera noche en La Coruña a un
restaurante clásico de cocina tradicional pensamos en variar para la noche
siguiente y apuntar a uno de los restaurantes destacados de la ciudad por su
cocina moderna. Descartado el Árbore da Vieria ya que solo tenía menús
degustación nos decidimos finalmente por este Alborada situado al borde
del mar en un edificio de arquitectura moderna y bastante llamativa.
La situación del restaurante a pesar de estar frente al mar
no es la mejor en la ciudad, requiere taxi, y tal vez eso influyera en que un
sábado noche en la que el centro de La Coruña estaba a rebosar de gente, el
restaurante tuviera solamente la mitad de las mesas ocupadas.
Una vez acomodados, echamos un vistazo a la carta y vemos que
de los 9 entrantes, 7 son a base de marisco. Vale que estemos en Galicia, pero
que casi el 80% de los entrantes se basen en un producto no me parece algo
equilibrado ni muy lógico, como si en Galicia no hubiera más excelentes productos.
Como tantas veces, pido disculpas por la mala calidad de las fotos, debida a una mezcla de mi impericia con la cámara del móvil, con la poca luz y el no querer usar flash para no molestar a los demás comensales.
Nada más tomarnos la comanda nos trajeron unos aperitivos que
no fueron invitación de la casa ya que entran en el concepto,
pan, petiscos y
lambicadas, 3,50€ p/p. Era una croqueta de calabacín, una teja crujiente con
pimentón y no recuerdo muy bien pero creo
que una preparación con algas. Todo
bastante olvidable. El pan, eso
sí, estaba muy bien.

Como cada vez que vamos a Galicia, comemos siempre más de la
cuenta, solo pedimos un entrante que fue una
xurela asada y ligeramente ahumada, zanahorias y emulsión de berzas, 20€. Fue emplatado para dos sin coste adicional y no como en otros sitios. Bastante
insulso el conjunto tanto por el sabor de la xurela a la que le faltaba más punch, más fuerza, como por la emulsión, que ni fu ni fa...
Para los platos principales seguimos con el pescado. ¡Cuánto echamos de menos la
lubina de la noche anterior! ya que la lubina al vapor, con puerros de Sobrado dos Monxes y salsa gribiche, 26€, estaba claramente mal
descongelada y aunque no sé si se apreciará con claridad en la foto de la derecha, el resultado fue
una

textura casi de chicle, desagradable y totalmente impropia, a la que evidentemente no conseguían arreglar nada ni los puerros ni la salsa.
Otra crítica es a la parquedad de la ración, claro ejemplo del objeto de queja de mucha gente no habitual en este tipo de restaurantes.

Algo mejor resultó el
rape a la sartén, con arroz cremoso de coliflor, romanesco y brócoli ,25€. No es pescado fácil de dominar el
rape y aquí tampoco tuvieron demasiado éxito. No llegó al despropósito de la
lubina pero les quedó rayando lo gomoso. El arroz tampoco quedará en el recuerdo, además algo salado, y la cantidad de la ración recibe la misma crítica que la lubina.
Esta vez sí llegamos a los postres. El milhojas casero con crema
de miel ahumada, 8€, como los buenos árbitros, pasó totalmente desapercibido. Mucho nos acordamos un milhojas comido hace unos años en El Mercadito
de Santiago...
No mucho más llamó la atención el chocolate, royal de café, cascarilla y trufa de otoño, 8€, que sí
mejoraba el nivel pero ni me enganchó a mi que soy un fan total del chocolate en todas sus preparaciones.
Buena carta de vinos con gran presencia, como debe ser, de
vinos gallegos. Tomamos un Avancia Cuvée de O 2012, 25€. Aquí pasó lo que
es una constante en muchos restaurantes de este estilo. Al principio nos venían
a servir cada 2 minutos o cuando te veían dar un sorbo a la copa, pero según fue
transcurriendo la cena dejaron de aparecer totalmente por lo que tuvimos incluso
que levantarnos para llevar la botella hasta la mesa. Lo que dije en el post
anterior. Para un blanco prefiero casi que me pongan un enfriador y me dejen la
botella en la mesa. Será menos “glamuroso” pero por lo menos no pasamos
sed…
El personal de servicio en general correcto pero algo seco y curisoamente con un sexto sentido para no preguntar nada sobre cómo iba la cena y
si nos gustaba. O más probablemente, se nos veía en la cara…
La página web muy bonita y moderna pero le falta la
información más importante: la carta.
Como siempre digo en estos casos, ni se me ocurre juzgar la
trayectoria y los méritos de este restaurante (ni de ningún otro) por solamente
una cena, pero es sintomático que ni uno solo de los 5 platos probados nos haya
dicho gran cosa y que como decía al principio, un sábado noche con una
temperatura magnífica para ser invierno, estuviera solo con media ocupación.
Además, aparte de los fallos descritos tampoco ninguno de los platos probados nos pareció de una creatividad ni
de una técnica desbordante que justifiquen el precio por tan poca ración. Por todo esto, difícil será que repitamos en la
siguiente visita a La Coruña.
Alborada
Paseo Maritimo Alcalde Francisco Vazquez, 25, 15002 A
Coruña
981 92 92 01 www.restaurante-alborada.com