lunes, diciembre 31, 2007

Adiós 2007



Llegó el fin del año 2007 y parece que toca hacer balance. Recopilar los mejores momentos. También aquellos que no lo fueron tanto, o donde nos equivocamos. Afortunadamente fueron muchos más los primeros. Al menos los recuerdo mejor. Empezando por este compartir y aprender que suponen los blogs, que me han hecho disfrutar tanto. Me acuerdo de la quedada bloguera en ese maravilloso restaurante que es Diverxo, del embriagador humo de Etxebarri, de la elegancia de Akelarre, de ese fantástico bistró oriental que es Sudestada, de esa cocina de raíces y sensibilidad de El Bohío, de ese otro bistró donde se come tan bien llamado Sacha. Y aquí en la patria chica , todo lo que he disfrutado con la muy personal sabrosura de L’Alezna de mi amigo Martino, de la importancia de los principales en El Corral del Indianu (siempre me digo que tengo que volver pronto, aunque luego no lo haga), de la categoría de la cocina de Casa Gerardo (próximo post), de la desenfadada creatividad de Koldo Miranda. También el buen hacer de tantos sitios que nos han dado tan buenos momentos: La Tabla, Sollun, Casa Camila, Los Tres Caracoles, Los Nogales, ….

Este ha sido el año en que me enamoré del vino. Hasta ahora era algo que me interesaba, pero que no vivía con la pasión de ahora. Quizás haya influido que haya podido probar maravillas tales como los champanes de Krug o Salón, el Valdegatiles y el Llanos del Almendro de la bodega Dominio de Atauta, el Trasnocho de Remírez de Ganuza, el Molino Real de Telmo Rodríguez, el Sassicaia,el Anjou La Lune de Mark Angeli, El Puntido de los Eguren, las sidras de hielo…., También, sin duda, que he aprendido a beberlos y apreciarlos, a disfrutarlos, un poco mejor.

En cuanto a las faltas, reconozco que en algún momento nos ha faltado cintura, sentido del humor , o sobrado seriedad, o se nos ido un poco la pinza con esta cosa del comer y el beber. Nos ha sobrado, también, algún mal modo. Quizás en algún momento hemos emitido opiniones con demasiada ligereza, o nos hemos dado una ridícula importancia. Hacemos propósito de enmienda.

Al año que viene le pido que sea tan bueno como este. Feliz año 2008 a todos.

martes, diciembre 25, 2007

Ornellaia 2002


Hace ya unos días que abrimos otro de esos fantásticos y afrancesados “supertoscanos”, en este caso uno de los nacidos al abrigo del éxito de los pioneros Sassicaia y Tignanello : un Ornellaia (Cabernet Sauvignon 65%, ,Merlot 30%, Cabernet Franc 5%), de la difícil cosecha, según se desprende de su web, del 2002. Es el vino franquicia de la bodega Tenuta dell'Ornellaia, que elabora uno superior, al menos en precio, llamado Masseto ,100% Merlot, y dos inferiores, o más baratos, llamados Le Serre Nuove y Le Volte. Cuenta desde su primera añada, allá por el 1985, con el asesoramiento de Michel Rolland. Fue precisamente en 2002 cuando su creador, Ludovico Antinori (hermano del Antinori del Tignanello), la vendió en su totalidad a los americanos de La Robert Mondavi Corporation de Napa (California), y desde entonces parece que es un poco más difícil no dejarse una buena pasta para probarlo. En tienda suele oscilar entre los 100-120 euros.

En copa tenía un color rojo picota con tintes violáceos, bastante cubierto y un poco apagado. En nariz presentó unos aromas de reducción importantes, pero nobles, que terminaron de irse al cabo de una buena oxigenación, quedando en agradables notas de cuero. Aún así decepcionaba por su poca intensidad, complejidad y concentración. En boca presentaba un paso fino pero desequilibrado,poco integrado, donde cada cosa parecía ir por su lado. No dejaba de tener , aún así, un carácter tranquilo, con cierta elegancia, que no conseguía borrar, sin embargo, una sensación de desencanto. A falta de vino , nos pusimos a darle a la parpalluela un buen rato. Y cuando retomamos lo que quedaba en nuestras copas, no pudimos dejar de reconocer que aquello había cambiado, y mucho. El aroma se había redondeado y concentrado, incluso ganado en intensidad. En boca ahora estaba equilibrado, armonioso. Había una buena acidez, unos taninos muy finos, con ligeras notas torrefactadas. Pero lo que destacaba sobre todo era una fruta negra madura vivísima, que lo hacía muy goloso de tomar, junto con notas balsámicas y florales. Y la impresión fue que lo acabamos cuando aún no había terminado de darse. Acabamos apurando los posos y lamentando nuestra impaciencia. Es que nos pierde la glotonería. A destacar, en contraste con los españoles, la mucha finura, que no va en detrimento de su riqueza, la abundante fruta y la poca madera, que los hacen mucho más fáciles y golosos.

domingo, diciembre 23, 2007

Sacha (Madrid)

Después de tener la maravillosa experiencia en Diverxo, y tras un gintonic que ayudara a aligerar la digestión, encaminamos nuestros pasos a ese bistró llamado Sacha. Creo que de tan distintos la elección no pudo ser más afortunada. Por un lado, el derroche de creatividad , el trabajo exhaustivo y la juvenil pujanza de David,por otro…..

…unas zamburiñas gordas, llenas de sabor yodado y de esa suavidad tan fina . Debe ser el molusco, con la vieira, menos brusco, más cariñoso en la boca. Venían con una lima para morder después. Estupenda la variación del tradicional maridaje limón/molusco. Dejando el cítrico para después no altera el sabor, y limpia la boca con esa mayor amabilidad de la lima. Seguimos con unos fantásticos berberechos, grandes (el tamaño aquí sí que importa), llenos, con fresco sabor yodado. Luego unas anchoas, carnosas, con aceite de aguacate, de una intensidad y delicadeza de las que me había (casi) olvidado. El aceite de aguacate hacía de contrapunto fresco, vegetal, a la anchoa.Una ostra frita, crujiente, limpia y carnosa, aunque en el proceso pierde un poco de su esencia, y luego la ostra escabechada, enorme, con el escabeche muy ligero, que doma lo justo la extraordinaria intensidad de mar y de roca de la ostra. Extraordinaria. Luego la falsa lasaña de centollo y oricio. Ya era buena con centollo, pero con el oricio (fresco) está aún mejor. Seguimos con la raya templada sobre una vinagreta con patata, que me sigue pareciendo, en su sencillez, de una delicadeza extraordinaria, de esas recetas que enlazan con lo clásico, con lo que es o debe ser tradición o raíces, y que , por lo tanto, no cansa nunca, porque son perfectas en su sencillez. Seguimos con unos chipironcitos guisados en su tinta con habas verdes crudas . Genial la combinación de la dulzura marina del chipirón y la vegetal de la haba, por una parte, y el concentrado sabor del chipirón ,con la ligera astringencia de la tinta, con la fina pero más evidente astringencia de de la haba cruda. No sé cómo, lo mismo que en Diverxo, pueden salir buenos chipirones fuera de temporada. El plato obliga a terminarlo rebañando con pan. Y aunque el nivel de la comida se mantuvo siempre entre lo notable y lo sobresaliente, el plato estrella se reservó para el final: un Steak Tartar, sin huevo y con un aliño casi imperceptible, dando el protagonismo a una carne , de esa de las vacas de desecho del encaste de Domeq, de verdad Maravillosa , con una concentración tan fina, con una grasa de una calidad , de una finura extraordinaria, ...., de verdad, indescriptible. Perdonen la tontería, pero si van y la hay , no dejen de pedirla y luego verán si no se ponen un poco superlativos. Acabamos compartiendo unas filloas bien ricas.

Acompañamos la comida con un champán Lallement Brut Reserve, recio,con carácter y clase, seco, buen champán , y un Mauro VS 2003, importante, serio, racial pero elegante. Gran vino.

…..por otro lado, decíamos, pasamos a una cocina de lúcido instinto, de veterano gastrónomo que sabe lo que importa, que sabe escoger el camino más directo para llegar a ello. Me parece imposible comer en Sacha y no disfrutar.

C/ Juan Hurtado de Mendoza, 11. Madrid. (entrada por Juan Ramón Jiménez)
Tfno.- 913 455 952

jueves, diciembre 20, 2007

Pedro Larumbe (Madrid), por Toni

Pocas horas después del homenaje/festival que se dieron eldiletante y los compañeros blogastrónomos y al que desafortunadamente no pude asistir, fui a cenar a Pedro Larumbe.
La primera impresión es impactante al subir por la magnífica escalera, y acostumbrados a los modernos comedores minimalistas, en los de Pedro Larumbe parece que te trasladas a principios del siglo pasado. Mejor que mis descripciones es ver las fotos en su web.

Rápidamente nos trajeron las cartas, incluída la de vinos lo cual es poco habitual, vimos que los entrantes los tienen divididos en "entradas" en plan convencional y "piezas para picar" que fue por las que nos decidimos.

Primero pusieron como aperitivo de la casa una crema de apio con taco de bacalao. La crema estaba bien, pero el bacalao estaba saladísimo.

Llegaron las piezas en una tabla y fueron unas fajitas de anchoas con Mango-Mole, 4€+IVA c/u, de muy agradable combinación en el paladar, taco de foie y mango, 8€+IVA c/u, un poco empalagoso, pero sabroso, unas croquetas de jamón ibérico y hongos, 3€+IVA c/u, muy flojas de sabor y yemas de espárragos en tempura con teriyaki, 5€+IVA c/u, discretas y de las que no nos pareció que hubiera rastro de soja en el teriyaki.

Como curiosidad, el maitre se hizo un poco de lío al tomar nota y cambió las croquetas que habíamos pedido por el taco de foie y mango, aunque con bastante cintura nos las trajo casi al instante y no cobraron el foie no pedido.

En los platos principales la cosa mejoró notablemente. El cochinillo lacado y prensado, helado de uva garnacha y membrillo, 20€+IVA, sólo tuvo como defecto su pequeña cantidad. Tenía una mantecosidad, textura y sabor extraodinarios como hacía tiempo que no comíamos. Muy rico también el helado y el membrillo. Notable plato.

También resultó bastante bien el timbal de pluma ibérica con tomate especiado, albahaca y mozzarella, 20€ + IVA. Buen punto el de la pluma, menos mal, bien acompañada por el tomate y la albahaca y algo menos por la mozzarella que no me pareció que aportase nada al plato.

Para los postres nos llamó la atención el volcán de chocolate relleno de hierbabuena y cilantro con helado de naranja amarga, 8€+IVA, por la arriesgada combinación del chocolate con la hierbabuena y el cilantro. Hubo división de opiniones. A mi mujer le gustó mucho y a mi no me disgustó, pero no acabé de cogerle el tranquillo al resultado.

El otro postre fueron unos cilindros de chocolate, helado de arroz con leche y emulsión de maracuya, 7,30€+IVA. Al pedirlos mi mujer pensé que sería un postre bastante empalagoso, pero al final me gustó más que el otro , sobre todo el helado de arroz con leche.

Para beber pedimos un Fagus de Coto de Hayas 2005, 33€+IVA. La carta de vinos es manifiestamente mejorable para un restaurante de estas pretensiones sobre todo en blancos y aceptable pero muy centrada en Ribera del Duero y Rioja en tintos. Algo sorprendente es el marcaje de precios. Por ejemplo, el Pintia lo tienen a 68€, siempre más IVA, y el Domino de Atauta que en tienda es más caro que el Pintia, a 33. Como poco, curioso.

El pan y servicio no nos pareció excesivamente caro, 2,5€+IVA. La mantelería, menaje y copas (Schott) de buena calidad, y el servicio muy profesional aunque algo estirado. Una sonrisa de vez en cuando no viene mal. El ritmo de salida de platos sorpendentemente ágil, y digo lo de sorprendentemente porque tuvieron un lleno total, y el restaurante no es precisamente pequeño.

En resumen, aunque no esperábamos una cocina creativa sino más bien burguesa, no salimos descontentos pero tampoco con una gran sonrisa en la boca. Nubes y claros en los entrantes, muy buen nivel en los platos principales y aceptables los postres. Como siempre digo, si hubiésemos pedido otros entrantes a lo mejor la opinión general hubiera sido mejor.

De todas formas, creo que es el restaurante perfecto para llevar a los padres/suegros, por tipo de cocina y decoración. Seguro que no quedas mal.

Nota general: 6,25

Emoción: 6

Pedro Larumbe

C/ Serrano, 61 -4ª pl. 28006 Madrid
91 575 51 11 / 91 575 84 26
http://www.larumbe.com/

toni

lunes, diciembre 17, 2007

Diverxo (Madrid)

Como sabréis la mayoría de los lectores de este blog, este último sábado unos gastroenochalaos que solo se conocían a través de ese maravilloso caos del internet decidimos dar un paso adelante y poner rostro y voz a la átona palabra escrita que hasta entonces mantenía en contacto nuestra amor por estas cosas del comer y el beber. El lugar elegido fue el restaurante Diverxo de David Muñoz, previo paso por La Máquina de Sor Ángela de La Cruz para romper el hielo. Y allí se presentaron Ligasalsas, Suquet, Yerga, Ángel, Sergio Domingo (que son ambos, Ángel y Sergio, quienes debieran hacer el post, porque son los que mejor conocen y han conocido la cocina de David Muñoz), Limonta, Albertobilbao y uno mismo, conociéndonos sin conocernos. Tras el breve titubeo inicial, el hielo se hizo aguachirri y la cosa no tardó en empezar a deslizarse por el agradable camino que se hace al encontrarse con gente que habla un idioma parecido al de uno. Y además gente maja, cachonda, con buen rollo y bonhomía (caracteres que tengo comprobado que abundan mucho más en los tragaldabas), que me hizo alegre, divertido y corto el tiempo, sobre todo, porque no me permitió conocer tanto como me hubiera gustado a muchos de ellos. Muchas gracias a todos por vuestra fantástica compañía. Fue un placer. Y ya estoy deseando volver a veros.

La cocina de David fue algo muy especial, con momentos inolvidables. Una cocina que hubiera requerido, lo mismo que ella es , un post original y muy trabajado, es decir, visita previa, documentación, entrevista con el cocinero y escribir tras comer un mínimo de dos veces con concentración y dedicación exclusiva. Para empezar. Pero no era el momento para eso. Lo era para dejarse llevar y embelesar. Lo era para disfrutar de la compañía y el vino. Lo era para aprender y reirse . Así que vais a perdonarme que no pueda ponerme en plan crítico y me quede en las impresiones generales, que no descarto que puedan contener, aún así, alguna que otra imprecisión.

La cocina de David tiene magia. Surge de una genial originalidad y de un trabajo minucioso, complejo y extraordinariamente exigente. Esa originalidad es debida a la moderna interpretación y sorprendente fusión de dos tradiciones aparentemente antagónicas: la de la compleja, juguetona y especiada ligereza de la cocina oriental (y toques internacionales), con el rotundo sabor y hondura del guiso español de siempre, afinado con el tiempo de cocciones y concentraciones infinitas. Magia hubo en los Dim-Sum de chipirones y tuétano, donde la ternura algo infantil de los dim-sum guardaba un maravilloso guiso de los chipirones encebollados, extraordinariamente persistente y profundo, de un finísimo dulzor. También en el Dim-Sum plancheado de civet de liebre (como dijo Ligasalsas, allí había caza de verdad) que , con el poco del jugo de cabeza de una fantástica gamba roja, fue el más maravilloso mar y montaña que he tomado en mi vida, lleno de sabor y delicadeza (como la de las láminas de espárrago verde que acompañaban, con lo difícil que era acompañar este plato de algo más). Fantástico fue el de conejo, otro guiso de los que provocaban melancolía de otros tiempos (aunque nunca hayan existido) pero mejores, porque traían el exotismo de unas especias que te transportaban , por lo menos, a una china que no conozco, acompañado de zanahoria en cuatro (o cinco) texturas, en la que la alquimia de la cocina desbastaba cualquier atisbo de astringencia y concentraba lo que tiene de fruta. Junto a la seriedad de los sabores, el juego conceptual y una preciosa estética. Maravillosa la “spanish toltilla” con forma de dim-sum, cebolla caramelizada, crema de alubias y ese embriagador perfume de la trufa. Me gustó el mejillón tigre escabechado (ligero y conjuntado) con su contrapunto crujiente y dulce . Me gustó muchísimo también el tartar de salmonete, todo sabor , junto a unos delicados foie de rape y el crujiente final de las espinas (y un caviar de monte que era semilla de un árbol, creo, y unos vegetales que ayudaban a refrescar la intensidad del tartar, y una especie de mayonesa y…..). Me gustó la raya ahumada con polvo de carbón, dándole al pescado aquello que le falta, sabor, con salsa Xo, una salsa tradicional china (elaboradacon gambas vieiras secas, guindillas, jenjibre, ajo, aceite de sésamo y pescado seco), y que David mejora (Capel dixit) con jamón de Jabugo y mojama de Alicante rallada. Recuerdo que me gustó mucho el atún, aunque se desvanece en mi memoria el plato. Me gustó menos el pixín que el embriagador caldo (¿suquet?) que lo acompañaba. Me encantó la delicadeza de la gamba al revés, y la finura concentrada de la grasa/mantequilla de la panceta, y al foie con oricio y tomate solo le encontré la inconveniencia de acompañarlo con un vino. Solo hubo un momento en que me sonó un chirrido, y fue en la vaca gallega (por otra parte fantástica) y ese mojo nikkei tan especiado, aunque no descarto que lo chirriante fuera mi paladar, un poco provinciano. El “kinotto” de trompeta de los muertos con parmesano funcionaba bien por sí mismo. Me gustó mucho también la refinada frescura del primer postre, y la elegante ternura del bizcocho de pistacho con la delicadeza del helado con azafrán.

Me dejo los vinos, merecedores de un post aparte que probablemente no se produzca, así que señalaré brevemente los dos momentos estelares :los maravillosos generosos de la bodega Tradición (amontillado y oloroso) y el feliz reencuentro con la Chenin Blanc de La Lune (aunque si lo pospongo un poco más no hubiera sido tan feliz). También me gustó la elegante corrección del Marqués de Griñón Petit Verdot , que no le impedía expresar una fruta franca según iba estando en copa.

Una experiencia maravillosa. Rabia me da que la vaya desdibujando la memoria. Encontré profundidad y belleza. Una originalidad llena de exuberancia, de una juventud que, sin embargo, sabe buscar la armonía. Un trabajo exigente en la perfección de cada uno de los componentes del plato, que no rehúye la dificultad. Y por qué no, de impecable factura estética. Una cocina llena de emoción, servida en su mejor recipiente, la amabilidad y cercanía del servicio de sala. Qué suerte tenéis los de Madrid de tenerlo a tiro de metro.


(perdonen las fotos, pero es que era ver - y escuchar- el plato y lanzarme a por él).


Restaurante DiverXO Dirección: Francisco Medrano, 5. Teléfono: 91 570 07 66.

lunes, diciembre 10, 2007

Cocina y arte


Está el virus ahora derivando en problemas en el aparato digestivo, así que ando con mono de sabores y pasando más hambre que Carpanta. A falta de pan se entretiene uno dándole vueltas a alguna cosa aburrida e intrascendente, como a ese mantra que aparece cada poco por los blogs de la cosa gastronómica, : ¿es arte la cocina?, que creo que se formularía más adecuadamente si se dijera: ¿puede llegar a ser arte la cocina?, porque en general la cocina nunca podrá considerarse como arte. Otra cosa es que alguien, llámese, por ejemplo, Ferrán , consiga desde una sensibilidad única, y por ello,extraordinaria, ya en sí misma artística , trascender el hecho culinario hasta los umbrales del arte. Y aún así, tengo mis dudas. Porque creo que la cocina más que creación es, sobre todo, interpretación. Se podrá considerar artística o no, lo mismo me da. Igual que se puede considerar artista a Pavarotti o a Sir Georg Solti porque consiguieron de aquello que interpretaban crear algo único.Pero la cocina no crea de la (casi) nada, no da el salto de la voz humana a , por ejemplo , un Rigoletto. No consigue la obra terminada tener la entidad, la identidad intransferible e irrepetible.

A la cocina le falta como medio la inmediatez, la franqueza que supone, por ejemplo,
la música, la pintura o la literatura a la hora de expresar la sensibilidad del creador.

Creo que en la cocina la composición original, la emoción bruta, viene ya dada en el alimento. El cocinero sabrá o no extraer su esencia con el alambique de su habilidad y sensibilidad. Sabrá sacarle diferentes acordes en su combinaciones, transformaciones y permutaciones. Sabrá o no quitarle lo sobrante, lo accesorio. Pero la cocina fallará cuando el cocinero, hipnotizado con su "arte", con sus cachivaches, con la fanfarria , con las cosas de la vida, de la espalda a su esencia, a la materia prima. Por eso requiere, aparte de mucho trabajo, otro mucho de humildad. Debe saber ponerse a su servicio. Por eso requiere un buen oído.

¿Qué es lo que nos provoca una comida? Yo diría que los olores y sabores nos tranportan a una especie de paraíso inmaculado, perdido en el trasiego diario. No es casualidad que la emoción surja en aquellos platos que nos retrotraen la infancia, o, simplemente , a otros tiempos. Una buena comida nos reconcilia de su brutalidad original y nos reconcilia con ser humanos. Un plato logrado nos emociona, nos alegra, nos hace sacar un calor de lo más adentro de nosotros, nos pone en comunión con lo que nos rodea, se nos grabará en la memoria por mucho tiempo y nos reconfortará en el frío de la mediocridad diaria. Nos arropa. Nos hace sentirnos queridos, especiales, afortunados o, al menos, apreciados. Las diferentes composiciones sabrán hablarnos de tradición, de elegancia, de racionalidad, de perfección formal, de belleza estética, de la
belleza de una sensibilidad, y todo ello con una enorme singularidad…. nos hablará de aquel que ha cocinado.
Por otra parte, el medio de la cocina está sujeto a severas limitaciones expresivas. Una comida no podrá evocar la tristeza de un abandono, ni el drama del olvido, ni la soledad, ni el amor , ni el arrebato de la locura,….como sí lo hacen el resto de las artes (pintura, música, escultura, poesía, literatura). La comida lo tiene difícil para trascender su belleza con la profundidad y complejidad de la existencia humana.La comida cuando emociona, lo hace siempre en la misma clave , la de la celebración.
....perdonen el rollo.

foto tomada de flickr .

jueves, diciembre 06, 2007

Vinos a vuelapluma

La verdad es que llevo más de dos semanas liado con un virus de lo más cabroncete que me tiene , además de algo alicaído, anestesiado el paladar, y me anda fastidiando esto del comercio y el bebercio. Así que voy a tirar de archivo y comentar algunas de las impresiones y decepciones que me produjeron algunos de los vinos que he ido tomando últimamente, que no solo de Sassicaias y Llanos del Almendro vive el enogaldabas.

Más de Leda 2005. Es el segundo vino del Leda viñas viejas. Un vino de estos vinos supercachas (encantadísimo dixit), exageradamente extraídos y macerados, apenas o nada filtrados. Aún así, con poca profundidad. Muy alcohólico. Poco pulido, poco equilibrado. Difícil de beber. No lo recomendaría, aunque no sea caro : 10 euros.

Florentino 2004. ESte es otro vino supercachas y alcohólico, pero mucho más goloso, con una fruta más presente y de más calidad. Aunque su carácter un poco agresivo puede llevar a pensar lo contrario, está para no dejar mucho en botella. Más recomendable que el anterior con un mismo precio: 10 euros.

Vallegarcía Viognier 2004: Tengan cuidado con este vino. Después de que me gustara mucho(así lo dije por los blogs), tanto este como el 2003, me compré dos botellas . Y al abrir la primera de ellas me encuentro, dos meses después, que está fofo, deshecho, muerto. Fue además una botella que llevé a la cena de unos amigos, así que si me quedaba algún prestigio con ellos se fue al garete, lo mismo que el vino, que acabó conociendo su desagüe. 14,5 euros .


Belondrade y Lurton 2005: Mi primer Belondrade. Me pareció muy elegante y equilibrado, bien estructurado, con la madera presente pero integrada. Serio y complejo, su expresión hubo que buscarla más en un segundo plano. Me gustó mucho. Una pena que haya que pagar 24 eu. por él. Recuerdo que maridó maravillosamente con una lubina con emulsión de cítricos con cardamomo.

Almaviva 2001. Almaviva es el nombre de la Viña y del Vino producido por la Joint Venture entre Baron Philippe de Rothschild (los del Château Mouton Rothschild) y Viña Concha y Toro. Pasa por ser el mejor vino de Chile, y lo abrí con la ilusión del que se va encontrar algo importante. Pues resultó ser un vino contaminado por la nota fenólica-caballo-animal-cuadra, y era casi imposible poder apreciar otra cosa. Pensamos que quizás agitándolo bien en el decantador (después de haberlo tenido abierto más de media hora antes), calentarlo un poco, trasegarlo de un decantador a otro,....se fuera yendo. Estuvimos casi hora y media, y aquello seguía (prácticamente) igual. Terminamos por darnos por vencidos, dejando el vino en la mesa. La botella fui al día siguiente a devolverla y aunque en nariz había casi desaparecido (como todo lo demás) esa nota animal, en la boca seguía siendo protagonista. El resto valía para poco : "es que además no se notan aromas secundarios ni terciarios", dijo el encargado de la tienda. Así que me admitió la devolución (60 euros), y como no contaba con ello, me di un capricho y me pillé otro de esos supertoscanos, el Ornellaia, que espero catar en breve, aunque sea para ir recuperando un poquito de alegría.

domingo, diciembre 02, 2007

Del Arco (Oviedo) por Toni

Al entrar en el restaurante Del Arco parece que te trasladas a un club inglés con una decoración en esa onda de los años 60/70 y un servicio con un formalismo de los que no se ven ya.
Desde mi última visita hace ya varios años han separado los comedores de fumadores y no fumadores, lo cual es de agradecer, aunque no físicamente ya que no hay mamparas, sólo separación por lejanía podríamos decir.

Hay un detalle que deberían corregir y que consiste en la bombilla que hay encima de las mesas que da una luz intensa y bastante molesta.

Después de hojear la carta que por cierto se parece muy poco a la que tienen en la página web, pedimos y al poco nos trajeron unas croquetas como invitación. No estaban mal, pero tuvieron la mala suerte de ser comparadas con las que minutos antes nos pusieron en La Taberna del Zurdo como tapa y que estaban francamente buenas.
Algo que no nos gustó de la carta fue que el 8o% de las entradas fueran a base de marisco. Poca opción nos dejan a los que no nos gusta ó a los que son alérgicos.

La primera entrada consistió en un arroz cremoso con tacos de ibérico y envuelto de tomate con bígaros y navajas. 13,60€ + IVA. El arroz tenía de cremoso lo que yo de amante del marisco, o sea nada. Estaba seco y duro. Mi mujer comentó que el envuelto de tomate con bígaros y navajas, que venía a un lado del arroz, tenía un buen sabor y suavizaba al arroz, pero de todas formas éste no era de recibo.

Seguimos con un plato casi calcado al de Casa Fermín: huevo escalfado sobre setas y caldo de ave. 15€ + IVA. Muy rico el conjunto de las setas, de sabor intenso, y el caldo, aunque el huevo se les pasó un poco. Buen plato en clave otoñal.

Como principales tomamos lomo de ciervo asado, ciruelas, orejones y confitura de manzana. 22,40€ + IVA. Flojo. En este caso me pasó al reves que a eldiletante. El ciervo estaba más hecho de la cuenta y corto de sabor y la confitura de manzana excesivamente dulzona. Un plato olvidable.

Mejor resultó la presa ibérica braseada con puré de berzas y caldo de carne. 18,50€ + IVA. Por fin consigo comer una presa ó secreto a la brasa que no esté carbonizada ó casi. Esta tenía un muy buen punto y sabrosa con un buen caldo de carne, pero no veo que pintaba el puré de berzas que no le pegaba mucho a la presa.

Con los postres tuvimos una sorpresa agradable. El tiramisú crujiente con helado de Amaretto, 7,20€ + IVA, estaba bastante bueno al igual que el helado, muy fino y nada empalagoso.

También notable el bavaroise de mandarina con crema de reineta y té. 7,20€ + IVA. Buen contrase dulce/ácido de la mandarina y una crema muy golosa. Algo alto el precio pero ricos.

La carta de vinos muy volcada en Rioja y Ribera del Duero y los vinos de otras zonas símplemente para salir del paso. Tomamos un Dominio de Tares Cepas Viejas 2005 por 21,20€ + IVA. Un vino con una gran relación calidad/precio. Copas Spiegelau.

Dos tipos de pan distintos, buena la chapata, y sin cutrez en su renovación cuando lo acabas. Buen detalle.

El servicio como comenté, muy formal y conociendo muy bien su oficio. Notable.

Al final tuvimos una sensación agridulce. Desde la última visita y después de ver la carta da la impresión que quieren modernizar la cocina aunque esta vez prefrimos ir a lo tradicional. En todo caso no son presentables en un restaurante de estas características y precios ese arroz y ese ciervo. En cambio, clara mejoría en los postres con respecto a los probados hace años.

Usando términos futbolísticos no es como para sacarles la tarjeta amarilla pero sí para una amonestación verbal. Volveré para probar los pescados.


Nota general: 5,75

Emoción: 5,50


Del Arco

Gral. Zubillaga, 1 (esquina Pl. América), Oviedo
Tel: 985 255 522
http://www.delarco.com/


toni