“A los blogs les tengo miedo”. No pudo dejar de chocarme esta expresión de Pepe Rodríguez Rey después de la última comida en El Bohío, aunque esta actitud tan refractaria a los blogs venga siendo habitual. Tendrán sus razones, aunque a mi , un diletante que aún no comprende del todo algunas cosas, no le acaban de convencer. Tener miedo a los blogs me parece tener miedo a los clientes, a los aficionados a esta cosa del comer y del beber que van a los restaurantes sin pedir un trato especial, pero por lo menos con tanta ilusión y ganas de pasarlo bien que las de los profesionales. Al fin y al cabo, son los que pagan la fiesta. Por otra parte, no me ha dejado de sorprender que los profesionales acaben dando pábulo a lo que se escriba por estos patios de porteras de pico fino. Tampoco que tengan una piel tan sensible que les haga confundir tantas veces la caricia con el roce, y el roce con el bofetón. Quizás nos vean como a los bárbaros que acabaron con la Roma Imperial, a caballo de este animal de anarquía que es el internet. Quizás lo seamos un poco y , en ese caso, no les falte un poquito de razón.
A mi, en principio, me hizo una enorme ilusión encontrar un lugar de encuentro de gente con la que compartía este desvío pecaminoso de la gula, que uno llevaba con cierto disimulo so pena de que cayera sobre uno el anatema del esnobismo. Uno hablaba con naturalidad de sus impresiones casi en tiempo real , ya fueran en Casa Manoli o en Berasategui, y se encontraba con gente, por lo general, generosa, bienhumorada e inteligente, con la que uno disfrutaba mientras aprendía. Era la primera vez que el aficionado, la experiencia del comensal anónimo se hacía oir en un medio bastante endogámico e inmovilista, donde el rol que se suele interpretar, con menor o peor fortuna, es la de la figura deminonónica del crítico omnisciente que tiene que disimular que no puede saberlo todo en una cosa tan rica y tan cambiante como esta de la gastronomía. En los blogs la opinión del titular es tasada inmediatamente por una comunidad. Y esta comunidad es en verdad lo importante, de forma que el dueño del blog es solo uno más, y no necesariamente el mejor. Cada uno, cada nick, se va labrando una trayectoria, comunica una sensibilidad, un saber, y así se puede ir sabiendo las cosas entre todos. Cada uno puede aportar diferentes visiones de una misma experiencia, o bien diferentes experiencias en un mismo local, que esto de las comidas unas veces sale de una manera y otra de otra. En los blogs se encuentra por lo general una pasión, una emoción por esta cosa de la gastronomía que parecía perdida en las trincheras de los medios. En los blogs se encuentra buen humor ,es decir, cordura, en medio de esta vorágine tecnovacuidal. La comunidad además suele detectar las fallas individuales, o los mamporreros ocasionales, y sabe depurarlos, normalmente no haciendo demasiado caso. Suele sortear con fortuna ese talón de Aquiles que es también el anonimato, cuando sirve para encubrir la cobardía o intenciones retorcidas y torticeras. Por ello se tiende a ir dando la credibilidad con el tiempo , con lo que uno es capaz de ir aportando, y no tiene el mismo peso, sobre todo a la hora de hacer una crítica negativa, la opinión del bloguero principiante (que todos lo hemos sido), que la del talludito que se ha labrado una trayectoria, aunque no por ello no pueda ser más acertada. Por todo ello el potencial de los blogs me parece increíble: experiencias anónimas, múltiples y casi en tiempo real, lo que se suele acompañar de recetas, comentarios sobre vinos, películas, infancias , milis, chascarrillos varios y desvaríos sobre lo divino y humano, en la que uno se siente como entre un grupo de amigos. Más aún si lo comparamos con lo que había. Por todo ello he animado a la gente a participar, a abrir un blog, a hacerse escuchar sin hacer caso del menosprecio de los profesionales. Solo por el hecho de no serlos, será más fácil que su crónica sea más fiable. Esto lo creo firmemente, y por eso se animó uno a jugar a crítico, aunque este pueda ser un juego de lo más antipático.
De alguna forma, como dije alguna vez, el éxito de los blogs es su gran peligro, porque hace más difícil jugar su mejor baza: la naturalidad. A los blogs les sienta bien ser un poco gamberros, dentro de los límites del respeto, y eso es más difícil siendo foco de atención de la gente que se gana la vida con ello. Eso es algo serio y aunque alguna vez se me ha acusado de lo contrario, siempre he sido muy consciente de ello. Otro de los problemas puede ser el de su profesionalización, o el de buscar serlo. Algunos blogueros me parecen mucho más interesantes que muchos profesionales, por lo que no me importaría que lo fuesen , pero ese camino suele imponer ciertos corsés de los que tendrían que saber liberarse. Por otra parte, también es un peligro lo contrario : su amateurismo. Y es que mantener un blog mientras a uno, que no es rentista ni prejubilado ni funcionario cesante , se le amontona el trabajo en la mesa y en la calle, cuando se tiene un niño, cuando el estómago se ha puesto de lo más delicado y no quiere entender de crisis, cuando uno tiene muchos días (cada vez más) que no está para celebraciones , os aseguro que no es fácil.
Por si no ha quedado claro me encanta que existan sitios como los que tengo entre mis links, y seguro que muchos más que no me da tiempo a leer. Aunque algunos sean profesionales de esto, me parece que reservan su vena amateur para sus blogs. Pero estoy especialmente contento de que exista un rincón como el que se han currado el Sr. Ligasalsas y demás cuates. Brindo con un chintonis por ellos: Cent’anni!
A mi, en principio, me hizo una enorme ilusión encontrar un lugar de encuentro de gente con la que compartía este desvío pecaminoso de la gula, que uno llevaba con cierto disimulo so pena de que cayera sobre uno el anatema del esnobismo. Uno hablaba con naturalidad de sus impresiones casi en tiempo real , ya fueran en Casa Manoli o en Berasategui, y se encontraba con gente, por lo general, generosa, bienhumorada e inteligente, con la que uno disfrutaba mientras aprendía. Era la primera vez que el aficionado, la experiencia del comensal anónimo se hacía oir en un medio bastante endogámico e inmovilista, donde el rol que se suele interpretar, con menor o peor fortuna, es la de la figura deminonónica del crítico omnisciente que tiene que disimular que no puede saberlo todo en una cosa tan rica y tan cambiante como esta de la gastronomía. En los blogs la opinión del titular es tasada inmediatamente por una comunidad. Y esta comunidad es en verdad lo importante, de forma que el dueño del blog es solo uno más, y no necesariamente el mejor. Cada uno, cada nick, se va labrando una trayectoria, comunica una sensibilidad, un saber, y así se puede ir sabiendo las cosas entre todos. Cada uno puede aportar diferentes visiones de una misma experiencia, o bien diferentes experiencias en un mismo local, que esto de las comidas unas veces sale de una manera y otra de otra. En los blogs se encuentra por lo general una pasión, una emoción por esta cosa de la gastronomía que parecía perdida en las trincheras de los medios. En los blogs se encuentra buen humor ,es decir, cordura, en medio de esta vorágine tecnovacuidal. La comunidad además suele detectar las fallas individuales, o los mamporreros ocasionales, y sabe depurarlos, normalmente no haciendo demasiado caso. Suele sortear con fortuna ese talón de Aquiles que es también el anonimato, cuando sirve para encubrir la cobardía o intenciones retorcidas y torticeras. Por ello se tiende a ir dando la credibilidad con el tiempo , con lo que uno es capaz de ir aportando, y no tiene el mismo peso, sobre todo a la hora de hacer una crítica negativa, la opinión del bloguero principiante (que todos lo hemos sido), que la del talludito que se ha labrado una trayectoria, aunque no por ello no pueda ser más acertada. Por todo ello el potencial de los blogs me parece increíble: experiencias anónimas, múltiples y casi en tiempo real, lo que se suele acompañar de recetas, comentarios sobre vinos, películas, infancias , milis, chascarrillos varios y desvaríos sobre lo divino y humano, en la que uno se siente como entre un grupo de amigos. Más aún si lo comparamos con lo que había. Por todo ello he animado a la gente a participar, a abrir un blog, a hacerse escuchar sin hacer caso del menosprecio de los profesionales. Solo por el hecho de no serlos, será más fácil que su crónica sea más fiable. Esto lo creo firmemente, y por eso se animó uno a jugar a crítico, aunque este pueda ser un juego de lo más antipático.
De alguna forma, como dije alguna vez, el éxito de los blogs es su gran peligro, porque hace más difícil jugar su mejor baza: la naturalidad. A los blogs les sienta bien ser un poco gamberros, dentro de los límites del respeto, y eso es más difícil siendo foco de atención de la gente que se gana la vida con ello. Eso es algo serio y aunque alguna vez se me ha acusado de lo contrario, siempre he sido muy consciente de ello. Otro de los problemas puede ser el de su profesionalización, o el de buscar serlo. Algunos blogueros me parecen mucho más interesantes que muchos profesionales, por lo que no me importaría que lo fuesen , pero ese camino suele imponer ciertos corsés de los que tendrían que saber liberarse. Por otra parte, también es un peligro lo contrario : su amateurismo. Y es que mantener un blog mientras a uno, que no es rentista ni prejubilado ni funcionario cesante , se le amontona el trabajo en la mesa y en la calle, cuando se tiene un niño, cuando el estómago se ha puesto de lo más delicado y no quiere entender de crisis, cuando uno tiene muchos días (cada vez más) que no está para celebraciones , os aseguro que no es fácil.
Por si no ha quedado claro me encanta que existan sitios como los que tengo entre mis links, y seguro que muchos más que no me da tiempo a leer. Aunque algunos sean profesionales de esto, me parece que reservan su vena amateur para sus blogs. Pero estoy especialmente contento de que exista un rincón como el que se han currado el Sr. Ligasalsas y demás cuates. Brindo con un chintonis por ellos: Cent’anni!
Foto: "El festín de los dioses ", de un tal Giovanni Bellini
Y la cosa no es trivial. Mucha enjundia, mucha verdad y muchos cojones en estas líneas.
ResponderEliminarVoy a por una copa de champán que tengo que releer con cuidado.
Buenas reflexiones y un buen cuadro el elegido para ilustrar el post
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
ahí estamos, don Eldi, y con toda la untuomelosidad que nos de el cuerpo.
ResponderEliminarGracias majetes, un abrazo melosote.
ResponderEliminarSí señor. Tiene usted más razón que un santo.
ResponderEliminarCon un par.
Totalmente de acuerdo y los verdaderos profesionales de la restauracion tendrian que tomar notas de lo bueno y malo que se diga en los blogs en vez de solo quejarse cuando se dicen las cosas.
ResponderEliminarJoer Diletante. Como dicen algunos: Yo no lo hubiera dicho mejor; no le quitaría ni una coma, etc, etc.
ResponderEliminarMe has dejado sin palabras, "speechless", vamos.
Enhorabuena.
Estupendo comentario, es importante que se sepa que ,mientras los participantes destacamos la parte lúdica de los blogs,hay un trabajo y una preocupación constante por parte de los propietarios de los mismos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarMuy acertado e interesante tu comentario Diletante. Como dice Holden, me apunto a los tópicos habituales en estos casos: lo suscribo completamente, no podría estar más de acuerdo, etc.
ResponderEliminarGracias (a ti y a todos los que os currais estos lugares de encuentro).
ESpeto, hay más curro en tus crónicas transatlánticas que en el último mes de mi blog. Creo que es lo bonito de esto, que se hace entre todos. Así que gracias a ti también.
ResponderEliminarD. Eldi, esto de los blogs es un estupendo invento. Hay que agradecer a todos los que se trabajan espacios como el suyo el esfuerzo que dedican para transmitirnos sus impresiones, a la vez que nos permiten entrar en su casa y opinar en voz alta.
ResponderEliminarA los blogs gastronómicos acudo como a las tabernas. El tabernero es el propietario y la clientela habitual, la parroquia, comenta sus impresiones de forma libre y anónima con un chato de vino en la mano, apoyado el codo en la barra o sentado en una mesita viendo la tele. Se suele charlar de cuestiones intrascendentes, pues las otras quedan para otros espacios y momentos. Entra gente alta y baja, clientes guapos y feos. Unos se pasan más por la taberna, otros menos, algunos se van juntos de vacaciones y ponen los dientes largos a los que no pueden. Vamos, como la vida misma.
Siempre he sido hombre de taberna, hasta buen cliente de algunas, y la experiencia me dice que cuando cambia el ambiente los parroquianos se mueven. Es ley de vida, la misma que dice que es la parroquia la que marca la tendencia, no el tabernero por mucho que quiera insistir.
A lo mejor me he equivocado y lo me gustan los chats. El caso es que divierto mucho con Vds., y espero que así siga siendo por mucho tiempo. Eso es solamente posible porque hay apasionados que siguen abriendo tabernas, aunque las cuentas muchas veces no les cuadren. Afición se llama a eso.
Se me olvidaba, felicidades por su post.
Y cambie la hora del reloj de la taberna, buen hombre, que menudo susto me acabo de dar (he llegado a pensar que había madrugado y casi me da algo)...
ResponderEliminarMe gusta esa comparación Melitón. Yo también lo veo como una especie de sobremesa; no creo que en un blog se pretenda hacer mucho más que pasar tiempo y compartir información. Pero ojo, que yo como mucho mejor desde que aprendo de ustedes.
ResponderEliminarHay algo de decantación social en la audiencia por cierto. De Santceloni a Casa Dani...
D. Melitón, creo que has sabido resumir mi post, pero con más gracia y talento. De mayor quiero ser como usted.
ResponderEliminarEn cuanto a los cocineros y sus relaciones con los blogs, creo que debieran tomárselo como eso, como una conversación de taberna en la que pueden poner el oído. Que no hagan demasiado caso. Con un poco de tranquilidad y sentido común, sabrán separar el grano de la paja.
Muy buenas! Siga así diletante, las cosas se hacen de forma natural o no se hacen y los hosteleros que tengan miedo ajo y agua, como ingredientes esenciales, o cabeza de avestruz confitada en tierra...
ResponderEliminarPerfecta reflexión.
ResponderEliminarMuchas veces sacas la guia de Rafael García Santos, te pegas un buen viaje hasta uno de los "nuevos valores" y te encuentras que los platos allí comentados no están en carta, son sólamente para "vips". Por el contrario, el comentario que podamos hacer de cualquier restaurante nosotros va a ser exáctamente lo que te encuentres. Son gustos de "gente de la calle", con el trato habitual del restaurante. No menús especificamente elaborados.
A veces el gusto de un no profesional tiene más valor que el de un profesional. Por ejemplo, a mí hay un restaurante que no me emociona su comida pero sí su técnica. Para un profesional es un sitio interesante, para el resto posiblemente no.
Gastronomicae, no mentes a la bicha. Lo mismo me ha pasado con lo que comentas del señor García Santos y varias veces. El único parecido con la realidad lo viví en El Molino De Urdániz.
ResponderEliminarDiletante, tienes más razón que un santo. Vas a tener que cambiarte el nick.
Muy bueno D.Jesus, de los Melitón de toda la vida.
ResponderEliminarGastronomicae, eso que dices de que valoras un restaurante por la técnica es por lo que digo que es importante la trayectoria. Hay quien prefiere la cocina creativa, otros la rotundidad, otros la ligereza, otros la cocina clásica, otros los detalles.... De todas formas se explica, se pone uno en lugar y más o menos todo el mundo lo entiende. Seguro que por mucho que hable de lo que me gusta la cocina de Martino el Guaje no aparece por allí. Ahora si le digo donde ponen unos buenos percebes a buen precio seguro que acaba pasándose ;)
ResponderEliminarEldiletante: te superaste, compañero. Buenísimo.
ResponderEliminarSacaría muchas frases de tu post para repetirlas de vez en cuando.
Por cierto: lo de los percebes, a mí también me lo dices ¿eh?
Limonta, el bueno de verdad es el comentario de Sir Melitón. Lo mío solo son un montón de obviedades puestas todas juntas para que aparenten más.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de los percebes, me parece que la única forma de que sean buenos y baratos es conociendo a un pescador. Tengo la suerte de conocer a alguno que por cierto me ha dicho que la mala mar de estos meses ha arrancado buena parte de los mejores, que son los que están en el frontal del rompeolas.
Pues vaya gracia. A ver si cuando vaya no voy a poder comer percebes.
ResponderEliminarIndependientemente de que Jesús Melitón se haya lucido con su comentario, tu post es bestial, y no me lo vas a discutir.
¿A cuánto están los percebes por ahí?
Depende de la semana. De proveedor, los de tamaño y cantábrico andan entre los 25-60 euros/kg. Ponle unos 20-30 más en la pescadería. Ahora gracias a la crisis están un poco más moderados si coincide que hay pesca, porque hay poco.
ResponderEliminardiletante, Chapeau por el post !!!
ResponderEliminarMelitón, Chapeau por el comentario !!!
Melitón en plena forma.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarEstos días ando más liado que nunca en lo laboral pero madrugo sólo por leeros. Joer, Dile te has superado a ti mismo y creo que a la vez has metido el miedo en la llaga.
¿A qué tienen miedo? Creo que es algo en lo que todos debemos pensar. ¿A las críticas? Viva la crítica sincera, la que sale del que paga por un servicio.
Comenzé dejándome llevar por las guías (Pepe Iglesias) y a veces acertaba y a veces no. En un viaje a Galicia, me dejé guiar por la Campsa y en Viveiro me metieron una que no veas. Las opiniones pueden ser o no compartidas pero al menos se dan y se tratan temas como la RCP. ¿Se teme eso?
Señores propietarios, esto es como una auditoría hecha por gente más o menos profesional. Consideremos los blog como eso, como una herramienta de mejora.
Creo que el miedo del que hablaba Pepe Rey es debido a varios factores:
ResponderEliminar- el miedo ante lo nuevo, de lo que desconocen el alcance .
- el miedo a que un medio que puede llegar a mucha gente pueda estar en manos de gente con poco criterio.
-a que esta turba de bárbaros exija algún tipo de privilegio.
-a que no la pueden controlar, lo qe no ocurre con los críticos al uso.
POr otra parte, quiero aclarar que es una actitud que me he ido encontrando de forma habitual, en entrevistas, congresos, o las veces que me han reconocido alguno de ellos. No quiero personalizarlo en Pepe Rey. También estaría bien señalar que los restaurantes gastronómicos, por lo general, están sometidos a una gran presión por su modelo de negocio, y el apoyo de los medios es algo fundamental para ellos. POr todo eso digo que puede haber algo de razón en ese miedo. Yo intento convencerles de que no se tomen todo esto demasiado al pie de la letra, que tampoco es para tanto,y de que se den cuenta de la oportunidad que representa de poder conocer las impresiones de sus clientes de primera mano. Que entre estos abunda el sentido común más habitualmente de lo que piensan, quizás porque estén mal acostumbrados. Para muchos clientes es más fácil poder escribirlas que comentarlas en el habitual paseíllo.
El Diletante,
ResponderEliminarExcelente reflexión. Enhorabuena por sus palabras, llenas de sentido y perfectamente medidas y dirigidas.
Por cierto, creo que lo pasaron muy bien ustedes en casa de los Rey.
Matoses, bienvenido y gracias.
ResponderEliminarSí que lo asamos bien en El Bohío.
Quise decir, obviamente, "pasamos"
ResponderEliminar" El miedo" de los propietarios a los blogs me parece bastante razonable. EL mundo de los blogs me gusta pero me parece que alguna gente se lo toma demasiado en serio. Una cosa es hacer una crónica de una comida y otra es intentar jugar a críticos, esto es lo que supongo que no les gusta demasiado. A mí no me gustaría que alguién cuya capacidad y objetividad desconozco juzgase mi trabajo. Cuando intentamos jugar a críticos se nos olvida que es necesario algo más que pagar la factura.
ResponderEliminarLo has "clavao". ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarDon Diletante, Don Jesús, muchas gracias, si señor!!!
ResponderEliminarMuy bueno el "desahogo", parroquiano. O tabernero, más bien. Me apunto a esa idea de la parroquia, porque por ahí va la cosa y/o debería ir.
ResponderEliminarEsto es, sobre todo, tertulia. Faltaría más que no pudiéramos decir lo que queramos, y que no nos pudieran replicar, claro.
Y ahí debería quedar. Nada más. Y nada menos. Cada uno que lo interprete a su manera, pero lo de los enfados y miedos,no sé, quizá se lo tendrían que hacer mirar los afectados.
No pretendo ir de crítico cuando introduzco algún comentario en este o en otros foros gastronómicos porque no voy a cobrar por ello. Vivo de mi currito y con lo que me ingresan a fin de mes, entre otras cosas, me doy a esta pasión de gastroadicto, enochiflado o lo que me queráis llamar. Y desde esa posición tengo todo el derecho a comentar y a opinar sobre lo que como y bebo, dónde me lo sirven y cómo lo tratan y me tratan. Y como esto no conlleva el deber de nadie a escucharme o leerme, pues tan amigos.
Esa es la clave, que en esta afición debe predominar el buen humor. Los profesionales tienen que apoyarse en su buen hacer y con eso tener su clientela o sus lectores. Y nosotros, meros diletantes, desde nuestra condición amateur, decir lo que nos parezca. Eso sí: la próxima vez, con muchas menos palabras. Que aquí sobra rollo pero a veces falta "buen rollo".
Ánimo a toda la gente de este mundillo, que algunos os lo curráis y otros lo disfrutamos. Salud.
¿Se puede añadir algo sobre el tema a todo lo dicho tanto por el tabernero como por sus parroquianos? No.
ResponderEliminarAsí que al lío:
Cena en el asador ALTO DE LA MIRANDA, en Llanera. Una pena que no hubiera sido comida en vez de cena, porque las vistas que hay por esa zona deben de ser de postal.
Como entradas, queso con anchoas y piquillos, en la que los dos últimos superaban al primero, y una morcilla de arroz que, sin ser la del HOTEL LANDA de Burgos, estaba muy rica (leí en la página de Pepe Iglesias que utilizan algo de comino), y de preparación espléndida (crujientita pero sin estar quemada).
Y de plato principal, ese cochinillo del que había oído y leído hablar tanto, y que no defraudó ninguna de mis (grandes) expectativas. Piel crujiente, interior mantecoso, y mucho sabor. Acompañaban unas patatas buenas pero escasas, unos pimientos, y una ensalada con buena lechuga y cebolla pero con un tomate con un gusto muy flojo (como la gran mayoría que me encontré últimamente).
Dos postres: tarta de queso, buena, y crema de limón, muy refrescate y que venía muy bien después de la farturina.
De beber: una botella de Martúe (fue una pena que no tuvieran el “Especial”, que está mucho mejor que éste), tres vinos para los postres: dos mistelas y un oporto (mejor la primera que el segundo), y un chupito de hierbas.
Éramos cuatro y no llegamos a 40 € cada uno.
Resumiendo (que cada vez me salen más largos los posts): A lo que se sube hasta allí es a comer cochinillo (o cordero), y para eso, el viaje merece muy mucho la pena.
Precioso, Diletante. En tu mano está no cambiar nunca.
ResponderEliminarEspero con ansia mi veraneo de cada año en Asturies, este año caerá L'Alezna, si es que va a estar para la primera quincena de agosto.
Saludos a los entrañables viejos conocidos: Kalaka, Holden,Limonta, Albertobilbao, Melitón, Emiliano...qué buenos ratos virtuales he pasado gracias a vosotros (y los que me quedan)
Totalmente de acuerdo. Enhorabuena por esa clarividencia diletante.
ResponderEliminarGourmetilla: Qué bueno saber de ti otra vez.
ResponderEliminarNo nos olvidamos ni de ti, ni de tus amigas. Weirdo sigue esperando conocerlas algún día. :)
Qué bueno ver tanta gente por aquí. Voy a tener que ponerme las pilas.
ResponderEliminarGourmetilla, qué bueno que viniste. Hacía tiempo que no se te veía una letra, ni por aquí ni por ningún lado. UN abrazo. ESpero que disfrutes por esta tierrina nuestra. En cuanto a lo de Pedro lo último que le oí fue que a lo mejor cambiaba en julio. O se a que en Agosto apuesto a que todavía estará por Caces. Si vas , mejor a mediodía con vistas al valle.
Jorge, los post con chintonis siempre salen un poco más largos.
Olenka, en estas cosas del comer todos somos críticos, en la medida que hacemos público nuestro criterio ante una comida. Y me parece bien, porque no estamos hablando de arquitectura ni de medicina, sino de un servicio abierto al público, de comida, algo que venimos haciendo unas cuantas veces desde que nacimos. Todo, de todas formas, se transparenta al cabo del tiempo. Unos lo haremos peor y otros mejor. Unos tendremos menos criterio y otros más. En cuanto a la profesión de crítico gastronómico creo que la tenemos demasiado idealizada. Distan de ser esos gastrónomos que “…al primer bocado distinguían una ostra de Circeo de Ikas de la roca de Lucrina, o de los fondos de Rutupia y eran capaces de dictaminar, al primer golpe de vista, en qué orilla había sido capturado un erizo”. Los hay también mejores y peores, pero te aseguro que hay muchos que no les llegan a los talones a un bloguero con un poco de trayectoria y amor por esto. Los críticos suelen escribir mejor, pero no por eso son más fiables. A poco que conocieses la realidad se te caería el mito , te lo aseguro. Algún superdotado hay, pero eso, uno o dos.
En cuanto a lo de dar demasiada importancia a los blogs, creo que si escribo uno, participo en él y también leo y participo en otros muchos es porque efectivamente se la doy....a efectos personales, porque me divierten y me enriquecen. En cuanto a sus repercusiones, soy el primero en querer quitarles importancia, pero por lo visto hay gente que se la da. Una de mis conversaciones habituales con algún cocinero suele ser esta. Pero al revés de lo que pudiera parecer, soy yo el que defiende la intrascendencia de lo que hacemos por aquí. También el pesimista sobre la evolución de los blogs.
Compangu, buena crónica. Esclarecedora. A mi mujer le encanta el cochinillo, así que ir por allí va a ser más fácil.
Cuando lees a Camba, Pla o Cunqueiro y después acabas leyendo a los apóstoles del apocalipsis se te cae el sombrajo.
ResponderEliminarEs lo que hay.
Iba a escribir pero D Liga dixit así que poco tengo que añadir.
ResponderEliminarGran post y muy buen comentario de Jesus Meliton.
Yo hago esto porque disfruto y no espero nada mas que disfrutar y que otros disfruten conmigo; eso es lo que debe hacer un buen amphitrion no? ;)
Soy un aficionado, quiero seguir siendolo y me gusta ir a los sitios como uno mas y así espero seguir. Y no hay que darle mas importancia.
Eso si, coincido contigo en lo importante de ir conociendo día a día al propietario del blog; solo depués de un tiempo podremos conocerlo y entender sus opiniones
No dejo de maravillarme de leeros a todos.
ResponderEliminarMi reflexión al hilo del post del diletante estaba enfocada a que se tiene miedo a lo que se desconoce. En general somos anónimos, ajenos a la profesión, más o menos discretos y "sólo" nos dejamos influenciar por nuestras impresiones sin ser vacas sagradas, intocables.
Algún día os contaré cómo uno de los restaurantes mejor valorados por la gente del post a mi no me transmitió absolutamente nada (excepto una "abultada" factura). Podría escribir mi impresión sobre esa comida sin que nadie debiera sentirse ofendido.
Muchas veces nuestra labor es la del "smart shopper" o cliente misterioso y que además, disfrutamos con nuestro trabajo.
Algún día, aprenderé a catar un vino o a distinguir un aceite. Por ahora me conformo con disfrutar sensaciones porque eso creo que es lo que hacemos: disfrutar.
¿Alguno de nosotros se dedica al mundo de la restauración?
Cambiando de tercio, me gustaría recomendar 2 blancos de variedades exóticas que probé este fin de semana.
ResponderEliminarUno es un portugués del Douro, Maritávora Reserva 06 hecho con Códega do Larinho, Rabigato Y viosinho entre otras. Potente preo elegante y diferente de los típicos chardonnays con barrica.
El otro es un italiano de Sicilia: Zagra 06, elaborado con las castas Grillo e Insolia. Bastante especiado y goloso pero con muy buena acidez para un vino meridional. Me gustó mucho.
Los importa Coalla gourmet.
Lo de acortar el rollo iba por mi propio comentario, no por tu post, que está en su punto (buen maridaje el del tema con gin tonic, por lo visto) Que uno es parroquiano y no debe ser pesado, que luego no se te arrima nadie en la barra.
ResponderEliminarSobre esos blancos, Toni, en euros ¿cómo se apellidan?
Jorge, lo mejor es consultar la página http://www.coallagourmet.com/
ResponderEliminarEl Maritavora lo tienen agotado por lo que veo.
JOrge, no creo que sobre nada de lo que dices. A mi me gustaría incluso que fueses más "pesado".
ResponderEliminarIgnacio, añadiría que tan importante es la trayectoria del tabernero como de los parroquianos, que los hay tanto o más interesantes que muchos blogueros.
Esto de la trayectoria está relacionado con ese miedo del que hablamos. UN hostelero puede temer que alguno de la competencia se sirva del anonimato para verter infundios sobre su local, o un camarero despedido vengarse de su ex-empresa. Pero lo que es (casi) seguro es que esas actuaciones serán puntuales. Si se mantiene en el tiempo, será fácil descubrir esa parcialidad. En todo caso, además, siempre tendrá el contraste del resto de la comunidad, por eso es bueno que esta sea lo más rica posible.
Candasu, sabiendo de tu habitual educación y respeto, me interesaría conocer esa experiencia de la que hablas.
Candasu, me sumo a la petición de eldiletante.
ResponderEliminarVeo un nuevo post que leeré en cuanto pueda.
ResponderEliminarOs comento mi experiencia. Perdí una apuesta con mi "consorte" y el que perdía pagaba y elegía sitio.
Hay un sitio del que la mayoría estais enamorados y yo, que soy fiel a mis blogueros fuí.
La cuestión es que ...casi que os remito a un post creo que de ligasalsas sobre las "expectativas".
Mis expectativas eran muy altas y me encuentro con que al terminar la comida (menu desgustación ya que era la primera vez que íbamos) le pregunto a mi novia y se me queda mirando y...ni fu ni fa. Es más, de vez en cuando tengo que mirar la carta del restaurante para recordar qué comimos. Eso sí, impecable servicio y buena presentación. 153 € del ala.
Tendré que repetir pero el tema es que mis expectativas eran tan tan altas que me sentí, no defraudado sino que no llegaba. Hay días que estás más motivado y otros menos.
¿Nunca os pasó llevar a un amigo a un sitio al que habeis ido un montón de veces y ese día la cosa sale mal mal? A mi me pasó una vez y a partir de ese día dejé de ser cliente de esa casa porque me sentí mal con el producto y con el "cliente" que era mi acompañante. Algún día, en algún encuentro os daré nombres pero por ahora mantendré el anonimato. Hay que dar una segunda oportunidad.
Otra cuestión para los blogguers. Me estoy encontrando en el último mes con sitios en los que hace tres meses había que reservar con gran antelación y ahora están a medio gas o casi vacíos. ¿Es una impresión mía? Parece que la crisis (desaceleración...¡qué eufemismo!) se empieza a notar ¿o son imaginaciones mias? ¿Habrá que empezar a reinventar un nuevo concepto de restauración/hostelería con buena RCP y al alcance de todos? ¿Se acabaron las vacas gordas? ¿Se democratiza el lujo? (esta última reflexión creo que encaja muy bien con el post del diletante...¿se teme a la democratización del lujo de que todos podamos leer una crítica a un "encumbrado" mediático?(recordemos la experiencia del diletante en un conocido restaurante)
Leeros siempre es un placer
Candasu, nuestro gusto es personal e intransferible. UNos días tenemos el día para según qué cosas, y otros no. Y me gusta repetir una frase que dice mucho Adriá pero que se la había oído antes a Vitorón: el buen restaurante debe ser como el buen médico, que es el que menos errores comete. Ir con expectativas sin duda facilita la decepción, pero es que tampoco todos los días un restaurante está al mismo nivel, ni siquiera los mejores. Un buen ejemplo es el post de Toni sobre El Serbal.
ResponderEliminarY en cuanto a la crisis , está aquí para quedarse un rato. Las Visas de empresa van a restringirse, incluso las Oro con cargo a los Presupuestos Generales, por lo que no sería de extrañar que los precios tendiesen a democratizarse un poco, aunque se para compensar las subidas de los últimos años, que han venido siendo superiores a la inflación.
ResponderEliminarAcertadisimo post, diletante.
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