
El jueves pasado, 1 de Marzo, inauguramos una Peña Quesera sin nombre, sin mucho orden y con el concierto de ponernos morados de un montón de quesos. Todo partió de Pedro Martino, que fue al que se le ocurrió, el que se lo curró con el distribuidor, Ardai, el que los conservó, el que nos llamó a una serie de aficionados a la buena mesa, aunque de profesiones, en su mayoría, ajenos a ella, el que nos puso de acuerdo, nos los presentó de forma muy guapa en unas tablas, nos cortó pan, unas manzanas y nos puso unas avellanas para poder ir pasándolos y finalmente nos prestó su comedor, su vajilla, cristalería y cubertería. Los demás poco más hicimos que llegar, sentarnos y ponernos a degustar. Así que vaya aquí al menos nuestro agradecimiento. El apartado gráfico recayó en mi. Como se me ocurrió llevar una máquina sin batería, tuve que recurrir también a una que Pedro tenía por allí. Los pobres resultados son exclusivamente culpa mía. De vino escogimos un blanco con madera, el Ossian, muy bueno por otra parte, que empezó acompañando bien los quesos más suaves, pero que fue desapareciendo ante tanta acumulación y potencia . Los quesos que fuimos tomando fueron los siguientes:

-Empezamos con un
Comte AOC, un queso de mínimo 6 meses de curación, leche cruda de vaca, de coagulación enzimática y pasta prensada y cocida.
Queso suave , ligeramente ahumado, muy equilibrado, de intensidad media, se convirtió desde el principio en uno de los favoritos de la mesa.
-Seguimos con un
Manchego Casa del Bosque curado, elaborado con leche cruda de oveja, de coagulación enzimática y pasta prensada, no cocida.
Más suave de lo habitual, agradable sabor, intensidad media y un ligero picor final, echamos de menos un poco más de intensidad y profundidad en el sabor. No entusiasmó. (aunque tengo que decir que en casa , un par de días después, está de muerte, con una suave calidez de buen queso)

- Seguimos con un
Camembert Selection de Normandía, elaborado con leche cruda de vaca, con 21 días de mínimo de maduración y de coagulación láctica.
Elegante, con la penetrante suavidad de un buen Camembert, sin embargo no sorprendió.
- Seguimos con un
Robiola 3 leches del Piamonte, elaborado con leche cruda o pasteurizada de vaca, cabra y oveja. Mínimo de 3 días de curación, coagulación enzimática, pasta cruda no prensada.
Muy suave, de intensidad media-baja, un poco pasado de sal. Un poco decepcionante.
- Seguimos con el
Fragance, elaborado con leche cruda de vaca, de pasta cocida y prensada.
Muy en la línea del Comte, más suave aún, con notas ahumadas tipo cheddar, muy bueno, aunque la mayoría preferimos el primero.

- Seguimos con un
Vall de Meranges , creo que el cremoso, elaborado con leche de oveja churra , de coagulación mixta, pasta blanda y textura cremosa.
Ligero, con poca intensidad, daba unos tonos herbáceos. Se colocó en la parte baja de la tabla.
- Seguimos con el
Chevre Feulle, que, como su propio nombre indica, según me dijeron, es un queso de cabra envuelto en hojas.
De intensidad media, excelente en punto, con el borde muy cremoso, equilibrado y lleno de un buen sabor que llenaba la boca, con el agradable contrapunto de las notas de bosque que daban las hojas.

- Seguimos con el
Fourme D'Ambert, queso azul de 60 a 100 días de maduración elaborado con leche cruda de vaca.
Este mismo queso (la misma pieza) lo había probado hará algo más de dos meses, y nos había decepcionado por su floja intensidad . Este tiempo transcurrido le vino bien. Ganó, demás de en intensidad, equilibrio y profundidad. Las notas azules eran parecidas a las de La Peral.
-Seguimos con un
Ile D'Yeu, un rulo de cabra irregular y enmohecido.Al cortarlo, con el borde casi líquido, daba la impresión de estar cortando un helado. Excelente de punto Dentro de lo que es un queso de cabra era cariñoso, con notas frescas, equilibrado y sabroso. Alguno pensamos que un poco de membrillo hubiera estado espectacular con este queso.
-Seguimos con el
Anneau de Vic Bilch, otro queso de cabra de corteza enmohecida, en forma de donut plano, al que todos le habíamos echado el ojo nada más verlo. Al cortarlo se desparramó de forma casi líquida. En boca era de una una intensidad y profundidad notables, muy largo en la boca, con un ligero picor al final , dando unas notas que describimos como a moho, humedad, cerrado. Un poco alto de sal. A algunos le decepcionó el final. Personalmente, me lo hubiera comido entero y luego otro y luego otro. Vamos , que me encantó.
- Seguimos con el
Epoisses au Marc, de la Borgoña. Queso elaborado con leche cruda de vaca, con una maduración mínima de 4 semanas, coagulación enzimática , pasta blanda, y corteza naranja lavada.
Es un queso que me pareció de cierto parecido al Munster.Muy equilibrado, cuya complejidad se mostraba con suavidad y elegancia, estaba un poco estropeado por un exceso de sal.
- Seguimos con el
Cathare, otro queso de cabra, presentado en forma de torta enmohecida, al que teníamos echado el ojo desde el principio. Menos líquido que el Anneau, también se mostraba de una intensidad y profundidad notables, pero con más equilbrio y cariño. Extarordinario el punto, así como la impresión general del queso, creo recordar que con unanimidad.
- Seguimos con un
Capricho de Ibar vasco, menos intenso, con notas de nata, suave pero no plano, agradable de tomar.
- Terminamos con el rey de los quesos ingleses, el
Stilton, un queso azul con bastantes concomitancias con el Fourme D'Ambert, aunque más fino y elegante, lo que no significó, sin embargo, que provocase ninguna exclamación de entusiasmo.
Aunque no lo parezca leyendo el artículo el nivel de los quesos era muy alto. Es decir, que los más flojos eran buenos quesos, y el resto muy buenos o excelentes. No faltaron comentarios de envidia comparándolos con el nivel general de los quesos asturianos. Lo que sucede es que la cata solo era apta para paladares muy acostumbrados, ante tal número y potencia . Se alcanzaron cotas de orgía y saturación, donde los quesos cambiaban según lo que se hubiera tomado antes o según se hubiera espaciado la toma, lo que hacía necesaria una revisitación que se hacía imposible ante la cantidad de queso ingerido. Junto con la agradable sobremesa, disfruté como un enano, y ya estoy reservando en la agenda las tardes de los jueves a partir de cuatro semanas, cuando, D.M., confío en que podamos volvernos a reunir.