
Por esas casualidades geográficas que a veces se dan, el restaurante A Colmeia nos quedaba enfrente del hotel en el que nos hospedábamos. Poco más de 50 metros. Pertenece al hotel Do Colegio y está situado en pleno centro de Ponta Delgada la capital de São Miguel, la isla más grande y poblada del archipiélago de las Azores.
Por curiosidad, el IVA en hostelería en las Azores es del 16%, que a
nosotros nos puede parecer altísimo pero que se queda pequeño comparado con el
23% del Portugal continental y los precios con él incluido como siempre en el
extranjero. Fuimos un par de noches por lo que describo los platos como si
hubiera sido una única visita.
Habitualmente en Portugal te sirven sin haberlos pedido una serie de platos
con diferentes entrantes que luego te cobran, claro. En este restaurante, no.
Simplemente nos pusieron con el pan, malo como él solo, una mantequilla de ajo bastante rica en el
concepto “cubierto”a 1,50€ c/u. Ni aperitivo de la casa ni nada que se le
parezca.
e hígados de ave salteado con vino de Oporto, 3,90€, que a mi no me acabaron de convencer ya que los encontré demasiado intensos y algo agresivos de sabor, pero a mi mujer sí. Otro fueron las costillas de cerdo crujientes con salsa de vino y ajo, 3,90€, de buen sabor aunque algo pasadas y por último unas tiras de pollo al curry con chutney de mango, 3,90€, resultonas.
Mejor de punto estuvo el taco de atún con broa y miel, 14,90€, donde el toque dulce de la miel complementaba perfectamente el sabor graso del atún y con el buen añadido de las migas del pan de broa.
Otro plato fue el solomillo con risotto de azafrán y queso de San Jorge,
19€. Buena carne pero sin ser de primer nivel, con un rico arroz bastante
logrado y mejor de lo que parece en la foto, acompañado también de espinacas y
una salsa de vino con champiñones. Bien pero sin alardes.
De postre tomamos únicamente una selección de quesos de las Azores, pero la
“selección” se reducía a 2 tipos distintos solamente. 4,30€. Me parecieron
discretos a pesar de que el de San Jorge tiene bastante fama.
Un detalle curioso, pero a corregir, es que cuando te sirven por primera
vez el vino, lo hacen en tal cantidad que con las dos copas casi vacían media
botella. Evidentemente no les dejamos servirlo más.
El servicio bastante tristón en general, pero no solo aquí sino en general
en la isla. Ni se les ocurrió ofrecernos un licor o vino dulce, no ya como
invitación de la casa, sino ni pagando.
La sensación final fue buena en cuanto a la comida aunque en el conjunto
del restaurante baja enteros pero si lo comparo con experiencias de los últimos
años en Portugal, Lisboa aparte, salen ganando claramente. Eso añadido a su
buena situación en pleno centro, hace que sea una buena opción en la visita a
Ponta Delgada.
A Colmeia