La Quinta da Pacheca es una bodega situada a la orilla del
río Douro, justamente enfrente de la ciudad de Peso da Regua. Tiene un bonito
hotel rodeado de viñedos con restaurante que fue donde nos hospedamos y también
cenamos.
Para quien pudiera estar interesado, la visita en sí de la
bodega, 8€ pero incluida en el precio de los alojados en el hotel, es más bien
una conferencia sobre los vinos del Douro y su historia, ya que solo se ve la
zona donde se pisan las uvas y la antigua bodega, muy bonita; pero sí que
destaca por la prueba de vinos, bastante generosa, ya que se prueban 3 vinos
tranquilos, un blanco y los dos tintos top de la bodega y 3 Portos, un blanco,
el Tawny de 10 años y el Vintage de la añada 2000. Muy bien.
El comedor del restaurante tiene unas vistas realmente
llamativas, con los viñedos y el Douro a lo lejos y destacar también el
impresionante mueble que se puede ver en la foto.
Disponen de un menú degustación pero nosotros nos decidimos
por pedir de carta. Bajo el concepto de “cubierto”, en la carta dice “pan,
mantequilla, aceitunas y sorpresa del chef”. En realidad las aceitunas las
sustituyeron por aceite y la sorpresa del chef no apareció por ningún lado, pero
hay que decir también que marcaba 5€ en carta y en la cuenta no fue cobrado.
Los panes de cuatro tipos distintos y bastante buenos, al igual que el aceite,
del tipo “gordo” e intenso tan habitual de la zona.
De entrantes pedimos uno frío y otro caliente. El frío fue
una sardina marinada con cítricos y gengibre sobre una tosta de pan de maíz
tradicional y un vaso de puré de pimientos asados. 8€. Bien de sabor la
sardina con un buen aliño, aunque no sé si es que la dejaron demasiado tiempo
encima de la tosta antes de servirla porque el pan estaba ya demasiado empapado
de la grasa desprendida. Muy rico el puré de pimientos como un salmorejo.
La entrada caliente fue un empanado de alheira y
espárragos verdes sobre gírgolas salteadas aromatizadas con ajo. 8,50€. La
alheira es un embutido típico del norte de Portugal, con cierto parecido al
farinato de Ciudad Rodrigo. Interesante plato que les hubiera quedado mucho
mejor si le hubieran dado el tiempo justo de horno y no menos del que
necesitaba. Muy ricas las gírgolas.
Para los platos principales nos decidimos por la carne. Los
lomos de cerdo cocinados a baja temperatura sobre migas de broa de maíz con
caldo verde y estofado de calabaza, 17,50€, podrían haber compuesto un
notable plato de cocina portuguesa puesta al día, pero pecó del fallo habitual
en muchos restaurantes portugueses: se pasaron en la cocción, ya que les quedó
la carne algo amazacotada y seca. De mejorar este punto, puede quedar un muy
buen plato ya que el cerdo se notaba de buena materia, las migas de broa con
caldo verde estaban muy conseguidas y el estofado de calabaza se compenetraba
muy bien con el cerdo además de estar bastante bien.
Lo mismo se podría decir de la paletilla de cabrito con
arroz al horno aromatizado con menta. 18€. Se notaba también la buena
materia y estaba sabrosa, pero algo pasada de punto. El arroz (no sale en la
foto), también pecó de exceso de horno en nuestra opinión.
Esta vez no tomamos postre.
La carta de vinos compuesta exclusivamente por los vinos de
la bodega, exceptuando unos pocos espumosos. Tomamos un Pacheca Reserva Vinhas
Velhas 2011, 23,50€, que como tantas veces, estaba caliente. El maitre, por su
reacción no parecía estar muy acostumbrado a que le dijeran que no decantara el
vino y menos que lo metiera un rato en una cubitera…
Las copas, mejorables.
Otra curiosidad es que no cobran una cantidad de descorche
única. Este Reserva costaba en la tienda de la bodega 17,50€ y en cambio, el top
de la bodega, el Grande Reserva TN 2011 que costaba en la tienda 25€, en el
restaurante estaba a 29,50€. Sorprendente.
El personal de servicio simpático y eficiente.
Por lo poco probado se nota que hay buenas ideas y que se
intenta hacer una cocina apegada a los productos de la tierra con una puesta al
día. Si vigilan el resultado final y los puntos de cocción, puede ser una buena
mesa para la zona. Si a esto se le suma el bonito hotel, la bodega y el fantástico
emplazamiento, merece la pena hacer una escapada para desconectar un fin de
semana y disfrutar rodeado del vino y su cultura.
Quinta da Pacheca
Carneiro, Portugal
http://www.quintadapacheca.com
Que manía tienen los portugueses de tomar el tinto caliente, jeje
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