viernes, octubre 07, 2011

El Claustro (Granada), por Toni


El restaurante El Claustro está situado en el hotel Palacio de Santa Paula ubicado en el antiguo convento jerónimo de Santa Paula, en plena Gran Vía granadina. Para más información sobre él, en vez de extenderme aquí con un copiar y pegar mejor visitar su web.

Está dirigido por el chef Juan Andrés R. Morilla campeón en el XII Campeonato de España de cocineros Bocuse D'Or en el año 2009.

Extrañamente en vez de tener las mesas como se ve en la foto estaban todas detras de los arcos y eso que hacía una noche calurosa.

Pronto llegaron las originales cartas ya que tenían una pequeña linterna incorporada que se encendía cuando la abrías. La luz era necesaria porque no había mucha iluminación precisamente. Tal vez demasiado escasa.

Menos mal que parece que se va avanzando y los precios de la carta tenían el IVA incluído.


Poco después de tomar la comanda nos trajeron unos entretenimientos que resultaron un poco tristes de apariencia aunque no estaban mal, acompañados por los ultimamente habituales platillo de sal y aceite.






Después llegó el apertivo de la casa que consistó en queso fresco, pimiento y tomate asado combinación que no nos convenció nada.






Como la carta de entrantes estaba casi monopolizada por los mariscos y uno ya está cansado de tomar foie, ensaladas o jamón en su lugar, pedí el ajo Blanco con manzana y orejones, 16€. A todas luces carísimo para lo que es el plato en sí, además de la pequeña cantidad. Encima el resultado inferior al tomado en Casa Luque.





El otro entrante fue un salteado de pulpitos, chopitos y langostinos con picada de tomate. 18,50€. Mi mujer comentó que era aceptable pero que se habían pasado con la sal sobre todo en la picada.





Para lo platos principales nos decidimos por la carne. Las carrilleras de cerdo ibérico con patatas y chorizo, 20€, las pasaron en exceso y eso desvirtuó completamente el plato. Y del chorizo esperábamos otra cosa no una especie de migas que además de aportar poco se hacían difíciles de comer.





Mucho mejor resultó el cordero segureño con aceitunas de queso de cabra alpujarreño. 24€. Aquí si que acertaron con el punto del cordero segureño de un excelente sabor y acompañado por las falsas aceitunas también muy ricas. Sin duda el plato de la cena.





Como perdí la nota de la cena no recuerdo exáctamente el postre ni su precio pero si que era un helado de chocolate sobre una especie de galleta. Estaba bien si alardes y un poco escaso de cantidad.




Buena carta de vinos con bastantes referencias granadinas. Pedimos una de estas, el Cauzón Pinot Noir 2009, 36€, que si alguien lo ve en otro sitio mejor esperar unos años para tomarlo.

El servicio profesional pero un poco rígido. Nos extrañó que en un restaurante de estas características no nos ofrecieran unos petit fours o un vino dulce para después de los postres.

La sensación final fue decepcionante. Por la información y opiniones que habíamos leído nos esperábamos un nivel superior en cocina. Como siempre digo, una cena no sirve para juzgar definitivamente a un restaurante, pero lo comido y sobre todo lo pagado no animan a recomendarlo y está claro que el marco ayuda a que se incremente la factura.

Nota general: 5

Emoción: 4


El Claustro

Gran Vía de Colón, 31, 18001- Granada
958 805 740 www.restauranteelclaustro.com

toni

47 comentarios:

  1. DEscabalgo los dos últimos posts de Espeto

    EL CORRAL DEL INDIANU, Arriondas. Llevaba mucho tiempo con ganas de conocer esta casa de la que tantas cosas buenas había leído y debo decir que mi primera impresión ha sido inmejorable. Desde la amabilidad en el recibimiento y la flexibilidad con el cliente, pasando por la propia sala, una de las más cuidadas que me he encontrado últimamente, hasta la cocina, muy sólida, con un menú sin apenas altibajos, con platos muy trabajados y bien terminados y con un producto sobresaliente, buscando lo ecológico y lo local en la medida de lo posible . Además, como digo, todo tipo de facilidades para adaptar el menú en cantidades y preferencias algo que, lamentablemente, cada día cuesta más hacer entender en los restaurantes.

    Sobre la mesa un pan de escanda ecológico tremendo al que sigue todo un recital de aperitivos: el bombón de cabrales y manzana asada con chocolate blanco, la riquísima croqueta, el tortu con guacamole y cebolla encurtida, los mejillones de Bouchot – o eso parecían – con crema de curry y el tembloroso de Rey Silo con avellana. Todos ellos bien terminados, equilibrados y muy sabrosos. Tras ellos, la escanda con tomate, aceite royal y albahaca, plato bien ejecutado aunque algo más plano de sabores. Muy alto el nivel con la brillante “ternera atunizada en un remake del Vitello-Tonatto”, una ternera marinada que fácilmente podría pasar por un sashimi de atún por textura y sabor, y la irreprochable “fabada (sabores de antaño, texturas de hoy)” de la que podría haberme comido tres platos. Cocina tradicional puesta al día con elegancia e inteligencia. Entre medias, el único plato al que le puedo poner una pega del menú: los interiores de pitu con ostra y papada ibérica, muy sabroso pero servido muy frío en mi opinión. Enorme nivel de nuevo con los dos platos principales: el guiso de chipirón – vaya textura – visto de otra manera y el excepcional lomo de cordero xaldu ecológico asado en su jugo con unas no menos excepcionales acelgas recién cosechadas y una esfera de Gamoneu. Incluso me convencieron los postres, ambos ligeros: el primero a base de leche (fresca, helada y cremosa) y un segundo a base de ruibarbo, migas de piña y helado de lichis.

    La carta de vinos contiene referencias interesantes y, como en buena parte de Asturias, se nota la – bendita – influencia de Coalla. Nosotros escogimos un champagne Camille Sáves Grand Cru Millesimé 2002 magnífico (¡35 euros en carta!) y un enorme Borgoña, el Etienne Sauzet Puligny-Montrachet 2008 que me descubrió Weirdo hace unas semanas. Terminamos la fiesta con un enorme – por su precio – armagnac Castarede Hors Dage 20 años.

    Buen servicio, con explicaciones en su justa medida, cercano pero sin agobiar, con mención para un José Antonio Campoviejo tremendamente amable y discreto ejerciendo de anfitrión y ejemplar adaptándose al cliente en todo momento. Da un poco de reparo ver esa sala vacía aunque se tratase de un lunes noche. Un restaurante de los grandes.

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  2. Y el 2º:


    Asturias. Parte II

    Continuamos el recorrido con una breve parada en Lastres para probar los famosos llámpares en LA RULA. Con un profundo sabor a mar y un buen guiso con vino blanco, cebolla y jamón, me entusiasmaron. El sitio no pasa de ser el típico chiringuito de puerto pero manejan calidad y los precios son razonables. Tras la escala, recalamos en EL ROMPEOLAS, en Tazones. A simple vista, una sidrería de tantas que pueblan la zona, de esas a las que es mejor llevar chubasquero si la mesa de al lado pide sidra. Pero no. Menú cantado con apenas media docena de productos y alguna cosa fija en carta. Nosotros optamos por las recomendaciones del día: unos estupendos calamares fritos, frescos, firmes y sin congelador; un pixín rebozado al que precede su fama, de llorar, de los que merece un viaje por sí sólo, fresco, jugoso, con un rebozado liviano, y un bogavante jurásico de casi dos kilos, tremendo, cargado de huevas, terso, de sabor profundo, inacabable. Todo un festival que terminamos con un flan y una tarta de queso, ambos sobresalientes. Con la carta de vinos – también cantada – no tuvimos mucha suerte porque, al parecer, por allí se guardan grandes champagnes que hay que pedir al propietario. Nosotros por lo que se ve no dimos la talla y nos tuvimos que conformar con un Lusco 2008 que cumplió. Servicio algo brusco pero muy amable. Un templo del producto.

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  3. Pena de no tener una wikitante. En todo lo encontraréis todo en la wikisalsas

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  4. Pena de experiencia , Toni, porque a priori pintaba bien el sitio

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  5. A mi lo que me parece de este sitio es que los precios son "enormes" para los platos degustados.

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  6. Vaya, una pena lo de El Claustro porque es de las pocas opciones aceptables para una comida formal en Granada, una ciudad que es un desierto en estas cosas. Por otro lado eso tampoco es decir gran cosa y absolutamente cieto que es un sitio irregular.

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  7. Para los amantes del Champagne, hoy en El Viajero viene un reportaje sobre la región de Champagne-Ardenne.

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  8. Pues sí Espeto, no es que sea un mal sitio El Claustro, pero me pareció
    manifiestamente mejorable.

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  9. A pesar de no ser una gran añada muy bueno el Château Figeac 2004 un Premier Grand Cru Classé de Saint Emilion.

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  10. Hoy he probado una cucharilla con las huevas del primer oricio de temporada. Para mi, pocos bocados mejores.

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  11. La fusión de Latas y botellas, MOSA y La Tienda de Vino en MOSELA ha llevado de facto a que lo que era la tienda de Latas y botellas sea ahora como la tienda de Germán en Oviedo. En mi caso, la tentación ahora vivirá debajo de mi casa.

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  12. Pero esta nueva tienda de la que hablas ¿tiene los mismos vinos que la de Germán?.

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  13. Qué hay un coalla en Oviedo?Si es así,donde está?

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  14. Allí vi una fila de Dönhoff.

    Por cierto, ya puede estar bueno ese Figeac. En ECI piden más de cien pavos por él

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  15. Je, je, a mi me costó bastante menos de 100 pavos en Francia.

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  16. Pues la verdad que mucho no me atrae. De todas maneras ya no me toca ir por Granada a currar de vez en cuando, asi que la proxima visita sera ludico-festiva. Algo tiene que haber donde comer bien. Yo sali muy contento de La Alacena de las Monjas, pero seria hara un par de años la visita.

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  17. Fartones,no lo dudes, date una vuelta por FM.

    Toni, yo tuve mejor suerte y salí razonablemente satisfecho de El Claustro, aunque fué en invierno y el menú era bastante distinto.

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  18. Fartones, haga usted caso a D. Ángel. Pero, si quiere probar otra cosa, eche un vistazo a La Gaviota.

    Se me había olvidado colgaros el siguiente capítulo:

    Asturias Parte III

    Entre los aficionados al buen producto ha corrido poco a poco el rumor sobre GÜEYU MAR, un pequeño chiringuito en la apartada Playa de Vega, cerca de Ribadesella. Un lugar donde los gastrochalados pueden dar rienda suelta a sus instintos a base de marisco de primera y vinos de lujo. Pues, señores, el rumor es cierto. Es más, quizás no le hace justicia a la mano de Abel en la plancha, al buen criterio y a la eficacia de Luisa en la sala, a un producto tan excepcional que sólo se puede comparar al de una docena de sitios en este país y a una carta de vinos que ya quisieran para sí muchos restaurantes de nivel, si no por extensa, por la calidad de alguno de las botellas que atesora.

    Bien asesorados comenzamos por unas muy buenas quisquillas y unos tremendos santiaguines, ambos cocidos a la orden, templados aún. Para las nécoras se me acabaron los adjetivos o sea que lo dejo directamente a su imaginación. Después un pulpo con patatas – pequeño, cargados de gelatina y de sabor – para dar paso a la protagonista: la mejor dorada a la plancha que servidor haya probado, con la proporción exacta de grasa, colágeno y plancha. Fantástica. Un manjar del que apenas dejamos algún resto. Tanta excelencia continúa en los postres con la tarta de queso Afuega’l Pitu, con un café solo de Nespresso – me dirán los entendidos que no es el mejor, pero es mejor que la mayoría – y con una oferta de hasta 60 ginebras para la sobremesa. Ya saben ustedes que yo no soy mucho de GT pero me gustó el de 209, bien servido, auque yo le eliminaría parte de la pirotecnia que lo acompaña. Para beber, champagne, por supuesto: un Audoin de Dampierre NV Cuvée des Ambassadeurs muy interesante y un Marc Hebrart Special Club 2002 enorme que me convenció más que otras veces.

    En fin, una ermita que unir a nuestras peregrinaciones en busca de ese producto excepcional de edición limitada que aquí se maneja con precisión suiza, con puntos de cocción impecables y que además se sirve con naturalidad y sin amaneramientos. Y todo ello en un lugar muy agradable, a los pies de la Playa de Vega y con un servicio atento y una puesta en escena cuidada, llena de detalles. Un imprescindible.

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  19. Buena pista la del Güeyu Mar, Espeto. Lástima que en mi caso tal vez no me merezca el desplazamiento para solo tomar pescado.

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  20. Toni, "¿para sólo tomar pescado?"...

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  21. Tony pone a la venta otra buena colección de vinos en su blog.

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  22. Me van a terminar ustedes echando de aquí, pero ahí seguimos:

    Asturias. Parte IV. Casa Gerardo

    Algunas veces juzgamos un restaurante sin el suficiente rigor, sin el detenimiento necesario. Basta un mal día – por cualquiera de las partes -, o una mala elección o unas expectativas mal ponderadas para que una prometedora experiencia gastronómica se quede a medio camino o termine en decepción. Digo esto porque creo que algo así me sucedió en mi primera visita a CASA GERARDO hace ya unos años. Me pareció un buen restaurante, con un producto sobresaliente y platos míticos que merecían su fama, pero la experiendia quedó lejos de ese nivel de excelencia que tanto había leído a críticos y aficionados. Hoy me alegra decir que me equivocaba, que el fallo fue mío. Que a Prendes hay que ir a dejarse agasajar por la familia Morán, que la experiencia en la espectacular mesa de la cocina está a la altura de los más grandes, que Pedro y Marcos forman un equipo entrañable y son unos anfitriones magníficos, que en esa casa se respira profesionalidad y saber hacer por los cuatro costados, que el producto más que sobresaliente es de matrícula de honor, que hay sencillez y autenticidad, que no se posa y se dicen las cosas como se piensan, que además de cocina hay sala y hay sumiller y que, en definitiva, allí he disfrutado de una de las mejores comidas de este año.

    Agasajados en esa mesa del chef – que recomiendo solicitar, rogar en su caso - con vistas a la enorme cocina donde se trabaja, sin una sola voz, afrontamos nuestro larguísimo pero ligero menú. Y no es broma, a pesar de lo que puedan parecer los enunciados, es fundamentalmente ligero y se llega sin problemas al final. Comenzamos bien con un cóctel de agua de tomate – uno de los cuatro cócteles que se intercalan a lo largo del menú - a modo de Bloody Mary acompañado de un tomate en texturas (ensalada, puré, seco) con aceite de licopeno. Mejor aun la riquísima tosta de sardina marinada en pan sardo con sésamo negro, mantequilla y huevas de anchoa y los aperitivos clásicos de la casa: el crujiente de quesos asturianos y la tremenda croqueta de compangu de la fabada, aun más suave y cremosa de la que recordaba. Aperitivos que continuaríamos con el “Nabo Smith”, unas láminas de nabo, manzana, leche texturizada y vinagre de sidra Llagar de Oles, un plato a medio camino entre Redzepi y Alija, jugando con productos locales y con texturas, suave, ligero y original, y la estratosférica ostra Gillardeu a la plancha con una brillantísima emulsión de placton marino y espinas de merluza y toques de limón, brutal, sin duda uno de los platos del año por producto y ejecución. Terminamos el primer apartado con la caipiriña de plátano fría/caliente, segundo de los cócteles que se sirven a modo de transición entre las diferentes partes del menú.

    Segunda parte del menú y momento para el producto que comenzamos con la enorme – en todos los sentidos – cigala con un jugo meloso de aceite de torrefacto que se sirve acompañada de un consomé claro de la propia cigala y una galletita de café. Un plato audaz y muy interesante que trata de aportar los tostados de una plancha a la cigala sin “tocar” el producto . Magníficos también el pulpo cocido con cochinillo crujiente y crema de fabes, apenas tres bocaditos llenos de sensaciones, texturas y sabores y el guiso de “pieles”, un guiso de tripas de bacalao, con texturas de pepino asado, anchoas y alcaparras, muy sabroso. Concluimos esta sección con el “pez en rosa”, un espectacular salmonete con purés y aliños de remolacha y zanahoria y cebolla morada encurtida, aunque en realidad resulta difícil fijarse en los acompañamientos ante semejante producto, tratado con una precisión de cirujano. Soberbio. Tras un tercer cóctel sólido de manzana impregnada de aguardiente La Alquitara del Obispo, terminamos con el brillante bonito “asahumado” con un caldo gelatinoso de miso blanco y pollo (tremendo el fondo) y batata, que casi es un plato de carne, y con la eterna fabada, mejor que nunca, sin rival posible entre las que yo haya probado.

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  23. La parte dulce está realmente bien pensada, empezando con el “pan & leche”, una “autoversión” de su famosa crema de arroz con leche requemada compuesta por una brutal toriija de tostada – a la altura de las mejores y con una leche verdaderamente excepcional – que se acompaña de un helado de arroz con leche, capuchino liofilzado y tierra de cacao. Con decir que está a la altura del original basta. Continuando con una sopa de chocolate blanco , gel de Martini Bianco y sorbete de fruta de la pasión que me resultó algo más dulzón y terminando con la maravillosa crema de arroz con leche, sello de la casa.

    Para beber, un champagne Marc Hebrart Special Club 2005, algo por debajo de las añadas precedentes, y un Domaine de la Janasse Chateneuf du Pape 2007, blanco, algo joven pero espléndido. De los pocos peros que pueden ponérsele a Casa Gerardo es que quizás podrían ampliar algo su selección de espumosos y blancos que, creo yo, se queda algo corta para la categoría del restaurante aunqeue lo que hay está muy bien escogido.. Por otro lado, lección a cargo de David González, el sumiller, sobre digestivos elaborados con manzana: primero con una brillantísima – y exclusiva – sidra dulce, Malus Mamma, un producto ciertamente interesante, de notable calidda y de muy limitada producción, y, después, con un excepcional Caserío San Juan del Obispo, un aguardiente viejo de sidra de edición limitada madurado durante 9 años en barrica de roble, que podría competir con cualquier Calvados de nivel. Y muchas charlas y risas con los Morán.

    En fin, una experiencia gastronómica con mayúsculas. De esas memorables que le hacen a uno buscar fecha para la siguiente. Es uno de los grandes con o sin estrellas en la puerta.

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  24. Muchas gracias por tus aportaciones Espeto.

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  25. En referencia al Güeyu Mar y lo de "¿para sólo tomar pescado?" lo decía porque según comentas, por su situación mucho del producto de primera que tienen es marisco y yo no lo como.

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  26. Malísima la noticia del Entrevinos, era de los pocos "salvables" en Oviedo para tomarse un vino, a ver donde se van ahora.
    Y supongo viendo el artículo que Maxi Rguez llevará la tienda de Coalla en el Fontán, porque sería mucha casualidad que hubiera otra en la misma zona, no?

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  27. Espeto, y si te tuveiras que quedar con uno de los restaurantes visitados, con cual sería?

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  28. Ah, es verdad, se me había olvidao que el marisco y tú no os lleváis. No obstante la calidad del pescado y el champagne merecen el paseo.

    Sibaritastur, ¿es obligatorio quedarse sólo con uno? No sé, he estado en sitios muy diferentes (y todavía me quedan unos cuantos por contaros). A mí El Corral me pareció muy completo pero el producto en Gerardo quizás sea de un escalón superior. Y, en otra categoría, me gustaron mucho Güeyu Mar y Casa Consuelo.

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  29. interesantes cronicas las de espeto
    me ha hecho pensar en una comida en la mesa de la cocina de casa gerardo, tal vez me reconcilie con este restaurante

    en un rato arraco para el molin de mingo a comer un arrocin, espero que este un poco menos graso que la ultima vez

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  30. Asturias. Parte V. Gijón.

    Tiempo limitado en Gijón. El justo para poder echar un vistazo y probar un par de sitios interesantes:

    Por un lado, AVANT GARDE, el “gastrobar” que regenta la familia Loya en el hotel NH. Bien montado, aunque no especialmente cómodo. De lo que probamos me gustaron sobre todo unos berberechos escabechados con pomelo y unas sardinas en espeto con yogur a las que les sobraba un polvo de setas. Por lo demás, la carta de vinos por copas es claramente insuficiente – y más habiendo visitado el Balneario y viendo lo que allí manejan -, las copas están bien puestas y el servicio es atento.

    Por otro lado, bien asesorados, visitamos la sidrería CASA EL CARTERO. Muchas y buenas recomendaciones fuera de carta – ojo a los precios – y ambiente distendido e informal. En nuestro caso, todo muy bien servido y con un buen producto, sobresaliente por momentos. Muy rico – abundante y bien cobrado – el salpicón de nécora y bogavante, francamente buenas las quisquillas, espectaculares los percebes – los mejores que hemos probado en este viaje –, gruesos apenas templados, cargados de sabor y ricas las cocochas de bacalao al pil pil, aunque con un punto más de sal del necesario y con una salsa poco ligada. Todo ello regado con abundante sidra Trabanco, con un servicio muy atento. Precios acordes con la comanda. Me gustó mucho.

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  31. Asturias. Parte VI. Real Balneario de Salinas

    Hacía un montón de años que no pasaba por el REAL BALNEARIO y la verdad es que lo he encontrado como lo dejé. Mejor aún si cabe. Con esas vistas espectaculares de la playa de Salinas, aunque esta vez transformamos el oleaje y la playa desierta de nuestra última visita por la contemplación de una fauna que más bien obligaba a correr las cortinas en este inusualmente cálido septiembre. En la sala, como hace casi una década, Miguel Loya tomando nota y al tanto de todos los movimientos de una brigada que funciona francamente bien, y a los mandos, en la cocina, Isaac Loya que se ocupa de la una cocina que navega – a veces naufraga – entre el mejor producto, una clientela más bien conservadora y una visión más vanguardista que, en ocasiones, resta más que aporta al plato. Puestos en manos de Don Miguel, nos fuimos a por el menú degustación.

    Comenzamos con un aperitivo correcto: un chupito de gazpacho y una cucharita de bonito con tomate. Buen producto en los percebes, más largos y delgados de lo deseable pero de buena calidad y llenos de sabor. Francamente bien la vieira con pak choi, trigo y brotes y la extraordinaria sardina a baja temperatura con ajoblanco, a la que sin embargo perjudicaba un aire de parmesano, extraño compañero. Rico también el montadito de foie con yema de huevo y un picadillo de setas. Mucho peor resultó un “atún rojo” completamente desparecido entre una pasta de tempura y un fondo muy potente de teriyaki y ponzu. Un plato profundamente desacertado en mi opinión. Recuperamos la senda del mejor producto con un excepcional virrey con un jugo de bullabesa y una – igualmente excepcional – lubina al champagne. Un plato muy de los setenta, trasnochado si ustedes quieren, pero que a uno le trae buenos recuerdos y que aquí ejecutan de manera impecable. Con los postres, de nuevo los altibajos. Frente a un rico sorbete de zanahorias y cítricos y un interesante plato de quesos (vidiago, tremendo Ovín, La Peral y Ahumado de Pría), una fallida milhojas de frambuesa y helado de rosas, muy dulzona.

    La carta de vinos merece un capítulo aparte. Más allá de algunos detalles como la ausencia de añadas en algunos vinos y alguna temperatura de conservación, la selección es todo un lujo. Y, si hablamos de champagnes de categoría, quizás la carta más barata que recuerdo. Nosotros comenzamos por un muy buen Chablis, el Régnard Grand Cru Les Preuses 2002, al que le costó un poco arrancar, y no pudimos resistirnos a un extraordinario Bollinger Grande Année 1999, complejo y vinoso, en un momento álgido y cobrado casi a precio de tienda. Con los cafés, un armagnac Janneau XO para ver caer la tarde sobre el Cantábrico.

    En fin, una cocina que triunfa cuanto más respeta el – excepcional – producto que se maneja en esta casa y que fracasa cuando se empeña en disfrazarlo de modernidad, un servicio de mucha altura, una carta de vinos maravillosa en la que perderse y una sala con clase y señorío. Volveremos siempre (pero con condiciones).

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  32. Espeto,
    Lo de les andariques (nécoras de Pajares pa’bajo) se ha convertido en el último recurso para los que queremos algo de marisco de cuando en vez. Lo que pasa es que es un recurso cojonudo. Hace tiempo que por aquí conté las bondades de unas buenas andaricas a la plancha, lo que me sirvió para que algún “pico fino” me tachara poco menos que de analfabeto por ponerlas al mismo nivel que otros mariscos más nobles. En fin...

    Por otro lado, veo que EL CARTERO sigue siendo una apuesta segura cuando de sidrerías con nivel se trata. En Oviedo, quizá con la excepción de LA NOCEDA, ¿hay alguna?

    Lolo,
    Habría que informarse si lo de la mesa de la cocina en CASA GERARDO necesita de un número mínimo de comensales.

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  33. Yo soy muy de centollo y suelo pedirlo más fuera de casa porque da menos trabajo pero les andariques tienen una carne muy fina, quizás la más fina de todos los cangrejos. Lo que ocurre es que son más aptas para los que nos gusta meternos en faena y "churrepetear" el producto. Yo no entiendo el marisco de tenedor y cuchillo, ni las diferentes divisiones según su "nobleza".

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  34. ¡Joer Espeto! ¡Vaya tourné asturiana! Debió de quedarte la cartera tiritando. ;-)

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  35. Al hilo de la "nobleza" de los productos siempre pensé que si las patatas fueran escasas y costaran a 40€ el kilo, habría hostias por conseguirlas.

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  36. Asturias. Parte VII (y última). Ánimo, que ya os dejo.

    Y concluyo el paseo por Asturias con dos restaurantes muy diferentes:

    Por un lado, CASA CONSUELO, en Otur (Luarca). No sé si seré capaz de transmitir a través de estas líneas lo reconfortante que supone encontrarse con un restaurante como éste y la desazón que provoca saber que no le queda demasiado tiempo. Un guardian que custodia sabores olvidados, de escabeches y guisos marineros, de fabadas, potes y calderos. Un mesón humilde, de esos que llaman de carretera, donde se venera el producto y se cuida la bodega. Un lugar inaudito, sorprendente, en el que conviven los percebes de la mesa de la esquina con los bocadillos de escalope para los autobuses del Inserso de la barra. Un lugar eternamente abarrotado en el que en una mesa unos trabajadores están comiendo el menú del día, en otra una pareja da cuenta de un enorme perolo de fabada y en otra hay unos pirados dándose un homenaje. Un lugar, en fin, en el que uno raramente se detendría si no fuese porque lee a quienes saben de esto y cuenta con generosos anfitriones que le llevan de la mano.

    De comer, un festival: croquetas, escabeches – el de mejllones, pequeñitos y sabrosos, y el de verduras, insuperable –, salpicón de bogavante y centollo, espectaculares verdinas con marisco, maravilloso pulpo con verduras, rollo de bonito con patatas fritas y unos de los mejores callos – y, desde luego, los mejores “a la asturiana” – que servidor haya probado. De postre, flan de arroz con leche y requesón – más bien una leche muy cremosa batida – con miel. Lo de la carta de vinos roza lo paranormal. Miles de botellas olvidadas durante años – tarifadas a precio de compra en el peor de los casos – que esperan a que alguien las rescate. Auténticas joyas, sobre todo de La Rioja. Siendo cautos, dimos cuenta de un Emilio Rojo 2010 – por aquello de no lanzarnos al tinto directamente –, un Muga Reserva y un Roda I, ambos de 2001, ambos redondos y con recorrido por delante. Aplausos para Doña María Araceli, que tiene unas manos prodigiosas para esto de la cocina y para los tres hermanos López que sacan adelante un local que lleva en pie desde 1935 y que – esperemos – tenga solución de continuidad. Aprovechen para visitarlo mientras puedan.

    Por otro lado, EL REGUEIRÍN, en Oviñana. Una sidrería informal con una pequeña terraza para disfrutar de las altas temperaturas de este extraño comienzo de Otoño. Ricas croquetas, tortilla de centollo, parrochas fritas y calamares en su tinta bien hechos. Con alguna cerveza, muchas sidra y un servicio informal pero simpático. Una cocina simple, bien ejecutada, sin pretensiones y por apenas veinte euros por cabeza. Bien podrían aprender en otras zonas del país.

    Y ahora sí, estimado Toni, me quedé tiritando y me tuve que volver para mi csas. Qué me quiten lo bailao.

    Lo dicho, muchas gracias por todas esas recomendaciones que espero poder probar en subsiguientes visitas. Porque de esta me he abonado a Asturias.

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  37. Espeto, reitero el agradeciemiento por tus posts. A veces tiene que venir alguien de fuera para recordarnos que todavía existen sitios que los autóctonos tenemos abandonados.

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  38. La tortilla de centollo del REGUEIRÍN se está convirtiendo en un clásico de la zona central-occidental.
    Eso y los berberechos de EL CAFÉ

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  39. Espeto en El Regueirin eso si que nunca lo hubiera, imaginado. Compangu por lo que veo un experto en " mi " pueblo.

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  41. Atención al post de Antonio López sobre Casa Gerardo.

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  42. horrible naguar una cena para olvidar y un servicio pesimo

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  43. Un excelente lugar segun he escuchado es muy elegante y la comida es algo de envidiar.

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  44. Una pena lo de El Claustro, están centrados en coger galardones, que los patrocinen en concursos, y en colgarse parches de las chaquetas de trabajo, sobre todo el jefe de cocina, tienen tiempo de alardear de que perdieron el tiempo en el BOCUSE D'OR y el dinero de sus patrocinadores, pero no tienen tiempo de cambiar la carta de postres, presente desde 2007....ya podian poner por lo menos tres postres nuevos. El egocentrismo del jefe de cocina esta haciendo que sus mini sous chefs sean tan repulsivos como el...

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  45. Cuando vengan a Granada de nuevo... Pregunten a los granainos donde tapear, beber, comer...

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