viernes, enero 23, 2015

Alborada (La Coruña)



Después de haber ido la primera noche en La Coruña a un restaurante clásico de cocina tradicional pensamos en variar para la noche siguiente y apuntar a uno de los restaurantes destacados de la ciudad por su cocina moderna. Descartado el Árbore da Vieria ya que solo tenía menús degustación nos decidimos finalmente por este Alborada situado al borde del mar en un edificio de arquitectura moderna y bastante llamativa.

 
La situación del restaurante a pesar de estar frente al mar no es la mejor en la ciudad, requiere taxi, y tal vez eso influyera en que un sábado noche en la que el centro de La Coruña estaba a rebosar de gente, el restaurante tuviera solamente la mitad de las mesas ocupadas.


Una vez acomodados, echamos un vistazo a la carta y vemos que de los 9 entrantes, 7 son a base de marisco. Vale que estemos en Galicia, pero que casi el 80% de los entrantes se basen en un producto no me parece algo equilibrado ni muy lógico, como si en Galicia no hubiera más excelentes productos.

Como tantas veces, pido disculpas por la mala calidad de las fotos, debida a una mezcla de mi impericia con la cámara del móvil, con la poca luz y el no querer usar flash para no molestar a los demás comensales.


 


 Nada más tomarnos la comanda nos trajeron unos aperitivos que no fueron invitación de la casa ya que entran en el concepto, pan, petiscos y lambicadas, 3,50€ p/p. Era una croqueta de calabacín, una teja crujiente con pimentón y no recuerdo muy bien pero creo
que una preparación con algas. Todo bastante olvidable.  El pan, eso
sí, estaba muy bien.

Como cada vez que vamos a Galicia, comemos siempre más de la cuenta, solo pedimos un entrante que fue una xurela asada y ligeramente ahumada, zanahorias y emulsión de berzas, 20€. Fue emplatado para dos sin coste adicional y no como en otros sitios. Bastante insulso el conjunto tanto por el sabor de la xurela a la que le faltaba más punch, más fuerza, como por la emulsión, que ni fu ni fa...




Para los platos principales seguimos con el pescado. ¡Cuánto echamos de menos la lubina de la noche anterior! ya que la lubina al vapor, con puerros de Sobrado dos Monxes y salsa gribiche, 26€, estaba claramente mal descongelada y aunque no sé si se apreciará con claridad en la foto de la derecha, el resultado fue una
textura casi de chicle, desagradable y totalmente impropia, a la que evidentemente no conseguían arreglar nada ni los puerros ni la salsa.
Otra crítica es a la parquedad de la ración, claro ejemplo del objeto de queja de mucha gente no habitual en este tipo de restaurantes.


  
 Algo mejor resultó el rape a la sartén, con arroz cremoso de coliflor, romanesco y brócoli ,25€. No es pescado fácil de dominar el rape y aquí tampoco tuvieron demasiado éxito. No llegó al despropósito de la lubina pero les quedó rayando lo gomoso. El arroz tampoco quedará en el recuerdo, además algo salado, y la cantidad de la ración recibe la misma crítica que la lubina.




 

Esta vez sí llegamos a los postres. El milhojas casero con crema de miel ahumada, 8€, como los buenos árbitros, pasó totalmente desapercibido.  Mucho nos acordamos un milhojas comido hace unos años en El Mercadito de Santiago...






 


 No mucho más llamó la atención el chocolate, royal de café, cascarilla y trufa de otoño, 8€, que sí
mejoraba el nivel pero ni me enganchó a mi que soy un fan total del chocolate en todas sus preparaciones.





Buena carta de vinos con gran presencia, como debe ser, de vinos gallegos. Tomamos un Avancia Cuvée de O 2012, 25€. Aquí pasó lo que es una constante en muchos restaurantes de este estilo. Al principio nos venían a servir cada 2 minutos o cuando te veían dar un sorbo a la copa, pero según fue transcurriendo la cena dejaron de aparecer totalmente por lo que tuvimos incluso que levantarnos para llevar la botella hasta la mesa. Lo que dije en el post anterior. Para un blanco prefiero casi que me pongan un enfriador y me dejen la botella en la mesa. Será menos “glamuroso” pero por lo menos no pasamos sed…

El personal de servicio en general correcto pero algo seco y curisoamente con un sexto sentido para no preguntar nada sobre cómo iba la cena y si nos gustaba. O más probablemente, se nos veía en la cara…

La página web muy bonita y moderna pero le falta la información más importante: la carta.

Como siempre digo en estos casos, ni se me ocurre juzgar la trayectoria y los méritos de este restaurante (ni de ningún otro) por solamente una cena, pero es sintomático que ni uno solo de los 5 platos probados nos haya dicho gran cosa y que como decía al principio, un sábado noche con una temperatura magnífica para ser invierno, estuviera solo con media ocupación. Además, aparte de los fallos descritos tampoco ninguno de los platos probados nos pareció de una creatividad ni de una técnica desbordante que justifiquen el precio por tan poca ración. Por todo esto, difícil será que repitamos en la siguiente visita a La Coruña.


Alborada

Paseo Maritimo Alcalde Francisco Vazquez, 25, 15002 A Coruña
981 92 92 01 www.restaurante-alborada.com

lunes, enero 12, 2015

Pablo Gallego (La Coruña)



Cuando uno tiene que ir a una ciudad sin saberlo hasta casi el último minuto, no tiene tiempo evidentemente de hacer una investigación en profundidad de los restaurantes que merecen la pena ser visitados o por lo menos tenidos en cuenta, así que en este caso, escogí Pablo Gallego por dos razones: situación y unanimidad en recomendaciones.  Por lo leído parece que nos encontraríamos con un restaurante clásico, burgués, de producto y así fue.


 
El local es pequeño, con unas paredes de piedra y un llamativo trabajo de madera, pero acogedor.  Cuando nos trajeron la carta y echamos un vistazo tengo que reconocer que nos dieron ganas de salir corriendo. Los enunciados de la carta no auguraban nada bueno y menos viendo la cantidad de platos que venían acompañados de la coletilla “… con gulas”. Sorprende que un restaurante de teórico alto nivel use este tipo de sucedáneos pero quiero pensar que si los mantienen en  carta es porque tienen éxito…

 
Al final nos decidimos por las sugerencias del día cantadas a viva voz. En esto me gustaría hacer la reflexión de que no cuesta casi nada que se imprima una hoja con los platos que tienen fuera de carta con sus precios y se anexen a ésta, al estilo de lo que hacen en Casa Conrado de Oviedo, y así nos ahorraríamos preguntar el precio plato a plato o llevarnos una desagradable sorpresa a la hora de pagar.

 
En este caso no nos pusieron ningún aperitivo de la casa y directamente pasamos al entrante que fue un excelente pulpo a feira, 15€, uno de los mejores que hemos comido en los últimos años aunque la ración podría haber sido mayor. En este caso sin cachelos y con unos trozos gruesos, ni muy blandos ni muy duros e intenso de sabor. Muy bien.



Como ya comenté, para los principales escogimos la oferta fuera de carta. Excelente el lomo de ventresca de atún rojo marinado en tandoori, 21,50€, con el toque justo de plancha y sin que la salsa dominara el sabor del atún. Venía acompañado de un salteado de arroz bastante logrado. Desconozco, como diletante que soy, si el atún era de almadraba y congelado o procedente de granja de engorde, pero hay que reconocer que estaba muy bien. Acierto. 


  
También muy buena la lubina al horno, 22,50€. Lubina de gran calidad preparada en lo que parecía
con ajada a la gallega pero acabada con un golpe de horno. Sencillez de preparación pero con un resultado formidable. Mucho la recordaríamos al día siguiente…




 

Para el postre solo pedimos uno e hicimos bien ya que la tarta de manzana, 5€, fue servida en una ración importante y además estaba bastante buena y acompañada de un notable helado.


 

La carta de vinos no muy extensa pero con suficientes alicientes. Escogimos un Zárate El Palomar 2011, 29,50€.  Se puede pensar que el detalle del capuchón enfriador no es propio de un restaurante con pretensiones, pero personalmente casi  lo prefiero a la cubitera  ya que así puedo servir yo el vino sin problemas y no como en otros restaurantes, tener que andar frenando al personal que quiere rellenarme al principio la copa cada 2 minutos y al cabo de un rato no aparecer ni por casualidad y hacer que me tenga que levantar a por la botella.

El pan, 1€, mejorable y el personal de servicio muy correcto.

La página web está  bien provista de fotos y de información, aunque les falta incluir la carta y mejorar el diseño del texto.

Me temo que este restaurante no entrará en las listas galácticas ni en constelaciones varias pero en lo que respecta a esta cena en concreto nos hizo salir con una sonrisa en la boca y no porque hubiésemos probado la última novedad ni la última técnica y ni siquiera algo que no hubiésemos podido hacer nosotros parecido en casa, todo lo contrario, sino porque comimos buen producto y bien hecho, nada más y nada menos, y en muchas ocasiones eso es lo más difícil de encontrar.

Pablo Gallego

Rúa Capitán Troncoso, 4, bajo, 15001 A Coruña
981 20 88 88  www.pablogallego.com