miércoles, octubre 31, 2007

Trasnocho 2003


Ayer nos reunimos tres amigos en torno a una botella de Trasnocho, el vino que elabora Fernado Remírez de Ganuza en La Rioja alavesa con un 95 % de tempranillo y un 5 % de graciano, y criado durante 21 meses en barricas de roble francés y americano.

Presentaba un bonito color rojo picota, denso, limpio. La nariz se muestra con una buena intensidad pero, sobre todo , con una delicadísima elegancia, destacando las notas de fruta negra y, ligeras, de regaliz y torrefactos. En el primer sorbo sorprendió, aparte de la fruta roja, una astringencia que secaba la lengua y unos muy ligeros aromas de reducción, aparte de cierto desequilibrio . Pero a partir del segundo sorbo se marchó cualquier posible defecto y empezó un proceso de redondeo que no paró en la hora que estuvimos bebiéndolo, a pesar de que lo habíamos decantado y abierto alrededor de 20 minutos antes. Con una vivísima acidez, tan propia de los buenos Riojas. Unos taninos robustos pero bien integrados y golosos. De paso largo, aterciopelado, amplio y persistente, aunque todo ello también sin dejar de tener cierta ligereza riojana . Notas de fruta roja madura y leve mineralidad. En el postgusto se aprecian con más claridad las de caramelo, regaliz y finos balsámicos como la menta. El vino iba cambiando cada poco, mostrando una riquísima complejidad y haciéndose cada vez más armonioso, provocando, finalmente, un entusiasmo al que no tardó en seguir la tristeza de habernos acabado la botella. Gran vino, con el mérito de serlo en una cosecha más bien tirando a regular en La Rioja, y que vale lo que cuesta: 57-58 euros .

Retomando el juego de las puntuaciones, le daría un 90.

viernes, octubre 26, 2007

El Rincón del Ermitaño (Oviedo)

Me encanta el buen lechazo y no hay muchos sitios donde tomarlo aquí en Asturias. Más bien diría que no conozco ninguno, y cada vez que me entraba el antojo de uno bueno de verdad me iba hasta el Asador de Viloria de León. Pero no siempre apetece ni puede uno hacerse doscientos kilómetros. Así que la reciente apertura de “El Rincón del Ermitaño”, impulsado por el cocinero Pedro Mario del restaurante “El Ermitaño” de Benavente, y por José Soto del exitoso “Punto y coma” de Oviedo, me pareció una oportunidad de poder saciar esa hambre . Después de no encontrar su teléfono por ningún sitio y de que no hubiera sitio ni para esperar hace un par de semanas, finalmente reservamos este último fin de semana.

El restaurante está agradablemente decorado,con ese estilo rústico-moderno tan habitual por aquí. Luces bajas (con lámparas que uno puede subir y bajar a conveniencia) para disimular un espacio bien aprovechado.


De aperitivo trajeron una especie de crema de queso con aceite y pimentón, de poco interés.

Empezamos con unos rollitos de cecina rellena de foie. El embutido era de buena calidad, con bastante grasa entreverada (para ser cecina), aunque un poco fresca, falta de curación. El foie estaba jugoso , así que el conjunto, sin brillar por su originalidad, se comía agradablemente.

Seguimos con un huevo escalfado con boletus y puré de patata. Los boletus eran.....sí, frescos , y venían perfectamente plancheados. El puré de patata sería Maggi pero venía fino y sabroso. La yema mezclándose con la seta y sus tostados,seguidos de la suavidad del puré, funcionaba perfectamente.

Y finalmente , el lechazo, que , la verdad, estaba muy bueno. Primero, porque no pone lo de churro por márketing. Tiene esa intensa finura que solo se encuentra en el lechazo de la mejor calidad. Segundo, porque a pesar de haberlo pedido por carta, venía con un punto muy bueno. Con una costra bien crujiente por fuera, y la carne tierna y jugosa. El único fallo fue pedir 3 raciones para cuatro, porque sin duda hubiera comido más. Vino acompañado de unas patatas asadas.

El postre fue un helado de queso de cabra con una infusión de PX. El helado venía falto de sabor (ya es raro siendo queso de cabra) y la infusión venía pasada de azúcar, empalagosísima. Y lo dice alguien con fama de yambión. Así que salió fallido

Carta de vinos que destaca en los de Toro y Zamora, siendo un poco escasa en el resto de las referencias. Vinos sobre el 50 % precio en tienda , algo más en los más baratos y menos en los más caros.Buen café.


Servicio eficaz , con una Jefa de Sala simpática y cálida.

Siendo los primeros medias raciones, el lechazo tres para cuatro, lo mismo que los postres, botella de vino de 26 euros y agua, 43 euros p.c.

En resumen , un sitio con una comida sencilla que busca satisfacer sin complicaciones ni origenialidades , pero con detalles de buen producto y eficacia en los puntos, además de una buena RCP (Relación Calidad-Precio, para los no iniciados)

Nota general: 6,25
Emoción: 6,5

Avda. de los Monumentos, 21 - 33012 OVIEDO (Asturias)
Telf.:.985 118 258

martes, octubre 23, 2007

El Molino de Urdániz (Navarra) , por Toni


El Molino de Urdániz se encuentra a unos 17 kilómetros de Pamplona, en la carretera de Roncesvalles. El chef David Yárnoz realiza una cocina moderna sin perder de vista las raices y el recetario de la tierra.
Lo primero que nos llamó la atención fue que no hay ningun letrero en el exterior del caserón que indique donde estamos. Una vez en el comedor sorprende la mezcla de las vigas de madera y paredes de piedra con una decoración moderna en la que destacan las mamparas separadoras. Teniendo espacio de sobra deberían tener comedores para fumadores ya que no es agradable comer con vecinos de mesa que prácticamente encendían un cigarrillo con el anterior.
Nada más ver la carta nos decidimos por el menú degustación a un precio de 58€ + IVA.
Comenzamos con el primer aperitivo tequila, cerveza, sal y limón muy agradable y refrescante para entonar el paladar. Siguió el menú con unos caramelos de pimentón rellenos de chistorra goloso aperitivo con apego a la tierra.
El primer entrante fue un salmorejo aromatizado con Arbequinas, helado de albahaca, cigalas y fresas Nitro. Aquí pienso que se equivocaron en el enunciado ya que más bien era un gazpacho. El salmorejo suele ser más denso, como un puré y este era líquido como el gazpacho. De todas formas estaba magnífico, acompañado de una cigala que me pareció cruda, un magnífico helado de albahaca y el simpático toque de las bolinas de fresas congeladas con nitrógeno. Nos gustó tanto que acabamos lo que quedó en el recipiente que dejaron encima de la mesa.
El siguiente entrante fueron unas sardinas cocinadas en humo de haya, sobre un trazo de encurtidos, anchoas, olivas negras, germinados de lenteja y cebolleta asada. Extraodinario. Sólo por este plato mereció la pena la visita. Pueden parecer muchos ingredientes pero la armonía de estos con los lomos poco hechos de las sardinas resultó en un conjunto magnífico con un contraste de sabores muy bien medido.
Seguimos con presa ibérica adobada y en aceite con pequeña ensalada de brotes, helado de parmesano ya aceite de piñones. La presa muy sabrosa, al estilo de un roast-beef para entendernos, con un extraodinario helado de parmesano, suavidad y fuerza a la vez.
El último entrante fue ajoarriero tibio en vaso, cocinado a 50º, con su salsa emulsionada y espuma azul de patata. En realidad no era un ajoarriero al uso sino más bien la reinterpretación de Yárnoz en plan deconstrucción. En un vaso venía un trozo de bacalao de buena calidad con la salsa emulsionada y por encima la espuma de patata que en este caso no aportaba gran cosa. De todas formas estaba bastante bueno.
El primer plato principal fue un foie gras de pato caliente, sobre una sopa atemperada y texturizada de levadura, pan y nueces caramelizadas. Impresionante foie. Uno de los mejores que haya probado nunca en sabor, textura y finura muy bien acompañado con el leve dulzor de la sopa de levadura.
El segundo principal consistió en un rabo de cerdo ibérico cubierto con confeti. Muy rico el cerdo y llamativo el confeti de verduras deshidratadas que espolvorean por encima aunque no aportaban nada al plato en cuanto a sabor.
Para acabar lo salado una pechuga de pichón poco hecha, apio y tubérculos glaseados. En realidad estaba algo más hecha de lo anunciado y además venía con una salsa muy densa de PX rodeando a una especie de pastel hecho con hígado del propio pichón que formaba un conjunto casi de golosina que lo acompañaba muy bien.
El primer postre fue el impactante tarro de lombrices. En el tarro venía lo que me pareció un helado de vainilla con galleta caramelizada y por encima unos brotes de remolacha en forma de lombrices. No me chocó el conjunto ya que no me pareció que armonizaran bien los brotes con el resto.
El otro postré fue cerveza + chocolate = café con buen nivel pero creo que algo por debajo de las propuestas saladas.
La carta de vinos simplemente aceptable aunque a unos precios decentes. Tomamos Agustí Torelló Mata Gran Reserva 2003 a 18€ + IVA. Lo que no entiendo ni aquí ni en ningun otro restaurante es que se cobre el pan, mediocre, si se pide un menú por muy "degustación" que sea.
El servicio voluntarioso aunque algo falto de experiencia y con detalles muy chusqueros sobre todo en el servicio del vino.
En conjunto una gran cocina, con base en el recetario tradicional de la tierra con toques muy inteligentes de modernidad, juego de contrastes en los sabores, y extraodinaria conjunción de ingredientes y además a unos precios todavía razonables. Sin duda recomendable al cien por cien.
Nota general: 7
Emoción: 8,5
El Molino de Urdániz
Crta. Francia por Zubiri (Na-135) Km. 16,5
31698 URDÁNIZ (NAVARRA)
http://www.elmolinourdaniz.com/ info@elmolinourdaniz.com
Tel. 948304109

toni

viernes, octubre 19, 2007

Restaurante Panduku (Granda,Siero)

Este año he ido a tomar el "menú del desarme", como siempre, en el Panduku, el restaurante que abrieron Víctor (en la Sala) y Gloria Paradelo (Guisandera activa tanto en el club como en la cocina) en 1989 en Granda (Siero), al pie mismo de la carretera nacional, después del éxito que tuvieron al tranformar, justo enfrente, un merendero tirando a cutre en una parrilla-restaurante de buen nivel. Vengo con cierta frecuencia por aquí, entre otras cosas, porque Víctor es de esos hosteleros, de los que van quedando pocos, que te hacen sentir mejor que en casa, y porque Gloria , de verdad, tiene "mano" en la cocina, y todo lo que llega a la mesa parece que llega tocado del cuidado y del amor que solo saben poner las madres .

El cocido de garbanzos, bacalao y espinacas me gusta porque el bacalao aparece rebozado , entero, aunque tenga una calidad que no merece venir tan escondida. Simplemente eso le da una suavidad que no encuentro en otras partes. Encontrarse en la cuchara ese sabor de buen bacalao, el rebozado,la dulce terneza de unos buenos garbanzos, un buen caldo y el contrapunto vegetal de la espinaca y es sentir que no falta nada.
Los callos son, sobre todo, excelentes callos de ternera,limpios (se pasa Gloria limpiando callos unos cuantos días) y hechos para la ocasión, con un poquito de morro, otro de carne de pata y unas lasquitas de jamón, con un punto suave de picante. Son los que yo prefiero, y no suelo encontrarlos mejores, aunque amigos expertos e inveterados callistas los prefieran a la manera de Noreña, con más cerdo que ternera,y con oreja, morros, tocino, un poquitín de chorizo,más subidos de picante... que a mi se me suelen hacer en exceso contundentes. Este año salieron además , no sé por qué , especialmente buenos, con un intenso sabor animal pero a la vez con finura. Así fue que todos en la mesa repetimos sin dudarlo.
De postre un buen arroz con leche, aunque , en este caso, no es imposible encontrarlos mejores.

Este año salieron, al revés que el pasado, mejor los callos que el cocido,pero la sensación fue la misma de siempre, la de esa alegre satisfacción que deja la cocina honesta y bien hecha, y la simpatía , y la calidez .


Restaurante Panduku
Dirección: carretera General, 70. Granda (Siero).Teléfono: 985 792 210.

domingo, octubre 14, 2007

Aceite Fuenroble



Me da la impresión como consumidor que cada vez se están haciendo mejor las cosas en esto del aceite. La oferta del aceite extra virgen de calidad no para en ganar nuevas referencias, y cada una de las que descubro suele sorprenderme gratamente: el justamente famoso DAURO, los mejores VALDERRAMA, el picual CASTILLO DE TABERNAS, el picual de MORAILA o también el "Reserva Familia" del CASTILLO DE CANENA, el arbequina de LA BOELLA, ... y muchos más que se me olvidan, muchos de ellos desconocidos o de distribución muy limitada, pero no por ello peores. Reconozco mi predilección personal por la picual, incluso de los no tan buenos, un poco "sobreextraídos", más verde oscuro, amargos y picantes. Entre los "buenos", los más limpios y puros de primera extracción en frío, el que más me ha sorprendido últimamente es el picual FUENROBLE, elaborado con el fruto de olivos de la Sierra del Segura. Tiene un precioso color dorado,brillante, ligeramente verdoso. En la boca sorprende la finísima entrada, puro zumo , un poco dulce, y luego, con una intensa suavidad, llena la boca con el carácter típico de la picual, un amargor y picor terroso, avellanado, compatible con una delicada profundidad. Una gozada.


Pero no solo por aquí se hacen, por lo visto, buenos aceites. Ya había dicho en un post anterior mi sorpresa ante lo bueno que estaba el aceite de Kalamata. Pues un familiar cercano de viaje por las Islas Griegas me trajo una botella de un aceite, con sello de agricultura ecológica, etiquetado solamente en cirílico, así que me lo estoy acabando con la melancolía de saber que no voy a tomarlo otra vez o nunca o en mucho tiempo. Con ese carácter más vegetal que le es propio, por lo visto, a los aceites griegos elaborados con koreiniki, se presenta con una suavidad y pureza extraordinarias, sedoso, muy equilibrado,sabroso y profundo.Maravilloso, vamos. Si alguien tiene pensado ir por allí y lo encuentra, que no dude en comprarlo, que si no le gusta no tendré problema en reembolsarle el precio de la botella.

Y todavía no he empezado a probar los aceites italianos....

sábado, octubre 06, 2007

Prioratos


Por fin, después del parón veraniego-vacacional, donde era difícil ponernos de acuerdo para que no faltara nadie, volvimos a reunirnos para hacer una cata de vinos. En este caso nos dimos a los Prioratos, que pudo conseguir unos de los participantes a un precio razonable, para tratarse de Prioratos. Encontré un buen artículo en todovino que explica bien lo que supuso la irrupción de esta zona, y los problemas a los que se enfrenta en la actualidad. La cata fue ciega, y, como era de esperar, hubo no pocas sorpresas.Un poco a vuelapluma, esto fue lo que anoté:
Empezamos con el Clos Mogador 2002 (40% Garnacha, 25% Cabernet Sauvignon, 20% Syrah, 15% Cariñena), que se presentó como un buen vino, aunque muy alcohólico,demasiado, con un recorrido en boca sabroso, de recorrido medio-alto y no muy amplio. Complejidad notable, y con unos taninos y acidez afinados. Madera bien integrada, con notas de tabaco y regaliz. Me pareció que estaba en un buen momento de consumo. En resumen, un buen vino que no destacó especialmente en nada. Jugando a las puntuaciones, le puse 75. En todo caso, no pagaría los 45 euros por los que anda de precio.

Seguimos con un Finca Dofí del 2000 (Garnacha, cabernet sauvignon, syrah, merlot) . Sorprendió la nariz por su baja intensidad, que se confirmó en boca al presentarse un poco apagado. Pero en esa "tranquilidad" demostró una buena integración y equilibrio. Cierta elegancia. Muy sabroso, donde destacaban las notas de fruta negra madura. Complejo. Recorrido largo. Un poco escaso de volumen.Taninos finos y dulces y una acidez todavía viva .Ligera astringencia. Buena persistencia, larga y agradable. Lo puntué con un 80. En tienda anda por los 55 euros.


Seguimos con un Clos Eramus 2002 (Garnacha Negra, Cabernet Sauvignon, Syrah), que se presentó defectuoso , con un olor a repollo, a verdura cocida, por una parte, y a pegamento, "rueda quemada", por otra. En boca estaba flojísimo, y sabía a lo mismo que olía. Conforme fue pasando el tiempo mejoró bastante, sobre todo en boca, pero los defectos no terminaron de desaparecer. En definitiva, enorme decepción con un vino que alcanzó los 93 puntos en la guía de Parker, y que con su 2004 alcanzó los 100 . Menos mal que solo pagué una novena parte, que si la llego a pagar entera el cabreo me iba a durar.



Seguimos con un Lo Givot 2002 (Garnacha, Cabernet Sauvignon, Cariñena, Syrah ), un vino que se presentó carnoso, frutoso, amplio,con unas finas notas minerales. Notable recorrido, de buena intensidad. Buena acidez y fina tanicidad, con la madera muy bien integrada. Muy vivo y conjuntado. Postgusto muy agradable. Fue, en general, el vino que más nos gustó, y eso que era, con bastante diferencia, el más barato: entorno a los 35 euros. El único que compraría. Lo puntué con un 85.

Y terminamos con un Vall Llach , creo que también del 2002, el vino propiedad del cantautor Lluis Llach. A destacar el color picota intenso, totalmente opaco. Se presentaba con posos que hubieran necesitado de un decantación, fruto, supongo, de la sobreextracción a la que sería sometida la uva. Bastante alcohólico. Muy carnoso, denso, pesado, goloso, con la fruta muy presente.Notas minerales.Baja acidez. Ligeramente astringente y amargo. Eché de menos un poco más de conjunción y elegancia. Lo puntué con un 78. En tienda andará por los 60 euros.

En resumen, decepción. Los vinos fueron ganando según se fueron oxigenando (aunque estuvieron abiertos media hora antes de empezar), pero no dejaron demasiadas ganas de seguir con ellos y mucho se quedó en las copas.Quizás influyó el hecho de que no fuera una de las mejores añadas de la zona. Para desquitarnos nos tomamos un fantástico Milmanda de Torres, aunque adoleciera también de uno de los principales defectos de los Prioratos: su elevado precio