sábado, noviembre 22, 2014

Avenue (Lisboa)


El restaurante Avenue se encuentra situado en la principal arteria lisboeta, la Avenida da Liberdade y a los fogones se encuentra la chef Marlene Vieira que es al parecer una de las más reconocidas caras de la gastronomía contemporánea portuguesa.

Tiene una decoración elegante pero sencilla y desde la mesa que nos tocó había una gran vista de la avenida.

La carta es corta, tres entrantes, tres platos de pescado, tres de carne y cuatro postres dulces y un plato de quesos. También disponen de tres menús degustación e incluso uno vegetariano.


 

Por el concepto de cubierto cobran 4€ y aparte del pan consiste en una  aceite de oliva virgen extra, mantequilla de hierbas de cabra y chicharrones.




 
También nos pusieron tres aperitivos de la casa. Uno fue  una tempura de verduras con hojas y mayonesa de cilantro, otro una anchoa con salsa rosa y por último una cucharita de pulpo con una emulsión que no recuerdo. Agradable para abrir boca.




En esta ocasión solo pedimos un entrante y fue “Pipis de pato”: Mousse de foie gras, mollejas de pato y membrillo. 18€. El mousse venía por encima con una gelatina de vino de Madeira según nos dijo el maitre y resultó una de las mejores combinaciones que foie gras que probamos en mucho tiempo. También muy ricas las mollejas, con una conseguida textura y todo ello acompañado del toque algo agridulce del membrillo. Notable.


Los problemas comenzaron en el tiempo que transcurrió entre este plato y los principales que tardaron más de media hora en llegar. Pero lo malo no fue el excesivo tiempo sino que al probarlos ambos estaban fríos por lo que tuvimos que darles la vuelta. Todo apunta a grave descoordinación entre cocina y sala.

 El caso es que el Arroz de pato: magret de pato, hígado de pato, molleja de pato, espárragos verdes y hojas, 27€, que a priori era una apetecible versión de un clásico de la gastronomía portuguesa finalmente acabó en un mazacote, demasiado duro y con las carnes secas por el recalentamiento. Una pena porque lo poco que probamos antes de darle la vuelta, a pesar de estar frío se veía sabroso. Las fotos son de los platos según llegaron la primera vez.



Lo mismo se puede aplicar al  Entrecot de vaca:  carne madurada 45 días, remolacha, coliflor, yema de huevo trufado y setas. 29€. Además, añadir que el corte de la carne dejaba algo que desear ya que nos tocó la pieza que más nervio tenía. Con el fallo del ingrediente principal del plato y de su elaboración, poco aportaba el acompañamiento.

 
 
Menos mal que los postres volvieron a elevar el nivel. Uno de ellos fue Babá savarin com texturas de cítricos: babá en licor de cítricos, naranja sanguina, merengues de lima, cremoso de limón y mascarpone.10€. Goloso conjunto agridulce el formado por el savarín con todas las preparaciones de los cítricos. Muy rico.



 

También rayó a buen nivel la interpretación del famosísimo pastel de nata lisboeta, Nuestro pastel de nata: helado de pastel de nata, hojaldre, café y canela. 10€, aunque difícil de hacer olvidar el original.

 

Algo que siempre me llamó la atención en muchos restaurantes portugueses es que a pesar de tener grandes vinos de postre como los Oportos, Madeiras, Moscateles de Setubal, etc, es rarísimo que tengan una carta de vinos dulces por copas para acompañar a los postres o simplemente como sobremesa. Aquí no fueron la excepción.

La carta de vinos muy buena, con vinos de todas las zonas portuguesas y aunque como siempre subidos de precio, los tenían para casi todos los presupuestos. Tomamos Roquette & Cazes 2011, 35€, un magnífico Douro de una de las mejores cosechas al parecer en muchos años. Tanto el maitre como el sumiller muy correctos y profesionales aunque deberían de hacer algo más de caso al cliente cuando les dice varias veces que por favor dejen la botella en la mesa y no querer llevárselo constantemente.

Al final la chef vino a pedirnos disculpas. Arregla poco pero por lo menos es un detalle.

La web del hotel, casi perfecta: sencilla, sin animaciones molestas y con la información justa, carta con precios incluida. Además se puede reservar en la misma web con contestación inmediata. Solo le añadiría la carta de vinos.
Ejemplo a imitar por cualquier web de restaurante que se precie.

Vuelvo a recordar que esta es la crónica de una cena en concreto, por lo que la experiencia en su conjunto fue manifiestamente mejorable pero “leyendo entre líneas” se ve que hay buena base de cocina e ideas renovadoras de la tradición portuguesa. Esta vez nos tocó a nosotros una mala noche, en parte, pero en una futura visita a Lisboa no me importaría darle otra oportunidad.

Avenue

Avenida Da Liberdade, 129B, Lisboa, Portugal
351 21 601 7127  www.avenue.pt
  

lunes, noviembre 03, 2014

La Fundición (Oviedo)

 
 

Desde hace unos meses disfrutamos en Oviedo de otro sitio que enriquece la un poco alicaída oferta gastronómica de la capital. Se trata del Bar La Fundición, cuyo responsable es Adrián Mancheño que hace unos años fue el ganador del V Concurso Zoco de Jóvenes Cocineros y que posteriormente pasó por L’Alezna, La Casona de Llerana y Ca Suso.

El local está situado en la calle Campoamor al lado de una de las zonas de vinos de la ciudad y sorprende por su pequeña superficie, y la original decoración, y sobre todo por el tamaño minúsculo de la cocina a la vista en la que llama la atención que Mancheño consiga sacar los platos con tanta solvencia y sin demoras. No en vano su lema es “Lo grande de ser pequeños”. Al nombre de La Fundición le acompaña el adjetivo de Bistronomía y para entendernos se trata básicamente de un gastrobar del tipo que está actualmente de moda.

La carta está estructurada por partes, con embutidos, quesos, ensaladas, terrinas y tostas, “pizzetas” y finalmente los platos principales. El IVA está incluido, menos mal.  También tienen entre semana menú y medio menú del día, con una pinta muy buena.

Como en otros posts, vuelvo a pedir disculpas por la mala calidad de las fotos, pero las incluyo para hacerse una idea de lo probado.



 Como aperitivo de la casa nos pusieron un riquísimo salmorejo, aunque tenía una textura más líquida, más bien como un gazpacho.





 Como éramos cuatro, pedimos varias cosas para compartir y comenzamos con unas notables croquetas caseras de picadillo, 8,50€, que no llegan al nivel de las  mejores que recuerdo del restaurante Blanco de Cangas del Narcea, pero que duraron menos en el plato que una tarta en la puerta de un colegio. Crujientes, bien la bechamel y con materia.


Seguimos con un notable pastel de peces de roca, 10€. Nunca me dio mucho más por el manido pastel de cabracho, pero este sí me convenció, muy fino y sabroso, en buena cantidad y con el punto de estar acompañado por unas buenísimas sablès de mantequilla. Estupendo.


 
 
 
 Continuamos con la potita de hongos, patata, paleta ibérica y huevo, 14,20€, excelente revuelto
en el que el único fallo fue el que la paleta le daba un punto de sal algo elevado, pero nada grave como para no dejar la pota limpia.



Otro plato fue el canelón de frixuelo relleno de carrillera ibérica, 10,50€. Magnífica textura del canelón con  relleno de una carrillera sabrosa, intensa y potente. Los lectores habituales recordarán mi denuncia de que muchos sitios en los que tienen carrilleras, rabo, magret, etc, te dan productos precocinados de quinta gama o inferior. Desconozco si este es el caso pero en el caso de que lo fuera la calidad es alta.



 Acabamos con sendos burguer de vaca vieja, cebolla caramelizada y foie, 10,50€. El único pero que le pongo es que la carne no está cortada a cuchillo sino a máquina, pero resulta en conjunto muy bien de sabor y sin escatimar en foie.




 


 
Mención aparte merecen los postres, de un nivel muy considerable para un gastrobar. Merece sin duda la pena guardar un poco de sitio para ellos. Tal vez el que más me gustó fue nuestro lemon pie, crema cítrica, galleta y merengue tostado, 4,50€, fantástica 

 mezcla de dulzor y acidez. Notable el sobao de chocolate con helado de leche merengada, 4,50€, adictivo el tiramisú con Abredo y bizcocho de café, 4,50€, excelente versión de Mancheño y también bien pero algo inferior el soufflé de chocolate Cibeles con helado de Baileys, 5,50€.


La carta de vinos pequeña pero muy interesante. Bastantes más tintos que blancos aunque es lógico teniendo en cuenta la composición de la carta de platos. Tomamos El Hombre Bala 2012, 20,70€ y Castrillo de Duero 2013, 16,10€.

El pan, sin escatimar, 2€ en total. Muy bien. Evidentemente con esta filosofía y precios, no hay mantelería y la verdad no hace mucha falta en este caso.

El personal de servicio, Noelia, eficiente y además simpática.

A la espera de su página web, que se retrasa demasiado, se pueden ver los menús y algo de información en varias redes sociales.

Está claro que si se quiere cenar sin dejarse la cartera, platos sencillos pero bien hechos, con buena materia prima y bien elaborada y postres sencillos pero muy notables, La Fundición se ha convertido en un sitio a tener en cuenta en Oviedo. Mancheño tiene mucha cocina en sus manos y su cabeza pero a la espera de que nos vuelva a demostrar, como en el pasado, su nivel en fogones de más enjundia, disfrutemos de su buen hacer y su actual propuesta en La Fundición.


La Fundición Bistronomía

Campoamor,  17, 33001 Oviedo
984 046 432   https://es-es.facebook.com/pages/Bar-La-Fundici%C3%B3n/475738369221576