domingo, junio 24, 2007

Palacio de Luces


No sé lo que durará el controvertido y excesivo Fernado Martín en su última aventura, la de jefe de cocina del Palacio de Luces. Supongo que poco. Por eso no he tardado en visitarlo. Para mi su Trascorrales siempre será un lugar especial, donde empecé a saber lo que era la gastronomía, y por ello, a aficionarme a ella. Fue también donde llevé a cenar por primera vez, con el fin de impresionar, con el traje de las ocasiones especiales y con poco más de 18 años , a la que hoy en día es mi mujer. Y es que allí, aparte de velas y luces bajas, se respiraba buen gusto y se comía muy bien, aunque no descarto que la mala memoria y la inocencia de entonces me lo hagan recordar mejor de lo que fue.

El comedor del restaurante está rodeado de grandes cristaleras que permiten disfrutar de abundante luz y bonitas vistas, estropeadas solamente por alguna grúa ocasional.

La carta es de corte muy tradicional, concebida para los turistas del hotel que quieran tomar cocina asturiana. Se presupone, supongo, que los que puedan pagarse un hotel de cinco estrellas gran lujo traerán gustos de corte conservador.


Los aperitivos me llevaron directamente a "aquellos maravillosos años" de Trascorrales: pastel de centollo y centollo (con huevo) gratinado (ay, aquellos oricios gratinados). Ligeros, muy apetecibles, hechos con delicadeza.

De primero tomamos unos percebes, mejorables en tamaño, pero perfectos en frescura, cocción e intensidad marina. (35 eu. los 250 grs.).


También unas colmenillas a la crema, que me había quedado con las ganas. Siendo cuatro y habiendo pedido una ración, tuvieron la gentileza de emplatarlo para los cuatro. Colmenillas pequeñas , de las deshidratadas, un poco insípidas, con una crema ligada con exceso de vino blanco. Agradable sin más.



De principal yo me pedí unos lomos de salmonete en papillote. Los lomos, de pieza terciada, venían solo parcialmente desespinados. La cocción en papillote, algo pasada de punto, se le había añadido una ligera salsa... ¡menier!. Gracias a su levedad no estorbaba demasiado, y el conjunto, aunque desacostumbrado uno ya a tales preparaciones, no desentonaba (24 eu.)






De mis convecinos de mesa pude probar, auque sin pasarme, un cochinillo confitado, bien tostado, tierno y sabroso, en donde el confitado permitía mantener la jugosidad de la pieza, acompañado de un denso puré de patata. También una paletilla, de calidad estándar, muy bien preparada, con su costra crujiente, abundante grasa y la carne tierna y jugosa, acompañado de recién hechas patatas paja y una ensalada metida en medio toamate. (22 eu. cada uno). Nada espectacular, pero apetitoso y satisfactorio.



De postre pedimos la degustación de postres, donde vino un brownie, duro y demasiado denso, difícil de tomar, con un helado de frutos rojos, agradable, y un arroz con leche que sigue siendo lo mismo que hace quince años, maravilloso.(6 eu.)

Los platos vinieron en general muy bien montados, y a buena temperatura


Cominos con un Mauro crianza 2004: cálido, goloso y amable. (30 eu.)

Servicio correcto, aunque se les nota aún la falta de rodaje.

Café de pota, que no me gusta, sobre todo si no me avisan y lo pido con leche.

Con dos botellas de vino, la cuenta subió con el Iva, tres botellas de agua (5eu.), y el servicio de pan (1,75) a 76,5 eu. per capita.

Resumiendo, cocina tradicional y de poca imaginación con el toque afrancesado de Fernando, casi moderno de tan trasnochado, pero donde aún se pueden disfrutar destellos de su natural elegancia y buena mano.


Nota general: 6
Emoción, (donde cuenta algo más que la comida): 6,5

http://www.palaciodeluces.com/

6 comentarios:

  1. Me asombra lo precoz que fuiste en esto de la gastronomía :-). Con 18 años yo comía sólo para alimentarme . :-):-)
    En cuanto al Palacio de Luces, leyendo tu crónica no apetece demasiado ir a comer allí. No porque tenga mala pinta ni mucho menos sino que por unos kilómetros más llegaríamos al Corral del Indianu. :-)


    Yo estuve el sábado en Koldo Miranda. En conjunto fue decepcionante teniendo en cuenta el nivel que se le supone. Nos gustó mucho más la visita anterior.
    Las entradas bien. Más ó menos eran atún macerado con crestas de gallo y helado de pistacho y foie-grass con jamón ibérico y zanahoria. Los principales fueron pixín asado con natillas de azafrán. El pixín estaba demasiado gomoso y la salsa de natillas insulsa, demasiado líquida y sin aportar demasiado. Luego el cochinillo lacado estaba demasiado seco y la piel poco crujiente.
    De postre tratado de maiz y chocolate que pasó totalmente desapercibido.
    Bueno, supongo que tendrían una noche regular, ya que sólo leí y escuché buenas críticas de este sitio además de mi buena impresión anterior. Sin duda habrá que repetir dentro de una temporada.

    toni

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  2. Toni, a los 18 y con tal de impresionar a una chica uno se aficiona a lo que sea.
    Al ladito del hotel hay otro restaurante muy interesante, con un producto fantástico: El Espacio, aunque reconozco que hace mucho que no voy por allí.
    Esas natillas de azafrán, que en mi caso eran densas y no estaban malas por sí mismas, me estropearon un mero estupendo la vez que estuve allí.Pensé que al pixín le podían ir mejor. En cuanto a la carne, en mi caso lechazo, vino bien de punto, jugosa y crujiente, solo que estropeada por una loncha de bacon. Así que supongo que tuviste mala suerte en el punto y yo en la concepción del plato. Habrá que ir otra vez a ver si vamos consolidando una idea.

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  3. Es que un poquito de clasicismo con elegancia en la cocina es estupendo. No todo va a ser minimalismo ni producto bruto.

    Vamos que hay que variar.

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  4. La verdad es que el clasicismo casi empieza a ser una rareza. Quizás dentro de poco se convierta en novedad (la llamaremos, por ejemplo, neoclasicismo), y los platos de cocina creativa serán lo que nos parezca viejo y trasnochado. Menos mal que aquí en Oviedo para esos días en que apetece un buen lengüado menier siempre tenemos a mano Conrado.

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  5. Pues en las dos útimas visitas veo la cocina de Casa Conrado un poco renqueante por así decirlo. Además ha tenido varios cambios en el personal de sala en muy poco tiempo y no muy acertados. Espero que sea una mala forma transitoria.

    toni

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