Para inaugurar las vacaciones y al haber llegado ya tarde a Palma elegimos un restaurante cercano al hotel y este fue el Simply Fosh del chef británico Marc Fosh que al parecer fue el primer chef británico en obtener una estrella Michelin en España y anteriormente fue el director y jefe de cocina del Restaurante Bacchus del lujoso Hotel Read´s de Palma de Mallorca.
El restaurante está situado en el casco
antiguo de la ciudad de Palma, en el Hotel Convent de la Missió, sustituyendo al
anterior restaurante Refectori. La sala estaba dividida en varias estancias y
nos llamó la atención que la separación entre las mesas sería el sueño de casi
cualquier restaurante francés.
Tarjeta amarilla por no incluir en carta los
precios con el IVA incluido. Disponían de un menú degustación a 65€ + IVA y otro
de temporada por 48€ + IVA pero nos decidimos por la carta. Como aperitivo de la casa nos trajeron una crema
de queso de cabra con albahaca y manzana, rico y refrescante.
Uno de los entrantes fue arroz bomba
mallorquín con anguila ahumada, mango fresco y albahaca,
12,42€, que nos pareció que cada cosa iba por su lado aparte de que el
arroz no estaba impregnado del sabor de los ingredientes.
Mejorable.
El otro entrante fueron unos raviolis de
pintada con setas silvestres, jamón ibérico de bellota, sopa de puerros tiernos
y aceite de trufa, 14,58€, que a pesar de tener una de las plagas de los
últimos años en muchos restaurantes como es el aceite de trufa, resultaron de buena calidad, con una
notable pasta y un buen relleno, aunque no se que pintaba el jamón en el
conjunto. En ambos entrantes usa las espumas que no es que estén mal pero
parece que sí algo vistas.
Para los platos principales nos decidimos por la carne. La paletilla de cordero mallorquín con anís, puré de
guisantes y terrina de patatas-anchoas, 27€, se les pasó considerablemente y
estaba muy seca con lo que de poco valía el anís, el puré y la terrina de
patatas que también les salió un mazacote. Una lástima.
Mejor resultó el lomo alto de buey “Aberdeen
Angus” con parmentier de ajo ahumado, aceite de naranja y jugo de romero,
31,32€, carne de excelente calidad, bien de punto aunque la pedí sangrando y me
la trajeron como me temía “al punto” y sabrosa la salsa resultante de los
complementos. Bien aunque se paga.
Teníamos intención de pedir postre pero
tardaron tanto en traernos las cartas que ya se nos habían quitado las ganas.
Importante fallo del restaurante, tanto por el servicio al cliente como por la
pérdida de ingresos que supone para el establecimiento.
Cobran 2,16€ por el concepto “pan y salsas” lo
que me parece muy cutre reflejarlo en la cuenta ya que las salsas y aceites ya están encima
de la mesa cuando te sientas y se supone que son cortesía de la casa. Por lo
menos no lo pongas en la cuenta y quedas mejor.
La carta de vinos bastante decente y con
varias referencias de vinos mallorquines aunque con una media según qué vinos
del triple de precio en tienda. Tomamos un tinto de Binissalem, Tianna Bocchoris 2009,
35,64€.
El servicio bastante profesional con el borrón
de los postres, y todo el menaje, mantelería etc de buena calidad.
La sensación general fue de “ni fu ni fa”. Es
un restaurante de unas pretensiones y precios al que hay que pedirle más, aunque
como siempre digo, fue una sola cena y no se le puede juzgar totalmente sino
solo por lo probado.
La segunda noche era domingo por lo que
pensábamos que estarían casi todos los sitio interesantes cerrados pero no. La
Bodeguilla estaba abierto. Está dividido en un restaurante tradicional y pequeño
espacio de bar de vinos con tapas en plan gastrobar que fue por el que nos
decidimos.
La entrada fue de ataque al corazón por los precios de los vinos por
copas. Hermanos Lurton 2010 de Rueda, 3,70€ y Nounat 2011 blanco de Mallorca,
4,30€. Tremendo. Con decir que el Nounat cuesta unos 10€ la botella en una tienda más bien cara, se dice todo.
Con ellas nos pusieron un aperitivo de la casa que era
una terrina de foie con chutney de frutas, rico y efectivo.
Al final acabamos pidiendo 5 tapas acompañadas
por una botella de Tony Gelabert Torre des Canonge 2009 Blanco Fermentado en
Barrica, 37,60€. La carta de vinos notable con bastantes referencias
mallorquinas y también extranjeras, aunque cobradas muy, muy
generosamente.
Los precios de las cartas esta vez si tenían
el IVA incluido. Pido disculpas por no reflejar exactamente los nombres de los
platos que tampoco pude recuperar en Internet ya que no tienen la carta en su web.
La primera tapa fue una terrina de foie con
rabo de toro y albaricoques de Porreres, 8,50€, combinación aparentemente
arriesgada pero que salió airosa y resultó un bocado muy rico. Además eran dos
bocados que en conjunto hacían casi la cantidad de muchos entrantes de
restaurantes tradicionales. Bien también las croquetas de jamón con ceps, 5€,
aunque les salieron un poco duras. Este tipo de gastrobares parece que todos
tienen su versión de las patatas bravas, 5€, y estas hay que reconocer que son
de las mejores probadas últimamente con una salsa muy adictiva aparte de estar
muy logradas las patatas en sí.
Acabamos con un taco de bacalao en tempura con
pimientos, 3,25€, también bastante logrado y un muslito de pato con anís y
naranjas de Soller, 3,75€, muy bien de punto, ya podían copiar en muchos
restaurantes de Francia, sabroso y con un tamaño considerable para el
precio.
En los postres supongo que aprovechan la
carta del restaurante ya que los precios estaban en consonancia. Muy rica la
crema catalana, 7,50€ y también notable tirando a sobresaliente el semifrío de
pistachos, 8,75€, que venía con un helado que no recuerdo. Los acompañamos de
una copa de P.X. Fernando de Castilla, 4,35€. El pan 1€ p/p y el camarero de
servicio de lo más profesional y diligente que he visto en los últimos tiempos.
Además y sorprendentemente, con cada tapa nos cambiaban los platos y cubiertos,
algo que no sucedió en otros sitios similares en los que estuvimos en los días
siguientes.
Si exceptuamos el palo de los vinos por copas,
resultó un buen gastrobar con unas preparaciones gustosas y una buena carta de
vinos si no miramos demasiado los precios. Nos animó a probar su restaurante
tradicional, lo cual hicimos la semana siguiente.
La tercera noche nos quedamos en los
alrededores del hotel en los que había un buen número de bares de tapas,
restaurantes de aparente nivel medio, étnicos y gastrobares como en el que
acabamos, Tasca de Blanquerna, que ¡casualidad! resultó ser del grupo del
restaurante de la primera noche, Simply Fosh.
Como en su casa matriz, los precios de la
carta no llevan el IVA incluido. Espero que por lo menos cuando llegue a la
jubilación, si existe la figura dentro de unos años..., pueda ver a todos los
restaurantes de España cumplir con la ley.
Como ese día habíamos comido bastante no
pedimos mucho, tres tapas y un principal a compartir. Al principio te ponen
aceitunas aliñadas, pan y ali-oli, 1,62€.
La primera tapa fueron unas albóndigas de cordero en salsa de tomate-Jerez,
7,02€, que estaban bastante bien aunque un pelín secas y sobre todo pequeñas y
con una salsa muy lograda, aunque a euro la albóndiga ya está bien. La segunda
tapa fue la terrina de cerdo negro casero y setas con chutney de cebolla y
albaricoques, 5,40€, que por lógica deberían haberlo traído antes de las
albóndigas. Bien la terrina aunque el chutney les quedó demasiado dulzón.
Finalmente tampoco nos pudimos resistir a
pedir las patatas bravas, 4,05€, que rayaron a un buen nivel pero un pelín
inferior a las del día anterior de La Bodeguilla, aunque en el caso de la Tasca
eran en cantidad algo superior y precio algo inferior.
Como plato principal llegó la tomadura de pelo
de la noche. El costillar de cerdo deshuesado en costra de romesco con jugo de
romero, 16,20€, estaba muy bueno, sabroso y logrado, pero la cantidad era tan
minúscula que en prácticamente dos bocados se comía entero. Y estamos hablando
de lo que se supone por carta que es un plato principal por precio, por mucho
que estuviera dentro del apartado “raciones”. Rematadamente mal.
La carta de vinos ridícula. Solo tenían una
referencia de Cava por ejemplo, y ni siquiera les quedaba por lo que tomamos dos
cañas de cerveza al bonito precio de nada menos que 2,70€ c/u.
El personal de
servicio manifiestamente mejorable, no por la comparación con el de la noche
anterior en La Bodeguilla, sino porque tenían una actitud demasiado de colegueo
con la clientela.
Como se puede deducir, lo comido en sí estuvo
bastante bien, en esa línea de gastrobar tan de moda ahora, pero la ridiculez
del plato principal hace que te marches con sensación de tomadura de
pelo.
Simply Fosh
Carrer de la Missió, 7 07003 Palma (Mallorca)
La Bodeguilla
Tasca de Blanquerna
Carrer de Blanquerna, 6 07003 Palma (Mallorca)
En la más rancia tradición de Blogger, después de un montón de ediciones no hubo manera de que Blogger no pusiera la letra y los espacios entre párrafos que le salió de los co...
ResponderEliminarSigo en mis trece: los llamados gastrobares son mala apuesta para el cliente si quiere comer. El precio está muy inflado para lo que comes. No es más que maquillar la tapa de toda la vida para ponerte menos y cobrarte más. Están flotando entre el picoteo informal popular y el restaurante formal y reúnen los inconvenientes de ambos (poca comida, precio mayor) pero rara vez sus ventajas.
ResponderEliminarJorge, tienes mucha razón en lo que apuntas sobre los gastrobares, pero en el puntual caso de La Bodeguilla, es un gastrobar sui generis ya que como pudimos comprobar la semana siguiene (post el próximo viernes), los platos del gastrobar eran casi los mismos que los del restaurante solo que en raciones más pequeñas y precisamnte en el caso de la terrina de rabo de toro con foie, exáctamente la mitad en cantidad y precio.
ResponderEliminarPor lo que tengo entendido, en Mallorca los precios de los vinos por copas son mas o menos así.
ResponderEliminarQue tal los vinos que bebisteis por botella?, interesantes?, recomendables?
El Tianna Bocchoris no estaba mal para los 12€ que vale en tienda y el Tony Gelabert Chardonnay era sin duda una original expresión de la uva pero no me convenció del todo, me pareció algo cálido.
ResponderEliminarJorge, discrepo de tu, en este caso, generalizado comentario.
ResponderEliminarHay mucha paja detrás de esa moda de los gastos, pero también hay cosas interesantes.
Hace no mucho, después de la estancia en Els casals, y mira de que hablo, sabes lo que flipe, fuimos a barna e hicimos una ruta de gastrobares o como queráis llamarlos.
Fueron dos días y me falto alguno de los mejores, así todo disfrute un montón y encontré joyas.
Para mi son un lujo unas buenas buenas bravas, una hamburguesa con carne pata negra y demás ingredientes, muy poco hecha.
Y así un montón de platos, en compañía de buenos vinos por copas.
Yo así disfruto mucho y así lo hice la verdad.
Precio? Depende, la hamburguesa mas cara fueron 11 eur y llevaba un tacazo de foie pata negra tremendo.
Las bravas creo que 7 u 8 eur.
Nada exagerado.
También alguno de los de mucha fama me parecieron una pequeña broma.
Pero bueno, a mi si me gusta la idea, bien entendida y ejecutada.
Alguna excepción no digo que no llegue a hacerla pero en general... Por un lado me parece que Barcelona para eso juega en otra liga. Y luego algunos son verdaderas cocinas serias, sólo que optan por un formato reducido o más ágil (me viene a la cabeza Arzábal, por añadir uno de Madrid a los de Barcelona posibles). Pero entre lo que yo conozco no es ese el caso. Además, todo depende de las preferencias personales, claro. Y sabes que yo no soy muy amigo del tapeo; si como, como (es decir, mesa y mantel). De hecho, sidrero adicto como soy -y las sidrerías son territorio de tapeo- rara vez me verás comer nada en ellas. Los reparos que ya podía tener contra los modelos tradicionales no van a desaparecer ante estos nuevos.
ResponderEliminarVamos, por dejarlo más claro, que no doy especial valor a unas bravas -dame antes unas buenas patatas bien fritas como guarnición, otra cosa que parece haberse vuelto irreal- y que una carne pata negra el último sitio donde la entierro es entre pan ;-)
ResponderEliminarJOrge, como puedes entender no puedo estar de acuerdo con la generalización de un descrédito de los gastrobares, aunque haya ejemplos de lo que comentas. ¿SE come peor y más caro en Llamber que en cualquier sidrería?.
ResponderEliminarMuy interesante la reciente información sobre la insipidez del tomate sobre la insipidez del tomate También me lo parece, por ser algo que llevo defendiendo hace tiempo, sobre la credibilidad de las calificaciones de añadas sobre la credibilidad de las calificaciones de añadas
ResponderEliminarEsto de los gastrobares es como todo, los habrá notables, normales, regulares y malos. Como ya comenté no me disgusta el estilo de La Bodeguilla, que puedes comer en el gastrobar casi lo mismo que en el restaurante pero en menor cantidad y con la reducción correspondiente de precio.
ResponderEliminarJefe, hace milenios que no voy a comer a una sidrería así que mi opinión no está actualizada, pero las últimas veces ya hace años fue como para protagonizar La Matanza de Texas. :-)
ResponderEliminarBueno, y no hace tanto estuve en el Tierra Astur de Colloto y me dieron ganas de arrasarlo hasta los cimientos. Y eso que no pagué yo...
ResponderEliminarComo ya dije más arriba, procuro evitar ciertas comidas que han confundido lo informal con malo directamente. No quiero generalizar con los gastrobares pero tampoco voy a admitirlo para las sidrerías, y eso que he sido el primero en tirar la piedra en mi respuesta a Lolo. Al margen, pienso que el error -si cabe hablar de error- por las dos partes, hostelería y clientela, es pretender convertir un bocado complementario en "la" comida, sustituir esta por la tapa al paso. Bien sea el establecimiento que quiera venderlo así, bien el cliente que pretenda arreglar con menos gasto el mismo placer (y la misma necesidad), no era ese el origen de pinchos o tapitas y cuando decidimos "hipertrofiarlas" creo que cometimos un error.
ResponderEliminarPor otro lado, lo del tomate pone los pelos de punta, a la par que deja el gusto por los suelos.
ResponderEliminarBien pensado, por eso yo puedo sobrevivir en las sidrerías y vosotros no, por ese vicio tan grande que tenéis de comer en cualquier parte :-)))
ResponderEliminarBuen post, he de reconocer que no iría hasta mallorca para comer ahí, pero hay que alimentarse...
ResponderEliminarEn mallorca tiene su restaurante el de la casa de comestibles, o el Zaranda de Arellano...y aunque el debate gire en torno a gastrobares si/no, he de decir que entiendo las dos posturas, por un lado el ejemplo de llamber sería en positivo (en muy positivo), por lo menos para mí, peeerooo existe un alto porcentaje que son para olvidar por su mala rcp. Me viene a la cabeza el estado puro de roncero y me hecho a reir, o alguno asturiano que mete miedo.
Por otra parte, comida en Casa Nestor Luanco que sigue siendo un pedazo de restaurante con todas las letras, un montadito de salmonete -evidentemennte desespinado- con cebolla confitada y noseque historia que estaba de 10, y de segundos su mítico Rey a la reina y un pedazado de lomo de bonito envuelto en panceta de quitarses el hipo, por un lado el lomo a mi me gusta menos hecho pero la panceta le daba una jugosidad al asunto...muy bueno y por último un postre de chocolate en textura tipo mousse con naranja que estaba bien, pero nada de otro mundo, cafés , agua y 3 copas de un tinto de la bodega de Emilio Moro, no llegó a 8o€ para dos.
Y hoy comida en el Guernika, por encargo, no lo tienen en carta, verdura con bogavante, que os voy a contar, típico guiso que a Lolo le fliparía, menudo sabor potente... a quien no lo haya probado, que lo haga yaaaaaaaaa, el segundo y último restaurante de verdad de Luanco junto a Nestor. Y detallazos por parte del dueño, como siempre. Aquí no pagué, iba invitado, con lo que no se la minuta.
Saludos.
Tampoco debemos "arrastrar" el debate al sí o no a los gastrobares. Lo primero que me sobra es el término. ¿Qué es un gastrobar?, ¿cuáles son?, ¿en qué se diferencia de un bar tradicional con cocina y tapas? A partir de ahí, lo de siempre: buena y mala comida, en sus diversos formatos. Y la valoración que cada uno hace del precio. En realidad, mi queja, la que abrió esta línea de discusión, se refiere más a la "moda", a la "etiqueta", y a cómo así se ha magnificado un fenómeno que no es novedoso ni debería tener esa dimensión, lo que muchas veces se refleja para mal en el precio.
ResponderEliminarOvetum, comparar Néstor con el Guernica (hablo de la cocina)y llamar a éste último restaurante de verdad, discrepo totalmente.
ResponderEliminarJOrge, yo diría que un gastrobar es cualquier sitio que reúna cierta informalidad en elservicio (por ahí lo de bar), cierto sentido gastronómico en la propuesta , cierta modernidad en el mismo, aunque creo que no sería necesario, y que la cuenta fuese contenida. Aunque todo ello de cierto tiene lo justo. Al final , independientemente de las etiquetas, nos importa cómo se come y se bebe, a qué precio y cómo nos tratan
ResponderEliminarOvetum, envidia me das. Me parece que no puedo dejar esa visita a Casa Néstor
ResponderEliminarJorge, yo estoy con el Dile en que en un gastrobar no se puede pagar lo mismo que en un restaurante con todas las letras,o no se debería; Lo asemejo más al bar de tapas de toda la vida llevado a una evolución, gastronómica, visual (diseño) y detallista (vajilla, cristaleria..), en mi humilde opinión, claro.
ResponderEliminarManu, en ningún momento los comparo, simplemente digo que en Luanco existen estos dos restaurantes y para de contar, el resto morralla a precio de meretriz de la castellana.... es decir, prefiero picar 4 cositas tipo , pastel de cabracho, una ensalada y un cachopo en Casa Paquín que hacerlo en cualquier sitio de Luanco city, pero insisto, es mi opinión personal simplemente eso, mi opinión, y como yo soy dueño de mis dineros (cade vez menos) me lo dejo donde creo merece la pena...Por supuesto que el número 1 de Luanco es Néstor.
Y por cierto Dile, Néstor te está esperando....como imagino que ya habrás estado, pero por si acaso, no te esperes al Corral ¿eh?
Saludos.
Estoy de acuerdo con Ovetum. Lo único decente de Luanco es Casa Néstor y el Guernica, del que colgué un post el año pasado.
ResponderEliminarEn años anteriores tuve varias experiencias en Luanco en sitios que no merecerían llamarse ni "garitos".
Atención pregunta. Hablando de gastrobares y similares, aparte del Llamber, La Taberna del Zurdo y 180º ¿hay alguno parecido en Oviedo que merezca algo la pena?.
ResponderEliminarToni, ¿metes en esa etiqueta al Zurdo y 180?, ¿dejas fuera Naguar o La Quesería?, ¿dónde caben propuestas como La Viña o La Tabernilla? Por todo esto creo que la "etiqueta" gastrobar estorba más que ayuda.
ResponderEliminarMi impresión es que al bar de tapas de siempre se llegó "desde abajo" y por necesidad. Es decir, un establecimiento con bebidas que añadía lo que podía con pocos medios -de cocina y de sala- para acompañar con algún bocado. El problema con el gastrobar, la neotaberna o como le toque llamarse ahora mismo, que igual ya hay algún crítico o académico dándole vueltas al nombre, es que se construye "desde arriba", que a veces es un equipo mayor de cocina y sala el que decide bajar peldaños por el motivo que sea. Y a partir de ahí las expectativas, tanto del hostelero como del cliente, se confunden un poco. ¿Voy a comer en el gastrobar de Fulano (cocinero conocido) como se come o comía en su restaurante?, ¿vale la pena pagar más por algo de toda la vida (unas bravas, por ejemplo) por estar hechas por Fulano, aunque sigan siendo unas bravas? Ese es para mí el "ruido" que no nos deja oír la melodía de siempre: cocina, buena o mala, y desarrollada o no, o simple tapa para "engañar" al estómago.
ResponderEliminarLapsus calamus. Donde dije Llamber quería decir Naguar que el llamber está en Avilés. ;-)
ResponderEliminarJorge, mi pregunta sobre los gastrobares no era retórica, estaba realmente preguntando si aparte de los 3 que nombré hay algún gastrobar o como lo quieras llamar que merezca algo la pena en Oviedo.
Bueno, pues sigo con mi respuesta entonces. Yo al Zurdo y a 180 no los metería en esa categoría, creo que hay pretensiones de "más restaurante", más formales. Y en cambio sí añadiría los otros que cité y alguno más (La Venera, p.ej., o el Vinoteo) A partir de ahí los gustos de cada uno, la valoración del precio, la importancia de la bodega... Se admiten apuestas.
ResponderEliminarDe todos los gastrobares que conozco (incluida la Taberna Arzábal de Madrid) solo salvaría uno,el LLamber de Avilés, por su selección de vinos por copas y por sus propuestas culinarias, algunas realmente originales. Ahora bien, incluso en éste, me parecen muy incómodas las mesas y sillas altas, pequeñas y los cuencos y platos cuadrados. Sobre todo tenidndo en cuenta que pagas lo mismo que en un restaurante con servicio en mesa y mantel.
ResponderEliminarEs una definición nefasta, "Gastrobar" pero así esta el juego.
ResponderEliminarYo entiendo que nacieron para cumplir la faceta de cocinero potente a precios contenidos ¿?
Para mí la taberna del zurdo y el 180 (cuando era tres caracoles si lo frecuenté, ahora no me estrené todavía), sí son restaurantes en toda regla,ya que la taberna tiene su zona a la entrada más informal y la sala de atrás más "oficial".
En oviedo se podría considerar los de montecerrao de la plaza, que la verdad no me acuerdo de los nombres, donde estaba la Alezna tapas... a mí esa zona me gusta y después un mojito en la terraza de al lado...
Por supuesto el Naguar, con ese estilo desenfadado, a mí me convence.
La tasca de cabrales en Gijón, la parte de abajo, también podría entrar en esa definición.
En avilés el Ronda 14 la parte de abajo se podría denominar Gastrobar (palabro feo de cujons), creo que se podía picar algo y la sala de arriba es un restaurante con todos los adjetivos, un dos en uno.
¿Alguien ha probado el de Koldo Miranda en el Nienmeyer?
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEs que muchos de estos gastrobares (aceptemos el término que es el más extendido y nos entendemos) tienen a la vez restaurante más "formal" aunque en muchos de ellos como por ejemplo el 180º la composición de la carta anima a comer en plan de tapas en el propio restaurante "formal".
ResponderEliminarLuego está el caso que comento en el post de La Bodeguilla de Palma en el que la parte del gastrobar tiene entrada independiente del restaurante pero su carta es prácticamente la misma que la del restaurante solo que en raciones y tapas en menor cantidad (la mitad más o menos) y con la reducción consiguiente de precio. A mi esta modalidad no me disgusta y en este caso de La Bodeguilla pude probar unas cuantas cosas distintas, fui dos veces al gastrobar, a menor coste final que si hubiera ido al restaurante.
En la misma línea que 180º, Naguar, La Taberna del Zurdo y La Quesería, está Carulo, gastrobar con cocinero en la cocina, buen servicio y ofreciendo tapas y propuestas clásicas y a la vez diferentes, sin estridencias pero con originalidad.
ResponderEliminarCamblor
Gracias Camblor. Habrá que probar el Carulo del que ya me han hablado bien más veces.
ResponderEliminarMuy lindo el post y por supuesto todos los comentarios. Siempre me ha interesado mucho la gastronomía y cada vez que viajo intento comer cosas típicas. Hace poco he llegado de un alojamiento de lujo en mexico el que me ha permitido comer las mejores delicias que he probado
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