sábado, mayo 25, 2013

A Colmeia (Ponta Delgada, São Miguel, Azores, Portugal), por Toni







Por esas casualidades geográficas que a veces se dan, el restaurante A Colmeia nos quedaba enfrente del hotel en el que nos hospedábamos. Poco más de 50 metros.  Pertenece al hotel Do Colegio y está situado en pleno centro de Ponta Delgada la capital de  São Miguel,  la isla más grande y poblada del archipiélago de las Azores.


Por curiosidad, el IVA en hostelería en  las Azores es del 16%, que a nosotros nos puede parecer altísimo pero que se queda pequeño comparado con el 23% del Portugal continental y los precios con él incluido como siempre  en el extranjero. Fuimos un par de noches por lo que describo los platos como si hubiera sido una única visita.

Habitualmente en Portugal te sirven sin haberlos pedido una serie de platos con diferentes entrantes que luego te cobran, claro. En este restaurante, no. Simplemente nos pusieron con el pan, malo como él solo, una mantequilla de ajo bastante rica en el concepto “cubierto”a  1,50€ c/u. Ni aperitivo de la casa ni nada que se le parezca.

Como novedad con respecto a la mayoría de restaurantes portugueses con aparente nivel en los que hemos estado, tienen un apartado de “petiscos” que son como llaman los portugueses a la tapas lo que está muy bien para probar varias cosas a precios moderados. Pedimos varios los diferentes días. El pulpo con fabinas y chorizo, 3,90€, muy armónico el conjunto que forman los ingredientes


 e hígados de ave salteado con vino de Oporto, 3,90€, que a mi no me acabaron  de convencer ya que los encontré demasiado intensos y algo agresivos de sabor, pero a mi mujer sí. Otro fueron las costillas de cerdo crujientes con salsa de vino y ajo, 3,90€, de buen sabor aunque algo pasadas y por último unas tiras de pollo al curry con chutney de mango, 3,90€, resultonas.


Como platos principales, en cuanto a pescado probamos algunos autóctonos de las Azores como el lírio asado, 14,50€. Lírio es el nombre que le dan en las Azores y en un libro que nos dejaron lo traducía como pez limón. Nos pareció por su carne pariente del atún y aunque estaba algo más hecho de la cuenta tenía muy buen sabor, perfectamente acompañado por unas verduras salteadas muy buenas y unas notables patatas asadas. En conjunto, bien.




 Mejor de punto estuvo el taco de atún con broa y miel, 14,90€, donde el toque dulce de la miel complementaba perfectamente el sabor graso del atún y con el buen añadido de las migas del pan de broa.


Por lo que se refiere a carnes probamos el magret de pato con miel de romero y almendras, 14,90€, en el que el magret venía cortado en finas lonchas, como yo lo prefiero, bastante sabroso con una buena salsa de miel sin llegar a la excelencia, un pastel de patata que les quedó algo pasado y un poco mazacote y unas espinacas. Bien en general.
 



 
Otro plato fue el solomillo con risotto de azafrán y queso de San Jorge, 19€. Buena carne pero sin ser de primer nivel, con un rico arroz bastante logrado y mejor de lo que parece en la foto, acompañado también de espinacas y una salsa de vino con champiñones. Bien pero sin alardes.



 

De postre tomamos únicamente una selección de quesos de las Azores, pero la “selección” se reducía a 2 tipos distintos solamente. 4,30€. Me parecieron discretos a pesar de que el de San Jorge tiene bastante fama.
 
La carta de vinos estaba rayando lo penoso. Solo tenían sobre 10 vinos blancos e igual de tintos y ni rastro de espumosos. Encima 3, ¡tres! de los blancos que pedí no los tenían. Tremendo. Tomamos un blanco del Alentejo, Monte da Peceguina 2011, 17,50€, aromático en nariz pero corto en boca. El tinto fue un Casa Amarela 2011 del Douro, 18€,  con un buen nivel para lo que se esperaba visto su precio en tienda.



Un detalle curioso, pero a corregir, es que cuando te sirven por primera vez el vino, lo hacen en tal cantidad que con las dos copas casi vacían media botella. Evidentemente no les dejamos servirlo más.
El servicio bastante tristón en  general, pero no solo aquí sino en general en la isla. Ni se les ocurrió ofrecernos un licor o vino dulce, no ya como invitación de la casa, sino ni pagando.
La sensación final fue buena en cuanto a la comida aunque en el conjunto del restaurante baja enteros pero si lo comparo con experiencias de los últimos años en Portugal, Lisboa aparte, salen ganando claramente. Eso añadido a su buena situación en pleno centro, hace que sea una buena opción en la visita a Ponta Delgada.


A Colmeia
Travessa do Colégio,  9500-046 Ponta Delgada, São Miguel, Azores, (Portugal)
296 306 600

domingo, mayo 19, 2013

Alice et Olivier de Moor Aligoté 2011 1902 old vines

             La verdad es que mi afición por los vinos naturales y/o biodinámicos ha ido evolucionando desde un escepticismo inicial a una pasión creciente. Influído sin duda por la labor divulgadora de Andrés Conde, refrendada luego en la copa por vinos que encuentro vivos, pujantes, puros,.....donde uno encuentra lo que denominamos terroir, la capacidad del vino de dibujar un paisaje individualizado, enraizado en el lugar del que viene.....Y en los mejores casos, algo más, quizás inventado por mi calenturienta imaginación... vibrante, armonioso, poético, difícil de definir. También vinos que invitan a seguir bebiendo, que no saturan, que sientan bien.   A costa, ciertamente, de una mayor irregularidad, que es un pequeño precio a pagar. Sin duda , García Vaquero es un queso muy regular, pero poco emocionante.
Natural es esta aligoté de los productores Alice et Olivier de Moor. Vignerons afincados en la villa de Courgis, fundaron su bodega en 1989, desde la que elaboran diferentes crus de Chablis, y también vinifican diferentes viñedos de aligoté. Algunos de ellos son de viñas muy viejas, plantadas en 1902, que vinifican por separado, y que son las que dan subtítulo a esta botella.
  La aligoté es la uva pobre de la Borgoña. Resistente, temprana y productiva, su mala fama está frecuentemente bien ganada en vinos sin fruta, inexpresivos y de elevada acidez . Hasta ahora los rechazaba , porque mis incursiones hacían honor a lo antedicho. Pero en este caso, la cosa cambia: en nariz hay un cierto deje cítrico y de fruta blanca (pera), junto con notas de prao y , sin duda, minerales, más de tiza que de piedra.  Todo ello conjuntado, con un embriagador frescor de fondo, con una profundidad poco habitual en estos vinos. En boca  se muestra con una equilibrada armazón, cierto peso en boca, y una acidez bien presente pero no agresiva. Una deliciosa manera de beber Borgoña a un precio modesto, ya que en tienda la botella no debiera costar más de de 17-18 euros.

Nota:83

domingo, mayo 05, 2013

Queso Geo de la quesería Lazana




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El queso y el vino comparten la maravilla de generar mediante la fermentación de un elemento sencillo, leche y uva,  objetos únicos, de una extensa multiplicidad. Capaces, incluso , de describir un paisaje, una identidad, el famoso terroir. Quizás se entienda mejor Asturias después de tomar un Cabrales Cueva del Teyedu. También  cuando sale irregular. Quizás por eso los enochalaos también somos, con  frecuencia, quesópatas. Aquí hemos sido críticos con la complacencia de la “mayor mancha quesera del mundo”, que no la mejor. De aquella, afortunadamente, han ido apareciendo cosas capaces de generar ilusión en la afición quesera asturiana, que ya tiene numerosas alternativas a los dos grandes quesos asturianos, Cabrales y Gamoneu. Por aquí apareció primero el queso Valles del Oso, que empezaba aportar cosas diferentes, y que desgraciadamente se ve poco ya, quizás orillado por la enorme ola generada por el Rey Silo, la excelencia en ese queso de fermentación ácida que es el afuega ´l pitu.  Aunque no le dedicamos post, también aparecieron los quesos del Viejo Mundo, recuperando los usos de la leche cruda en ese queso salvaje que es el Casín, de los que te llenan la boca con un cachín. Puedes verlo pequeño pero viene saturado de sensaciones. Bien , pues creo que tenemos un nuevo ejemplar : el Geo de la quesería Lazana de Las Regueras. Es la versión en leche cruda, y con 60 días de maduración,  del Lazana afinado, un queso que también ha ido progresando hasta convertirse en queso tipo reblochón de lo más agradable. Las primeras pruebas del Geo lo mostraban aún tímido. Pero en las dos últimas pruebas se ha presentado más evolucionado, mostrando , junto a un inicio de proteolisis en la parte de la corteza , los primeros trazos seguros de una punzante identidad. Todavía es un queso cremoso y amable, con una acidez elegante que se da con el queso, y cierto regusto de frutos secos. Es, sin duda, un queso que ha empezado a ser trascendente.
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* Fotos tomadas de la página web de la quesería Lazana