viernes, julio 13, 2007

Champanes


Tengo la suerte de que me hayan invitado a formar parte de un grupo de cata de vinos donde predomina, con la probable excepción del jefe, que sabe combinar ambas cosas, el buen humor y las ganas de pasarlo bien antes que en la de dejar escapar una nota sensorial sin anotar. Así que, aparte de ser elegantemente condescendientes con mis extravagantes notas de cata, uno tiene la oportunidad de ir aprendiendo de la mejor manera: bebiendo y disfrutando.

La última trató de una cata de champanes de alta gama. Yo, que no había probado más que el Veuve Cliquot y el Moët Chandon, me presenté con los aromas bien repasados y con el comecome de las ocasiones especiales. Tengo que reconocer que la experiencia, salvo algún caso particular, colmó las expectativas:

Empezamos con el clásico Dom Perignon Vintage 1999.
En nariz tiene una intensidad media, con ligeras notas cítricas y vegetales.
En boca lo primero que me llama la atención es un carbónico ligerísimo, estupendo. Luego , el característico sabor de Moet, un sabor muy vegetal, con leves notas cítricas y de tierra, pero más penetrante, con más cuerpo. Aparecen también ligeras notas de levadura y mantequilla. Acidez marcada, agradable . El recorrido se muestra algo decepcionante, corto, con poca complejidad. Final amable, pero poco memorable. A mi lado , los paladares expertos hablabann de notas metálicas y de decepción. Yo pensaba que no era para tanto, que sin ser excepcional estaba muy bueno…. hasta que seguí probando.
Voy a seguir jugando a las puntuaciones: 84.

Seguimos con el Salón Blanc de Blancs 1996.
En nariz , de intensidad media alta, destacaban sobre todo las notas a mantequilla fresca, y luego, más levemente, las notas cítricas, apuntando ya las minerales.
En boca lo primero que llamaba la atención es una maravillosa y punzante acidez, que envolvía toda la boca y permanecía en ella sin agresividad, con cierta cremosidad, a pesar de su potencia, haciendo que la toma no perdiera frescura a pesar de su potencia. Luego , una descarga mineral notable, junto con notas cítricos, leves levaduras, …todo ello dentro de una complejidad equilibrada, elegante, que se alargaba en la boca hasta una delicada astringencia, muy persistente . Fantástico.
Nota: 97


Seguimos con el Krug Grande Cuvée Brut.
Nariz con aromas de intensidad media, muy compleja, donde destacan notas ahumadas, y también de levadura y frutos secos.
En boca ….uffffff , por donde empiezo, a ver…. en boca diría que, aparte de un carbónico levísimo, destacaba sobre todo la madera que , maravillosamente ensamblada con una perfecta acidez y una fruta compleja, hacían un paso por boca potente pero extraordinariamente elegante. Majestuoso creo que sería más apropiado. Se ofrece lentamente, a cada paso con matices distintos, haciendo de la toma una gozada sensorial. Persistencia larguísima. Extraordinario.
Nota: 98.

Seguimos con La Grande Dame de Veuve Cliquot Brut 1988.
Creo que a la cata de este champán no le sentó muy bien el venir detrás de esa bomba que es el Krug, porque está hecho para otra cosa: en clave ligera y agradable, donde todo estaba bien (acidez, carbónico, recorrido,… las notas frutales y florales), pero donde nada destacaba especialmente. Lo encontré un vino amable, versátil, perfecto para acompañar una cena, pero menos interesante en una cata.
Nota: 83

Seguimos con el Pol Roger 1993 Cuvée Especial Sir Winston Churchill.
Esta botella llegó pasada de evolución. Nada más servirla el olor a repollo cocido era notable. Al beberlo se hacía muy pesado, no tenía apenas acidez, habiendo perdido cualquier brío. Además estaban muy presentes las notas de verdura cocida y de “cuadra”. Al estar tiempo en la copa (reconozco que se me hacía difícil beberlo y ni siquiera me lo terminé) los defectos se mitigaron en parte, parecía que el cuerpo se rehacía e incluso se podían disfrutar agradables notas de caramelo y frutos secos. A uno de los compañeros de cata fue incluso el que más le gustó.
Como considero que llegó en gran parte defectuosa, no voy a dar nota.

Y terminamos (¿esta es la última? ¿ya?,… ¡cachis!) con el Bollinger R.D. 1996.
Nariz algo cerrada pero compleja. En boca, tras un carbónico que al principio se hacía algo efervescente, y de tomarse la cosa con un poco de calma, porque evolucionó a mejor en la copa ,abriéndose, se presentó pletórico de elegancia, de integración de una acidez mineral perfecta y de una vinosidad sabrosa, personal, fina. Notas cítricas y minerales muy presentes. Largo recorrido en boca, extraordinariamente grato. Maravilloso fin de fiesta.
Nota:95

Bueno, y ya se acabó esta inolvidable (y más nos vale, porque con lo que cuestan vamos a tener que conformarnos con la memoria por un buen tiempo) cata de champanes de alta gama , aunque nosotros luego continuamos comentando la jugada, fartucando nuestros desagradecidos estómagos mientras hablábamos de otras comidas (es que no tenemos remedio), tomando algún buen Douro... Pero esa es otra historia.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me hice una cata de champancillos de alta cuna allá por diciembre. Esto fue lo que publiqué en Salsa de Chiles:

    "Acabo de llegar de una cata de rico/snob de champanes. El tema era serio, sólo decir que el que peor ha salido ha sido el Krug Grande Cuvee (bueno y el Cristal Brut del 2000 de Roederer que además me he enterado que es el que toman los del Real Madrid).

    Dos impresionantes vinos , el Bollinger R.D. 96 y el Pol Roger "Winston Churchill" 1996, una cosa bárbara los dos."

    Para mí el Pol Roger del 96 por encima de Krug Grande Cuvee, sí.

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  3. Me acuerdo de aquel post,Ligasalsas, por la envidia irreprimible que me generó. Fue una pena que el Pol Roger no llegara en las mejores condiciones. En los tres mejores , estaban tan buenos que las valoraciones se me parecían a estar decidiendo quién era más guapa: si Salma Hayek o J Lo o Scarlett Johansson, vamos , que era cosa también de gustos personales

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