Poco después de volver todavía tenía yo muy presente Galicia cuando se presentó una oportunidad de repetir. Si un amigo tiene familia allí y la necesidad de fardar de coche nuevo qué mejor que ir un fin de semana en ese coche.
Y ya que me va a dar posada y porte lo propio es que yo me haga cargo del convite y como alguna expectativa anterior en Lugo acabó defraudada hay que intentar remediarlo. Así que reviso guías y a mis propios guías y entre Antonios anda el juego, porque tanto mi compañero corresponsal Toni como nuestro amigo bloguero Tony han salido satisfechos de sendos sitios. ¿Más consolidado o más arriesgado? Dudo hasta última hora y vuelvo a aplazar la visita al España, que caerá; la apuesta es Paprica. Si del otro hay bastante información por ahí, de este apenas sé lo que Tony ha contado.
Llegamos. Exceso de sol, como siempre para mí, y cualquier plaza de aparcamiento le parece demasiado pequeña a mi amigo, mucho riesgo de que le rayen su coche nuevo. Bien, pues cuando este par de antipáticos ya nos habíamos quejado bastante todavía hubo tiempo de tomar algo y de que él me comente que no encuentra un Ribeira Sacra que le guste.
Entramos al Paprica, que por fuera no llama la atención, y su comedor, al fondo, con la cristalera que da a su pequeña huerta urbana de aromáticos (me recordó un poco a la de L’alezna, que siempre contemplaba desde “mi” mesa) ya resulta más bonito. Acomodados y distendidos miramos la carta, breve. Desde el principio hay complicidad con el camarero.
Entre aperitivos –queso de cabra a la plancha con reducción de tomate- voy a ver si el Régoa 2007, que tan bien me acompañó en el Culler de Pau, reconcilia a mi amigo con el tinto gallego. Lo cierto es que me lo pone fácil porque esas raíces suyas le hacen proclive a todo lo que tenga origen allí, sólo había que dar con algo mejor que la media de vinotecas y supermercados. El aperitivo, ya veis, no se complica, busca combinación conocida y de éxito. Pero está bien bueno, no penséis mal.
Vamos a compartir dos entrantes que nos emplatan adecuadamente sin ningún problema. Espuma de tomate, anchoa y galleta de parmesano, con albahaca verde y morada. Seguimos con la misma impresión: presentaciones cuidadas, combinaciones clásicas y un plus de calidad en algún ingrediente que hace de una propuesta sencilla un plato muy satisfactorio. El tomate sigue teniendo sabor, alto y claro lo digo, como en el aperitivo. Y la galleta de parmesano es especialmente rica. También me quedo con el detalle de las hierbas. Está claro que les gusta jugar con ellas, que por eso lucen su huerta orgullosos. Van a desfilar algunas menos frecuentes pero bien escogidas, por su fragancia y por el refuerzo visual de los platos.
El otro entrante fue su Atlántico-Pacífico, vieiras con dos algas, cada una de un océano. Acompaña un jugo del desglase de las vieiras rectificado con jugo de carne. Todo ello muy sabroso y muy fresco, cosa que nos vendrá bien para la contundencia del resto del menú.
En el principal coincidimos: Atún rojo con tortilla de ajetes y alcaparras. La salvia que acompaña también tiene bastante que decir en el plato. La ración es grande y eso, unido a la potencia del atún y a la tortilla que tampoco es mero adorno, hace que quedes saciado. (A ver, regidor, la segunda “C” a escena, que aquí hay buena RCCP.) El vino se sigue portando bien.
Y aquí ya entraríamos en los postres pero voy a hacer una proposición a mi acompañante que no podrá rechazar. Viene en la carta una tabla de quesos aunque yo no acabo de aceptar el queso como postre, le doy más entidad. Y como mi amigo también es de la secta láctea podemos compartirla como perfecto remate salado. Lo curioso es que ofrece cuatro tipos, sólo uno gallego, y precisamente les falta ese. La muestra incluye afuega’l pitu roxu (no identifiqué elaborador), manchego y el queso misterioso. Digo esto porque fue servido como taleggio pero era un queso de pasta dura y curación media. Supongo que era otro italiano que hacía de sustituto pero no puedo precisaros cuál. En todo caso y como resumen de esta accidentada tabla de quesos, lo más importante: estaban buenos. Sí, incluido ese afuega’l pitu que no suele gustarme (Rey Silo aparte) y menos en su variedad con pimentón. Por cierto, venían acompañados de unas almendras tostadas de una forma que nunca había visto, albardadas con algo, como si fueran “empanadas”. También muy ricas.
Aquí me quedé solo ante el dulce. Yo no iba a perdonar su Isla del tesoro, del tesoro de cacao, cómo no. Crema, helado de chocolate y galleta, chocolate negro con oro y sopa de chocolate blanco. Todo eso. Postre de ración grande y potente, con una presentación exquisita como también lo era su sabor, aunque el estómago ya decía basta, estaba lleno. El final más digno a esta estupenda comida, entre bromas con el camarero acerca de cuándo llegaba el menú de verdad y cosas así.
Después el paseo nos llevó por un Lugo sórdido para alcanzar un parque, una sombra, un atisbo de frescor. Poco faltó para una siesta panza arriba en un banco. El verdadero “oasis” fue una cafetería con un aire acondicionado potentísimo (me asusta pensar la cantidad de frigorías que nos estaba costando aquello) más una entrevista disparatada a un personaje llamado Carlangas (busquen ustedes Novedades Carminha si les provoca curiosidad) que nos hizo reír bastante.
De noche, a Sarria, que fue nuestra base de operaciones. Oigan, no me creerán la cantidad de gente que había en un sitio tan pequeño. Menudo barullo. Eso y la enorme diferencia entre el ambiente del viernes y el del sábado, medible por la música del garito que nos sirvió de refugio. Lo básico en esos supuestos: Mahou y rock, que mi amigo es heavy viejo. (Yo ya ni me defino.)
Nos quedaba otro día para A Coruña, querencia especial de ambos y ciudad que llevaba demasiado tiempo sin visitar para mi gusto. Así que nos ponemos rápido en marcha y llegamos. Esto sí, esta ya es mi Galicia. Después del calor insoportable en Vigo y alrededores, después del día anterior de solazo en Lugo, hoy está fresco por fin y corre brisa, la brisa de un mar que nos gusta.
Mientras a él le da por pasear compulsivamente por María Pita, a ver si siguen estando allí los mismos sitios que recuerda, yo pienso en mis inevitables cafés. Un par de estos más tarde ya podemos recorrer el corazón de la Ciudad Vieja, pasear un poco por el muelle, hacer planes para el resto del día, así hasta que apetezcan las primeras cañas y la búsqueda del bar que haga más gracia.
De la comida en esta ocasión no contaré nada concreto. Ir sin rumbo, de bar en bar, y pedir aquella tapa más sugerente que te entraba por los ojos. Ese era el plan y así fue, ya que íbamos sin orientación previa especial, sin recomendaciones, sin expectativas. Nos dejamos llevar por el instinto y pesaron más los (buenos) recuerdos y la conversación que la comida en sí. Lo que no impidió que disfrutásemos como niños con aquel pulpo allí, estos mejillones aquí, y así uno y otro.
Una terracita, un café con hielo, animar a la digestión y en pie, que había que llegar despejados al Museo de Bellas Artes. Para su dimensión no está nada mal. Buena colección, concentrada en Galicia en la medida de lo razonable y lo posible. Algunas restauraciones discutibles en la obra más antigua, un mal frecuente. Aquellos grabados de Goya un poco escondidos en una sala secundaria pero siempre tan punzantes, siempre te harán pensar. Damos por cumplida una visita interesante.
Nos espera otro paseo, esta vez por zonas más modernas, hasta salir a las playas. Seguimos matizando nuestro peculiar podio de ciudades gallegas, cuál nos gusta más y por qué. Y qué más dará, en aquel momento, si estamos disfrutando tanto de este viaje en concreto. Inevitable una concesión turística: coger el tranvía para ir hasta la Torre de Hércules. No llegamos con intención de subir sino de asomarnos al mar desde allí, pero el clima decide demostrar cómo es cuando derrota hacia ese lado y a media subida por el parque del entorno la niebla no deja ver ni la torre siquiera. Lo dicho, esta es Galicia.
Y bueno, es tarde. Toca volver, con pena pero no hay más remedio. Esperamos otra noche animada en Sarria, como la anterior, pero esta no nos sale igual, demasiada gente, ya no nos amoldamos a ese ambiente. Mañana será otro día.
Poco más se puede contar. Un buen desayuno y vamos dejando atrás Galicia y el verano. En tierra de nadie, en esa difusa frontera interior, un bar perdido, otro bar-tienda recuperado, un décimo de lotería comprado en un sitio remoto, que creemos ingenuamente que tocará más fácil… La comida en El Álamo, siempre tan apañado. Ritos, marcas fijas en el viaje, como el café en Tapia. Y así hasta casa. Ahora sí, ahora han terminado las crónicas gallegas de este –ya pasado- verano. Hasta la próxima.
Vaya como le sacas provecho a los viajes, jajajajaja, un crack.
ResponderEliminarte gustó de la misma forma el régoa que en la otra ocasión?.
¡Joer Jorge! Vaya palabritas que te gastas. No recuerdo haber leído ni oído nunca la palabra "adenda".
ResponderEliminarPor cierto, tengo que conocer a tu amigo. Compartimos dos características: yo también soy heavy viejo y tampoco me convencen los tintos gallegos. ;-)
Atención: buena oferta en Hipercor. Por la compra de más de 24€ en vino te regalan una botella de Cava Elyssia Gran Cuvée que cuesta 12,90€ y está bastante bien.
ResponderEliminarHombre, Sibarita, como se descuiden yo saco zumo de las piedras ;-)
ResponderEliminarEl Régoa me gustó tanto como la otra vez, sí señor. Se ajustó muy bien a esa comida y a cuanto la rodeó.
Toni, seguro que en más de una habréis coincidido en tiempos mozos. Pero a él ya le van convenciendo los tintos gallegos, cuidado.
El restaurante EL PUERTO de Gijón cierra tal y como lo conocemos ahora. El el periódico EL COMERCIO de hoy, se lee una entrevista con el cocinero y propietario, y según se desprende de sus palabras, los arrendadores les exigían una inversión millonaria por fuera y por dentro para renovar, muy difícil de asumir. Sin esa inversión creo recordar que pagarian al mes sobre unos 5000€ de nada por 10 años de contrato.
ResponderEliminarA ese alquiler habría que sumarle la inversión para renovar el interior del restaurante que creo era en torno a 120.000€.
Una pasada. A mi no me salen las cuentas. Me parece una locura el alquiler, la inversión, un contrato de tan solo 10 años para recuperar ese dinero....
¡Menudos cojones que les echan algunos arriesgando ese dineral!
Me llega a mi correo una velada de quesos y cena que está organizando Pedro Noriega en el Hotel Migal, Cue , Llanes, para el 16 de octubre, a las 21.30h:
ResponderEliminarEn principio acudirán las queserías de la CHIVITA de Buelles, Panes; la quesería artesanal de Pravia, Rey Silo; por confirmar el Picu´l Sella; y les va a echar una mano Marisun con alguno más.Después de la cata vendrá la cena que estará basada en 6 platos realizados con algunos de los quesos que ya probamos y la bebida incluida, un rioja Ostatu blanco y un ribera del Duero crianza El Quintanal.
Y al terminar la cena realizaremos una pequeña demostración-concurso del GIN-TONIC, donde los comensales que se animen deberán de demostrarnos como realizan ellos su gin-tonic ideal, en plan informal votaremos cual ha sido el que mas nos guste y se llevara un premio de 1 botella de GIN MARE con 2 vasos london gin de regalo.
Todo ello en un ambiente muy informal y divertido.
Los precios son de 28.50€ la cata-cena y de 5.00€ para el concurso de gin-tonic. También tienen la posibilidad de que se queden a dormir en el hotel.
Me da qu este finde podremos empezar a ver las primeras setas,... qué ganas!
ResponderEliminarSí, ya apetecen las setas y con el agua de estos días puede haber suerte.
ResponderEliminarOtro vicio. Ya están calentando motores los callos, que el desarme está ahí mismo.
Ya sé que puedo resultar pesado con la revista de blogs, que están ahí al alcance de todo el mundo, pero por si no reparamos en ello entre tanta información quiero destacar lo último de Pisto sobre los Burdeos, su precio y otros asuntos relacionados. Grandísimo post y buen motivo de reflexión.
ResponderEliminarahora ya me acabaste de matar
ResponderEliminariba a ir a uno, una comida, pero cual elijo??...
tendre que, cuando llegue el momento, repasar tus post y leer entre lineas
He ido al Paprika hará ya unos tres o cuatro meses y he tenido sensaciones encontradas (con claro predominio de las positivas). Todavía no he publicado la visita por que se me dio por hacer un artículo comparativo entre ellos y el España; puede que deje reinar al mal gusto y la publique por fin...
ResponderEliminarPor cierto, recién llegado de Asturias; puedo decir que la cena en El Corral del Indiano, está en el podio de las mejores cenas de las que he disfrutado. Probablemente la mejor; será posteada en breve. ¡Que rica está Asturias!, me he reencontrado con vuestra tierra, tras unos años y no puedo pensar más que en volver.
Saludos,
me alegra mucho que disfrutaras en el corral daninland, yo porlo menos espero ansioso ese post
ResponderEliminarMe acaban de decir que hay una nueva tienda de vinos en Oviedo, en el Rosal esquina santa susana, alguien la conoce y puede comentar al respecto?
ResponderEliminarNo me he fijado muy bien pero mas que una tienda de vinos parace una delicatessen de esas,.. y juraria que pone Camilo De Blas pero vamos que no meto la mano en el fuego
ResponderEliminarLolo, en la variedad está el gusto ;-) Todos ellos fueron buenas experiencias y ya ves que están repartidos por Galicia. Depende de dónde quieras hacer parada. Si tengo que repetir mañana mismo uno, el Culler de Pau. Si me paro a pensar más, cualquiera de ellos.
ResponderEliminarDaninland, me alegra que hayas disfrutado en Asturias, y en especial en El Corral, casa a la que tengo gran cariño. Yo también espero ese post. Y a ver si te animas a contar algún detalle accesorio, que no todo habrá sido homenaje gastronómico ;-) En otra visita quizá podamos coincidir en persona, si vienes con tiempo y ganas. Ya verás qué pronto desmitificas a esta panda de frikis que escribe por aquí, je, je.
Sibarita, como indica Punteru, es otro local de Camilo de Blas, orientado a vinos y licores pero en su línea ya conocida.
Daninland,, qué bien que estés disfrutandando por esta tierra.
ResponderEliminarHoy , para salvar la habitual sequedad de la habitual rodaja de bonito plancha, la puse en el horno a 55-57 º grados hora y media, que significaba una temperatura en corazón producto, según el termómetro de Ikea, de 48 aprox, con final vuelta y vuelta en placha echando humo, y juraría que quedó algo menos seca de lo habitual.
perfecto jorge, pones un poco mas de luz a este indeciso farton, solo falta poder encajarlo y romper algun gochin, que alguno creo que queda escondido jeje
ResponderEliminardile
ResponderEliminarun dia puedes probar a hacer el proceso inverso
primero plancha y luego a acabarlo por dentro, a mi el micro me da buen resultado en piezas gordas.
primero meto el lomo en una mezcla de azucar y sal una hora
lo limpio bien y unto con una mezcla de salsa de soja y AOVE y con un hilo de aceite a la sarten muy muy caliente.
luego 20 o 30 segundo en el micro y lo tienes listo
depende del micro, pero lo mas importante es ir danole golpes cortos de micro, no mas de 20 segundos aprox.
a mi me gusta mucho como queda asi, nada nada seco, solo me gusta mas que asi haciendolo al vacio, pero prefiero el micro al horno convencional para este caso
por cierto, hoy me comi unos sibiellos transparentes y tersos como ellos solos, que maravilla, un autentico lujo
ResponderEliminaral vapor, poco hechos y ya en el plato un hilin de oro de bailen, ni sal ni nada, que gozada
creo que a 6 euros el kilo, menos mal que aun quedan grandes lujos baratos...
Lolo, reconozco que he gooleado lo de sibiellos....y no he encontrado nada.
ResponderEliminarCon lo del bonito que comentas seguro que queda más jugoso, y que le viene biene biien ese contraste a la insipidez del bonito. Lo malo del horno, aunque lo hagas a baja temperatutra, incluso untándolo en aceite,también pierde jugos y algo seca. Vamos, que muchas gracias
coñe, vaya lio ahora
ResponderEliminara ver como explico lo de los sibiellos
deben llamarse asi por esta zona, hoy el cartelin d ela pescaderia lo ponia asi que no soy yo solo jeje
voy a ver si encuentro algo de info.
son alargados, de color muy claro, es pescado blanco, muy delicado
jolin, que rabia, a ver si encuentro algo
aunque no lo se fijo, puede que sea lo mismo que mirloto o pejerrey comun
ResponderEliminarel proximo dia te cojo unos cuantos pa que sepas lo que es sibiello n'asturiano :-D
totalmente de acuerdo en lo del horno y el bonito
ResponderEliminarpara mi se comporta igual que la carne, que un chuleton quiero decir.
el punto del micro te lo acaba por el interior, te respeta el tostado del exterior y si lo haces d epoco en poco no te lo seca
Jorge,
ResponderEliminarmuchas gracias por tus amables palabras. Lo de grandísimo debe ir ¡por lo largo que me ha quedado!
En absoluto, Pisto; se hace hasta corto. Alto y claro lo dejas dicho. De hecho, a algún que otro integrante del gremio de hostelería le estoy recomendando que lo lea.
ResponderEliminarEl bonito, como manda hacerlo maese Lolo está muy bueno, mejor de punto que en la mayoría de los restaurantes y mira que yo no soy partidario del micro.
ResponderEliminarEldi, hay dos opciones para evitar ese bonito seco:
ResponderEliminar1) Marinarlo en algún medio ácido.
2) Usar el cogote.
Es por esto que el bonito enlatado está mucho más rico cuando está escabechado, de otra manera me parece siempre una suela de zapato.
El desarme y los callos!! toi naguando por voilver a Casa Luis dempues de todos estos años sin ir. Renovacion total por fuera, a ver si los callos se mantienen y el pitu...Abren el 19 :-)
ResponderEliminarAyer, primera parte de mi encuentro con un Félsina Fontalloro 2003. Profundo, vivo, sedoso. En breve será nuestra segunda cita. Creo que voy a perderles el "miedo" a los vinos italianos. Sólo me asustará su precio.
ResponderEliminarAlgún forero ha pasado últimamente por el melibea,si es así,cambiaron la carta de vinos o sigue todo igual.
ResponderEliminarpssssssssssssst
ResponderEliminarbloguero, blooooooooooooooooguero
:-D
lo siento, no puedo ayudarte pero el otro dia no se quien fue y dijo que la carta de vinos seguia igual
Desconozco si ha cambiado la carta de botellas, pero la de chateo aunque se conserva alguna mínima cosa ha cambiado y tiene menor interés, al menos para mi.
ResponderEliminarOpino lo mismo que Sibarita. Y me consta que también estaban cambiando su oferta por botellas.
ResponderEliminarDefinitivamente el Félsina Fontalloro 2003 resultó muy bueno.
ResponderEliminarNo puedo decir lo mismo de un Bermejo 2008 (semidulce de malvasía) que compartió días de prueba. Recién abierto dominaba un aroma de reducción que lo tuvo al borde del desagüe. Mejoró un poco pero tanto en nariz como en boca lo dominante fue una nota amarga. Se pudo salvar pero no merece calificación.
Cuanto más se me sube más se me empalma.
ResponderEliminarBueno, amigos, empieza el último tercio de mis vacaciones. Queda un post en la parrilla de salida pero hemos querido organizar con él un debate paralelo (si es que alguien quiere debatir, claro) así que tiene que esperar a que un bloguero amigo tenga su visión y entonces se publicarán los dos. Queda en manos del Etidor Jefe Diletante. Me disculpo por adelantado si no estoy presente para defenderlo, para justificar mis opiniones, pero prometo leer en su momento los comentarios y contestar lo que sea preciso.
ResponderEliminarDisfrutad cuanto podáis. Yo prometo hacer lo propio y algo habrá que contar a la vuelta, imagino.
Salud.
Buen viaje Jorge. ESe Fontalloro 2003 me pareció lo mismo que a ti las tres veces que lo tomé. Y todavía me queda una cuarta esperando en bodega
ResponderEliminarHoy anduve por el Hotel, antes Hostal de Caravia,pensando en las setas. Pero se les habían acabado, y no teniendo tampoco ni fabes con jabalí ni con nécoras, me tiré al menú del día: unas más que aceptables fabes con almejas , un buen cordero guisado y arroz con leche casero a 12 euros, agua e Iva incluído. Como detalle, el cordero vino un poco escaso, lo contrario que con les fabes. La razón nos la dió la camarera al poco, cuando el menú cambió a filete con patatas de segundo.
ResponderEliminarJoer, jefe. ¿Tenían algo en el hotel ese?. Vaya ruina.
ResponderEliminarAyer confirmé lo del Melibea: adios a la carta de vinos por copas que tenían. Ahora tienen el ABC. Eso sí, podían quitar la carta por copas antigua de las mesas.
ResponderEliminarSin ser abogado del diablo, hay que reconocer lo que me dijeron: perdían dinero. Muchos vinos no los pedía nadie y otros abrían la botella para servir una copa y pasaban los días y no vendían nada más. Doy fe que a mi me abrieron unas cuantas botellas.
Pero desde el punto de vista como cliente ha perdido todo el interés ya. Para tomarme un vino del ABC me voy al local de enfrente y encima me ahorro el respirar el humo del tabaco.
¿Alguien fue a las jornadas de cocina turca del restaurante del hotel Barceló?.
ResponderEliminarSabéis algo de las jornadas que se van a celebrar en Oviedo del caviar de riofrio y el champagne krug.
ResponderEliminarEn el Hotel de Caravia, el pato lo ponen bastante rico y los calamares son muy buenos.
ResponderEliminarEsta noche a las 22:15 en TVE 1 echan en Comando Actualidad un reportaje sobre el vino.
ResponderEliminarEl Hotel Caravia es uno de mis sitios. Ponen buenas las fabes. Sí.
ResponderEliminarEntre otras cosas me gusta porque es muy regular y no está de moda, así que siempre hay mesa.
Espero que Jorge sepa aprovechar el tiempo en su viaje, cosa que no dudo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn el HOtel de Caravia tienen caza y setas en temporada. Ricas recuerdo las fabes con jabalí.También tiene buen género de pescado, solo que siendo un martes de puente preferí tirarme a lo que hicieron ese día. De todas formas , tiene que haber momentos para todo, y el menú no estaba nada mal.
ResponderEliminar