Dicen las guías que la Pinot Noir es una uva difícil de
cultivar y de interpretar, que lleva
a la desesperación a numerosos
viticultores. De lo que no hay duda es de que es esquizofrénica, con dos caras opuestas: una
femenina, que huele a cassis, violeta , frambuesas; otra visceral, que huele a tierra , bosque,
establo. No es fácil que las muestren de forma conjuntada. En los de cuerpo más
ligero, suele primar , con la frescura de una elevada acidez, lo primero. Pero
los grandes Pinot Noir , de los que habré tomado tres o cuatro, ese envoltorio
de seda esconde un órgano vivo, telúrico, trascendental . La finura de sus
taninos envuelve una negrura de bosque y entrañas. Este vino se queda a las
puertas de esa grandeza, tan complicada. Diría incluso que es demasiado joven,
si no fuera por unos terciarios
oxidativos que lo hirieron de muerte.
Como animal poderoso y noble que es , le saqué aún unos buenos capotes. Al
natural claro. Pero la faena quedó lejos de merecer premio, aunque el animal
presentaba hechuras para trabajarse las dos orejas. Desgraciadamente, no es la
segunda vez que me pasa.
Mi afición a esta uva hace que le perdone casi todo. No me parece nada mal que manifieste ese carácter suave y complejo, más frecuente, pero no me asusta cuando se muestra indómita. Una pena que esta botella te haya salido así.
ResponderEliminarPor cierto, ya es el segundo vino distribuido a nivel ancional por Lavinia con el que me pasa.
ResponderEliminarLo mismo que he encontrado cosas muy especiales en esa casa, he visto pifias de leyenda, indignas de un establecimiento así. Mi confianza está resentida.
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