sábado, abril 21, 2007

Restaurante La Tabla

La posibilidad de dejar al diletante 2.0 (que diría gourmetdeprovincias) en casa la güela despertó el impulso de irnos lejos, de perdernos un poco, de disfrutar de tranquilidad. Así que aprovechamos para visitar uno de esos sitios que tenía pendientes desde hace mucho tiempo, y que saliendo desde Oviedo obliga a un mínimo de 40-50 minutos en coche: el restaurante La Tabla, en Fano, Gijón.
La subida al restaurante por valles asturianos, ahora en primavera de color verde intenso, con las vacas y los caballos pastando, hace que uno empiece a segregar endorfinas, se empieza a olvidar de los problemas de la semana, se predispone para el disfrute.
Nos tocó una mesa del bar, que tenía la virtud de tener unas espléndidas vistas al valle de Fano, además de una buena luz natural para las fotos.
El restaurante es muy amplio, de techos altos que alivian agobios, paredes de piedra, techos y dinteles de madera.
A destacar la excepcional carta de vinos, extarordinariamente editada.
Nos dieron la posibilidad de medias raciones, que a su vez nos fueron emplatando para los dos, es decir, en raciones de cuarto, sin que ello supusiera un aumento de precio (cobraron 0,5 x precio en carta). Excelente detalle.
De aperitivo nos trajeron una crema de puerros con cebolla frita muy agradable.

Seguimos con un Canelón ibérico de cigala (11 euros la media ración). Cuatro cigalas que venían envueltas en paleta ibérica (creo) y fritas. Se acompañaban de un pisto (ligero), un dado de patata y una crema de ahumado de Pría (suave, haciendo de discreto acompañante). El crujiente ibérico aporta al tueste profundidad e intensidad cárnica , relleno de la jugosidad y finura dulce de la cigala. Doble juego, de texturas y de sabores (mar y montaña, tan de moda) , que llegó a la mesa en su punto.


Seguimos con el Pulpo a la brasa con escalibada, crema de ratt y compota de chorizo (8 euros la media ración). El pulpo de buena factura, muy entero, bien marcado en plancha. Una crema concentrada de patata en el fondo, suavizando el pulpo, y una compota de chorizo muy rica por sí sola (en lugar del tradicional pimentón), con la escalibada como ayuda para aligerar la boca entre tanta contundencia. Plato muy logrado, conceptualmente y, lo que importa, en el plato.

Seguimos con el Fardo de centollo, crema de andaricas y jalea de pimientos (9 euros la media ración). Centollo desmigado en el interior de una pasta crujiente, que flotaba en una crema de andaricas de perfume franco, quizás un poco pasada de emulsionante. Como suave dulzor final, muy leve, la jalea de pimientos. Lo que no me gustaron fueron los brotes de alfalfa, que me estorbaban.Cosas mías, supongo. De todas formas, resultó un plato agradable.

Como principales pedimos unos Salmonetes en tempura con asadillo de pimientos y caldo de ibérico (24 eu.). Un buen hallazgo la tempura con el salmonete. El limpio crujiente de la fritura combinaba especialmente bien con la intensidad atomatada del pescado, conservando sus jugos. Vinieron cuatro trozos desespinados de lomo de un salmonete de gran tamaño (quizás incluso demasiado grande), bien en frescura. En lugar de la salsa de soja, venía un caldo de ibérico , un poco flojo. Los pimientos acompañaban muy bien, lo mismo que unos tirabeques . Ración superabundante. Debe de ser la primera vez que no puedo acabarme un plato de pescado.

De segundo principal pedimos un Cochinillo asado (23 eu.), abundante, con un buen punto, muy crujiente y tostado el exterior, bastante tierno el interior, aunque un poco falto de jugosidad. Acompañaban unas peras el vino tinto (dándole el tradicional toque agridulce), una crema que me pareció de calabaza y otra de patata, que contribuían a dinamizar la toma del cochinillo. Plato en la línea del anterior, sabroso y contundente, con las guarniciones haciendo de buen contrapunto.

Para pasar a los postres nos ofrecieron, cortesía de la casa , dos copitas de Moscato d’ Asti, que , con su burbuja y ligereza, ejercieron diligentemente su función.

De postre pedimos el Coulant de chocolate (4,20 eu.), postre al que confieso que soy adicto. No estaba malo, pero tuvimos la desgracia de que llegara templado y el interior estuviera casi frío, por lo que no pudimos disfrutarlo.

Cafés de calidad media (1 eu.). Para acompañarlos nos ofrecieron una leche con canela y krispies, prescindible.
Excelente servicio de pan hecho en casa: De queso, de maíz y pipas, de aceituna negra, de cebolla,….
Muy buen servicio, joven, amable y eficaz.
Me ofrecieron una visita a la bodega a la vista que tienen en el comedor, realmente impresionante: la primera vez en mi vida que veía botellas de Romanée Conti o de Latour. Además pude disfrutar de la conversación de un apasionado del vino como David Menéndez. Casi sin darme cuenta, hablando de esta o de aquella botella, del Malleolus, del Aalto o del Nido, de los blancos españoles, de las bondades y defectos Numanthia y del Termanthia,..., había pasado una hora y me daba cuenta de que a él se le debía estar acumulando el trabajo, así que con gran dolor tuve que dar la espalda y decir hasta luego a esa cueva de maravillas.
En resumen, cocina sabrosa, resultona, donde todo, salvo el coulant, llegó en su punto. Con alguna audacia en la concepción de los platos, pero dentro de los márgenes del sentido común y de la comercialidad. Me pareció además de una buena relación calidad y cantidad-precio.
Nota general 6,75. Emoción: 7.
Ctra. Gijón - Pola de Siero Km. 11.Fano - Gijón.Teléfono: 985 136 456

7 comentarios:

  1. ¡Qué bien lo cuentas! me conozco bien los platos porque es el lugar imprescindible de Gijón y alrededores, pero me ha parecido estar a la mesa.

    Lo mejor de la tabla es su regularidad y que tienen los pies en el suelo, lo que les impide buscar esas combinaciones grotescas tan en boga.

    El pulpo braseado, el canelón de cigala y el salmonete en tempura son impresionantes. En los tres casos se parte de una materia prima extraordinaria y se trata con todo el respeto posible. Al fin una tempura limpia, sin sabores a aceite, que concentra el sabor a marisco del salmonete de roca.

    ¿Se nota que me gusta?

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  2. Voy a tener que darle otra oportunidad ya que la única vez que estuve pedí el menú degustación y me pareció flojo.

    toni

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  3. Yo destacaría de La Tabla, además de lo que ya se ha indicado, su estupendo servicio, la amabilidad y profesionalidad del personal.
    Es un sitio donde cualquiera que vaya se siente agusto, desde grupos de chavales jóvenes hasta los más trajeados y encorbatados.
    Además, es un verdadero lujo para los amantes del vino; y si alguien se ve desbordado por la apabullante carta de vinos, siempre le puede pedir asesoramiento a David, que buscará el vino que mejor encaje con lo que se busque, en calidad y en precio.

    PD: avisando con anticipación, hacen un steak tartar de escándalo...

    FN1.

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  4. El "mar y montaña " de cigalas e iberico me parece de lo mas sugerente, si la materia prima es de primera tiene que ser el "rey" de este tipo de platos.
    Me ha encantado el adjetivo "atomatado"
    Por cierto ,pensaba que estabamos en un "diletante" y medio, ¿me confundo?

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  5. Yerga, es que el chavalín ha salido al padre y come que no veas, por lo que está hecho ya todo un diletante.
    La materia prima llamada cigalas tiene un serio inconveniente: el precio. Si la media ración tiene cuatro cigalas y cuesta 11 euros, milagros, aunque quisieran, no pueden hacer. Por cierto, ¿no hacía Sacha algo parecido?

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  6. La verdad es que en Sacha nunca lo he probado ,si sus ostras en escabeche y una empanada de berberechos (con pasta brick)escandalosas de buenas .
    De todas formas 11 eur ,cuatro cigalas (si son buenas ,como imagino) en Madrid es un escandalo de barato, hoy en La Penela me las ofrecian (tronco) a 220 eur kg

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  7. Una pequeña decepción.
    Es el resultado de una cena de seis personas con el menú de degustación.
    El menú, digno, algunos platos realmente buenos y otros prescindibles, pero bueno este es un tema de gustos y cada uno es cada uno. El servicio muy bueno, amable y con conocimiento de lo que se traían entre manos (salieron muy bien de algunas preguntas sobre los platos).
    Pero……….un fallo que echó toda la cena por borda…..frío polar en el comedor. Nos sentamos en la zona de no fumadores en la terraza cerrada exterior. Fuera exactamente 5 grados, pero eso no disculpa el frío que tuvimos que pasar toda la cena. Entiendo que si vamos a estar unas horas sentados delante de un menú se debe intentar conseguir una temperatura que te permita estar cómodo, a gusto y donde no estés pensado en acabar pronto para volver al coche a poner la calefacción. Menos mal que el vino actuó de estufa de a dentro para afuera…..
    Pues eso el que tenga pensado ir a cenar en invierno mejor se plantea ir a comer, o lo deja para primavera.
    De la temperatura del comedor de fumadores no puedo o opinar, quizá se estuviese mejor.

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