Niort es una ciudad situada en el centro-oeste de Francia, aproximadamente a unas dos horas al norte de Burdeos. Turísticamente no tiene mucho interés por sí misma pero como casi toda Francia, el departamento del que es capital de prefectura, Deux-Sèvres, sí que tiene multitud de atractivos turísticos como la zona pantanosa y de canales del Marais-poitevin, pueblos medievales como Parthenay , Thouars o Saint Loup Lamairé , iglesias patrimonio mundial como la de Saint Hilaire en Melle o la abadía real de Celles sur Belle.
Además queda a poco más de media hora de Poitiers y Futuroscope al este y de La
Rochelle y la isla de Ré al oeste.
Y aunque su encanto turístico no sea grande, el casco histórico tiene un
paseo agradable y se puede visitar el Donjon y el Pilorí además de la zona de
canales del río.
Pido disculpas por la traducción de los platos que seguramente en algunos casos no será correcta. Elegimos el menú L'Inspiration que costaba 33,40€. Como entrantes tomamos un pastel crujiente de manzanas, foie gras y setas del bosque, jugo de manteca de cerdo y pimienta, muy correcto y agradable
y la "Declinación alrededor del huevo: 3 texturas, 3 sabores" que consistía en una patata asada rellena de huevo, un huevo escalfado con un sabroso caldo de cocido y lo que nos pareció un huevo duro. Materia prima barata con un resultado efectista pero muy agradable.
Para los principales nos decidimos por la carne. El solomillo de cerdo asado, con champiñones, tatin de puerros y reducción de jugo de pimientos estaba bien de punto con una carne de buen nivel.
Uno de los postres fue un crujiente de chocolate y mandarina, avellana y sorbete de naraja sanguina que prometía mucho pero sin estar mal no alcanzó las expectativas.
No podía faltar en un menú francés la terrina de foie gras con chutney de frutas de temporada y pimienta de Sichuan, que estando bien no fue de los mejores que hayamos probado en Francia.
Para los principales esta vez escogimos pescado. El lenguado escalfado a la mantequilla roja, estaba algo pasado pero con su escaso sabor habitual bien realzado por la preparación.
El otro pescado fueron unos medallones de rape asado con tocino estofado, lentejas verdes y crema de ajo dulce estaban algo más pasados de la cuenta aunque con buen sabor. Las lentejas estaban bien aunque no acabamos de ver clara la combinación.
De postres pedimos la cúpula de chocolate negro con caramelo a la flor de sal que más bien parecía un postre industrial y
"el plato gourmet selección de nuestro pastelero", que consistió en una macedonia de frutas en las que casi todas esran trozos de plátano, un olvidable mousse de chocolate y un rico arroz con leche. En conjunto los postres discretos.
La última noche tocó La Tartine, que también quedaba a la vuelta de la esquina del Plaisir des Sens. Esta vez nos apeteció más lo que había en el menú más barato, Menu «L’esprit de La Tartine» a 22,50€, sorprendente bajo precio y que por lo que vimos en las mesas de alrededor fue el más solicitado.
la sopa vienesa de chocolate "Valrhona", brioche de mantequilla tostado y tarro de mermelada de membrillo. Una especie de "deconstrucción" del desayuno que resultó un "quiero y no puedo" ya que ni la sopa vienesa ni el brioche eran gran cosa y encima la mermelada también estaba empalagosa.
En el apartado gastronómico visitamos tres restaurantes. La primera noche
fuimos a Plaisir des Sens que además tuvimos la suerte de que estaba a poco más
de 100 metros del hotel. En Francia es de lo más habitual que te ofrezcan varios
menús de diferentes precios en los que se escogen platos de la carta a precio
más ventajoso que pedir diréctamente de ésta. Es una opción apenas explotada en
España, algo que no acabo de entender ya que serviría para dinamizar la oferta y
animar a la clientela.
Pido disculpas por la traducción de los platos que seguramente en algunos casos no será correcta. Elegimos el menú L'Inspiration que costaba 33,40€. Como entrantes tomamos un pastel crujiente de manzanas, foie gras y setas del bosque, jugo de manteca de cerdo y pimienta, muy correcto y agradable
y la "Declinación alrededor del huevo: 3 texturas, 3 sabores" que consistía en una patata asada rellena de huevo, un huevo escalfado con un sabroso caldo de cocido y lo que nos pareció un huevo duro. Materia prima barata con un resultado efectista pero muy agradable.
Para los principales nos decidimos por la carne. El solomillo de cerdo asado, con champiñones, tatin de puerros y reducción de jugo de pimientos estaba bien de punto con una carne de buen nivel.
El otro plato fue "El pato en todos sus estados", que consistió en tres
preparaciones de su carne. Una era en forma de magret hojaldrado, otro magret
esta vez estofado y un hachis parmentier. Para nuestro gusto el magret estaba
algo más pasado de la cuenta pero no tanto como para no apreciar el sabor. Buen
nivel general.
Uno de los postres fue un crujiente de chocolate y mandarina, avellana y sorbete de naraja sanguina que prometía mucho pero sin estar mal no alcanzó las expectativas.
Mejor resultó el Plato de degustación en torno al "Grand Marnier" "Cuvee
Alexandre" (helado, caliente y frío). El coulant estaba buenísimo, con un sabor
intenso y adictivo, rico el milhojas y discreto el helado.
La carta de vinos mejor que la media en Francia en restaurantes de
parecidas características pero como casi siempre en Francia el vino estaba
caliente. Tomamos un La Chapelle de Calon 2006, 42€, que cuando alcanzó la
temperatura adecuada resultó un vino serio y elegante. Las copas de un nivel
también superior a lo habitual en Francia y mucho mejor que las que nos
encontramos los días siguientes.
El servicio correcto aunque no tuvieron mucho trabajo esa noche. Otra cosa
que llama la atención con respecto a España es que en Francia el pan no lo
cobran nunca aunque pidas de carta y que siempre te ponen una jarra de agua
gratis.
En conjunto fue con diferencia el restaurante que más nos gustó de los tres
probados, por nivel de cocina, creatividad y sobre todo relación
calidad/precio.
La segunda noche fuimos a Le Mélane, que estaba situado a poco más de
cuatrocientos metros del anterior y también tomamos el menu Gourmand a 32,60€.
Uno de los entrantes fue "petit
gris au paillasson" crujiente con mantequilla espumosa al perejil. Los petit
gris son al parecer caracoles y el "paillasson" es una especie de cruce entre un pastel y
una croqueta gratinado, hecha con patatas y cebolla y suponemos que los caracoles que aunque no estamos precisamente acostumbrados a comerlos aquí no nos pareció encontrarlos por ningún lado. Igual "petit gris" tiene alguna otra traducción que desconozco. De todas formas el conjunto era sabroso pero sin alardes.
No podía faltar en un menú francés la terrina de foie gras con chutney de frutas de temporada y pimienta de Sichuan, que estando bien no fue de los mejores que hayamos probado en Francia.
Para los principales esta vez escogimos pescado. El lenguado escalfado a la mantequilla roja, estaba algo pasado pero con su escaso sabor habitual bien realzado por la preparación.
El otro pescado fueron unos medallones de rape asado con tocino estofado, lentejas verdes y crema de ajo dulce estaban algo más pasados de la cuenta aunque con buen sabor. Las lentejas estaban bien aunque no acabamos de ver clara la combinación.
De postres pedimos la cúpula de chocolate negro con caramelo a la flor de sal que más bien parecía un postre industrial y
"el plato gourmet selección de nuestro pastelero", que consistió en una macedonia de frutas en las que casi todas esran trozos de plátano, un olvidable mousse de chocolate y un rico arroz con leche. En conjunto los postres discretos.
La carta de vinos bastante escasa y mala. Tomamos un mediocre por ser
suave, Le Vieux Moulin 2010, blanco de Mareuil por 16€. Las copas realmente malas.
El nivel bajó comparado con el Plaisir des Sens y el parecido precio de los
menús. En conjunto no es que estuviera mal y menos por el precio del menú pero
ni fu ni fa.
La última noche tocó La Tartine, que también quedaba a la vuelta de la esquina del Plaisir des Sens. Esta vez nos apeteció más lo que había en el menú más barato, Menu «L’esprit de La Tartine» a 22,50€, sorprendente bajo precio y que por lo que vimos en las mesas de alrededor fue el más solicitado.
Aquí fue en el único sitio de los tres que nos pusieron un aperitivo de la casa que fue una terrina de ave con unos picatostes.
Como entrantes tomamos terrina de hígado de ave de corral con rebanadas de pan
tostado y condimentos que fue la sorpresa de la noche ya que estaba muy bueno.
El otro entrante consistió en unos huevos mimosa de granja "Bio" con puerros a la vinagreta y cebollino picado. La verdad es que esperábamos algo más novedoso como los del primer restaurante y al final resultaron unos simples huevos rellenos con los puerros de acompañamiento. Muy simple.
Para los principales resultó que no tenían el plato a base de pato por lo
que ambos pedimos el solomillo de ternera francesa en brocheta, patatas fritas
Roosevelt con cebolleta, fricasée de champiñones, cebollas y tocino y jugo de
cabernet sauvignon. Lo principal que era la carne falló. Estaba en el punto
deseado pero su sabor era manifiestamente mejorable. En cambio las patatas que
tenían una pinta penosa estaban bastante más buenas de lo que prometían, y el
tocino estaba realmente rico. De todas formas el conjunto es muy
mejorable.
Los postres fueron un gaufre de Tata Paulette, semillas de vainilla, helado de
vainilla y caramelo de flor de sal de la isla de Ré excesivamente empalagoso y
la sopa vienesa de chocolate "Valrhona", brioche de mantequilla tostado y tarro de mermelada de membrillo. Una especie de "deconstrucción" del desayuno que resultó un "quiero y no puedo" ya que ni la sopa vienesa ni el brioche eran gran cosa y encima la mermelada también estaba empalagosa.
La carta de vinos mejor que la del día anterior. Tomamos un tinto de Rully,
Hermitage 2008, 39€, que resultó parecido a un clarete mediocre y en unas copas
penosas. Me extrañó ya que ya tomé algunos Rully de un muy buen nivel.
Vale, era 22,50€ el menú y no se puede pedir mucho por eso, pero fue el
restaurante que peor impresión nos dejó de los tres, aunque por lo menos nos
hicieron una rebaja del 10% porque resultó que el hotel en el que estábamos
alojados y el restaurante eran colaboradores. Buen detalle que yo por lo menos
no he visto nunca en España.
Plaisirs des Sens
1 Avenue des Martyrs de la Résistance - 79000 Niort, Francia
www.restaurant-plaisirs-des-sens.com
Le Mélane
1, place du Temple - 79000 Niort, Francia
www.lemelane.com
La Tartine
2 Bis, Rue de la Boule D Or 79000 Niort, Francia
www.restaurant-niort.com
Por mucho que haya cambiado el formato Blogger y por más que me pelee con él, al final sigue haciendo lo que le sale de los...
ResponderEliminarGran crónica, Toni, como siempre. Muchas gracias.
ResponderEliminarAvelino.
De nada Avelino. Para eso estamos. :-)
ResponderEliminarAh!! te falto decir para los de Xixon que ye una ciudad hermana...a mi siempre me llamo la antencion a la entrada de la autopista el cartel ese de ciudades hemranes :-)
ResponderEliminarMe quedo con el primero, y me parece que tu tambien, claramente. Los precios, a excepcion del vino (como siempre se pasan tres pueblos), no tienen mucha diferencia con los que nos suele pasar en España, incluso mas baratos.
¿Xixón?. ¿Onde ta eso?. :-) :-) :-)
ResponderEliminarAl hilo de las ciudades hermanadas, Oviedo lo está con Clermont-Ferrand y cuando estuvimos por allí, algunas perosonas en tiendas, bares, etc, nos preguntaron de donde éramos y cuando les decía que de Oviedo, la ciudad hermanada con Clermont-Ferrand ni uno solo conocía el dato...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que la idea de construir así los menús, a base de platos de carta combinados a precio cerrado, es una buena propuesta.
ResponderEliminarEn cuanto a los que describes, creo que como todo el mundo me quedo con el primero. Los otros defraudan o bien desde la elección o en el resultado según tu comentario, pero el primero me parece un menú atractivo.
Curioso lo del vino: parece que cuidan mucho más la elaboración y la venta que el servicio en restauración que podemos llamar modesta. Aquí puede que hagamos lo contrario.
Pues si te cuento que una vez en Rouen, en un restaurante recomendado por la conocida guía roja las copas eran horribles; minúsculas y de cristal grueso. Cuando le digo a la maitre que si nos ponía otras, señalándole unas que probablemente tampoco serían dignas de una vinateria de categoría media-baja, va la tía y me suelta que esas copas eran "solo para las grandes 'millésimes' de Burdeos y Borgoña". A cuadros nos dejó.
ResponderEliminarAcabamos pidiendo dos cervezas...
Toni, qué envidia me da con estos viajes. Aunque por envidiar ya lo hago incluso a los que se van de finde a Luanco, si es sin guajes.
ResponderEliminarTambién me gusta la fórmula de menús de platos de carta.
Me acabo de comer por primera vez un "hornazo" castellano, una especie de masa hojaldrada rellena de lomo , panceta y chorizo, pariente cercana de nuestras barras preñadas
Jefe, no imaginaba que fueras tan diletante ;-) como para no haber probado nunca el hornazo. Los mejores que yo haya probado son los de Salamanca y Zamora, o sea, leoneses. ;-)
ResponderEliminarPor cierto, a ver si revisas la hora del blog que no me parece que ahora sean las 6:44 AM...
ResponderEliminarSuscribo eso, Toni. Tremendos hornazos me tengo yo zampado en Salamanca ;-)
ResponderEliminarHay otro aspecto que comentas como anécdota y que cada día me preocupa más, lo del agua. Estoy en plena fiebre contra el agua embotellada, absurdo negocio de nefasto equilibrio ecológico (envases, transporte...) que casi nunca aporta nada ni es necesario. La calidad de la mayoría de nuestras aguas de suministro común es alta. Una jarra de agua reposada, que haya dispersado el cloro, es una opción que significa mucho más de lo que parece.
ResponderEliminarY lo último por hoy, un vino. El Serpico dei Feudi di San Gregorio 2003 (Irpinia Aglianico, IGT) resultó magnífico. Bella capa, bastante cubierto y con apenas una insinuación atejada. Nariz profunda, con fruta roja y negra en sazón, con notas de maderas finas, con cacao suave o chocolate bien trabajado. Una acidez firme y elegante en boca no ocultaba la fruta bien madura y la sedosidad de una crianza noble y bien llevada. Pese a esa entidad, a esa seriedad, era versátil y, aunque apetecía ir bebiendo copa tras copa con calma, con atención, podía armonizar bien con comida, con guisos de carne o pasta acompañada de carnes también. ¿Recordáis un viejo anuncio de trajes donde aparecían futbolistas haciendo jugadas dinámicas con ese atuendo? Pues este vino es así: está vestido para la ceremonia pero si tiene que hacer una chilena no se descompone. Grandes estos italianos, aunque todavía no he encontrado ninguno asequible por precio.
ResponderEliminarLo que me sorprende de estas comidas son esos precios "comedidos", tenía a Francia por mas caro que aquí.
ResponderEliminarJorge, lo que hablas del agua embotellada, pue imagínate el escarnio ecológico en ciudades con Barcelona que dicen no se puede beber agua del grifo y todo es embotellado.
Aunque sea un come dinero yo recomiendo la brita aunque tampoco se lo que llevan los filtros, el gasto de plástico en infinitamente inferior y los vaijes a la tienda ni te cuento.
Sibarita, pues si te digo que el gasoil lo eché en Francia a 1,34€, cinco céntimos más barato que aquí...
ResponderEliminarLo que sigue siendo más caro es el alcohol en los bares y restaurantes, pero es que tiene un IVA del 19,6% si no recuerdo mal.
Muy ricos los diferentes tipos de quesu casín que probamos ayer en Coalla, y también está muy bien el tinto de prieto picudo El Médico 2010. Sorpresa agradable a un precio aceptable.
ResponderEliminarA mi me gustó la frescura del médico pero me pareció q la madera estaba marcada, a ver con tiempo. También me llamó atención el ovni de navazos, px vinificado en seco, sencillo pero su salinidad me llama atención y no llega a 9€.
ResponderEliminarDel casin me quedo con el de 2 rabiladas y 3 meses, mas seco pero con un final menos picante qué el otro de 3 rabiladas y 2 meses, mas largo pero con un picante final demasiado "duro" para mi siempre comento qué el final de este queso, sin entrar en comparaciones, me recuerda al cabrales.
Jajaja!! esta bien eso de donde esta Xixon. A lo del agua y...respondiendo como futuro candidato, he de decir, que depende :-). En Villabona ta cojonuda, de verdad, toda la vida bebiendo el agua del grifo y preguntandome porque coño la gente pagaba por les botelles de mineral.Llego a Sariegu despues de los años y lo entiendo todo. Vamos, que si quereis vender cal solo teneis que filtarla del agua este...en fin.
ResponderEliminarPues yo ayer disfrute mucho no,, muchísimo con un queso.
ResponderEliminarCabra cruda, poca maduración, azul, con una cremosidad bestial y muy sabroso, pieza grande.
Es el de camps, mucho mejor que su hermano gemelo de menor formato.
Es muy poco "azul" y tiene una proteolisis brutal que le da una mezcla de texturas genial para mi gusto. Me gusto mucho el quesin, que sin ser un gran queso me hizo feliz
Vinazo el Casa Castillo Pie Franco 2006 y eso que le falta botella. Lo tienen en Coalla Gourmet.
ResponderEliminarA ver si con casos como estos empieza a estallar la burbuja de los vinos de la vecina Francia, que empezaba a dejarse sentir también los Borgoñas
ResponderEliminar¿Que es una rabilada?Higinio
ResponderEliminarToni, le tengo unas ganas tremendas a ese vino.
ResponderEliminarHiginio, en el caso del casín después de amasarlo se le pasa por una máquina que rompe las "moléculas" de grasa - no estoy 100 % seguro si son de grasa" que le hace ser diferente. Cada pasada por la máquina es una rabilada.
y creo que viene de "rabil", manivela.
ResponderEliminarSi candasu, es una máquina de manivela por donde se pasa y aplasta la masa, pero lo digo con cautela porque no me enteré muy bien
ResponderEliminarSi candasu, es una máquina de manivela por donde se pasa y aplasta la masa, pero lo digo con cautela porque no me enteré muy bien
ResponderEliminarYo también tuve el placer de probar esa pieza de Camps, Lolo. De las mejores en mucho tiempo. Y es cierto que el aspecto no llama, no parece tan sabroso. Ahí se nota la importancia de confiar en la proveedora en este caso, que fue quien me lo aconsejó con buen criterio.
ResponderEliminarEse día fue de "azules disimulados", porque lo mismo le pasaba a una pieza de Gamonéu de Juan Sobrecueva, que apenas tenía infiltración, aunque la nota ahumada daba un buen resultado.
Por último, en materia de quesos y para ser justo, ya he "recuperado" la marca de aquellos de Guadarrama bastante insulsos: La Cabezuela. Para repartir méritos y deméritos.
En la contraportada de El País por semana viene una entrevista y el periodista pone los precios de lo que toman. Hoy son los de la cafetería Kon-Tiki de Madrid y son los siguientes:
ResponderEliminar-Agua con gas: 2,10€
-Coca-Cola Zero: 2,60€
-Café con leche: 1,80€
Precios europeos para sueldos españoles. Luego se quejan algunos hosteleros del descenso de facturación.
Toni, a mi no me escandalizan esos precios. Tengo en cuenta que es Madrid, una ciudad enorme, con impuestos y gastos muchísimos mas elevados que por ejemplo Asturias...
ResponderEliminarY yo te podría decir un sitio en Gijón donde me han cascado 1,80 por un café y ya hace un tiempo, una cafeteria con muchos años.
Este mismo año me he tomado una caña con tapa en una perpendicular de la Gran Vía madrileña por 1,20€ y en un bar de la calle Serrano la caña a 1,30€ y también con tapa. Eso de que Madrid es más caro dependerá de donde. En el Kon-Tiki este está claro.
ResponderEliminarDe todas formas la reflexión viene a cuenta de estos precios y el 1,80€ por un café en Gijón me reafirma que algunos hosteleros están tirando piedras contra su propio tejado.
imprescindible el libro que esto leyendo.
ResponderEliminarlos aditivos alimentarios de corinne gouget.
básico e imprescindible. lo aconsejo encarecidamente, hasta os suplico su lectura.
sí todos lo leyeramos estoy seguro que este sería un mundo mejor...
9 euros y 20 días de espera en cervantes tienen la culpa
Si alguien quiere probar un blanco diferente y original que lo haga con Viña Gravonia 2002. Es un clásico de toda la vida de Rioja, pero es tan diferente de cualquier otro blanco español que seguro que es toda una novedad para mucha gente.
ResponderEliminarY no es muy caro. 12€ en Coalla Gourmet.
Volvemos a coincidir en eso, Toni, que a veces es bueno volver a nuestros clásicos. Cuando son tales, es decir, cuando están bien hechos y por eso se han ganado una fama y han creado un tipo. No las atrocidades que se han hecho después tantas veces.
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