La fábrica de chocolate sobre la que voy a escribir no se parece a las que sugiere el título, no salió de la imaginación de Roald Dahl, no la visitaron las cámaras de Mel Stuart ni inspiró a Tim Burton. Sin embargo tiene una curiosa historia entre sus paredes, no desmerece en la comparación. Alimentará nuestra imaginación, espero, y podrá dar pie a ficciones pero dejaremos que la realidad, su realidad, supere a lo demás.
Juan existe y deseo que siga gozando de una salud aceptable. No conozco personalmente a Juan pero sí a un ahijado suyo con el que comparto barra de bar, vinos y afición por el motor en varias facetas. Y así un día, entre arreglar los males de
Y así fue como C. me habló de Juan y de la fábrica de chocolate, no mucho, poco más de una hora aquella noche, pero a mí me llamó la atención la historia. En realidad de la fábrica ya me había hablado antes pero no percibí su magia hasta ese momento. La familia de C. es originaria de Lugo y una vez que le dije que iba a pasar un día allí me comentó lo de la antigua fábrica, cerrada hacía años, y aproveché para localizarla. El rótulo que me describió C. ya no estaba pero el edificio sí, sobrio, discreto, humilde y sin ningún signo externo de que en su interior estuviese la maquinaria dormida con la que en otro tiempo se fabricaron ricos chocolates. Muchos ya conocéis mi gusto por los derivados del cacao así que no os sorprenderá que me interesase y que fuese a visitar esa estructura inerte. Claro que sólo pude imaginarla, no había modo de visitar su interior.
Por fuera nadie diría que allí estaba la fábrica. Una vivienda simple, de pocas alturas, estrecha y pintada de blanco. Ninguna indicación, todo cerrado, la puerta gruesa de cuarterones y silencio. Sin embargo, cada día Juan bajaba dos pisos por la escalera empinada y salía a hacer su ronda por los bares del centro de Lugo, su ruta habitual. Pocas veces más se abría la puerta que para estas salidas y entradas y esas pocas serían las veces que la luz entraba en el zaguán. Y allí, intuyo que cubierto de polvo, estaba el antiguo obrador, todos los elementos que durante años dieron vida a placeres de cacao. Porque la fábrica fue durante varios años el modo de vida de su familia y uno más en la casa, ya que era todo uno, obrador y vivienda, habitaciones y artesanía.
¿Y qué vida tuvo esa fábrica? Según C. los mantuvo y les dejó cierto dinero para vivir bien durante años. Por tanto su chocolate se vendía, así que debía de gustar. Aunque la fábrica esconde secretos, los que le dan el halo mágico. La fábrica también fue la cárcel del joven Juan, al que su padre dejaba encerrado (sic) para que no saliese con una chica que no era de su agrado, pero Juan se escapaba por una ventana para verla. Finalmente aquellos amores acabaron en nada. Si esto fuera literatura me diríais que me excedo, que es increible y forzado. Pero es la realidad, que supera lo que yo pueda inventarme sobre el asunto, por eso tiene encanto. Quizá también por eso la fábrica, que sabía el daño que le había hecho a Juan, quiso compensarle y le protegió en su último esfuerzo, en su propio derrumbe, para que pudiera perdonarle aquellos encierros y no la olvidara.
La fábrica al fin y al cabo era una vieja superviviente. Le daba la espalda al mismísimo ayuntamiento de Lugo pero yo quiero creer que no lo hacía por orgullo sino como pistoleros veteranos, de aquellos cuyo tiempo ha pasado, que se ven rodeados de enemigos más jóvenes con otro código de honor en su cabeza y que intentan resistir espalda contra espalda para cubrir todos los frentes. “Tú vigila la plaza y yo cubro la retaguardia”, parecen decirse. Y si esa era su intención, protegerse, que no los cogieran vivos, la fábrica está a punto de terminar su papel, herida de muerte. Quizá sea como en un guión de western, tan propensos a la exageración, y estén atados sus cuerpos para que sigan cubriéndose incluso heridos o muertos, quién sabe, pero si es así ahora le toca al ayuntamiento proteger a su amiga. (Y esto puede que trascienda la metáfora y la broma cuando haya que plantearse el futuro del edificio.)
Así, en la actualidad, el ayuntamiento sigue mirando a la plaza y a las calles pequeñas que salen de ella, donde están los bares que frecuentaba Juan. Pero Juan ya no bajará a los bares, seguramente, y no se sabe con qué podría pagar. (¿Se quedaría el dinero enterrado en la fábrica, como una olla de oro al final de un arco iris?) Y la fábrica, que fue casa, trabajo y cárcel de Juan, que le salvó la vida en el último momento, sólo conserva un cascarón que espera su suerte con miedo.
A lo mejor se me ha ido un poco la mano para contaros esta anécdota pero yo creo que tiene su magia, que algo así es propio de una escondida y misteriosa fábrica de chocolate, capaz de seguir produciendo ilusión y misterio una vez paradas sus máquinas. Seguro que de otros talleres no salen estas historias; saldrán otras o nada pero no salen materiales como para un cuento. (A falta del escritor que no soy, claro, es sólo una sugerencia.)
En fin, sólo me queda desear que Juan recobre lo más posible de su antigua vida, que la siga disfrutando. Cuando vea a C. le preguntaré por él y por lo que queda del edificio, de su fábrica de chocolate. Ojalá pueda volver a Lugo y ver una salida digna para ella. Por desgracia sólo puedo imaginar: no llegué a visitarla y ahora sus entrañas no son más que un montón de escombro.
Es posible que alguien que lea esto conozca algo de la historia, ate cabos y sepa más que yo del asunto. Normal, yo sólo sé lo que me contaron. Y así pueden acabar mezclándose varias narraciones, con más o menos de realidad, como se mezclaban distintos tipos de cacao en esa fábrica. Al menos así lo imagino. ¿Veis cómo el chocolate estimula la imaginación?
Magnífico relato D. Jorge, me ha mantenido al hilo, como lo hace un auténtico maestro con la punta de su muleta al morlaco de turno.
ResponderEliminarNo presume de escritor pero con su excelente prosa, cargada de matices, es capaz de convertir una sencilla anécdota en un delicioso cuento.
Muchas gracias y que los hados y su jefe, le permitan obsequiarnos, con semejantes exquisiteces algo más frecuentemente.
Muchas gracias, D. Zuhur. Me alegra que le guste.
ResponderEliminarMi "jefe" seguro que me permite escribir cuanto quiera, que es buena gente. Además, eso le facilita el trabajo. Otra cosa es mi pereza o la falta de anécdotas dignas de crecer.
En rigor, aparte de al mismo Juan, este post debería dedicárselo a C. Pero como él no lee blogs... :-(
Don Jorge, tienes que empezar a pensar en escribir un libro....
ResponderEliminarHombre, Sibarita, como no escriba el "Manual del catador funesto"... :-)))
ResponderEliminarAunque lo de un diccionario que traduzca el lenguaje bloguero, el friki, al idioma del común de los mortales ya me ronda hace tiempo por la cabeza. Es uno de esos post que se me ocurren pero no llegan a cuajar y se van posponiendo.
JOrge , no tardes en decirnos lo que te vaya contando C de Juan. Has conseguido hilarnos a una vida con unos detalles y buena mano.
ResponderEliminarAh, y riquísima la cecina de la vinatería Km 0.
Ah, y me gusta bastante el Attis 2007 que me envió un día Louzán. Además me parece que está en un momento perfecto para tomarlo.
Interesante historia, Jorge.
ResponderEliminarMuy bueno el Tilenus Pagos de Posada 2001 también en un momento perfecto.
ResponderEliminarSuscribo lo del Attis y me consta que Km. 0 tiene cosas dignas para picar "en frío" (embutido, queso...)
ResponderEliminarOtro producto que me ha gustado es una cerveza, la Blanche des Plateaux de La Rouget de Lisle. Bajo ese épico nombre hay una cerveza de trigo fresca, punzante, con un punto cítrico. Procede del Jura (Francia) y vino desde La Cigaleña, así que no sé si se encuentra por aquí.
A C. supongo que lo veré la próxima semana y, además de analizar lo que hagan hoy en Valencia esos locos con sus flamantes cacharros, le preguntaré por Juan y por lo que queda de la fábrica.
ResponderEliminarLa Casona de Llerana, ha decidido prescindir de sus dos figuras, Jordan Cortes Y Adrian Mancheño,digo figuras por que eran indiscutibles en sus puestos, y como amigos no tienen duda, gracias a la gestion de otro zoquete mas, en esta profesion deben de pensar que cualquiera vale para empresario hostelero, a si nos va en fin espero que a la tercera sea la vencida.
ResponderEliminarUn beso amigos nos vemos en Oviedo.
Anónimo, sin duda una pena. ERa prometedor lo que hacían allí. Algo nos había adelantado Andrés "Cigaleña" en la última visita que le hicimos. Por cierto, que le encantaba el sitio.
ResponderEliminarVaya sorpresa lo de Jordán y Adrián. En fín, hay que mirarlo por el lado positivo y a lo mejor tenemos la suerte de tenerlos por aquí pronto.
ResponderEliminarNo me estraña lo de la casona, creo que no es el primer sitio donde oficia adrian que promete mucho y no pasa de unos pocos meses, por algo sera.
ResponderEliminarCesar Fernandez.
ResponderEliminarAnonimo para hablar de Adrian y Jordan pon nombre y apellidos y no seas cobarde, que bajo manga todos hablamos mucho, ya te gustaria tener la categoria como trabajador, y persona que tienen ellos, pero bueno igual eres uno de esos estrellados, que se oculta para que no se rian de el.
D. Anónimo de las 11:06 PM, junio 27, 2010...
ResponderEliminarCorren momemtos dificiles para todo el mundo y aún más si cabe para la restauración.
No nos debe extrañar que proyectos que, a priori y en conjunto, reunen las mejores perspectivas cualitativas, se desmoronen por la incidencia de las diversas causas que afectan a dicho sector, sobre todo las relacionadas con las pretensiones humanas.
Desde diferentes foros han surgido las mejores referencias respecto a las magníficas prestaciones de Jordan Cortes y Adrian Mancheño en "La Casona de Llerana", por lo que creo que la argumentación de su insidioso comentario, da a entender que Vd..., D. Anónimo..., si parece que tiene algún problema...
Zuhur, gracias por el Capote. La verdad es que los anónimos , por lo general, cuentan con poca credibilidad. Pero los que aprovechan el anonimato para navajear muchio menos.
ResponderEliminarPOr otra parte, qué rica estaba la andarica que tomé ayer en Casa Ramón, junto a unos bígaros y una botellina de sidra Fran, que recordaba pero . En lod e la nadarica seguro que tuvo que ver el llegar temprana y que resultara recién y bien cocida.
ResponderEliminarLástima lo de La Casona de Llerana. Y una vez más, qué rápido se pasan los comentarios que hacemos, los post que dejamos con otra intención. Pienso en quien lea el post de Toni al respecto y lo tome como guía porque confíe en sus valoraciones...
ResponderEliminarEn todo caso, lo peor es para las personas que estaban poniendo su ilusión en el proyecto. Volver a empezar.
Qué amarga historia nos traes, Jorge, tanto cómo el cacao... Espero que el final, si llegamos a catarlo algún día, se endulce cómo el producto final de la fábrica.
ResponderEliminarBesotes!!!
Jefe, al hilo de lo que dice Jorge, tal vez no sea mala idea editar el post de La Casona de Llerana para poner que los responsables de cocina y sala ya no trabajan allí.
ResponderEliminarHecho
ResponderEliminar¡¡¡Me gusta la nueva imagen!!!
ResponderEliminarBesotes!!!
D. Diletante.
ResponderEliminarD euna forma muy particular, le quedaría eternamente agradecido si del dicho al hecho hubiese tanto trecho ;-)
Craso error:
ResponderEliminarObviamente quería decir "no hubiese tanto trecho"
Dª Polita..., ¿se está refiriendo a la imagen de un Baco, dios del vino, en una grotesca ceremonia iniciática, similar a un bautismo, en la cual se va a derramar vino sobre un personaje vestido con correajes que, arrodillado, espera recibir este peculiar rito y los asistentes a la ceremonia, con claros síntomas de embriaguez (ojos vidriosos, expresión estúpida, colores sonrosados en el rostro ) contemplan con sus risotadas la escenificación de tan absurda iniciación a la "cofradía del vino"?.
Bueno..., pues..., mirándolo bien..., a mi también me gustó mucho. Es que no se que tiene ese julandrón de D. Dieguito cuando se pone en plan..., digamos..., ¿diletante?
Cosa curiosa. Al hacer unas fotos ayer en cierta cata de (¿grandes?) vinos, encontré una fotografía... ¡de merles! De sus últimos resistentes, más bien, cuando mi voracidad avanzaba hacia el final de la caja. Así que, casi con dedicatoria especial para Polita por su curiosidad al respecto, se la mandaré al Diletante en Jefe para su publicación. Claro que como no publicamos fotos así sin más eso me lleva a un desafío, a algo que no había hecho hasta ahora: crear un post a partir de una foto, para acompañarla. Un post que hablará de cualquier cosa y escasamente de merles, de los que poco puedo decir.
ResponderEliminarPues eso, estáis amenazados... digo, avisados.
Respecto a esos vinos, ya que tiro la piedra (y no voy a esconder la mano) fueron un pequeño lujo como final de ciclo de un grupo de cata. Salón de 1997, Vega Sicilia Único del 2000, Reignac del 2000, Haut Brion de 2002, Terreus de 2004 y un eiswein de Prüm del 2007 (Estoy dando las añadas de memoria y espero no liarla). Siete opiniones de siete paladares, cosas para todos los gustos. ¿En común? Que son caros, caríiiiiisimos (menos el Reignac) y que esperábamos más. Quizá ganó por votos el Vega Sicilia y valoramos la RCP del Reignac. Fuimos más indulgentes, como suele pasar, con los caros tintos que con el caro champán.
ResponderEliminarPersonalmente me quedo con el Vega Sicilia, aunque le daría años de botella (promete mucho aparte de la que ya da) valoro el Salon aunque prefiero gastar la pasta en otros -caros- champanes y me gustó el Reignac. Al Haut Brion y al Terreus yo los mandaba al banquillo por acumulación de personales y la Prüm lo sentaría sin más por su baja forma.
En líneas generales estoy de acuerdo con Jorge, aunque el Salon me pareció el atraco del siglo para lo que dio como también el Haut Brion aunque era de una añada regular. El Terreus a pesar de una nariz excesívamente compotada no estaba mal en boca aunque también muy caro para sus prestaciones.
ResponderEliminarEl eiswein era jovencísimo pero me pareció una castaña falto totalmente de acidez.
Los mejores sin duda el Vega Sicilia, que tiene cuerda para rato pero que está muy disfrutable ya y sin duda el chollo de los chollos fue el Reignac que en Francia cuesta sobre los 15€ y a mi fue el que más me gustó en conjunto.
Para matizar a Jorge, el eiswein era del 2004.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Toni excepto en el atraco que comenta, con respecto al champan,en eso opino como Jorge.
Decepcionante para lo que esperaba y tengo que añadir, hay muchos vinos españoles que por menos de 50 €, dan mas que cualquiera de los de ayer (si quitamos la falta de tiempo de algunos, vega sicilia por ejemplo)
Mi querido Zuhur, no me refería exactamente al cuadro que ilustra la portada, que creo que le va que ni pintado... si no a la nueva imagen del blog en general, con el fondo de color verano, y otro diseño. (El amigo Baco ya aparecía antes..)
ResponderEliminarPero sí, a mi también me atrae más el sevillano cuando pinta mitologías y señoras pechugonas...
Ayyy, Jorge, con qué hilarás los merles??? Miedo me das!!!
Besotes!!!
Joer , qué envidia de vinos. A mi un Ch. Margaux 2002 me decepcionó bastante. Sin embargo el Brion 2001 me (y creo recordar que "nos") gustó mucho , aunque tampoco me hiciera tocar el cielo, lo que sí hizo un Salon en una de mis primeras experiencias con el champagne.
ResponderEliminarLamento lo del Eiswein , aunque en mi corta experiencia con ellos me voy encontrando que son vinos difíciles. Cualquier TBA es mucho más generoso en sensaciones.
Buenas noches a todos,así es el pasado 16 de Junio tendria que renovar y no fue así,por otra parte en lo que se refiere a mi compañero de fatigas y amigo Adrián Mancheño, concretamente antes de ayer Domingo le despidieron...lo veiamos venir,los propietarios lo han querido así y a pesar de no ser las maneras y formas más adecuadas lo respetamos; teniendo en cuenta su gestión y la forma de ser de los mismos podria decir que La Casona D Llerana estaba condenada,lástima.Ahora cada uno seguiremos nuestro camino mirando siempre en positivo,gracias por vuestro apoyo.
ResponderEliminarUn saludo
Anónimo tan sólo decirte que Adrián Mancheño es un gran profesional, de lo mejor que he visto en los 10 años que llevo en esta profesión,se merece un respeto.
Jordán, gracias por pasarte por aquí a contarnos lo que pasó.
ResponderEliminarSibarita, gracias por corregir lo del Prüm. En efecto, cuando lo comprobé después lo vi: 2004.
ResponderEliminarJordán, suerte y ánimo.
Bueno, ya está en marcha el post que sirve de excusa para presentar en sociedad esos famosos merles. Pero hasta que Eldi pueda y considere oportuno publicarlo falta contar, a quien le interesen, las últimas noticias sobre Juan y sobre la fábrica de chocolate.
ResponderEliminarSegún me cuenta C. Juan ya ha vuelto a su ruta por los bares. Así lo supo cuando lo llamó varias veces y no fue capaz de localizarlo, hasta que le contaron sus hábitos en la residencia. De ahí concluimos que Juan sigue estando más o menos bien, pasado el susto. Sobre el dinero me explica C. que más que nada es la forma de ser de Juan (acompaña la explicación con un gesto típico con el puño cerrado) Es decir, que la única perdedora real de esta historia ha sido la fábrica, ha sido ese obrador de cacao de viejos tiempos y todo lo que la imaginación podía atribuirle en su penumbra. Para ella ya no habrá otra oportunidad.
Qué queréis que os diga, me da cierta pena.
Pena de fábrica... y de epílogo, D. Jorge. El corte creo que ha deslucido "pelín" el efecto narrativo.
ResponderEliminarPero hágame el favor de no tenerlo en consideración ya que de ésto, como de vinos, no entiendo un carajo; no obstante y evidenciando, una vez más, mi pertinaz osadía, me permito el lujo de manifestar lo que más me gusta y lo que no tanto.
Salud (os)
Muy buenas tardes a todos
ResponderEliminarSoy Adrián y os doy las gracias a todos por valorar nuestro trabajo en la Casona de Llerana, sobre todo a Tony y Jorge que han podido ver mas de cerca nuestro trabajo.
Un fuerte abrazo a César y Jordán y gracias por vuestro apoyo.
Anónimo tan solo espero que algún dia puedas probar mi cocina y valorar mejor mi oficio.
Adrián, gracias a tí también por pasarte por aquí y no dudes en hacernos saber tu próximo destino para que podamos volver a probar tu cocina.
ResponderEliminarLo mismo digo, Adrián: gracias, mucha suerte y mucho ánimo. Seguro que volvemos a encontrarnos entre buenos platos.
ResponderEliminarZuhur, yo también creo que el final de la historia no está a la altura de su pasado, pero es que los humanos somos así de decepcionantes: ¿tanto bregar en una vida para terminar así? Pero bueno, quién soy yo para decirle a un Juan al que ni siquiera conozco en persona que no tiene derecho a rendirse y descansar. En fin, es lo que hay.
ResponderEliminarY por supuesto, D. Zuhur, no espero menos (y también lo agradezco): que siga manifestando lo que más le gusta y lo que no tanto.
Mola el nuevo look veraniego del blog.
ResponderEliminar¿Álguien sabe si sigue en funcionamiento la granja de Búfalas que había en Villamayor?
Creo que no, Malvado Ming, pero no estoy seguro. Me parece que leí en su momento algo sobre el abandono de la actividad y también recuerdo haber pasado por delante y no ver bichos.
ResponderEliminarOs adelanto ya que ayer disfruté de una estupenda cena en Ca Suso en la que se probaron diversos vinos de Germán R. Blanco, además de contar con su presencia y sus explicaciones. Todo muy bien. Haré crónica más detallada en próximos días.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo sé si ya se dijo (creo que no). CASA CAMILA, del que se habló aquí hace tiempo, si bien no cerró, ya no lo llevan las mismas personas, y no tiene que ver nada con lo que era antes.
ResponderEliminarCreo que ahora sólo da servicio al hotel.
Gracias Jorge, estoy haciendo unos reportajes sobre animales poco comunes en Asturias y me venían de perlas :(
ResponderEliminar